20 mayo 2012

Like a dream


Se tornan raros mis sueños ultimamente. Mas raros de lo habitual. Empece trepando muros de piedra, luego acabe sumida en una densa oscuridad que solo me permitia sentir lo que me rodeaba y ahora me dedico a vagar por laberintos (o vivir en ellos, xdd)... en ocasiones tengo compañia, por suerte. Mi inconsciente expresa libremente lo que quiere y le estoy escuchando. De verdad.


Un sueño curioso:

Estoy en un desierto y me persigue uno. Voy dando saltos (casi volando) por unas rocas que forman una especie de desfiladero en medio de ese desierto y acabo en una ciudad ruinosa. El tío me ve, me persigue y trato de darle esquinazo metiéndome en un edificio gris medio en ruinas. Parece que consigo despistarle y sigo dando saltos-volando hasta que acabo en otra ciudad que está ubicada en un pantano. Me llama la atención el lugar, que es muy bonito, y acabo en un restaurante con Fonso. Pedimos para comer y mientras nos sirven tengo que ir al parking, donde me encuentro con una pareja de mediana edad que no se qué me dicen y me subo en un coche con ellos. Dicen que van sólo hasta la esquina a ver no se qué pero cada vez nos alejamos más porque no encuentran donde aparcar, y yo les digo que me dejen que tengo que volver al restaurante.


Alassie oloori.



Dedicado a Borja, por ser tan natural.  

13 mayo 2012

Dance of Fate

La tinta derramada en el pergamino ocultaba parte de la profecia sobre los reinos del norte. Vlädés acerco el codice a una vela y lo quemo mientras sonreia. Solo el conocia su contenido ahora, y ya nadie sabria que el tintero se le habia volcado...


La bruma cubria el paisaje ocultando aquella tierra de los ojos de quienes no poseian el don de encontrarla. Ërov cruzaba silenciosa en la barca que la transportaba hacia Morbor, y cuando se aproximo al punto clave alzo las manos concentrandose para despues bajarlas. La niebla se disipo ante ella revelando la hermosa vision del lugar.   
La Suma Sacerdotisa la esperaba a la orilla. Juntas caminaron hasta el corazon de la isla, donde se hallaban las ruinas de la antigua civilizacion que la habitaba. Solo quedaba un viejo pozo cuyas aguas tenian poderes curativos y un bellisimo aguamanil donde consultaban al oraculo. En silencio, la Suma Sacerdotisa extrajo una daga de su tunica y se hizo un corte en la palma de la mano. La sangre se deslizo hasta el agua y dibujo una luna y algo que Ërov identifico como una seta. La Suma Sacerdotisa añadio algunas hierbas y entono un cantico. La oscuridad envolvio la isla durante unos instantes en los que sendos nubarrones ocultaron parcialmente los rayos que iluminaron el cielo.  

- Äerynua äer, nyrunya nyrê -murmuro la sacerdotisa, que parecia encontrarse en trance. Ërov contemplo el agua, en la que la seta se junto con las hierbas y formo un sol. El sol se eclipso con la luna de sangre y formo el esbozo de un pergamino ardiendo y otras figuras que la joven no fue capaz de identificar. En un instante el cielo se despejo y la sacerdotisa asio el aguamanil con ambas manos.

- ¿Y bien?
- No queda tiempo. Debeis apresuraros.
- ¿Que debo hacer?
- Acudid al monasterio de Yn. Mordred os custodiara en vuestra travesia por los oceanos.
- ¿Los oceanos?
- Oh... olvidad mis palabras. Mordred os seguira hasta Yn de inmediato. No debeis perder tiempo.
- Tardare un dia en llegar...
- Viajad por el pozo.

La joven la miro fijamente y sin mediar palabra se deslizo por el interior del pozo mientras la Suma Sacerdotisa conjuraba la ruta hacia su destino y le entregaba la daga. En un pestañeo se encontro atravesando una solida pared de piedra.
   

Ërov caminaba por los oscuros pasadizos del monasterio sumida en sus pensamientos. Aquella profecia era la clave para encontrar la piedra, y sin ella no podrian salvar el reino. Debian robarla, y debian ser cautos. Nadie podia saberlo... 
La oscilante luz de una de las antorchas hizo que se detuviera. Habia alguien mas en aquel pasillo. Una figura alta aparecio detras de una esquina, haciendo que Ërov suspirara aliviada.

- ¡Morbodred! ¡¡Mordred!! -se corrigio inmediatamente al ver como el joven alzaba una ceja.
-  El pergamino...
- ¿Que ocurre?

Unos centinelas aparecieron por uno de los corredores con teas y al verles esgrimieron sus espadas.

- ¡Prendedlos!

Uno de los guardias se adelanto y acerco  peligrosamente su antorcha a Mordred, que desenvaino su espada presto a defenderse y a proteger a su señora, que portaba la daga y ocultaba un puñal.

- ¿Pero que haceis?
- ¡Señor, dijisteis que los prendiera!
- ¡¡¡Atrapadles!!!

Mordred vislumbro sombras en otro de los pasillos y opto por sacar un frasco de su cinto que asemejaba a un reloj de arena. Cogio a Ërov de la mano y lo arrojo con fuerza al suelo.

