24 febrero 2015

Interstellar


Contemplábamos en silencio el cielo cuajado de estrellas. La sensación de paz era tan inmensa... La eternidad parecía reflejarse en las miles de constelaciones que nos rodeaban. Cada una narraba un origen, una leyenda, un misterio. El silencio encriptado del universo se revelaba ante nuestros ojos. Oculto entre la belleza de sus estrellas y la luna que nos iluminaba. En las nebulosas lejanas y los planetas más recónditos. En las energías cósmicas y el equilibrio que se profesaban. En la imaginación de nuestra galaxia y los límites del tiempo. Un sendero de sueños brilló entre las estrellas y ambos sonreímos. Él era mi sueño más real desde hacía mucho tiempo... Aunque solo era un suspiro comparado con la majestuosidad de la inmensidad que nos rodeaba y que anhelábamos alcanzar en nuestra existencia. Sus ojos me miraron y me perdí en esa mirada tan cálida y profunda que solía dedicarme, cuando el tiempo se congelaba por un instante solo para nosotros... El misterio más insondable y enigmático era aquel amor tan trascendente que nos había unido desde la oscuridad creando un lazo que ni siquiera nosotros podíamos imaginar. Éramos almas gemelas, o quizás no, pero queríamos estar juntos mientras aquella conexión no se rompiera...
El mundo no tenía brillo cuando no existíamos para el otro... La noche se hacía eterna y la luna jamás la iluminaba...Aquel tiempo perdido había destruido parte de nuestros deseos y esperanzas... La luz del sendero de sueños era cada vez más brillante. El universo se extendía infinito ante nuestros ojos efímeros. La fugacidad del tiempo no existía en nuestras mentes. Nuestro amor traspasaba cualquier límite racional y mortal. Las constelaciones cambiaban eternamente su posición en el firmamento, pero nuestros sentimientos se habían forjado en lo inolvidable, cuando el tiempo se había congelado por un instante solo para nosotros... Aquellos sueños que queríamos compartir se escribían en el lenguaje de las estrellas. Eran nuestros, indescifrables, porque habíamos elegido unir nuestros destinos. Enlazamos nuestras manos y contemplamos en silencio la majestuosidad de la creación en el cielo nocturno...



Dedicado a Borja, mi sueño hecho realidad.

14 febrero 2015

Mutter


Epílogo


Definitivamente, era un mundo imposible. Guîmorëll había logrado acariciar levemente el palantir mientras se concentraba para viajar a aquel mundo de su mente a través de las nebulosas y lo había conseguido. Se encontraba en una suerte de lugar que era con diferencia el más extraño y exótico que había visitado jamás. Como el propio orbe le había mostrado, en aquel sitio las criaturas no poseían magia alguna ni poder, y a aquellos tipos de dones los llamaban "sobrenaturales" cuando no había nada más natural que poseerlos... Se veían inmersos en una realidad que le resultaba fascinante, ya que parecían desconocer la vida que el tan bien conocía, y para ellos era pura imaginación... Tenían un concepto totalmente contrario al suyo en cuanto a "imaginación" se referían... Los intervalos temporales eran insólitos pero parecían guardar un cierto equilibrio entre ellos... aunque por razones que más tarde le explicaron, los días y las noches no siempre eran igual de largos, dependían de las estaciones... ¿Quién lo hubiera pensado? 


Oniros sonrió desde su reino. Aquel Rômendazmne comenzaba a vislumbrar la verdad.... 


Pasó mucho tiempo en aquel mundo. Mucho más del que solía dedicar a los reinos que visitaba y sobre los cuales escribía su crónica... De hecho, ya casi la había olvidado. Quería viajar, conocerlo en profundidad, desentrañar todas sus curiosas costumbres. Los seres que lo habitaban eran prodigiosos. Tenían el poder del conocimiento, y también de la destrucción. Eran maravillosamente impredecibles, y pronto aprendió a convivir con ellos... Tanto, que comenzó a adoptar sus costumbres. Tanto, que se quedó allí para siempre. Y una noche, por primera vez en su vida, durmió. De donde él procedía, las gentes descansaban dejando volar su imaginación, pero estos seres "dormían", es decir, entraban en un estado en el que cesaba toda actividad consciente y movimiento voluntario. Y en ese estado poseían el don de viajar a otra esfera, la de los sueños... Un mundo mucho más conocido para él... su propio mundo. Un lugar reinado por Oniros desde su trono en el espacio más complejo de todos, pues nadie soñaba nunca con él... 


