28 diciembre 2014

Revelations (The Talisman)

Orav no sabía qué decir. No podía contarse a si mismo que era el... Oh, era demasiado complicado. No quería cambiar el curso de la historia, aunque con su viaje ya lo había hecho en un círculo eterno... Y su madre le decía que no tenía madera de filósofo, ¡anda que no! Si ella supiera...

- ¿Quién es usted? -repitió el niño, visiblemente nervioso.
- Nadie peligroso, pequeño... de verdad...
- O me lo dice o...
- O se lo dirás al chamán de la aldea...

En serio... ¿en qué estaba pensando? Cada vez se asustaba más... No recordaba haber tenido tan poco tacto cuando se visitó. 

- ¿Por qué parece saber..?
- Casualidad.

Su yo niño le miraba suspicaz. Tenía que llegar a la conclusión el solito, pero podía dejarle alguna pista, ¿no?

- Hábleme de la poción. 

El joven sonrió.

- Es una poción muy poderosa que concede deseos y actúa a voluntad. Quien la toma tiene el dominio absoluto sobre sus efectos.
- ¿Y si me convierto en lobo podré luchar? -preguntó el niño, ilusionado.
- Claro, pequeño. La aldea precisa de hombres fuertes que la defiendan.
- ¿Usted pertenece a la aldea?
- Si... fue mi hogar hace mucho tiempo... -Orav se perdió en sus pensamientos.
- No le recuerdo. Quizá mi madre sepa de su familia...
- ¿Aún no te fías de mi? -sonrió el joven.
- Sinceramente, no. Te pareces mucho a mi padre, eso me gusta.

El niño se le quedó mirando fijamente y pareció que algo en su mente se iluminaba.

- ¿Papá..? -tanteó. 
- ¡Oh! Yo... soy... tu padre... Jajajaja, ¡qué bueno! siempre quise que llegara este momento.
- No... tu... tu eres... 

El joven esbozó una sonrisa. Venga, pequeño Orav, un poco más...

- ¡Un ser de las estrellas!

Tampoco recordaba ser tan tonto de niño.

- No... no soy ningún enviado de las estrellas... -dijo el Orav adulto, frustrado.
- Pues ya me dirá... Ni que hubiera viajado en el tiempo o algo así...

Orav abrió mucho los ojos tratando de que el niño entendiera.

- Entonces... ¿yo?
- En efecto, pequeño...
- ¡Orav!

Su madre venía corriendo hacia él de manera que no podía ver el rostro al Orav adulto. 

- ¡Tengo que irme! No puede verme... ¡nos vemos en el bosque a media tarde, donde el arce frondoso al lado del río!
- Pero...
- ¡Orav!

Perfecto, ahora su madre le echaría la bronca por hablar con desconocidos... ¿Es que no pudo pensar en eso cuando viajó en el tiempo?



Dedicado a Álvaro, ¡feliz cumpleaños neno!

27 diciembre 2014

The Jaguar God

Justo al despuntar el alba, Pichu abrió los ojos. Había tenido un extraño sueño en el que unas figuras celestes hacían formas en el firmamento y le revelaban los misterios de la fabricación de los huevos de gallina en un recóndito lugar del África tropical. Al momento se despertó en él nostalgia por el chocolate, hacía bastante tiempo que no comía nada... 

- ¿Pichu?
- ¿Sí? -contestó él volviendo a la realidad.
- Ya estamos listos.
- ¿Así, sin desayunar? ¿No es muy temprano?
- Son casi las 11...

El joven arqueólogo miró en derredor. Debía de haberse vuelto a dormir mientras pensaba...

- Voy enseguida.


Un rato más tarde estaban frente a la caverna que había descubierto. Uno a uno fueron entrando despacio y observando las paredes, que no tenían nada de particular. Pronto llegaron a la bifurcación en la que Pichu había girado hacia la izquierda.

- Aquí fui hacia la izquierda...
- Bien, entonces dividámonos -propuso el arqueólogo del que sospechaba.
- No... quiero enseñaros cosas interesantes que hay por ese camino, lo mejor será permanecer juntos.

Nadie se quejó ni se opuso, lo que dificultaba su labor para descubrir al traidor o traidores. El camino era relativamente fácil de seguir porque al ir retirando la cuerda la primera vez que entró había dejado un rastro en el polvo del suelo. No quiso decir nada acerca de unas pisadas que había visto en algunos tramos, seguramente solo se trataría de algún animal que paseaba por allí, quizá algún camaleón...  

- ¡Mirad que dibujos! ¡Son una preciosidad! -exclamó una de las arqueólogas- ¡Y hay trazas de escritura!

Pichu sonrió. Le encantaba la arqueología, sobre todo cuando hacían descubrimientos de aquel calibre. La historia podía cambiar en cualquier momento dependiendo de lo que pudieran encontrar, y aquella cueva parecía clave en la historia de los incas, probablemente incluso más de lo que imaginaba...

- ¡Pi!

No se había dado cuenta de que el pokémon les seguía desde el principio y saltaba a su alrededor.

- ¿Qué pasa, amiguito? ¿Les enseñamos el resto de maravillas?

El pokémon saltó con alegría y les condujo por el pasillo que llevaba a la majestuosa "Sala Brillante" como la había nombrado Pichu en su mente.

- ¡Oooh! -exclamaron los arqueólogos al unísono al ver la piedra preciosa que recubría la cámara por completo.
- ¿A que es genial? 
- Pichu, es... ¡es increíble! ¡Debemos extraer muestras!
- ¡Nooo..! mi... tesss...oooroo...
- ¿Pichu?
- ¿Eh? No, que no quiero que toquéis nada, es demasiado bonita... tiene que haber algún rincón oculto donde podamos tomar muestras sin deteriorar la caverna.

Los arqueólogos trataron de ahogar sus risitas, aunque no pasaron desapercibidas para Pichu. Qué, a veces se le iba un poco la pinza, pero es normal en los artistas... Los artistas de la ciencia, qué. No todos los artistas tienen que ser pintores, músicos, escritores... Algunos simplemente se dedican...

- ¿Qué mascullas, chiflado?
- ¿Eh, qué? ¡Un poco más de respeto al jefe de la expedición!
- Mira. 

El joven le mostró una rara piedra que jamás había visto y no sabía identificar.

- ¿Qué es? ¿Dónde la has encontrado?
- Creo que hay una tumba en esta cámara... y lo más peculiar... -dijo mientras le indicaba el sitio dónde había encontrado la piedra- es que hay imágenes de deidades, sacrificios, y un pokémon...

Pichu se quedó boquiabierto. No era posible... no podía...

- ¿Pichu? -preguntó dirigiéndose al pokémon, que cerró los ojos a modo de sonrisa. 



Dedicado a Javier, ¡feliz cumpleaños bollu!

25 diciembre 2014

Yule time


Un año de descubrimientos y fuerza interior. ¡Feliz Navidad!



Dedicado a mis amigos.

19 diciembre 2014

Wanderlust wayfarer

La lluvia era muy fina y el prado hacía que se deslizasen entre el barro, ya que estaba bastante húmedo. Jeanpo se debatía entre la desesperación y la risa. Aquellas dos chicas, a pesar de ser de lo más agresivas, eran incapaces de luchar con gracia. Wherynn era muy torpe y a pesar de ponerle ganas sus golpes eran poco certeros, obviando el hecho de que siempre parecían dirigirse hacia la misma zona... lo cual no era tan malo. Srynna peleaba como una chica (ganándose que le volviera a llamar machista cuando se lo dijo) y la verdad, esperaba que le dieran una magia poderosa que no requiriera mucha puntería, porque había que ver... 

- No haces carrera de nosotras, ¿eh? -le comentó Wherynn.
- ¿Cómo?
- Quiero decir que no hay manera de enseñarnos a combatir...
- Bueno, tendréis la magia de Thöw... mientras aprendáis a emplearla...
- ¡Claro que sí! y si no a mí dame un arma con filo, les cortaré las manos y los pies... -dijo Srynna con un deje macabro.
- Antes tendrías que saber inmovilizarlos... -observó Jeanpo.
- Me los sujetáis y ya.

La lluvia arreciaba por momentos, así que decidieron parar y aprovechar para comer algo. A Jeanpo le gustaba mucho la comida que guardaban en esos recipientes de material extraño que llamaban "latas", aunque también le apetecía cazar algo fresco, pero al parecer no podía hacerlo en el parque. Una lástima, un poco de ciervo asado en la hoguera estaría delicioso...

- ¡Meca, meca, meca! ¡Me acabo de dar cuenta de una cosa! -exclamó Wherynn cuando estaban a punto de empezar a comer.
- ¿Qué?
- ¡La chica!

Jeanpo y Srynna la miraron con cara interrogante.

- La chica sabe que estamos aquí.

Los otros dos no hicieron ningún gesto.

