24 enero 2012

Queen of desert

El calido aire del desierto dibujaba ondas en la arena y creaba suaves remolinos entre las dunas. Akinom paseaba por las afueras de su fastuoso palacio tratando de ordenar sus pensamientos. Contemplo la magnifica piramide que habian alzado en su honor y suspiro. Toda la riqueza del mundo no valdria para liberarla de aquel matrimonio de conveniencia. Solo habia visto una vez a su prometido y no le habia causado una gran impresion, asi que esta visita no le agradaba en absoluto.
Regreso al interior del palacio para ocultarse de las miradas de sus criados, que se ocupaban de los preparativos para la venida del heredero, y paseo sin un destino fijo. Solo unos extraños murmullos procedentes de detras de un velo lograron que abandonara sus reflexiones. Aparto la suave tela y descubrio a Kârmne, su sacerdotisa y adivinadora, que tenia el rostro tormentoso y no paraba de musitar para si misma.

- ¡Kârmne! ¿pero que te pasa?
- La civilizacion... -susurro ella- hrla vida... djgrha que vienhgne y gurdargh frdiws swdrbn ursgnh... -continuo cada vez mas bajo hasta que sus palabras se volvieron ininteligibles. Antes de que Akinom pudiera decir nada un grupo de sirvientes paso a su lado corriendo y al fondo del pasillo vio a uno de los criados haciendoles señas.
- For the back dooor! for the back dooor! -gimoteo este con voz agonizante mientras abria una puerta para que pasaran. Que vergüenza, no solo imponia su criterio sin ninguna razon sino que se atrevia a darles ordenes. Y ni siquiera se habia molestado en aprender el idioma. Cuando fuera reina...
- Señora, su prometido ha llegado.
- ¡Oh, no! -exclamo sin poder contenerse- Kârmne, acompañame por favor -suplico. La sacerdotisa le tendio el brazo y le dirigio una curiosa sonrisa, puesto que sus ojos aun desprendian rayos de furia. Ojala tuviera un instante para preguntarle que le pasaba...

La entrada de palacio, tenuemente iluminada a la luz del ocaso, estaba desierta a excepcion de varios sirvientes de su... bah, no podia ni pensar en aquella palabra. Cuando se acerco pudo oir protestas dentro de la carroza que le transportaba. Que extraño, le habian dicho que vendria con su hermano, que tendria unos veinte años, pero lo que oia parecia un niño pequeño...

- ¿Pero por que tengo que iiiir? -pregunto la voz.
- ¡Sssh! calla y baja.

Tras algo que sono a forcejeo un joven alto y moreno bajo del carruaje, seguido de otro que parecia darse aires. Akinom atisbo dentro de la carroza, que estaba vacia. ¿Y el niño?

- Buenas tardes -dijo su prometido besandole la mano. Fijo que se creia galante, ¡que anticuado!, no tenia punto de comparacion con...

Akinom era consciente de que el joven hablaba, pero se perdio en sus pensamientos. Aun recordaba la primera vez que le habia visto. Estaba en El Cairo, en una reunion con los jefes de las tribus de la frontera. Cada uno tenia un consejero, pero faltaba el del jefe del norte, que se encontraba en una mision. La reunion comenzo y tiempo mas tarde alguien entro en la sala. Iba cubierto por un turbante, y aun asi sus ojos oscuros la cautivaron. Sabia de alguna manera que se trataba de una persona muy atractiva, y cuando se bajo el turbante y le sonrio no tuvo dudas. El carisma que emanaba era innegable, pero aun asi no se dejo engañar, solo era un joven apuesto.
No. No era solo eso.
Durante aquella tarde pudo hablar con el y descubrio que era encantador. Por azares del destino, se forjo una alianza con el jefe del norte y del este, y sus consejeros viajaron muchas veces a sus dominios, con lo cual pudo conocerle y trabar una amistad. Y esa amistad se convirtio en amor. Jamas se habia enamorado, pero aquel joven era diferente. Tenia el poder de eclipsar a cualquiera que se encontrara en la misma sala que el sin proponerselo, y ni siquiera parecia darse cuenta. Era una persona de lo mas natural, y esa fue su perdicion. Se enamoro del el mucho antes de saber que la habian comprometido con aquel principe extranjero, mucho antes de saber que lo suyo era imposible, mucho antes de descubrir que haria lo que fuera para estar a su lado... y sabia que el sentia lo mismo. Sus ojos se lo decian, aunque nunca pronunciara las palabras puesto que una reina y un consejero no podrian unirse jamas...

