26 mayo 2013

Nanuq akiak

El invierno estaba siendo inusualmente largo. La nieve cubria desde hacia meses la aldea y la comida empezaba a escasear, por lo que la mayoria de los hombres habian salido de caza en busca de presas. Bêah paseaba entre el denso manto blanco, reflexionando. Ultimamente tenia sueños de lo mas extraño y no era capaz de interpretarlos.

- Buenos dias.
- Buenos dias -sonrio la Suma Sacerdotisa a Libethaze Arec, que le sonreia ampliamente a su vez.
- Hace frio esta mañana, ¿quereis pasar a tomar un te? -pregunto señalando la taberna.
- De acuerdo, me vendra bien algo caliente.

Ambas se aproximaron a la taberna, donde un hombrecillo enjuto despejaba la nieve de la entrada, que no cesaba de acumularse cada noche.

- ¡Oh! ahi esta Mârtha Mäthîu, perfecto para mi consulta.
- ¿Una consul..? ¡hola! -saludo Bêah a la mujer.
- Buenos dias, Suma Sacerdotisa -contesto ella con voz solemne.
- ¡Un te de hierbas, por favor! -pidio Libethaze a la tabernera.
- ¡Plis, put ol yor carpets in the flor!
- ¿Como..?
- Estoy aprendiendo el dialecto de Gÿrn, las hierbas son dificiles de encontrar en esta epoca y uno de los muchachos me las acerca desde el pueblo, pero no habla el dialecto, asi que he tenido que aprenderlo yo misma -les conto Mâyk.
- La nieve esta durando demasiado... -comento Libethaze, mirando por la ventana hacia el horizonte.
- Es el secreto que debemos desvelar.

Bêah miro a ambas mujeres, que tenian una expresion que no era capaz de interpretar. Por el tono que usaban parecia que todo se tratase de una gran conspiracion, y por un momento se acordo de Bjäro y su teoria sobre los osos polares que se comian la nieve, si bien eso solo habia sido una alucinacion...

- Suma Sacerdotisa... 
- Si, perdon, me he distraido.
- Mirad...

Mârtha señalo a la barra, donde acababa de sentarse un extranjero, y a Bêah le dio un vuelco el corazon.

- ¡Lemuel! 

El hombre se giro al oir su nombre, que Bêah habia pronunciado en voz demasiado alta, y se las quedo observando.

- ¿Le conoceis?
- Si... y no... disculpadme.

La Suma Sacerdotisa se acerco al hombre, que la contemplaba sorprendido.

- ¿Como sabeis mi nombre?
- ¿Vos sois Lemuel, un explorador de paso por la aldea e hijo del sabio de vuestro pueblo?
- En efecto, ¿como lo sabeis? si no es mucha indiscrecion...
- Yo... os he visto... en mis visiones...
- ¿Ah? ¿y sabeis a que he venido?
- Ehmhmh... ¿algo que ver con los osos polares? -pregunto Bêah bajando la voz, avergonzada.
- ¿Osos polares? en realidad venia a hablar con la Suma Sacerdotisa.
- Soy yo.

Lemuel se levanto inmediatamente e hizo una reverencia.

- Disculpadme, mi señora, no os habia reconocido... 
- No importa. Decidme, ¿que queriais contarme?
- Venia a hablaros de la intensa nevada y los ciclos lunares. Cada cientos de años la luna se alinea con mercurio...
- ...y provoca que la nieve disminuya en densidad, os lo enseño vuestro padre, guarda calendarios lunares desde hace decadas, si.
- ¡Vaya! pues si, exactamente eso. ¿Os revelo vuestra vision como solucionar todo..?
- Disculpadme, ¿quereis algo mas? -pregunto Mâyk, ofreciendoles una bandeja llena de aperitivos.
- No, gracias Mâyk, eres muy amable. Creo que deberiamos hablar en un sitio mas privado... -susurro a Lemuel- ¡Oh! un momento, he dejado a... ¡vengo enseguida!