- ¡Si está aliada con los Nö sabrá dónde encontrarnos! ¡y nos robará la piedra!
- ¡Uy, casi lo has pronunciado bien! suena parecido a cuando lo dice Jeanpo...
- ¿¿Cómo no nos hemos dado cuenta antes?? ¡Tenemos que irnos! -la interrumpió este.
-  En realidad no, ¿pero no os habíais dado cuenta antes? ¡Qué paleetos!
- ¿Cómo que no tenemos que irnos? ¿Lo dice Thöw?
- Si, la batalla será aquí. Lo que espero es que haga mejor tiempo, me da la vara luchar bajo la lluvia...
- ¿Por qué te lo tomas todo a risa? ¡Es muy serio!
- Porque Thöw me mandó una visión mientras ponía los platos.
- Qué mundano... jajaja, tendría que mandarte la visión en sueños o algo más épico... -rió Srynna.
- Jaja, como sea, vendrá luego.


Después de comer y reunirse en torno a la hoguera para secarse cuando la tienda de las chicas se vino abajo ("¡Es culpa de la ardilla cotilla, fijo!" dijo Srynna) Thöw apareció en el claro.

- ¿Qué passsaaa? -le preguntó Wherynn para sorpresa del mago.
- Déjala, está muy tonta hoy. ¿Vienes a darnos los poderes? -preguntó Jeanpo. 
- Si, conjuntarán con mi tatuaje guapo -añadió su amiga.
- En serio... ¿estás bien? -murmuró Srynna.
- Es que me siento poderosa. O me voy a sentir poderosa, vaya.
- En fin... es bueno que tengáis el espíritu tan alto. Venid aquí y os otorgaré una habilidad -pidió Thöw señalando cerca de la hoguera.
- ¿Así, ya? ¿Sin ritual chulo ni nada? -se entristeció Srynna.
- No tenemos tiempo para tonterías. Pídele a Wherynn que cante algo gótico de eso que está cantando todo el rato cuando cree que nadie la escucha.
- ¡Eh, me espías! -rió la aludida.

Al ritmo de 'The Mystic's Dream', Srynna y Jeanpo recibieron su magia. Luego Wherynn se acercó a Thöw, que la miró intensamente y le concedió otro poder.

- La fuerza mana de vuestro interior, así que vosotros mismos deberéis descubrir cuál es vuestro don.
- Osea que si viene alguien a freírme a leches no sé ni qué movimientos tengo que hacer ni si ocurrirá algo que me proteja...
- ¡Srynna! -la regañó Jeanpo.

El mago rió de buena gana y les explicó que la magia fluiría por si misma cuando fuera preciso.

- Un poco más de confianza, será algo grandioso... -le dijo Wherynn.
- No es justo, Whers, vosotros tenéis conexión y sabes lo que va a pasar...
- En realidad no, solo sé que, como dice él, la magia fluirá.

Sus palabras se vieron interrumpidas cuando una terrible angustia se apoderó de ella y cesó de respirar. Al momento se vio libre y, muy desconcertada, miró alrededor hasta dar con la mirada culpable de Jeanpo.

- Así que ese es mi poder...
- ¿¿¿Y tenías que probarlo conmigo, psicópata??? ¡¡Te voy a matar a patáes!! 
- ¡Para! ¡Yo quiero saber el mio! ¿Apunto a ese árbol? -preguntó Srynna a Thöw.
- Te lo recomiendo.
- ¿Cómo hiciste tu? -preguntó a su vez a Jeanpo.
- Solo pensé en qué haría si alguien me atacara.
- Vale.

Una terrible ráfaga de aire con cristales de hielo se clavó en el tronco del árbol.

- ¡Genial!
- Ahora yo...

Una tempestad de fuego abrasó el árbol reduciéndolo a cenizas.

- ¡Vaya! ahora me da pena... -comentó Wherynn.

Thöw hizo un movimiento con su mano y el árbol comenzó a florecer de nuevo.

- ¡Qué bonito! -exclamó Srynna.
- ¿Todo esto no lo estará viendo la ardilla cotilla o algún esbirro de los Nöh..? -observó Jeanpo.
- No os preocupéis, todo está despejado. Ahora, hablemos de la batalla...



Dedicado a Jeanpo, ¡feliz cumpleaños neno!

01 diciembre 2014

A New Age Dawns II


La tierra en la que aparecí era increíblemente hermosa y distinta de mi realidad. Las verdes praderas amarillentas se extendían por todas partes hasta el horizonte... Unas rocas talladas con motivos de animales resaltaban entre el verdor de la hierba. Pero sobre todo destacaban las grandes pirámides de piedra en honor a los dioses... Aquellos monumentos erigidos para adorarnos eran realmente preciosos y simbólicos, un lugar de conexión con nuestro mundo inmortal... Nacidos de una estirpe de guerreros con deseos de trascendencia, se alzaban a lo largo de todos sus dominios en aquella tierra mortal... Su efímera existencia quería obtener la gloria de nuestro poder eterno para perpetuarse y no morir jamás... 

Unas piedras esculpidas con nuestras figuras custodiaban la entrada a los templos. Estos a su vez estaban rodeados de pequeños montes cubiertos de vegetación y coronados de niebla... Era un paraje que parecía pertenecer a un olvidado edén terrenal donde sus habitantes vivían en paz y prosperidad. Y sin embargo, habían invocado a una de sus diosas para desvelar algún misterio que su visión no lograba dilucidar...

Fijé mi vista en el joven que me había reclamado con su canto. Sus ojos castaños parecían impresionados ante mi presencia en la pirámide de piedra. Miré alrededor y vi el fuego ritual con el que me había invocado. Ardía en un aguamanil de piedra junto a varias plantas aromáticas. La estancia era oscura pero la luz solar incidía en su interior y la magia ancestral fluía en el ambiente creando una atmósfera especial. La conexión entre ambos mundos se había forjado y me había trasladado hasta aquel hermoso lugar del mundo mortal.
El joven permanecía silencioso y sumido en sus pensamientos. No entendía su silencio si me había reclamado ante sí. Por fin me habló con una voz profunda y hermosa. Me narró los ritos de su cultura hacia los dioses, incluida yo. Era la única que había acudido a su presencia. La única que había regresado a la tierra ante sus miles de súplicas. Su pueblo moría en la guerra de conquista de la iluminación mística. Sus espíritus no descansaban en el más allá porque el sacrificio para parecerse a las deidades era su alma... Quedé en silencio... No podía ser... Sus almas eran demasiado preciosas... Debían volver... La eternidad era suya... Los errores no... No eran deidades... Pero podrían alcanzar la inmortalidad...

La luz solar relucía sobre el fuego del aguamanil iluminando su rostro. Era un joven misterioso y su personalidad ejercía un magnético atractivo sobre mi. Su pueblo precisaba de una salvación si no querían desaparecer en la historia. Sus tradiciones, sus preciosos secretos, nada debía ser ocultado a las generaciones posteriores. Era un pueblo valiente, aguerrido con sus enemigos, muy culto y próspero, y sus mitos y leyendas se extendían por toda la comarca. Como deidad haría que sus espíritus volviesen a mi mundo al abandonar la tierra. El joven sonrió y mi sonrisa iluminó la pirámide... 



Continuará...

26 noviembre 2014

Dead promises


Oía sus propios pasos por la tierra. El paisaje era yermo y desolado como el silencio que lo rodeaba y el cielo cubierto de nubes e iluminado por un eclipse solar presagiaba tormenta... 

Sentía que las fuerzas del universo se movían alrededor de el. Sentía que el poder del cosmos lo invocaba hacia una dulce espiral... Veía su rostro entre las nubes, no podía dejar de pensar en ella. Veía sus ojos oscuros brillando cada vez que se encontraban con los suyos. Anhelaba olvidar aquel juego de esfinges y unirse en su abrazo. Anhelaba poder hacerla sentir lo mismo que él sentía en su interior. Quería que la realidad los dejara fundirse en un solo ser para toda la eternidad. Deseaba que ella se abandonase a su voluntad y no pensara durante un solo instante. Aquel mundo quimérico de oscuridad precisaba una luz que le devolviera la vida. La existencia de su presencia traía consigo la destrucción de los misterios. Perdido entre sus pensamientos vio una saeta que mostraba el camino de la verdad. Aunque se sentía orientado en su extravío las nubes no querían abandonar el firmamento. Eran la vana quimera de las mentiras que encubrían.... El aire se heló. Oía sus propios pasos y el de las mentiras por la tierra...

Ese era el enigma de las nubes, ocultar las mentiras de su origen. Ese era el misterio del eclipse, velar con su oscuridad la luz de la sinceridad. Caminaba por el mundo de las fantasías sombrías, por aquella tierra desolada de engaño y quimeras. Las mentiras yacían a su alrededor, deformadas por la utopía de su mente perversa. La locura que se había adueñado hacía tiempo de sus pensamientos las hacía bellas. En su desfiguración podía ver todo el abanico de oportunidades que se habría en la imaginación. Eran tantas y tan hermosas que se confundían con la realidad en sus recuerdos. Y en sus sueños más salvajes veía reflejada la pasión que ellas le habían otorgado. El paisaje se llenó de sonidos que le daban escalofríos... Percibía a las mentiras precipitarse sobre el vacío de su sinceridad... La oscuridad brilló en su interior y la luz se extinguió por un instante eterno. La locura reinaba y sus sentidos dominaban su delirio y su raciocinio. Nada tenía lógica en aquel paraje... El aire helado se movió entre sus cabellos y le erizó la piel con su frío glacial... Oía sus propios pasos y el de las mentiras por la tierra, interminables, en armonía eterna por la supervivencia del ego.