- ¿Akinom?
- Hahsuc -contesto ella apartando la mano y luchando contra su instinto para limpiarsela a la tunica.
- Este es mi hermano, Berthal.

Akinom se fijo en el joven, que ni siquiera la miro. Asi que este era el "niño"... ¡menudo percal!

- Bienvenidos a Imlan. Podeis pasar a vuestros aposentos... yo te acompañare -dijo dirigiendose a Hahsuc- Kârmne puede guiar a tu hermano -siguio tratando de ocultar una sonrisa maligna. Disfruto con la expresion de Berthal, que parecia tener miedo de su sacerdotisa, que en ese momento tenia el rostro tenebroso digno de un torturador. Si no supiera que era una mujer con un corazon de oro, ella misma le tendria panico en ese instante...
- ¿Pero yo por que..? -comenzo Berthal con su extraña voz aguda. Acabaria abofeteandolo si seguia asi.
- Perfecto. Sigue a la señorita -recomendo Hahsuc, que en parte tambien parecia temerla. Berthal se alejo con semblante desconfiado, y al quedarse solos Hahsuc le dirigio una sonrisa que seguramente pretendia derretirla. La dejo poco impresionada, tanto que por un momento simplemente le contemplo, sin saber que decir.

- Buenas...

Esa voz.

Akinom se giro y le vio. Fue como ver el sol tras una larga noche de tormenta.


- ¡Ark-los! -contesto con una amplia sonrisa. El joven se acerco y le toco un brazo cariñosamente para despues besarle la mano. ¡Tenia un estilo..!
- Tal vez deberia regresar en otro momento... -insinuo el joven tras ver a Hahsuc, que parecia malhumorado.
- Siempre es agradable contar con tu presencia. Este es...
- Su
prometido, Hahsuc -enfatizo el principe, dandole un fuerte apreton de manos que no parecio intimidar al recien llegado.
- ¡Maravilloso, maravilloso! -contesto Ark-los, que proseguia iluminando el lugar con su sonrisa aunque sus ojos se habian oscurecido perceptiblemente.
- Mi bella prometida va a acompañarme a mi alcoba -comento dejando entrever un matiz en su tono que enfurecio a Akinom.
- Volvere mas tarde, tengo algo importante que decirle -contesto a su vez el consejero, matizando de forma que Akinom se sonrojo involuntariamente y su corazon comenzo a latir con mas fuerza.
- No te vayas...


Ark-los le guiño un ojo y se alejo tras dedicarle una deslumbrante sonrisa. Sabia lo que eso significaba, aunque sus palabras...

La futura reina acompaño a su prometido a sus aposentos en completo silencio mientras el decia incoherencias que no le interesaban en absoluto. Cuando llegaron le abandono a su suerte, pese a sus ruegos de que no se fuera, excusandose diciendole que iba a pedir a los criados que preparasen su cena favorita. El joven parecio satisfecho con que recordase sus gustos, sin darse cuenta de que solo era un pretexto para poder reunirse con su amor en la sala real, donde sabia que la esperaba. Akinom recorrio los pasillos y razono que era mejor tratar de relajarse antes de verle, probablemente solo era su imaginacion y no habia ningun matiz en sus palabras. Su mirada reparo en una de las terrazas y salio, el calido aire nocturno le haria bien. Las estrellas brillaban ya en el firmamento, donde el sol aun no se habia ocultado del todo, y Akinom inhalo la fragancia del desierto. Era un momento idilico, tanto que parecia irreal... pero la voz que escucho a sus espaldas, a pesar de haberla oido tantas veces en sus sueños, era real.