El hombre sonrio al ver a Bêah acercarse precipitadamente hacia las otras dos mujeres, que les observaban disimuladamente.

- Ya creiamos que no volveriais... -comento Libethaze, ligeramente ofendida.
- Ese extranjero ha venido a consultarme sobre la nevada, posee informacion de gran interes. 
- ¿Es de fiar? -pregunto Mârtha, suspicaz.
- Si, esta en mis visiones.
- ¿Reales o producidas por las pociones..?

La Suma Sacerdotisa le dirigio una mirada fria a Mârtha.

- Esas pociones fueron destruidas, como bien sabeis. Fue un simple error, ademas vos no tuvisteis que sufrir sus consecuencias, aun no os la habiais tomado...
- Lo se, pero aun asi... bueno, no importa, la cuestion es que si vos confiais en el, nosotras tambien.
- De acuerdo. ¿Que me queriais consultar, Libethaze?
- Es igual, puede esperar. La nieve es mas importante.
- Muy bien... entonces dejadme traer a Lemuel, os lo presentare.



Dedicado a Beatriz, ¡feliz cumpleaños Matriarca!

13 mayo 2013

Somewhere around nothing

Tenia un sensacion de lo mas rara, estaba mareada... Le parecia como si su mente hormigueara, o como si tuviera algodones entre las neuronas. Estaba profundamente desorientada... Un rostro muy agradable se inclino sobre ella, y su primer impulso fue acercarse y besarle. Era tan atractivo...

- ¿Que..? Ërov... -susurro el joven, alejandose gentilmente.
- ¿Eeeh?
- Ërov...

¿Quien era Ërov? ¿por que la miraba de ese modo?

- ¿Ërov?
- No puede ser... ¿me recuerdas?
- ¿Que..?

¿Recordar? La joven se quedo muda por un instante. No habia nada. Vacio. Solo pensamientos.

- ¿Recor... dar?
- Nunca debi llevarte al desfiladero...

¿El desfiladero? La joven le miro fijamente. Aquel atractivo muchacho parecia estar francamente preocupado, pero no entendia por que. ¿Tal vez porque ella no tenia recuerdos? ¿No era eso normal? Al parecer no...


Un fuerte sonido hizo que abriera los ojos. Estaba echada en una comoda cama de dosel y alguien se habia arrodillado cerca suya, maldiciendo por lo bajo.

- ¿Que pasa..? -pregunto, aun medio dormida.
- Nada, nada, me... me he dado un golpe en la rodilla -gimio el hombre.
- Tio Vlädés... -suspiro Ërov.
- Si, soy un poco torpe a veces... ¿que tal has dormido? -pregunto su tio, que la miraba muy fijamente.
- Bien... he tenido un sueño extraño...
- ¡Oh! ¿sobre que? -dijo poniendo cara de preocupacion. Habia algo que no le encajaba...
- Nada en particular... -mintio la joven.
- ¿Estas segura?
- Si... 
- ¿Y por que titubeas?

Ërov no entendia aquel interrogatorio, pero tenia la sensacion de que algo iba mal. Su instinto le decia que mintiera.

- Estoy dormida, tio... no puedo pensar con claridad -respondio fingiendo un bostezo.
- ¡Oh! de acuerdo, entonces te dejo descansar. Duerme cuanto quieras, los festejos no comenzaran hasta esta tarde.
- Gracias, tio -sonrio ella, acostandose de nuevo.

Cuando el hombre cerro la puerta y Ërov se aseguro de que sus pasos se alejaban, se levanto y contemplo el paisaje por la ventana, aquel profundo... oceano... ¿Quien era aquel joven de sus sueños? le resultaba muy familiar, y sin embargo no creia posible que pudiera conocerlo. ¿Como, si nunca habia salido de aquel castillo en el... oceano... de su familia debido a los peligros de la guerra? Y aquel joven parecia un guerrero... 