Sentía que las fuerzas del universo se movían alrededor de ella. Sentía que el poder del cosmos la invocaba hacia un círculo eterno... Veía su rostro en el paisaje cubriendo la totalidad de su visión. Veía sus ojos oscuros en lo más profundo de sus pensamientos. Anhelaba un beso de sus labios en aquel mundo extraño. Anhelaba una caricia suave como un suspiro en su piel. Quería que la locura dominara sus instintos para dar rienda suelta a su imaginación. Deseaba que la razón no volviera a ella si eso significaba perderle en sus recuerdos. Aquel mundo irreal le pertenecía y era el dueño de todo lo que en él ocurría. La existencia de aquellos pensamientos ocultos tras el eclipse era el enigma más silencioso de su psique. El reflejo de sus ígneas pasiones brillaba en el sol oscurecido que iluminaba las nubes. Su destino le pertenecía y podía elegir entre el edén del equilibrio o el abismo del delirio. La saeta mostraba el camino de la verdad hacia su esencia... El aire se heló. Oía sus propios pasos y el de las mentiras por la tierra, interminables, en armonía eterna por la supervivencia del ego. 



Dedicado a los ladoscurienses.

18 noviembre 2014

09 noviembre 2014

Circle of fear


Atravesó el pórtico de la iglesia solemnemente. Avanzaba por el pasillo con aquella figura inerte en brazos. Su esencia se derramaba a cada paso que daba y dejaba marcas carmesí con la huella de sus pisadas. Las vidrieras y los muros de piedra eran los únicos testigos de su agonía... Las velas rodeaban el altar del sacrificio y conferían una atmósfera siniestra y oscura al lugar. No creía que el perdón por aquel crimen sin resurrección pudiera volver ad me... Alcé su cadáver en mis brazos y lo situé en el altar dejando que la sangre lo cubriera. El miedo no volvería a poseerme porque había acabado con él y lo encerraría para siempre en aquel sagrado lugar de mi mente.

Utinam te haberem, mi amor caelestis. 



Dedicado a todos aquellos que anhelan conquistar el miedo.

01 noviembre 2014

A New Age Dawns I


El ambiente cambió en un instante. Una voz se oía en los ecos de mi mundo de inmortalidad... Me estaba invocando a su propia realidad... Parecía requerir imperiosamente mi presencia... No podía ignorar su canto ritual en la tormenta... Su clamor era cada vez más fuerte y apremiante, y su lamento me llenaba de dolor... Si precisaba verme me manifestaría en su tierra... Abandonaría mi reino y aparecería allá dónde me guiase su voz...

Envuelta en ondas de luz y oscuridad me dejé llevar por el viento que se arremolinaba a mí alrededor hasta que sentí cómo me alejaba del mundo inmortal y me trasladaba hacia otra realidad, la de los seres terrenales que invocaban a sus dioses para iluminar la oscuridad de su mente y visionar aquello que nunca podría serles revelado...


Continuará...

28 octubre 2014

Crystal winds

El aire nocturno era tan puro y helado que por un momento solo pudo pensar con nostalgia en la calidez de los hogares de las gentes que habitaban en el desierto. El sonido de unas campanillas le alejó de sus pensamientos y le hizo recordar su misión. Däyn avanzó entre la nieve dejando huellas de sus pasos, que formaban un sendero irregular debido a que trataba de buscar en vano algún atajo entre las dunas que le llevara al hermoso pueblecito que se ocultaba entre ellas. 

Cuando llegó al lugar vislumbró a algunas de sus gentes que se reunían en torno a una alegre hoguera para asar los salmones que habían pescado en uno de sus agujeros en el hielo. Al verle, sonrieron abiertamente y le indicaron por señas que se acercara, pues sabían que no compartían la misma lengua. El joven se aproximó y pudo ver que se encontraba en medio del poblado, donde se alzaba un tótem cuya base tenía grabados símbolos lunares y zodiacales, mientras que el resto estaba tallado con símbolos que le eran desconocidos. Uno de los niños de la aldea le cogió de la mano y le hizo acercarse hacia unas pieles dibujadas que estaban sujetas con trozos de madera. Las señaló y según dedujo comenzó a contarle la historia de su pueblo desde sus orígenes. Lástima que no pudiera entenderlo. Cuando hubo acabado, una niña se acercó y le ofreció amablemente un trozo de pescado. Däyn lo aceptó y se unió al resto del poblado, que aquella noche cenaba a la luz de las estrellas. 

Después de la cena, uno de los hombres le dio unos trozos de madera y le guiñó un ojo. Eran gentes intuitivas y sabían perfectamente lo que hacía allí, seguramente porque su chamán era capaz de ver más allá del velo de la visión humana. Caminó entre las casas y en uno de los extremos de la aldea decidió ocultar la caja para que le fuera revelada llegado el momento. Demostraría que era digna de su contenido si lograba resolver el puzzle. El joven unió las piezas sobre la nieve, que brillaron al estar juntas, se abrieron y formaron una oquedad en la que escondió la caja. El puzzle se cerró sobre si mismo y sobre la madera aparecieron tres dibujos, uno en cada pieza: un sol, una estrella y una luna. Däyn deshizo el puzzle y dejó los fragmentos en la nieve. 

Era el momento de ir tras ella. El viento comenzaba a levantarse con fuerza y había empezado a borrar las huellas que había dejado anteriormente en la nieve. Aquello le recordó que en su viaje hacia el norte había conocido a un sabio que le había mostrado una interesante forma de desplazarse... los vientos de cristal. Con una sonrisa, se concentró y al poco tiempo unos finísimos cristales aparecieron ante el danzando. La luz de las estrellas los hacía brillar místicamente, y, mientras contemplaba su belleza, se dejó llevar en su abrazo... 


El lugar era muy oscuro y no había luna. La única luz que podía guiarle era la antorcha que custodiaba la entrada a la cueva. El silencio era profundo, debía moverse con cautela si no quería que le descubriera, aunque en el fondo quería hablar con ella. Quería contarle todos aquellos misterios, ser su guía en el camino... pero sabía que no podía, era un... 
Unos pasos le apartaron de sus cavilaciones. Se acercaba. Se escondió a un lado de la cueva, no podría verle entre tanta oscuridad siempre que se alejara de la tea. Justo en aquel instante, salió mientras el viento la reclamaba para llevarla al norte. La contempló mientras desaparecía con los símbolos de su destino grabados en la mano...



Dedicado a Dani, ¡feliz cumpleaños poeta!

20 octubre 2014

Aube (II)


Era un lugar etéreo y muy hermoso. Las paredes y el suelo eran de piedra, pero a través de ellos se veían fragmentos de cielo del mundo mortal, con sus nubes y luz solar iluminando de azul la atmósfera. Tanto el techo como las paredes tenían grabados en una lengua desconocida que parecía muy antigua, tal vez céltica, o incluso indoeuropea. Trató de descifrarla, pero no fue capaz. Tan solo pudo perderse en la belleza y misticismo que le confería a aquel sereno lugar. Después comenzó a pasear y descubrir los rincones más ocultos de aquel silencioso espacio, donde solo la melodía de unas campanillas le recordaba sus lazos con el mundo inmortal. El tiempo parecía detenerse entre aquellos muros sin fronteras, de modo que no sabía decir si llevaba instantes o siglos errando por la estancia... Todo era volátil y al mismo tiempo en perfecto equilibrio. El aire era puro y el éter fluía sutilmente entre los muros llenando la estancia de una atmósfera de armonía y serenidad. Cuando volvió a mirar los grabados de las paredes, la lengua desconocida cobró significado y pudo leerla como si la conociese de siempre. Revelaba todos los misterios de la humanidad y del enigmático cosmos que moraban. El origen de la vida y la creación del universo; los secretos del firmamento y de todas las estrellas que lo conformaban; el significado de las pinturas de sus ancestros en las cuevas; la filosofía de los antiguos griegos y romanos; los misterios que rodeaban a todas las civilizaciones que en algún momento habían existido sobre la faz de la tierra; No existían secretos para ella en aquel espacio de inmortalidad...

Un cambio en el ambiente hizo que sus ojos dejaran de reflejar la eternidad por un instante. Un portal en el cielo azul se abrió para darle la oportunidad de regresar a su mundo mortal. Si ese era su deseo, podía cumplirlo... Tan solo debía escribir su historia, los detalles de cómo quería que fuera esa vida... Tenía que decidir, o la eternidad en aquella esfera, u otra vida en la tierra. Sin pensarlo, fue hacia la escribanía y tomó la pluma...

