08 agosto 2016

Deceiver of fools

Los días libres en Kôyn mientras Srynna se recuperaba de su muñeca fueron un auténtico alivio. La posada donde se habían alojado era encantadora y en la taberna circulaban todo tipo de historias acerca de Yamedoria, algunas más fantasiosas que otras, pero todas con algo en común. Twilith Teg no parecía él mismo y sus elementales eran cada vez más peligrosos...

- Ha conjurado elementales de vacío -comentó un anciano con un halo misterioso- y se dice que los está usando para encantamientos de magia negra...

Un susurro de voces acompañó a sus palabras.

- Pues Viggo era de lo más simpático -dijo Srynna mientras bebía su hidromiel- el elemental de aire.
- De agua -la corrigió Wherynn.
- Como fuera... ¿de agua? no me acuerdo...
- No habléis tan alto... -musitó Jeanpo cogiendo su copa de vino especiado- estamos aquí para enterarnos de lo que ocurre, no para que sospechen de nosotros...
- Para eso tendríamos que ponernos capas con capucha y fumar en pipa, como Trancos... ¡qué guapo! -suspiró Srynna recordando a un montaraz de las leyendas.
- ¿Pero qué..? ¡no digas tonterías! y déjame escuchar...

Las historias del anciano, junto a las de unos jóvenes que se habían unido a su mesa y juraban haberse enfrentado con unos elementales de tierra, dejaban claro que su imaginación trataba de hacerlas más interesantes, pero que realmente le ocurría algo extraño al rey escocés del otro mundo...

- Sry ya está bien, propongo ir a Yamedoria esta misma tarde, alojarnos en la posada y partir a la mañana siguiente en busca de Twilith Teg -propuso Jeanpo.
- ¡En barco volador! ¿no? -dijo Srynna con ojos soñadores.
- Claro... solo serán unas horas, llegaremos al anochecer.
- A mi me parece bien. Además ya me están cansando las historias, si los elementales practican el mal aunque sea de forma involuntaria retroceden en su camino espiritual de evolución... ¿Qué? -preguntó cuando sus amigos se la quedaron mirando- ¡Srynna no es la única que lee libros por el camino!

Tras recoger sus enseres y agradecer nuevamente al curandero por su poción, que había curado por completo los huesos de Srynna y la había liberado de la magia oscura, fueron al hangar en busca de un barco que les llevase a Yamedoria.

- Hemos tenido suerte, he logrado las últimas plazas del barco que sale en diez minutos... -dijo Jeanpo, que se había adelantado mientras las chicas pasaban rápidamente por la biblioteca para devolver unos libros que habían tomado prestados-, dos monedas de oro y en cuatro horas estaremos en casa.
- Algo me dice que no "estaremos en casa" -comentó Wherynn misteriosamente- tengo un mal presentimiento...
- Tenías que haberte tomado un poco de poción sanadora, los eclipses dejan heridas profundas en el alma... -le recordó la ermitaña.
- No creo que sea eso... -respondió la joven acariciando el amuleto que siempre llevaba consigo- creo que hay más de lo que cuentan y hemos oído...
- Tenemos a Minethlos, mientras esté con nosotros me siento a salvo -dijo simplemente su amiga tocando el caramelo al que tanto cariño le había cogido.


El viaje fue muy tranquilo en comparación con su primera experiencia en barco volador y pudieron disfrutar del hermoso atardecer que se veía a través de las colinas.

- ¡Mirad, el bosque de Nonum! lo echaba de menos -se alegró Srynna en cuanto vio la gran masa boscosa a las afueras del pueblo.
- ¿No notas nada diferente? -preguntó Wherynn con voz trémula.

La ermitaña y el guerrero miraron fijamente al bosque. Todo parecía como siempre, pero a su vez sentían que algo no estaba bien, aunque no sabían cómo describirlo. De todas formas, la sacerdotisa era la que estaba más unida a la naturaleza de los tres, era lógico que percibiera cosas que ellos eran incapaces de captar.

- Realmente ocurre algo con Twilith Teg... y si que ha conjurado elementales de vacío...
- ¿Cómo? ¿puedes verlos? -preguntó Srynna, mirando hacia el bosque fijamente.
- Los siento... ¿no veis esas formas oscuras? Son ellos...

Jeanpo y Srynna no veían nada, salvo que la sacerdotisa se refiriera a esas formas del bosque, algunos árboles y arbustos que parecían más oscuros de lo habitual...

- El bosque no está en equilibrio...
- ¡Ya hemos llegado a Yamedoria! Vamos a descender -anunció el capitán haciendo brillar con fuerza el cristal que permitía volar al barco. Los tres amigos se miraron unos a otros y se prepararon para el regreso.


El pueblo había cambiado ligeramente. Todo estaba igual, pero los lugareños parecían más desconfiados que de costumbre y miraban a los extranjeros con suspicacia. Ellos, a pesar de ser nativos del lugar, pasaban largas temporadas fuera, por lo que los aldeanos acababan olvidándose de ellos y les miraban como si fueran forasteros.

- Dos habitaciones, por favor -pidió Jeanpo cuando llegaron a la posada.
- Mmhmhm... me temo que todo está completo -dijo la posadera mirando distraída hacia la puerta.
- Somos nosotros -dijo Wherynn.
- ¡Oh..! ¡disculpa, cariño, no os había reconocido! -se disculpó la mujer- ¿Cuánto tiempo lleváis fuera? parece una eternidad... Yamedoria ha cambiado mucho, los elementales... Bueno, es mejor que paséis tranquilamente la noche y luego, mañana, os pondré al día. Siento haberos mentido, pero ya no confiamos en los extranjeros, magos y brujas extrañas pasean por las cercanías... Algunos comentan que vienen del mismísimo Gülynes para hacer tratos con Twilith Teg... El gremio de magos está siempre en guardia.
- ¡No! Gülynes otra vez no, por favor... -suplicó Srynna.

La posadera la miró fijamente y Wherynn y Jeanpo solo negaron con la cabeza. Una vez se instalaron en sus aposentos, el guerrero se proyectó astralmente para poder hablar con ellas.

- ¿Qué creéis que está ocurriendo? La gente está muy rara... -comentó mientras deambulaba por la estancia.
- Los elementales de vacío rondan por el pueblo... se alejan del bosque y espían por doquier... -susurró Wherynn.

Los otros dos se la quedaron mirando. ¿Cómo podía saber eso?

- Eres muy sensible a la naturaleza... -dijo Srynna.
- Tenemos que ir al encuentro de Twilith Teg cuanto antes. Quiera él o no.
- ¿Quiera él o no? -repitió Jeanpo.
- No nos lo va a poner fácil... pero como Sry ha dicho sabiamente, tenemos a Minethlos. Es nuestra única esperanza.
- ¿Estás desarrollando poderes proféticos o hay algo que nos ocultas? -preguntó Jeanpo con suspicacia.

Wherynn sonrió misteriosamente y arqueó una ceja.


Dedicado a Saryna, ¡feliz cumpleaños!