- Akinom...

 

Dedicado a Monica, ¡feliz cumpleaños guapa!

15 enero 2012

Wizardry

Por fin llegaron a casa de Niree, que abrio la puerta de golpe y se abalanzo sobre sus pociones. Queria un filtro para olvidar, como fuera, lo que acababa de ver. Nêither la cogio por los hombros amablemente y la separo de sus pocimas antes de que las rompiera sin querer.

- Tranquila, lo olvidaras, no recurras a la magia para esto...
- ¡Aaaah! ¡nunca podre!
- Creo que alguien ha estado aqui...

Niree se giro hacia Jonas y despues recorrio su casa con la mirada. Todo parecia estar igual.

- ¿Por que lo dices?
- Se nota un ambiente... como arido.
- Si, a lo mejor ha venido un ciclope, ¿no?
- ¿Un ciclope?
- ¡Si, de esos que viven en la sabana!
- ¿No sera un "antilope"? -sugirio Nêither.
- ¿Que mas da? ¡un mooounstro! -mientras lo decia se percato de algo. Uno de los cajones de la cocina, donde guardaba las hierbas para las pociones, estaba entreabierto. Ella siempre los dejaba cerrados- ¿Alguien ha hurgado en ese cajon?

Todos negaron con la cabeza. Niree se acerco a el, pasando por delante de Gvÿ y preguntandose que habria pasado con su flequillo -y ganandose una mirada penetrante por parte del joven- y rebusco entre las hierbas. Le faltaba parte del jengibre y la mandragora. Quienquiera que le hubiera robado a lo mejor pretendia hacerse unas galletas adormilantes.

- Vamos a buscar quien lo ha hecho... -tras un sencillo conjuro de Nêither todos se trasladaron a un lugar donde llovia abundantemente.
- ¿No podiais hacerlo de otra forma? -pregunto Jonas, tratando de dispersar la polvareda que habia levantado el hechizo.
- Los brujos viajamos asi. Agradece que nos he puesto a cubierto -contesto Nêither señalando el tejado que los resguardaba. Jonas miro a su alrededor y se dio cuenta de que estaban en una pequeña aldea, frente a lo que parecia la taberna.
- ¿Entramos? -propuso Niree.


El interior era bastante acogedor, con mesas de madera y sillas repletas de cojines. Sin embargo, el dueño era bastante mal encarado, aunque parecia majo. El grupo se sento en una mesa y el tabernero se acerco. Uno por uno fueron pidiendo lo que querian hasta que llego el turno de Niree.

- Un 7up.
- ¿7up? ¡aqui no tenemos 7up! ¡aqui tenemos Zup! -contesto el tabernero con voz macarra.
- Y... ¿que es un "Zup"? -pregunto Niree, extrañada.
- Parecido al 7up.
- ¡Pues un Zup!


Al poco el hombre volvio con lo que habian pedido y un 7up. Niree lo miro fijamente, percatandose de que el siete realmente podia parecer una z. En fin...

- ¿Que buscamos? -pregunto Jonas.
- Socializar, ese tabernero sabe mas de lo que dice... -susurro Nêither.
- Pero si aun no le has preguntado nada...
- ¡Detalles! ya vereis...


Un rato mas tarde salieron de la taberna con toda la informacion que necesitaban. Si que sabia ser persuasivo el brujo...

- Llueve...
- ¡Aaay! -gimio Niree al recordar a Eomer empapado- pues nada, habra que mojarse.
- ¿No podeis hacer nada? -pregunto Jonas.
- No se juega con el clima -se limito a contestar Nêither, abriendo la marcha. Jonas se abstuvo de insinuar que podian conjurar unos paraguas, por alguna razon querrian ir calados...