"Nacería en un remoto pueblo del norte. Una aurora boreal presagiaría sus poderes de sacerdotisa. Sería un invierno duro y la nieve lo cubriría todo. Ella sería la esperanza para sus porvenires... Su infancia sería feliz y tranquila. Crecería entre la naturaleza salvaje y las luces del norte. Aprendería las artes de la magia, la curación y la filosofía. Y entonces se iniciaría como sacerdotisa... Los rituales secretos en el silencio de la noche. Las constelaciones, las runas arcaicas y las profecías de sus ancestros. Los solsticios y los equinoccios, el influjo de la luna. Todos los enigmas de su civilización y su sabiduría... El paso de las estaciones le otorgaría sus dones. Las fuerzas de la naturaleza se doblegarían ante su poder. Sus hermanas la revelarían como la elegida. Y entonces sería la nueva Suma Sacerdotisa de su orden... La paz de su mundo no duraría para siempre. El devenir de los cambios no podría eludirse. La rueda de la fortuna rotaría y el cosmos sentiría su fugacidad. Lo oculto se desvelaría en los albores del siglo y la iluminación traería oscuridad... "

La joven suspiró y posó la pluma. Era duro escribir los aspectos negativos de su existencia, pero era esencial. La fuerza de su carácter sólo se forjaría a través de los infortunios a los que se sometería por voluntad propia. Y pensar que cuando se hallaba en tierra desconocía toda esta verdad...

"El templo sería erigido durante la primavera. Su orden invocaría a la luz en verano. La oscuridad trataría de conquistarles durante el otoño. Y las tinieblas serían desterradas en invierno... Un eclipse de sol profetizaría un cambio en los hados. La alineación de los planetas sería signo inequívoco de paz. Un eclipse de luna pronosticaría el comienzo de una nueva era. La triada simbolizaría el inicio de su decadencia... Nombraría una sucesora digna de su destino. El templo sería custodiado por ella y sus hermanas. Su retiro sería dulce y apacible lejos de la realidad de la orden. Una aurora boreal predeciría el fin de sus amaneceres. Y entonces su existencia en el mundo se extinguiría..."

La joven dejó de escribir. La luna brillaba a plena luz del día entre las nubes del cielo mortal creando una bella imagen que le daba un aire místico al azul de la atmósfera. Aquella tranquilidad hacía que sus pensamientos fluyesen suavemente... Ese sería el hilo conductor de su existencia en la tierra. Había nacido para ser sacerdotisa, y lo sería siempre y cuando aún fuese posible en aquel mundo. Era su destino, el que escribía una y otra vez durante las distintas épocas que existía en el universo efímero, donde cada vez revelaba más secretos. Los mundos antiguos eran hermosos, su alma estaba enamorada de ellos, y por ello regresaba siempre. Cuando ya no pudiera volver a esos reinos de sabiduría arcana, cuando los rituales se hubieran olvidado, cuando los misterios del mundo ya no fueran desvelados por los seres iluminados, entonces cruzaría a aquella tierra de su visión. La joven tomó la pluma y prosiguió escribiendo su destino para renacer en el mundo...


The end.

15 octubre 2014

Aube (I)


La niebla nacarada cubría todo a su alrededor. Cuando empezó a despejarse, pudo ver un hermoso paisaje que le daba la bienvenida. Era un lugar maravilloso, una suerte de jardín del Edén. Los árboles se extendían indefiniblemente a lo largo de aquellas bellísimas tierras. Las playas de finísima arena bordeaban la preciosa costa y los acantilados que abrazaban el profundo océano que brillaba a la luz del sol, majestuoso, rodeaban aquella perfecta visión. Era el lugar más hermoso que jamás había visto, y todo en el parecía convivir en armonía y paz. La naturaleza virgen le recordaba a una era primigenia donde los seres que habitaban el mundo comenzaban su andadura, curiosos e ilusionados por descubrir el hermoso lugar que les había sido legado por sus ancestros y del cual desconocían casi todos los secretos y enigmas... Un mundo misterioso cuya historia escribían a cada paso, revelando toda la sabiduría que eran capaces de desvelar para conquistar sus tierras y a ellos mismos... Un lugar al que pertenecían y que llevarían por siempre en sus corazones, porque era la tierra que les había visto nacer, prosperar a través de los tiempos, crear más allá de todo entendimiento, realizar todos sus sueños... 

El paisaje se desdibujó lentamente y la niebla se arremolinó a su alrededor ocultando aquel hermoso mundo... Tras unos instantes en los que una sensación de eternidad fluyó por sus pensamientos, la niebla comenzó a despejarse de nuevo y pudo ver una antigua civilización que habitaba en una isla paradisíaca dominada por un volcán. También se vio a si misma guiando con la fuerza de un cristal un barco volador por encima de aquel lugar. Parecía ser una sacerdotisa que viajaba entre la misteriosa isla y un lejano bosque en el que vivían en secreto otras sacerdotisas. Había una cueva próxima a un círculo de piedra...

La niebla volvió a cerrarse a su alrededor ocultándole la visión. No entendía qué era lo que acababa de presenciar, pero sabía que era la única que podía revelar aquel enigma. No sabía dónde se hallaba, pero la sensación de paz era indescriptible... Tras unos instantes en los que sus pensamientos fluyeron hacia la eternidad, la niebla volvió a despejarse y pudo ver un paisaje que parecía pertenecer al lejano oriente. Las montañas se erguían cubiertas de nieve en su cima, aunque la naturaleza reflejaba el otoño o la primavera. Los bosques eran muy hermosos y silvestres, profundos y misteriosos como nunca antes había conocido, y sus tonos rojizos eran tan bellos que no podía describirlos porque no encontraba palabras... Los árboles mecían sus hojas con la brisa y unas flores de cerezo se deslizaron hasta una mística pagoda en la que unos ancianos reverenciaban a sus dioses... Quizá eran los guardianes del templo, los custodios de la verdad... Los únicos que comprendían todos sus misterios y que buscaban honrar a las antiguas divinidades que una vez adoraron sus ancestros en el origen de su civilización... Le recordaba a una vieja historia sobre la leyenda de un dragón que le habían contado una vez hacía tiempo. También se vio a si misma relatando esa misma historia en la pagoda... Las flores de cerezo se deslizaron ante sus ojos y la llevaron hasta las tierras más lejanas, donde nacían las montañas y no existían fronteras para la naturaleza que convivía en armonía con los seres humanos. Su belleza era tal que deseó vivir allí de nuevo como guardiana del templo...

La niebla desdibujó la imagen y se arremolinó a su alrededor ocultando aquel bello paraje. El enigma de aquellas visiones era fugaz, sabía que tarde o temprano lo desvelaría, estaba en su mente. Tras unos instantes en los que la eternidad fluyó a través de sus pensamientos, la niebla comenzó a despejarse y pudo ver una pirámide maya que se erguía contra el cielo y los montes que la rodeaban... Los monumentos de piedra adornaban el lugar con sus tallas grabadas para honrar a los dioses y los jóvenes inscribían en sus tablillas los glifos para dejar constancia de su paso por la historia... También se vio a si misma en la pirámide frente a una vasija ritual llena de sangre haciendo una ofrenda de sacrificio a las deidades para agradecerles la buena fortuna de su pueblo... Volvía a ser una sacerdotisa de una cultura antigua y perdida en el tiempo porque al parecer ese era el destino que había elegido en todas sus vidas...

La niebla cubrió lentamente todo a su alrededor y se perdió en el silencio de sus pensamientos... Sus recuerdos aún eran nítidos pese a que ya no pertenecían a este mundo... La melodía de la eternidad creó un portal para ella que la llevaría al mundo de las esencias puras, donde su psique encontraría un lugar para reflexionar acerca de su vida y el destino que le esperaba. Suavemente, se deslizó hacia el portal inmersa en una diáfana sensación de inmortalidad, sabiendo que su nuevo sino aún no había sido escrito y que por ello su voluntad era libre de soñar con todo lo que siempre había deseado y que tal vez se otorgaría en la vida que le había sido concedida a su espíritu en el mundo mortal, donde las esencias cobran vida más allá de los límites de la inmortalidad y el pensamiento eterno...


End part I

09 octubre 2014

Ádhmharaighe

- ¿¿Êdimbürgh?? ¡Eso está lejísimos, allende los mares!

Märga miró fijamente a Polvo de Galleta. No sabía qué le sorprendía más, que estuviera dispuesto a hacer lo que fuera para recuperar su cuerpo pero ir a aquel sitio le pareciera lejísimos o que hubiera usado la expresión "allende los mares". En serio, la dejaban alucinada.

- Pero bueno, os teletransportaría...
- ¡Ah, vale! entonces bien.

Alucinada.

La risita pánfila de Pänsy la sacó de sus pensamientos. Tenía que actuar con rapidez, estaba harta de ser un hombre y Polvo de Galleta parecía inexplicablemente igual de incómodo que ella. Con firmeza, les obligó a formar un círculo.

- Oye una cosina... ¿si puedes teletransportarnos, por qué nos has hecho caminar estos días? -preguntó Chico-chica. El resto del grupo asintió mostrando acuerdo. Al parecer llevaban tiempo queriendo preguntárselo.
- Primero, porque no conocía la ubicación exacta del lugar al que nos dirigíamos. Segundo, caminar es bueno, ¡so vagos! Y tercero, ¿que es eso de "oye una cosina"? Me has recordado a un amigo -sonrió la meiga. 