Oniros volvió a sonreir. Por fin había descubierto el misterio. 


Fin.



Dedicado a Guillermo, ¡feliz cumpleaños emiratí!

La la love

- A ver... dime cómo estáis haciendo eso...
- ¡¡Que yo no hago nada!! ¡nadie hace nada! ¡estamos viviendo una experiencia terrorífica!

Wherynn comenzó a zarandear a su amiga, que la apartó de un empujón.

- Vale, perdona... he perdido los nervios y tal y como lo he dicho no ha sonado serio... -se disculpó su amiga.
- Eso. Vamos a pensar... tiene que haber alguien detrás de todo esto... -razonó Päu.
- O simplemente hemos conseguido lo que queríamos, un material excelente para una peli de terror, que encima es real...

La odalisca se retorcía de forma siniestra y a ambas chicas les estaba dando muy mal rollo.

- Propongo dejarla aquí y...
- ¿Cómo vamos a dejarla aquí? -se escandalizó Päu.
- Ya, no quería sonar muy cruel... solo quiero que no repitamos todos los pasos de las pelis de miedo, ya sabes, dejarnos llevar por la conciencia y la bondad y todas esas tonterías que consiguen que...
- ¡Espera... mira eso!

La chica señaló hacia unos árboles entre los cuales avanzaba la princesa.

- ¡Chicas! -saludó- he perdido a las demás... menos mal que os he encontrado...
- Sospechoso... -susurró Wherynn.
- ¿Por? -susurró a su vez Päu. 
- Se pierde ella solita... bueno, vale, eso es lógico... pero arrastra las palabras... no viene rápido... no parece tener miedo como antes... -reflexionó. 

Päu miró a la princesa, que parecía actuar con normalidad. Quizá Whers estaba algo paranoica... 

- Yo no creo que...

Justo en ese instante la princesa comenzó a correr hacia ellas e instintivamente huyeron de ella.

- ¿¿Qué hacemos ahora?? -preguntó Päu mientras corrían esquivando los árboles.
- ¡Inmovilizarla! no quiero perderme en el bosque...

Ambas pararon de golpe y Wherynn sacó el cuchillo, que no pareció impresionar a la princesa en absoluto ya que se dirigía hacia ellas con cara de estar fuera de sí. Se abalanzó sobre Päu, que soltó un tremendo chillido, y Wherynn aprovechó para tirarse encima de ella y apartarla de un empujón. La princesa volvió a atacar a Päu, que estaba en el suelo, pero antes de que llegara a hacerle nada ésta le soltó una patada en la cara. Wherynn la agarró y entre las dos la sujetaron con más de sus cuerdas.

- ¡Mira sus pupilas! Tan dilatadas como las de la señorita paja -observó Wherynn.
- ¡Pero mucho más agresiva! 
- Anda que tu... menuda patada le has soltado... sangra por la nariz... 
- ¡No la toques! podría contagiarnos.
- ¿De qué? 
- ¡No sé! ¿No eras tu la que decías que no cometiéramos errores de principiante?
- Cierto...

Las dos chicas estaban realmente asustadas. No sabían qué era lo que ocurría ni qué debían hacer.

- ¿Qué sería la criatura de antes? Parecía inofensiva... -se preguntó Päu en voz alta.
- ¿Qué criatura?

Su amiga le contó lo del "animal" al que había alimentado y Wherynn pareció incomodarse.

- Que no te haya hecho nada antes no significa que no sea peligrosa... y si estaba en el bosque puede haber más... -comentó mirando a su alrededor.
- ¿Tienes más cuerda? -cambió de tema Päu.
- ¿Por?
- Si esto sigue así todas nuestras amigas nos acabarán atacando... y los del pueblo... 
- No estoy de humor para que me ataquen. Prefiero que busquemos refugio antes de que anochezca... y esa espiral del cielo me está tocando el barítono...
- Seguramente sea el origen de toda esta locura... -comentó su amiga.
- P
ues no me pienso quedar bajo ella. Vamos, buscaremos un lugar seguro -dijo Wherynn tirando de la chica.
- Espera... creo que he oído algo...
- No... no más drama...