Caminaron bajo la lluvia, que arreciaba por momentos, y en una ocasion Niree grito: "¡poza!" dejando perplejos a todos y no logrando que Jonas sorteara el enorme charco que tenia ante si. Por fin llegaron a una casita preciosa recubierta de madreselvas y buganvilla, con un jardin ornamental en el que habia una fuente representando algunas criaturas magicas. Niree se aproximo a la puerta y toco. Inmediatamente una neblina dorada la envolvio.

- ¡Soy un pingüino, soy un pingüino! ¡wii, wii, wiiii! -dijo con voz aflautada y dando saltitos mientras la nube se disipaba.
- Creo que la han hechizado... -comento Nêither.
- Entremos por la fuerza y lo averiguamos -resolvio Jonas.




Dedicado a Irene, ¡feliz cumpleaños maja!

07 enero 2012

Treasure island


El mar resplandecia bajo los rayos del sol creando mil y un brillos en las aguas y la arena dorada. Trova se encontraba subido a un pequeño risco que habia descubierto en la jungla y contemplaba la magnifica vista, abandonando su tarea de buscar madera por el momento. Queria ser capitan, aunque escapar de la isla era muy tentador... pero con el Capi al mando iba a ser un sueño irrealizable. Tal vez...

- ¿Que haces aqui? -pregunto Ione, trepando con agilidad y sentandose a su lado.
- Pensar... ¿has dejado solo al tipo raro ese?
- Krämse es un genio, no es extraño que se comporte de forma peculiar...

Ambos conversaron durante largo rato y cuando vieron que el sol comenzaba a ocultarse tras unas nubes decidieron que era momento de regresar con sus compañeros. Krämse les esperaba en la jungla con la madera que habian reunido habilmente atada con las sogas y un par de pajaros que habia cazado para la cena mientras ellos descansaban. Juntos caminaron hasta la playa, donde el Capi estaba construyendo otra de sus cabañas ya que habia cogido aficion y preveia que otra tormenta se acercaba.

- ...y entonces se acerca a la vaca y le dice: "Hey, Mouuu" -acabo la anecdota Krämse, preso de sus risas convulsivas, haciendo reir a su vez a Trova e Ione.
- ¡Eh, marinherosh! ¿que botin traehis? -bromeo el Capi poniendose un trozo de tela a modo de parche en el ojo y logrando que nadie se riera.
- La madera que nos pidio -respondio Ione.
- ¡Perfecto! prhonto podremos construir la balsa.
- ¿Y por que no ahora? -sugirio Trova.
- Se aproxima una tormenta... ¿si? habra que ponerse a cubierto. Yo mejor me voy a mi cabaña...
- ¡No se vaya, querido Krämse! es usted la mar de interesante. "La mar", jajaja.
- En serio, este Capi esta muy mal... -susurro Trova a Ione. Una fina lluvia seguida de algunos truenos acompañaron sus palabras.
- ¡Noo! ¡todosh a cubierto! -chillo el Capi, recordando el naufragio.
- Estas lluvias son tipicas de la zona, ¿si? no duran mucho y no son peligrosas.
- ¿Entonces por que acaba de decir que se iba?

Krämse lanzo una mirada a Trova que este no supo interpretar y luego empezo a pasear bajo la lluvia de forma bastante comica. Si, debia de soplar bastante viento en su cabaña...

- ¡Un barco!

Todos los presentes otearon en la direccion que señalaba Ione y el Capi corrio a coger su espejito, aunque pronto lo dejo al darse cuenta de que no habia luz que pudiera reflejarse en el. Ya que estaba ahi, decidio ponerse su gorro de pescador.

- ¡Encendamos una hoguera!
- ¡No, huyamos!