Poco tiempo después, el grupo se materializó en unas tierras cercanas a la costa de Êdimbürgh.

- ¿Dónde estamos? -preguntó El doble de chico-chica.
- En Êdimbürgh... ¿dónde si no?
- ¿Y qué hacemos aquí? -se interesó El novio de Princesa.

¿Le estaban tomando el pelo?

- Venimos a... en serio, ¿no os habéis enterado?

El grupo parecía extrañamente confuso.

- Soy Märga la meiga, he venido a recuperar mis poderes.

Polvo de Galleta miraba a todos por encima del hombro. ¡Ella no se daba aires! ¿Qué hacía?

- Pero...
- Silencio, Polvo. Debo encontrar el sendero de la verdad con mis artes mágicas.

La meiga no sabía qué decir. ¿Qué estaba ocurriendo? Una risita pánfila hizo eco en su mente.

- Pänsy...
- Te seguimos, Märga -dijo Princesa a Polvo de Galleta.
- ¡Yo soy Märga! -perdió la paciencia la meiga.
- ¡Mentiroso! ¡tu no eres nadie!
- ¿Cómo os atreveis? ¡estáis todos hechizados! -gritó ella.
- ¡No lo escucheis! ¡reducidlo!

Märga se vio rodeada y antes de que se lanzaran a por ella ejecutó un conjuro que le permitió desaparecer.

- ¿Adónde ha ido? -preguntó Km3.
- Ni idea... pero me ha robado la magia. Debemos encontrarle y obligarle a dármela.


La meiga apareció instantes más tarde a poca distancia de allí y se ocultó tras unas rocas. ¿Qué había pasado? Aparentemente Pänsy quería reírse a su costa embrujando a sus compañeros para que le dificultaran la tarea. ¿No tenia bastante con lo que le había pedido? Al parecer no, pero no importaba. Ella también sabía jugar, y aún conservaba sus poderes...



Dedicado a Marga, ¡feliz cumpleaños churri!

01 octubre 2014

Hand of sorrow

Era un ser terrenal, los designios de la Diosa no eran para él. Tenía el amuleto de rubí, pero no significaba nada.

Era una criatura de la tierra, no era digno de gloria. Tenía el anillo de ópalos, pero no simbolizaba nada.


Los pensamientos oscuros sumían a los dos Elegidos mientras se dirigían al oeste. La siniestra y enigmática sacerdotisa había nublado su juicio y a la vez les había mostrado el camino, pero había hecho mella en su raciocinio, más de lo que podían imaginar...

- Aquella mujer... -comenzó Prôed antes de que su voz se quebrara.
- No dejo de pensar en ella... -reconoció Lêandrö.
- Yo tampoco. 

El silencio se hizo entre ambos, que no volvieron a decir palabra hasta mucho tiempo después.

El atardecer fue ensombreciendo la luz hasta que apenas iluminaba el paisaje. Era una noche de luna menguante y casi no se veía nada.

- Deberíamos parar, socio.

Prôed alzó la mirada y se detuvo. 

- Hay algo extraño en este lugar -terció.
- ¿El qué?

No sabía explicarlo. Estaban en la linde de un bosque y aún se oía el susurro del mar, pues cabalgaban cerca de la costa. Parecía un sitio agradable, un páramo abandonado hacía tiempo por el que nadie pasaba y donde podrían hacer noche sin emboscadas. 

- ¿Un páramo en un bosque?

La voz del príncipe de los Leonîdas se oyó lejana, amortiguada, como si se hallase en lo más profundo del interior de una cueva. Incluso le pareció notar un deje femenino en su tono...

- ¿Estás bien, socio? -preguntó su amigo, preocupado.
- Si... yo... ¿no lo notas?

La voz del señor de Kyrien se escuchó alejada, opaca, como si se encontrase en un recóndito abismo. Incluso le dio la impresión de que tenía un deje femenino en su tono...

- Vale, creo que se a qué te refieres.
- Esa bruja nos ha hechizado.

Lêandrö le miró fijamente. No podía revelarle su visión, pero tenía la certeza de que eso simplificaría toda la misión. Adivinó por la mirada de su amigo que el pensaba exactamente lo mismo. 

- La Gran Señora quiere que sean dos los Elegidos, y empiezo a creer que cada uno ha de cumplir su propio destino... 
- Jo, a veces te pones tan profundo... -dijo Lêandrö con voz soñadora.
- No te rías, es en serio. La profecía...
- Si, si, la profecía, el oráculo, yo solo sé que estamos en un sitio que me da muy mala espina y no tiene sentido y que tengo hambre y sueño...
- Espera...

El heredero al trono de Nrym bajó de su montura y se aproximó a uno de los árboles. Había visto un símbolo parecio a los Äen, pero...

- Escrito como si no dominaran la lengua...
- ¿Qué dices? me he perdido... -suspiró Lêandrö mientras su estómago rugía temiblemente.
- Creo que los símbolos pertenecen a los seres de las estrellas... -susurró Prôed acariciando la corteza.
- ¿Los seres de las estrellas? jijiji... -rió por lo bajo el príncipe.
- ¡No te rías! ¿no crees en ellos?
- Bueno... los antiguos hablaban sobre su existencia, en las runas los mencionan... aunque...
- ¡No crees! ¡y luego los salvajes somos los de Kyrien!
- ¡Vuelve a montar a Cólera, tendrá más gracia..! 

- ¡Son ellos! ¡la sacerdotisa era una de su clan! -gritó Prôed, eufórico.
- Valeee... Si eso voy buscando algo de caza o alguna baya y tu descifras los caracteres... -propuso Lêandrö, poco convencido.
- ¡De acuerdo! ¡ya verás, Lêan!



Dedicado a Leandro y Pedro, ¡feliz cumpleaños majos!

26 septiembre 2014

Nimrod

De nuevo se veía sumergida en el reino de los sueños. Lo sabía porque aunque todo parecía real la piña bailarina vestida de hawaiana desentonaba con el resto de la escena. Ëve suspiró y las palabras del caballo alazán regresaron una vez más a su mente. "Diles que te cuenten quién sueña realmente"... ¿A qué se refería? Mientras pensaba, echó un vistazo a su alrededor y sintió un escalofrío. El paisaje había cambiado y ahora se encontraba en un bosque frondoso y oscuro que le recordaba terriblemente a...

- Vamos, no fastidies... -dijo para sí. 

El hombre enorme cuyo rostro quedaba oculto en las sombras confirmó sus sospechas. Estaba soñando con aquella espantosa película. Sin pensar, echó a correr cuando aquel psicópata comenzó a perseguirla. No sabía cómo huir de él o lograr que el sueño volviese a cambiar, un miedo irracional la atenazaba y no la dejaba concentrarse. La piña hawaiana la adelantó corriendo con sus pequeñas patitas y la joven soltó un bufido de risa al verla escapar, era demasiado cómico. Sin que supiera cómo explicarlo, el hombre alcanzó a la piña ignorando su presencia y comenzó a cortarla en pedacitos con una sierra eléctrica. Luego sacó un bol de su bolsillo y la juntó con otras frutas troceadas para después ponerse a comer. Mmhmh... ¿traumático?

- Será mejor que nos vayamos... -susurró una voz a sus espaldas. Ëve se giró y vio al Mirón Cara Plana, que la tomó de la mano y la alejó entre nubes de niebla del lugar.
- ¿Adónde me llevas? -preguntó ella, suspicaz.
- Ya lo verás.

La niebla se disipó y vio ante sí un magnífico paraje tropical que parecía sumamente relajante.

- Vaya... esto me recuerda a la pobre piña...
- Jajaja, lo siento...
- ¿Qué piña?

El Palomitero apareció entre unas plantas junto con el resto de sus amigos.

- Pues verás...

Cara Plana le contó lo relativo al otro sueño de Ëve mientras ésta los contemplaba pensativa. Tenía que saber la verdad.

- Chicos...

Los personajes de sus sueños dejaron de hablar y la miraron fijamente con resignación.

- El caballo...
- Tonterías. No confíes en él, sólo es un caballo soñado -terció el Taxista.
- Que no te quite el sueño... ¿eh? ¿eh? -bromeó Pini.
- Vosotros también sois soñados...
- Déjalo estar... 

La joven guardó silencio. Le ocultaban algo. ¡Pero si solo eran personajes fruto de su imaginación! Fruto... pobre piña...

- El silencio les conviene.

El precioso corcel alazán surgió de entre la espesura ante la mirada de sus amigos. Claro, tanto pensar en él hizo que se materializara, pensó Ëve.

- ¡Olvídalo, kelpie, nunca la tendrás! -gritó la chica que parecía un chico.
- Pero los kelpies son negros o blancos... -observó Ëve, enternecida por las palabras de la chica.
- Es un sueño, es lógico que ciertas piezas no encajen... -observó a su vez Cara Plana.

El kelpie sonrió de forma siniestra para después pestañear con inocencia.

- Soy parte de un sueño. No puedo hacerte daño. Solo quiero que sepas la verdad -susurró a la joven.
- ¿Qué verdad? -preguntó ella. 