- ¡Morcilla! ¿como se os ocurre? ¡no podemos servir morcilla a los invitados! -escucho a una de las sirvientas regañando a otra a traves de la puerta.
- Morcilla... Mor... ¿Mor..? 


Vlädés acudio a las mazmorras. La oscuridad y el frio de aquel lugar le hacian estremecerse, y la antorcha que portaba no le daba ninguna confianza. 

- ¡Idiota!
- Maestro... -se arrodillo tras casi dejar caer la antorcha con un pequeño gemido. Menudo golpe se habia dado antes...
- ¿Como ha podido despertarla antes de completar el hechizo?
- Lo siento, maestro, tropece...
- ¿Y que proponeis ahora? ¿que haremos si trata de recordar su infancia?
- No creo que eso ocurra, la he invitado a dormir durante la mañana, en un rato ire a visitarla y podre completar...
- Sereis severamente castigado si no lo lograis.

Un silencio aterrador fue toda la respuesta que Vlädés dio a su maestro, que sonrio satisfecho.

- Jamas debe recordar a Mordred, me preocupa el vinculo tan fuerte que los unia.
- No os preocupeis, maestro, no lo recordara...


Mordred... -susurro Ërov mientras contemplaba el oceano desde su prision.



Dedicado a Veronica, ¡feliz cumpleaños guapa!

04 mayo 2013

Middlemay

Aîcliä aun sostenia la tetera en su mano. No podia creer lo desagradable que habia resultado aquella merienda, ¿por que Lady Arüora la odiaban tanto? 

- Querida... ¿estas bien? -pregunto su prometido, preocupado.
- No... ¿por que me trata asi? ni siquiera me conoce... puedo ser todo lo elegante que ella dice, es solo que en un ambiente familiar me relajo... tu me conoces... -trataba de explicarse la joven.

Su prometido poso un dedo sobre sus labios y la hizo callar.

- Aun no te has puesto el aderezo -sonrio.

La joven tambien sonrio. Tal vez no era tan grave que su tia la odiara y quisiera tener a esa estirada de Lady Synföny por sobrina... Vale, no la conocia, pero por su descripcion seguro que era una señorita fina que solo sirve de florero...

- ¿En que piensas? -pregunto el joven, admirando lo bella que estaba su prometida con aquel adorno.
- En nada, en nada... ¡es precioso! -respondio ella mirandose ante el espejo.
- Un adorno elegante para una dama elegante -dijo el sencillamente, besando su mano.


Unos dias mas tarde, Aîcliä estaba haciendo sus visitas de cortesia cuando a lo lejos vio un gran sombrero perteneciente a una señora que parecia admirar uno de los jardines de la zona. La mujer iba acompañada de una señorita muy refinada y Aîcliä se la quedo mirando. Era rubia, y su pelo  escapaba elegantemente del complejo moño que lucia. Sus ojos eran verdes, tenia una sonrisa muy atractiva y una figura fina y hermosa. Sus movimientos eran distinguidos. Seguramente era una mujer asi la que Lady Aruöra queria para su sobrino. Inconscientemente, Aîcliä se habia ido aproximando para observar mejor a la joven, y cuando estuvo lo bastante cerca reconocio a Lady Arüora, que la miro con una mueca de desagrado al percatarse de que llevaba puesto el aderezo.

- ¡Buenos dias, Aîcliä! -exclamo con una sonrisa, cambiando totalmente su semblante. La señorita que la acompañaba sonrio a su vez- quiero presentarte a alguien. Aîcliä, esta es Lady Synföny.

Aîcliä se quedo muda y la miro mientras la joven la saludaba cortesmente. Una señorita despeinada, con ojos demasiado grandes y que sonreia como si fuera tonta. Ademas, estaba delgaducha y se daba aires. ¿No habia criticado Lady Arüora su "belleza clasica"? ¿y no tenia nada que decir de la "belleza" de Lady Synföny?