Algo se movía detrás de una roca llena de musgo. Päu se asomó con cautela y vio al mencionado animal saliendo de su madriguera.

- Parece que vive aquí...
- ¡Oy, que cosa más mona! -exclamó Wherynn con una curiosa voz de garganta que la hacía sonar infantil.
- Si... ¿ves?

El extraño animalito se movió y detrás suya apareció una segunda criatura más pequeña y con los ojos aún más grandes.

- ¡Qué cocada! seguro que luego se comen nuestra carne cruda, ¡pero son muy cuquis!
- Jajaja, ¿te han gustado, eh?
- Si... pero en serio, vámonos, me da miedo que muten a algo chungo...
- Venga. ¿Dónde nos refugiamos? -preguntó Päu.
- Ninguna cabaña en el bosque ni nada que se le parezca. Ya sabemos cómo va... -recordó su amiga.
- Ya... ¿volvemos al pueblo?
- Supongo que será la mejor opción... si vemos que está todo en orden, nos quedamos. Si no, tratamos de volver a casa, aunque puede que estén las piradas...
- No lo sabemos. ¡Por ahora, al pueblo! -exclamó Päu.



Dedicado a Paula, ¡feliz cumpleaños chuli!

01 febrero 2015

A New Age Dawns IV


La selva era oscura y misteriosa. La vegetación lo cubría todo en diferentes tonalidades esmeralda y una leve neblina le daba un aire irreal a aquel lugar donde vagaban las almas perdidas de los nativos que no habían sabido encontrar el camino hacia la verdadera inmortalidad. Sus espíritus erraban silenciosos en aquel silente paraje, condenados a la eterna soledad de las ánimas que no hallaban la senda hacia el otro mundo. Sus ansias de trascendencia les habían otorgado una existencia vacua en aquel mundo que no era mundo ni era entelequia. Ni siquiera ella podía dilucidar dónde se encontraba aquella selva de silencio al margen de la irrealidad del mundo...
Vagaba entre la oscuridad de la espesura perdida en mis pensamientos. Sentía sus espíritus a mí alrededor, olvidados, como si la niebla que desdibujaba el paisaje borrara su existencia del mundo al que una vez pertenecieron y donde no habían podido hallar el enigma que les atormentaba con su misterio incognoscible. La luz de la iluminación les había sido negada y aquel nexo espiritual era lo único que podían conocer de la inmortalidad. Era un lugar indescifrable en el que el abismo de la existencia parecía ocultarse entre la densa vegetación, pero cuyos secretos no podían ser revelados ni comprendidos por nadie que caminase por sus sendas, ser de la tierra o divinidad eterna. Los pensamientos de aquellas ánimas vagaban difuminados entre el velo que unía ambos mundos creando el ambiente idílico para condenarles por sus deseos de infinitud y perpetuando su soledad en busca del paraíso sempiterno que no podrían alcanzar en aquel lugar de eterna fugacidad.
Me sentía como uno de aquellos seres que vagaban sin razón por un mundo al que no pertenecían. La realidad y el delirio cruzaban fronteras en mi mente y me hacían sentir como si no me hallara en mi propio ser, como si mi existencia fuera demasiado grande para pertenecerme y mis poderes demasiado sutiles como para lograr un cambio en aquellos espíritus. La selva se estaba adueñando de mis sentidos porque ni siquiera los dioses podíamos escapar a su embrujo de oscuridad. Solo liberando mi ser interior podría hallar la verdadera trascendencia hacia los mundos destinados a sus almas en los confines de la muerte. Una senda de plata se dibujó evanescente en medio de la penumbra e iluminó tenuemente mi camino a proseguir. Si quería resolver el enigma para salvar a aquellos seres tendría que atravesar la selva sin que los pensamientos me hicieran errar. Sus espíritus se deslizaban a mi alrededor brillantes siendo la única fuente de luz en medio de aquella profunda oscuridad. Sus anhelos y deseos atravesaban el velo entre los mundos y llegaban a mi interior forjando una alianza de libertad. Su oscuridad era mía en ese instante y la luz que precisaban iluminaría aquella selva cuando hallara el camino hacia el mundo que querían conquistar. Sumida en el silencio, caminé por la senda de plata mientras esta se desvanecía tras de mí...



Continuará...