Dedicado a Eva, ¡feliz cumpleaños guapa!

23 septiembre 2014

Es war einmal

Andre abrió los ojos lentamente y lo que vio la dejó casi paralizada. Ttudo se acercaba teatralmente hacia ella con los ojos cerrados y los labios fruncidos, el hada morena parecía luchar con todas sus fuerzas para contener la risa y... ¡Ttudo pretendía besarla! La princesa no supo cómo reaccionar y su primer instinto fue incorporarse, pero lo hizo tan rápidamente que golpeó al Reotipo en la frente.

- ¡Au! -chilló este.
- ¡Tetudo! ¡lo siento muchísimo! ¿estáis bien?
- ¡Ay..! si, no os preocupeis, princesa, ¿vos estáis bien?
- Eso creo...

El hada reía de forma cantarina y Andre la miró de soslayo. Seguía sin gustarle nada.

- Debemos irnos de aquí, este bosque me da muy mala espina...
- Estáis hechizada, aunque huyáis del bosque el conjuro os acompañará... -canturreó Fairy.
- No deseo permanecer en este lugar por más tiempo. Nos vamos.

La princesa se levantó muy resuelta y se alejó seguida de un decepcionado Ttudo. Fairy los contempló y esparció un poco de su polvo de hada por la roca musgosa. El resto de hadas rieron alegres y desaparecieron junto a ella. 


El bosque de Yngre se encontraba en los confines entre la región oeste y sur, y era el mejor atajo para atravesar hacia el este, donde se encontraba el tesoro perdido de los Reotipos. Sin embargo, era un lugar muy peligroso y oscuro, poco frecuentado por las diferentes razas de su reino, pues todas lo temían por igual. Hacía mucho tiempo había estado habitado por una temible bruja a la que los antepasados de Andre habían exiliado del reino. Esta, antes de irse, había dejado su impronta maligna y tenebrosa en aquel paraje, y era imposible de eliminar. La princesa recordó vagamente haber propuesto cruzar por aquel sitio para encontrarse con unos Feros de confianza en el límite sur, y a pesar de la negativa de su compañero a recorrer el territorio, al final lo había convencido.

- Siento que esto haya ocurrido... lo de mi embrujo, no pretendía causar dificultades... -se disculpó Andre.
- No es culpa vuestra, bella princesa, vos no caísteis a propósito en aquel anillo de hongos... 

Con una sonrisa triste, Andre prosiguió caminando. Sabía que estaban cerca de su destino, pero aquel sombrío bosque no la dejaba orientarse con la facilidad esperada, y los Feros no osarían entrar en el dominio, por tanto no podían arriesgarse a permanecer quietos y aguardarlos. Tendrían que atravesarlo como fuera y era mejor darse prisa, antes de que el hechizo volviera a robarle su raciocinio.

- ¡Tetu... Ttudo! ¿Qué es esto? -preguntó con voz ronca al desviar la vista hacia el terreno fangoso.

De pronto, unas luces pálidas la hicieron detenerse en el acto. 

- Nos estamos acercando a una ciénaga... quizá... ¡OH, NO!

Era demasiado tarde. La princesa contemplaba los fuegos fatuos inmóvil y absorta. 



Dedicado a Andrea, ¡feliz cumpleaños cuca!

14 septiembre 2014

Hills of myst


La silenciosa quietud del bosque hacía que la vida nocturna resurgiera de su letargo diurno y pasease por sus dominios con libertad. Las luciérnagas iluminaban con su tenue luz los arbustos en los que moraban ocultas, los búhos ululaban sus misteriosos cánticos y los grillos componían sus sinfonías en armonía con la naturaleza. La Madre Tierra erraba entre los árboles admirando cuanto la rodeaba... Amaba esos tranquilos parajes, su prístina belleza, el aire puro que se llenaba de las fragancias de la flora que consentía crecer en aquel idílico lugar... Nunca lo cambiaría, pero los tiempos estaban cambiando. Los seres de la tierra habían olvidado la divinidad de todo aquello que les daba la vida y cada vez se veían menos ligados a sus orígenes. Sus mentes divagaban lejos de la filosofía natural que les había acompañado en sus principios bajo el manto de estrellas que había sido su inspiración y la firme tierra bajo sus pies que había sido su hogar. La vieja sabiduría se perdía en las generaciones; las antiguas civilizaciones y sus creencias no tenían cabida en el nuevo mundo, en el que todo era diferente, y el paso de las estaciones, las misteriosas constelaciones, el lenguaje de la naturaleza y la cadencia de las melodías del viento, la vegetación y los océanos nunca más tendrían significado para ellos. Habían perdido su esencia, aquello que les hacía especiales y únicos, que nada más ni nadie podría poseer... Las voces de los seres que se encontraban más allá, en el espíritu de la naturaleza, aún se oían, pero eran muy pocos los capaces de escucharlas. La Madre Tierra se unía a sus cánticos y creaba bellas sinfonías con todos los elementos naturales que podían recordar a aquellos seres de tierra que su hogar tenía vida propia: magníficas tormentas, impetuosos oleajes, tempestades de lluvia y nieve, implacables volcanes y seísmos... Las auroras boreales y la misteriosa belleza de los parajes helados, el enigmático desierto y los secretos que ocultaba enterrados en la arena, y las selvas impenetrables junto con los piélagos más insondables configuraban un mundo hermoso al que ya a nadie parecía impresionar... Las constelaciones no regían el destino de aquellos seres que un día sintieron fascinación por ellas, la luna no dominaba sus instintos y los solsticios y equinoccios pasaban desapercibidos en el calendario... La Madre Tierra no sabía cómo recuperar a los que fueron sus más fieles allegados y dejaba que sus pensamientos divagasen entre los árboles ancestrales que habían sido testigos de la grandeza de las razas que habían vivido en aquellos territorios en un pasado que parecía muy lejano e inalcanzable... Las voces de los seres que se encontraban más allá entonaron sus cánticos y plegarias en busca de la iluminación de los seres de la tierra... Solo ellas harían que pudiesen recordar la belleza y majestuosidad del que aún era su hogar... La eufonía de sus palabras llenaba el bosque mientras se acercaba el amanecer y su suave cadencia llenaba el corazón de la Madre Tierra de promesas de un futuro en el que sus descendientes nunca olvidaran el significado de su origen y la nobleza del lugar que les había dado la vida... 



Dedicado a Veneranda, una auténtica amiga.

07 septiembre 2014

Once again

¡Un año más en este blog! Como ya se va haciendo sabio y tiene una madurez que le permite experimentar, esta temporada va a ser diferente... un año conceptual. Me voy a dedicar a aunar mis grandes pasiones, la escritura y la música, de modo que, salvo las historias de cumpleaños -¡bienvenidos Dani y Sedna!- el resto de relatos van a ir acompañados de música, respetando por supuesto la saga anual, una de mis tradiciones ancestrales. Saludos a Lunacy (Illumination) y... ¡comienza la aventura!


In memoriam:

* Fônsö: Una historia con mucho potencial en la que se filosofa de forma misteriosa acerca de las personas cuyo carácter es curiosamente parecido...


Premios de la Academia Milan Manor:

Mejor historia: "Juvenilia".
Mejor guión original: "Millenium".
Mejor guión adaptado: "Beyond the dawn".
Mejor montaje: "Beneath the rose".
Mejor fotografía: "Black Symphony".
Mejor director: Wherynn.
Mejor personaje masculino: Lêandrö.
Mejor personaje femenino: Akinom.
Mejor personaje revelación masculino: Däyn.
Mejor personaje revelación femenino: Sêdnä (Lady Blue Kanoo).
Mejor nombre de personaje masculino: Ark-los (secundario).
Mejor nombre de personaje femenino: Ione.
Mejor interpretación: Aîcliä.
Mejor interpretación conjunta: Lêandrö/Prôed.



Dedicado a Alias Pseudónimo, pura creatividad. 

18 agosto 2014

Polychromy

Tenía que escapar de aquel lugar antes de que fuera tarde. Estaba claro que la escritora había perdido interés en su relato, su imaginación se había extinguido o había olvidado aquella narración en la que le había abandonado a su suerte... Esperanzado, contempló a la narradora. Su imagen permanecía helada y no se inmutó. De acuerdo, cuestionar sus dotes literarias no iba a liberarlo... debía buscar otro camino.

De pronto, se percató de algo. Las siluetas informes habían adquirido una llamativa policromía que le hizo pensar que no estaba perdido en aquel mundo narrativo. El silencio le rodeaba, y el paisaje comenzó a configurarse en un bosque de neblina pigmentada que debía atravesar para abandonar aquel lugar para siempre. No tenía voluntad propia, pero sabía que era lo que ella quería, así que la dejaría guiar sus pasos. Por otra parte, la narradora ya no escribía, así que tal vez no era más que un recuerdo perdido en algún recóndito lugar de su memoria... ¡Oh, pero qué filosófico se estaba volviendo! 



Dedicado a Pelayo, ¡feliz cumpleaños!