Capi miro a Krämse sin poder creerselo y contemplo mas detalladamente el navio. Era bastante oscurote para su gusto, tenias velas negras y rasgadas y no parecia encontrarse en muy buen estado. Echo un vistazo con su catalejo y pudo comprobar que sus tripulantes tenian bastantes tatuajes, pendientes, ropas gastadas y al parecer no les importaba mojarse. Dio un respingo cuando se dio cuenta de que alguien le miraba a su vez con un catalejo.

- ¡Nos han visto!
- Son los piratas Tdagn, los mas peligrosos de los seis mares.
- Los mares son siete -observo Trova.
- Nunca frecuentan el Adriatico -respondio seriamente Krämse.

Trova le miro y se echo a reir. Vale, no podia estar de mal humor mas tiempo rodeado de tanto loco. Le dio tal ataque de risa que los truenos apenas podian silenciar sus carcajadas. Tanto, que ni siquiera se dio cuenta de que los piratas se aproximaban a la orilla.

- Creo que teneis un tesoro que me pertenece...



Dedicado a Jose y Violeta, ¡feliz cumpleaños amigos!

01 enero 2012

Ivory tower IV



Cuaderno de bitacora: año MCCCLXXXVII.

Era una campiña pintoresca de la Edad Media rodeada en la lejania por bosques virgenes y naturaleza salvaje. La tarde era nublada y los jirones de niebla comenzaban a aparecer en derredor, haciendo que la vision que tenia ante mi fuera aun mas irreal. Se trataba de un magnifico castillo de estilo victoriano imposible para la epoca. Y sin embargo, la grandeza de su arquitectura, sus torres renacentistas y diversos motivos goticos revelaban que era la mansion mas emblematica de la zona y la que portaba mas matices utopicos para el momento historico. No podria encontrarme en ningun otro lugar.

Camine hasta la puerta principal y la traspase. El vestibulo era de piedra hermosamente labrada y habia una alfombra carmesi con adornos que conducia hacia las demas salas. La segui y tras cruzar un arco me encontre ante una escalera y varias salas a ambos lados. Entre en una al azar y descubri un salon decorado al estilo del siglo XVII, repleto de lienzos, una mesa y varias sillas, asi como una enorme y hermosa chimenea. Di la vuelta, entre en otra sala y vi un salon parecido, pero con una decoracion mas antigua. Siguiendo mis instintos decidi subir la escalera y dejarme llevar. Atravese varios salones, cada uno con personalidad propia, y finalmente encontre lo que parecia ser la biblioteca, una sala inmensa repleta de libros y varios comodos sofas. Algunos de los volumenes parecian antiquisimos, e incluso habia manuscritos pertenecientes a paises lejanos en lenguas que desconocia. Y de repente, la vi. Estaba instalada en uno de los sofas y cerca de ella se encontraba un espejo estrategicamente ubicado de forma que podia verla a la perfeccion, mientras que ella no podia verme a mi. Sabia que habia notado mi presencia porque alzo levemente el rostro y sonrio, aunque sus ojos permanecieron clavados en el libro que tenia en el regazo. Ambas sabiamos que no podiamos hablar con la otra. Me hubiera gustado contarle tantos secretos...

Prosegui caminando por el inmenso castillo contemplando cada una de sus salas, sus escaleras, todo lo que encontraba. Era un lugar increiblemente hermoso, sus lienzos reflejaban la historia de epocas pasadas y paisajes de tierras lejanas... me perdi entre toda esa belleza y mientras paseaba note que alguien me observaba. Sabia que era ella mirandome desde las galerias, era natural que sintiera curiosidad. Le sonrei sin alzar la mirada y segui caminando. Probablemente se habia percatado de que teniamos los mismos ojos, la misma silueta, el mismo genio artistico y el amor por la literatura y la musica, ya que cuando llegue al corazon del castillo contemple embelesada la preciosa arpa que alli guardaba y ojee los manuscritos en pergamino que habia escrito con mi misma letra. Tras sonreirle de nuevo me encamine hacia la puerta principal y abandone el lugar. Despues emprendi el camino hacia otra epoca pasada...



Continuara...