Habia sido una noche de lo mas rara, pero al ser humanos en lugar de vegetales se lo esperaban. Tras llegar a la posada y charlar un rato habian empezado a sentirse muy cansados, por lo que Rasky volvio a sugerir eso de echarse, cerrar los ojos y ver que pasaba. Cuando volvieron a abrir los ojos ya no era de noche, sino de dia, y estaban muy desorientados.
- ¿Que ha pasado? -pregunto Crälos, que se sentia aturdido y confuso.
- Creo que hemos dormido... he visto imagenes muy raras en mi cabeza.
- ¿Nos estaremos volviendo locos de verdad? -susurro Rasky, asustada.
- No se... pero tampoco podemos preguntar... -respondio Crälos, pensativo.
- Ahora estoy mucho mas comoda en este cuerpo.
- Y yo... pues no se, no sera malo.
Unos golpecitos en la puerta hicieron que se quedaran en silencio. La posadera les pregunto a traves de la puerta si querian desayunar y ambos suspiraron aliviados. Lo mejor seria comer algo y luego ya se ocuparian de desayunar, fuera lo que fuese.
La aldea de Hü era de lo mas pintoresca y al parecer no tenia muchos visitantes, porque todo el mundo les miraba. Crälos y Rasky estaban impacientes por encontrar los poderes magicos que deseaban, pero no se atrevian a preguntar por ellos abiertamente. No parecia que nadie, aparte del mago del dia anterior, practicara la magia en aquel sitio, que resultaba de lo mas tranquilo y apacible,
- Tiene que haber alguna forma de averiguarlo... -meditaba Crälos en voz alta.
- Dicen que estamos iluminados, si preguntamos por la magia no le extrañara a nadie -sugirio Rasky.
- O empezaran a sospechar de nosotros. Sigue sin gustarme ese mago.
- ¿Por lo de la rata calva?
Crälos se interrumpio cuando vio una joven bastante guapa que les miraba fijamente. Le sonrio, cogio a Rasky del brazo y se dio la vuelta. La joven les siguio hasta que les dio alcance.
- No he podido evitar oiros hablar... ¿estais buscando poderes magicos?
- ¡¡So!! -se oyo cuando Rasky dijo "¡si!" y Crälos dijo "¡no!".
- Ya veo... puedo ayudaros -sonrio la joven.
Crälos la miro, evaluandola, y Rasky le hizo señas de que le gustaba.
- ¿Como sabemos si eres de fiar? -pregunto Crälos.
- No lo sabeis... pero nunca engañaria a un joven tan guapo...
Rasky rio por lo bajo y se pregunto si seria prudente alejarse y dejarles algo de intimidad.
- ¿Y que quieres a cambio? -pregunto Crälos.
- Me lo tendras que pagar en carnes... -pidio de forma seductora la joven.
- Vale... ¿que quieres, pollo, cerdo, ternera..? -se hizo el desorientado Crälos.
- Jajaja, ¡que gracioso! esta bien, os acompañare a cambio de nada.
- ¡Gracias! pero de verdad que te daremos la carne que quieras, eres muy amable -dijo Rasky, siguiendole la corriente a su amigo.
- No, no, de verdad, no es necesario -sonrio la joven- solo bromeaba. Se dio la vuelta y Rasky hizo un gesto de "no bromeaba".
Poco despues se encontraban en la senda que conducia al pueblo. La joven parecia querer alejarlos de alli.
- ¿Seguro que es por aqui?
- Antes de pedir los poderes tenemos que consultar al hechicero. Suele dar un paseo por el bosque por las mañanas.
- No quiero hablar con el hechicero... -dijo Crälos.
- ¿Por que? es un tipo muy simpatico.
- Esos trucos que hace...
- Son solo un entretenimiento. Tiene poderes que no os podriais imaginar.
- ¿Pero es bueno? -pregunto Rasky.
- ¡Claro! ¿no veis lo tranquila que es nuestra aldea? nadie vive con temor al mago, de otra forma lo habriais notado.
Crälos no estaba nada convencido y Rasky tambien empezaba a sospechar. Lo mejor seria regresar a la aldea, ¿pero como..?
La joven se giro y vio a Rasky en el suelo, agarrandose el tobillo.
- Creo que me he torcido el tomillo...
- ¡El "codillo"! -susurro Crälos.
- Eso, el codillo, perdon...
- ¿El "codillo"? ¿quieres decir "tobillo"? -pregunto la joven.
- ¡Ah..! si, claro, es que en el dialecto de nuestro pueblo se dice asi... -se excuso Rasky, aunque la joven no la creyo.
- Esta bien... volvamos a la aldea, ya preguntaremos al hechicero despues...
- Gracias -fingio suspirar aliviada Rasky. Entre Crälos y la joven la sostuvieron y se alejaron con ella cojeando hacia la entrada del pueblo. Una figura los contemplo desde el bosque a lo lejos. El hechicero comenzaba a preguntarse quienes serian aquellos dos viajeros...
Dedicado a Carlos, ¡feliz cumpleaños salao!