08 agosto 2014

Beautiful liar

El frío aire de la noche les despejaba mientras abandonaban el lugar volando. Era muy cansado, pero no podían arriesgarse a continuar a pie hasta que hubieran salido de los confines del bosque. 

- A ver, deja que adivine... Si estamos en Gülynes significa que nos hemos desviado bastante de nuestra ruta... Y si mi geografía no me falla, al norte está Nôr, al sur Ôklam, al este Nÿruve y al oeste... ¿Dônydam? -razonó Srynna.
- Pero... hay que ver... ¡no has dado ni una! -se asombró Jeanpo.  
- ¿Cómo que no? -se ofendió la otra mientras Wherynn contenía la risa una vez mas.
- Veamos... ¿sabes que el sol sale por el eeeste, no? -se burló su amigo.
- Si... 
- ¿Según tu en qué dirección volamos ahora?

Srynna se quedó en silencio y miró con poco disimulo a su alrededor. Era noche cerrada y ni siquiera veía la luna. Observó las estrellas y tras un largo rato probó suerte contestando "hacia el oeste".

- ¡Muy bien! -alabó Jeanpo- pues al oeste de Gülynes... está Êmydio.
- ¡NO!

Wherynn y Jeanpo suspiraron al mismo tiempo. Se lo iba a poner difícil...

- ¡¡Yo ahí no voy!! -gritó la ermitaña.
- ¡¡Sssh!! te recuerdo que aún sobrevolamos el bosque... -susurró Wherynn.
- ¡Tenemos hechizos silenciadores! ¡no me engañéis! ¡yo a Êmydio no voy!
- Sólo fue un cinturón...
- ¡Me da igual! ¡tiene que haber otro camino hacia Kôyn!
- Es el atajo más... vamos, es por dónde más se ataja -explicó Jeanpo.
- ¡Y tienen posadas muy acogedoras! -trató de convencerla Wherynn.
- ¡No puede ser! ¡exijo una votación..! Oh, olvidadlo... -dijo tras darse cuenta de que sólo eran tres.
- Se buena y te compraremos alguna poción gore de esas que tanto te gustan...

La joven miró a su amigo y una sonrisa escapó de sus labios en contra de su voluntad.

- Está bien... pero ahora tengo curiosidad, ¿qué hay en los otros puntos cardinales?


Varias horas más tarde por fin llegaron a Êmydio. Era un pueblecito antiguo y modesto donde los viajeros solían ser tratados con suspicacia debido a la posibilidad de que se trataran de habitantes de Gülynes. Sin embargo, una vez comprobado que eran viajeros de paso hacia otras tierras, la gente era muy amable.

- ¡Estoy a-go-ta-da! -recalcó Srynna cuando volvieron a tocar suelo. 
- Al menos no te duelen los pies... -apuntó Wherynn.
- Si, menuda suerte... -contestó la otra con sarcasmo.
- No me parece prudente buscar alojamiento tan cerca del amanecer, la gente sospechará de que hayamos viajado durante la noche -dijo Jeanpo.
- ¿Qué mas da? somos unos pobres aventureros que han escapado de Gülynes con vida, deberían tratarnos con respeto y amabilidad...
- Ya, Sry, pero no siempre es así...
- A lo mejor podemos preguntar a aquel joven...
- ¡Whers! ¡no empieces!

La sacerdotisa rió ante la mirada furiosa de Srynna. 

- Venga, dejadlo. Podemos echar un sueñecito ahí, cerca de esa granja.

Jeanpo señaló una granja que parecía abandonada y tenía unos amplios establos.

- Pensarán que somos unos vándalos...
- Yo necesito descasar, no me importa. Mañana daremos explicaciones -terció Srynna mientras entraba en el lugar.


Era casi mediodía cuando Wherynn abrió los ojos. Los rayos del sol le daban en pleno rostro y la habían despertado, aparte del rumor de los moradores del pueblo, que realizaban sus tareas cotidianas ajenos a su presencia.

- Despertad... tenemos que movernos -susurró a sus compañeros.
- No... estoy muy cansada... -se quejó Srynna medio dormida.
- Whers tiene razón... hay que... levantarse ya... -se desperezó el guerrero.

Tras un rato mientras sus amigos se espabilaban, Wherynn espió a los habitantes del pueblo oculta entre los tablones de una de las paredes del establo. Todo el mundo parecía tranquilo, muy diferentes de los magos y hechiceros de Gülynes. Debían vivir con cierto temor, pero no lo mostraban, o quizá ya se habían acostumbrado.

- ¿Vamos? -preguntó Jeanpo apareciendo a su espalda.

Los tres amigos caminaron por el pueblo en busca del templo que les permitiría trasladarse a Kôyn. Se encontraba a las afuera y un anciano enjuto les señaló el camino. Tras atravesar una pequeña arboleda, llegaron al sitio indicado.

- Espero que esta vez viajemos sin contratiempos... -suspiró Srynna, que tenía ganas de regresar a Yamedoria.
- Pues me da a mi que no... -dijo Jeanpo señalando a unos hombres que se acercaban por otro camino con aspecto de pocos amigos -poneos en guardia.



Dedicado a Saryna, ¡feliz cumpleaños!

28 julio 2014

The Path of Wind













Epílogo


Nunca habría imaginado nada igual, ni en los mil años de historia que tenía su castillo. Estaba viendo su propia alma, la personificación de todo aquello que le hacía ser como era, y sin embargo, la notaba tan distante... tan cercana... tan... desconocida. La joven lo miraba como si lo supiera todo, eso le hizo sonreír. Quizá era tan soberbia como el mismo... El caos de la tormenta se apoderó de él por un instante y empezó a verlo todo claro. 

- Tu provocas mis visiones -aseveró Fônsö.
- Si.
- El cáliz nos permite viajar entre los mundos.
- Si. 
- Y el meteorito... 

Lady Whers le miró significativamente y sonrió mientras la lluvia transformaba el paisaje con su neblina. Fônsö se puso muy serio.

- No puedes hacerlo... -dijo el joven con cierto tono de amenaza.
- ¿Vas a evitarlo? -preguntó ella con sutil desafío.
- Si. ¿Lo dudas?
- En realidad te conozco muy bien... pero eso ya lo sabes -murmuró ella mientras dominaba la tempestad.

No entendía nada... ¿Cómo se atrevía a hablarle así? ¡Era el! ¡El nunca se hablaría así! O si... Oh, era imposible...

- El tiempo apremia, debes elegir -susurró el espíritu del bosque.
- No quiero, aún tengo... es decir, quiero, pero... -titubeó él, pensativo.
- No seas misterioso. Sabes lo que quieres. ¿Tienes valor para conseguirlo?

En serio, no podía agraviarlo de ese modo. Tenía un alma muy impertinente, a decir verdad. 

- Claro que sí. Me conoces.
- Y tu a mi.

Fônsö miró a su alrededor entre la tormenta. Los rayos se sucedían con rapidez y los truenos casi silenciaban sus voces, aunque no se había dado cuenta hasta entonces. De pronto, como si llevara esperándolo desde que descubriera la verdad, vio aparecer en la linde del bosque el espejo en el que se había mirado hacía ya algunos años y había visto su alma. Lady Whers hizo un gesto y ambos se encaminaron hacia el. Cuando lo alcanzaron, el guerrero pudo ver aquel místico y antiguo mundo que tanto anhelo tenía por conocer. Cogiendo aire, se quitó el amuleto en forma de cáliz, se lo colgó a la joven del cuello y atravesó el cristal mientras su alma quedaba atrás...


Un meteorito cruzó el firmamento cuajado de estrellas. Su brillante luz relució en la oscuridad y sus restos dejaron una impresionante lluvia de meteoros que pasó desapercibida para todos, excepto para una joven que contemplaba la escena pensativa. Era la señal que había estado esperando. Con fuerza, asió las riendas de su caballo, partió a galope alejándose del acantilado en el que había estado observando la escena y se dirigió a la espesura del bosque. 


Fin.



Dedicado a Alfonso, ¡feliz cumpleaños majo!

27 julio 2014

Moon roses

La fría pared de piedra tras la que se habían ocultado era lo único que les separaba de Snape. Wherynn y Ädri trataban de contener la respiración, no podían delatarse. 

- ¿Cómo es que la ha descubierto? -preguntó Wherynn refiriéndose a la salamandra en un susurro tan imperceptible que Ädri no lo oyó. 
- Nos va a pillar, nos va a pillar... -murmuró él, nervioso.
- ¡Plan B, plan B!

Wherynn buscó en su túnica y sacó dos botellitas de cristal. Le hizo un gesto a Ädri para que se la bebiera y éste se la tomó sin pensar a la vez que ella. Justo antes de que Snape abriera el hueco en la pared, Wherynn había transformado los colores de sus túnicas a verde y plata. 

- ¿Qué hacen ustedes aquí? -se sorprendió el profesor.
- Hemos... visto a unos Gryffindor deambulando por aquí. Queríamos espiarlos sin que nos vieran -respondió Wherynn.
- Entiendo... ¿saben algo de ésto? -continuó el profesor sujetando a la salamandra por la cola.
- Ni idea... -dijo Ädri.
- No...
- Está bien. Vuelvan a la sala común, yo me encargo. ¿Han visto por dónde se han ido?