- ¡Kênkênuya!


Una inmensa voluta de humo dorado los atrapo por un instante e hizo que se desvanecieran ante la atonita mirada de los centinelas. Ërov sintio el viento en su rostro y una curiosa sensacion de irrealidad, solo mitigada por el contacto con la mano del joven. Pronto noto el suelo bajo sus pies y abrio los ojos, que ni siquiera recordaba haber cerrado. No veia nada.

- ¿Mordred?
- Tranquila, mi señora. Estoy a vuestro lado.
- ¿Donde estamos?
- En ningun lugar.
- ¿Que significa eso?
- Que estamos en todas partes.


La joven no entendio aquellas cripticas palabras hasta que sus ojos se acostumbraron a la oscuridad.

El desfiladero de los muertos.



Dedicado a Veronica, ¡feliz cumpleaños neni!

04 mayo 2012

Victorious


Lady Arüora miraba alternativamente a su sobrino y a aquella muchachita que habia escogido como prometida. Era bella, ciertamente, pero eso no bastaba. Sus modales distaban mucho de ser refinados, su risa era estruendosa y hablaba con demasiada libertad para ser una futura esposa de la alta sociedad. Tendria que convencer a su sobrino de que no era adecuada...

- Querido, Lady Synföny esta deseando visitar tu nueva mansion, la que me comentaste que estas preparando para tus esponsales... -comento Lady Arüora posando su taza de te.
- Es una vieja amiga de la infancia -aclaro el joven a Aîcliä, que trataba de contener su creciente desagrado hacia la tia de su amado y a duras penas era capaz de componer una sonrisa convincente.
- Sera agradable tener visitantes -respondio ella. Pues si que no se andaba por las ramas esa vieja rata calva... -penso.
- Es una muchacha tan encantadora... ¡y casadera! seria estupendo que encontrara un buen partido, alguien como tu... -prosiguio mientras Aîcliä se atragantaba con una galleta- ¿estas bien, querida?
- Perfectamente, tia. ¿Puedo llamarla tia?

Lady Arüora se quedo livida y, adivinando el juego de la joven, le sonrio afectuosamente de una forma tan cariñosa que Aîcliä estuvo a punto de echarse a temblar. Aquella señora infundia terror cuando sonreia, pues se quedaba mirando al vacio con la mirada perdida y parecia una demente. Su sobrino no sabia que hacer, deseaba que su tia comprendiera que Aîcliä era la mujer perfecta para el, pero notaba el rechazo de la mujer hacia su prometida.

- Claro que si, querida. Pronto seremos parientes -contesto con naturalidad cogiendo un bollito de almendras.
- Señor... -dijo una sirvienta que aparecio en el lugar.
- Disculpadme.

El joven se retiro apresuradamente de la sala para disgusto de ambas y Lady Arüora continuo imperterrita alabando a Lady Synföny y sus elegantes amigas. Aîcliä no se dejaba impresionar y tampoco entendia a que venia aquel discurso cuando su prometido ya no estaba alli, pero aun asi prosiguio sonriendo a la señora. Tal vez queria provocarla...

- Disculpadme, tenia que recoger algo... -murmuro el joven a su regreso moviendo una cajita entre sus manos- Esto es para ti, Aîcliä, me alegro que este aquí mi tia para presenciar este momento.

Lady Arüora miro aterrada la cajita esperando que no fuera alguna reliquia familiar. ¡Sus joyas en manos de esa mujerzuela! nunca lo permitiria. Aîcliä extendio la mano y abrio el envoltorio para encontrarse con un bello aderezo de diamantes y gemas que desconocia. Su prometido sonrio ante su rostro, que mostraba gran emocion, y Lady Arüora contuvo un grito. ¡El aderezo no!

- Querido... ¿no crees que es excesivo? -pregunto la joven.
- Todo es poco para mi futura esposa. Es un aderezo que pasa de generacion en generacion en mi familia y siempre ha adornado a las damas mas elegantes y distinguidas -le explico.
- ¡Es completamente inapropiado!

Aîcliä y su prometido se volvieron hacia Lady Arüora, cuyo semblante habia palidecido notablemente para adquirir de pronto un tono rojizo oscuro.

- ¡No puedes regalarle algo asi a una señorita tan frivola!
- ¡Pero tia!
- ¡¡Ya esta bien!!

Aîcliä se levanto de un salto y agarro violentamente la tetera, levantandola sobre Lady Arüora, que la miro horrorizada.

- ¡Lleva toda la tarde insultandome y estoy harta! quiero a su sobrino y voy a formar parte de su familia. ¡Espero que lo entienda, o si no derramare esta tetera sobre usted para que no lo olvide!
- La conozco desde siempre, tia, cumplira su amenaza... -dijo su sobrino tratando de ocultar su orgullo por su futura mujer. Siempre habia adorado ese caracter suyo que la hacia diferente del resto de damas que conocia.
- ¡Esto es intolerable!

La mujer se levanto rapidamente y se dirigio a la puerta seguida de su sobrino y Aîcliä, que aun tenia la tetera en la mano.

- Tia...
- ¡Te arrepentiras de esto, muchacha! -grito Lady Arüora cerrando de un portazo.



Dedicado a Alicia, ¡feliz cumpleaños bollin!