- He hablado con mi sobrino y vamos a tener una merienda todos juntos esta tarde, ¿no es estupendo? mi sobrino esta deseando reencontrarse contigo, querida -dijo mirando a Lady Synföny, que sonreia sin parar. 
- Yo tambien tengo ganas de verle, hace algunos años desde la ultima vez...
- ¡Pues estupendo! alli nos vemos, ahora si me disculpan debo seguir con mis visitas -se excuso rapidamente Aîcliä. Menuda tarde le esperaba...


La joven daba vueltas, nerviosa. No queria recibir a Lady Aruöra despues de lo de la ultima vez, y menos aun a la otra... Su prometido sonreia divertido, su tia se habia disculpado ante el por su comportamiento, si bien no lo habia hecho con Aîcliä.

- ¡El timbre! ¡ay! -chillo la joven al oirlo. 
- Tranquila, todo saldra bien.
- Ojala estuviera tan segura como tu... -susurro ella para si.


La merienda no iba tan mal como habia imaginado. Lady Arüora la ignoraba y su prometido solo parecia tener ojos para Lady Synföny, aunque su mano nunca dejaba de estar entrelazada con la suya, asi que su estado de invisibilidad le resultaba relativamente comodo. De vez en cuando intercambiaba frias miradas con Lady Arürora y en mas de una ocasion tuvo que contener la risa ante los ademanes de la mujer, a la que se le notaba que le estaba costando contenerse. 

- Ha sido delicioso reencontrarte, ¡como cuando eramos niños! ¿te acuerdas? jugabamos a las meriendas y soñabamos con nuestro futuro.
- Si, lo pasabamos muy bien.
- Querido, ¿a que Lady Synföny esta preciosa? se ha convertido en una jovencita bellisima.
- Si, es muy hermosa.
- Lastima que no le pidieras la mano cuando debias... pero aun estas a tiempo.

Un curioso ruido ahogado les hizo girarse. Aîcliä se habia atragantado con el te y trataba de toser con elegancia. Al final se rindio y tosio hasta quedarse agusto.

- Disculpadme... -dijo retirandose antes de que sus ojos se llenasen de lagrimas. 

Aîcliä se escondio en una de las habitaciones y comenzo a llorar amargamente. ¿Por que? ¿por que esa odiosa mujer tenia que estropear su felicidad de este modo?

- Querida... ¿que te ocurre? -le pregunto su prometido, que habia entrado en la habitacion y la abrazo para reconfortarla.
- ¡¡Todo!! no aguanto mas, si quieres casarte con ella en vez de conmigo...
- ¿Que? ¿de que estas hablando?
- ¡Tu tia quiere que te cases con ella! ¡yo no soy digna! deberia quitarme de en medio...
- Pero esto no se trata de mi tia... sino de lo que yo deseo. Y no hay cosa que mas desee que pasar el resto de mi vida a tu lado.

Aîcliä se enjugo las lagrimas y le miro. Veia la sinceridad reflejada en sus ojos.

- Pero ella...
- Nada. Acabara aceptandote, ya lo veras.
- No, me refiero a Lady Synföny...
- ¿Que pasa con ella?
- ¿Te parece hermosa?
- No tanto como tu.

La joven sonrio y le abrazo con fuerza.

- Tiene los ojos demasiado grandes... -murmuro.
- ¿Que has dicho? -susurro a su vez su prometido, que no la habia oido.
- Nada... regresemos.
- Voy a pedir que nos traigan mas pastelillos. Ahora vengo.

Suspirando y recomponiendose, Aîcliä se acerco a la sala donde se encontraban sus invitadas y se quedo en el umbral. Estaban hablando en voz muy baja.

- Entonces, como hemos acordado, seduciras a mi sobrino hasta que olvide a esa frivola. Me encantaria tenerte como sobrina.
- Y a mi que usted fuese mi tia. No se preocupe, esa Aîcliä no tiene nada que hacer.

¡Bien, se acabo! ¿¿Donde estaba la tetera??



Dedicado a Alicia, ¡feliz cumpleaños guapa!