Ädri señaló el pasillo que conducía a la entrada del castillo y Snape se dirigió rápidamente hacia allí. 

- Por los pelos... -suspiró Wherynn.
- ¿Llevabas poción multijugos? ¿por qué? ¡y con pelos de Slytherin! -se maravilló Ädri. 
- Pensé que las proyecciones podían fallar, como de hecho ha pasado, así que quise ser precavida...
- Menos mal... pero una cosa... ¿no podías ser tú la chica y yo el chico?

Su amiga rió con ganas. Con las prisas le había dado una botellita al azar y había resultado ser la que tenía el cabello de una chica, mientras que ella se había tomado la del chico.

- No importa... ya que estamos con estas pintas nos podíamos dar un paseo por la sala común de Slytherin...

Los ojos de Ädri brillaron. Siempre había querido entrar en aquella sala.

- ¿Pero cómo?

Wherynn apuntó a un Sly que había aparecido por uno de los pasillos y se alejaba lentamente.

- Solo sigámoslo...
- Vale...
- Oye, ¿no podrías andar más como una chica? -preguntó Wherynn ante los andares marimacho de su amigo.
- En cambio tu no tienes ningún problema... -puntualizó él. 
- ¡Eh..! ¿gracias?
- Jajajaja.

Ambos siguieron al Slytherin hasta que desapareció tras uno de los muros de la mazmorra.  

- ¿Has oído la contraseña? -dijo Wherynn mientras tocaba la pared.
- Pues no...
- ¿Y ahora? 
- Probemos... "¡sangre sucia!"

El muro no se movió.

- "¡Maleficio!" "¡Cruciatus!" "¡Avada Kedabra!".
- Creo que estás cayendo en tópicos... -observó Wherynn.
- ¿Y tu que propones? ¿"Flores y arco iris"?
- No, preguntarle a ese...

Otro chico apareció tras ellos con una gran sonrisa en la cara.

- ¿Sabéis qué? Snape anda buscando a unos Gryffindor que merodeaban por las mazmorras... ¡seguro que les baja un montón de puntos!
- Si, nosotros los vimos, lástima que no los cogiéramos a tiempo... -comentó Ädri para encajar.
- Ya... Maldición imperdonable.

El muro se movió y Ädri hizo un gesto triunfal hacia su amiga, que disimuló la risa. Los tres entraron en el pasaje que conducía a la sala común. Cuando llegaron vieron una amplia sala iluminada en tonos verdosos con sillones de cuero negros y sillas y mesas de madera tallada cubiertas de elaborados manteles.

- ¡Ooh, qué muebles más bonitos! -admiró Wherynn- Nunca me canso de verlos... -añadió cuando vio que el Sly la miraba raro. Ädri le hizo un gesto que pretendía ser coqueto y el otro sonrió. Cuando se fue, Ädri reprendió a su amiga.
- ¡Recuerda que eres un tío!
- ¿Qué pasa, no hay tíos con buen gusto para los muebles? -rió ella. Anda, demos una vuelta antes de que se pasen los efectos...

Aquella sala les dejó completamente fascinados. Era muy interesante, y tuvieron fuertes tentaciones de llevarse algún recuerdo, pero era mejor no tocar nada, así no podrían demostrar que habían estado en aquel lugar prohibido para ellos.

- ¡Ha sido genial! ¡quiero volver! -exclamó Ädri, entusiasmado.
- Se me ocurre algo mejor... ¿qué te parecería visitar el resto de salas comunes del castillo? -propuso Wherynn.



Dedicado a Adrián, ¡feliz cumpleaños champion!

26 julio 2014

Hocus Pocus

Recapitulando: Había encontrado a una genio en una botella que estaba en su ático. La joven les había contado que había nacido hacía trescientos años y que servía a brujas y magos, pero no a demonios. Se había escapado, les había concedido cuatros deseos (en vista de su generosidad), la habían liberado, la chica había perdido la memoria sobre su pasado como genio al ser liberada y les había contado su historia. 

- Sus padres tenían una gran fortuna y le habían preparado un matrimonio de conveniencia, pero ella no amaba a ese hombre... decía que no sabía nada sobre la magia... el sueño... el cristal azul que los unía... la profecía... las pociones de combate... 
- ¡Suerte que nosotras custodiamos las pociones! Y Sÿrmû es muy siniestro, no lo olvides...

Mâry interrumpió sus pensamientos al oír a Nälya. Estaba pensando en voz alta para ver si eso le daba alguna pista sobre lo que debían hacer con Yrguv... ¿Era buena o mala?

- Lo que está claro es que Shÿla está bajo su control -afirmó Mâry.
- ¿Eso está claro? espera... ¿bajo el control de quién?

Mâry se quedó callada. Ciertamente, ¿cómo había llegado a esa conclusión? estaba demasiado cansada para pensar con claridad.

- No se, creo que lo he dicho por decir... esta noche deberíamos hacer guardia, tal vez la luz blanca vuelva con más información...
- Ya se la ha jugado bastante al aparecer antes. No creo que pueda decirnos nada más.
- Entonces lo mejor será irnos a dormir, ya resolveremos esto mañana.
- Espero que no sea demasiado tarde... -suspiró Nälya.

La habitación de Shÿla e Yrguv estaba inusualmente oscura. La genio contemplaba por la ventana, silenciosa, mientras Shÿla la miraba a ella con la mirada perdida. 

- Querida Yrguv... es un placer volver a verte.

La joven se giró y vio ante sí a su prometido, cuya silueta se desdibujaba entre llamas azabache.

- Querido... he hecho todo lo que me ordenaste. Esta bruja está bajo mi control y pronto lo estarán las otras dos.
- Perfecto. Nadie podrá impedirnos hacernos con sus poderes. Cuando poseamos los de todas las generaciones de brujas a lo largo de la historia seremos invencibles...

Yrguv sonrió de forma macabra.

- Y después... acabaremos con ellas.


El día siguiente amaneció nublado. Mâry no sabía cómo enfrentarse a Yrguv y descubrir qué era lo que tramaba y si realmente era ella la que estaba detrás de todo. Tal vez incluso su prometido no era quien creían... ¡Menudo lío!

- ¿Sigues pensando en ello? deberías relajarte, cuando nos ataquen las neutralizamos y luego hacemos averiguaciones... -trató de calmarla Nälya.
- Estoy muy confusa... temo que haya intentado manipular mi mente también...
- ¿Pero cómo? si llevas el colgante anti-maldiciones...
- Si... bueno, bajemos a desayunar.

El desayuno transcurrió con total normalidad y las chicas planearon cuáles serían sus siguientes pasos.

- Tenemos las semillas... ahora solo nos falta encontrar a su prometido y darle una buena... -comentó Shÿla. Yrguv la miró detenidamente y la mirada de ésta volvió a perderse momentáneamente. Yrguv sonrió y las otras dos fingieron estar distraídas y no verlo.
- Me parece bien, es hora de librar a Sÿrmû de las sombras...
lya... ¿me acompañas al baño? -pidió Shÿla- hay un par de hombres que nos están mirando demasiado... 
- ¿Quieres ir a conocerlos? -se sorprendió Mâry. 
- ¡Claro que no..! pero me parece que podrían tener información... siento la oscuridad de sus corazones.
- Muchos corazones aquí parecen oscuros... -respondió Mâry mirando a Yrguv. Ésta afirmó con la cabeza.
- Esta oscuridad es especial... Nälya, ven conmigo. 

Yrguv sonrió malignamente.


Una vez en el baño, Shÿla cogió a Nälya y se aseguró de que nadie podía oírlas. La otra estaba nerviosa, no sabía lo que podía hacer Shÿla estando hechizada.

- Yrguv está bajo un conjuro -dijo Shÿla con apuro. 
- Ehmhm...
- Si, me hechizó a mi también, pero su conjuro tenía un fallo y me he librado de él. Llevo fingiendo estar bajo su control desde hace unas horas.
- Aah...
- ¡Espabila! ahora se supone que yo te voy a hechizar a ti, así que finge estar bajo el control de Yrguv.
- Esto es un lío... ¿pero cómo se que tu estás bien y no me estás engañando?
- No lo sabes, pero tendrás que confiar en mi.

La verdad es que notaba a su amiga mucho más dueña de si misma que ayer. Tal vez era cierto y se había librado de la magia...

- ¿Qué quiere hacer Yrguv? ¿cuáles son sus planes? -preguntó Nälya.
- Su prometido quiere robarnos los poderes...
- Un clásico...
 - ... para completar un antiguo encantamiento que les hará invencibles...
- Otro clásico...
- Ahora se buena y finge que estás bajo su control. Cuando podamos pondremos a Mâry al día.
- Está bien... 
- Ya sabes, mirada perdida y "si mi ama, estoy a sus órdenes".
- ¿Por qué los hechizados son siempre tan amables? -siseó Nälya mientras salían del baño.
- ¡Yo qué se! ¡vamos!



Dedicado a María, ¡feliz cumpleaños neni!