08 agosto 2018

Pretty Little Liars

Unas cuantas noches se sucedieron y los jóvenes sentían que no avanzaban todo lo rápido que debían. Los elementales de vacío entorpecían su marcha ya que debían esquivarlos, y pasar desapercibidos por el bosque ya no era posible. Varias hordas de orcos se habían interpuesto en su camino y los habían aniquilado con brutalidad, al menos Srynna, que se empeñaba en descuartizarlos como siempre para impresionar a Twilith Teg. 

- ¡Por fin, las cuevas! -suspiró Wherynn, que iba tan cubierta de sangre que los colores de sus ropajes apenas se distinguían.
- Oye... yo casi buscaría un riachuelo o algo, no creo que debamos entrar con estas pintas a visitar al rey...
- ¡Lo dice la reina del descuartizamiento! -se sorprendió Jeanpo.
- ¡Yo solo lo hago para defendernos! Ensuciarse es parte del proceso... -arguyó. Además, las cuevas son muy bonitas, no deberíamos mancillarlas con sangre de orco y cabrear aún más a Tirititrán...
- Oigo el agua, vamos.

La sacerdotisa les condujo hasta una pequeña cascada que procedía de una fuente natural y trataron de quedar lo más presentables posible, aparte de cambiarse de túnicas y ponerse otras más poderosas.

- Vale, ahora ya somos dignos de una visita a Twilith -dijo Srynna tratando de mirar su reflejo en el estanque. ¿Tengo bien los rizos? -preguntó atusándoselos.
- ¿Estás bien? ¿Desde cuando te importa tanto tu apariencia? -preguntó Jeanpo, suspicaz.
- ¡Es Twilith Teg! El rey escocés del otro mundo... -contestó ella simplemente.
- ¡Sh!

Wherynn les hizo un gesto para que guardaran silencio. Tenía una sensación muy rara y los arbustos y árboles cercanos parecían más oscuros.

- Elementales de vacío... -susurró.
- ¿Los notas? -musitó Jeanpo.
- Percibo su energía, su aura... 
- No veo nada -dijo Srynna.

Los tres miraron a su alrededor sin moverse.

- Tienen un cuerpo fuera de lo común que les permite resistir la propia naturaleza negativa de su elemento...
- Menudas ganas de retroceder en su evolución espiritural, o lo que quiera que dijeras el otro día en Yamedoria... -murmuró Srynna.
- ¡Sshh!

Un sonido diferente captó su oído. La fuente de agua dejó de fluir y de su interior brotó una figura acuosa que les miró fijamente en silencio.

- ¡Viggo! -exclamó Srynna, alegre.

El elemental puso rostro de terror y desapareció en el agua mientras unas extrañas energías negativas se lanzaban contra él. El agua comenzó a ondear con fuerza y cambió ligeramente de tono a uno más oscuro.

- ¿No sabes cómo se crean los elementales de vacío? -regañó Wherynn a su amiga.
- Ilústrame... -respondió ella un poco ofendida por su tono.
- Si una energía positiva y una negativa se encuentran, gana la positiva, salvo que la negativa colisione con más fuerza, lo que provoca la aniquilación de ambos generando un hueco que creará más energía negativa...
- ... ¡Un elemento de vacío! -dijeron Jeanpo y Wherynn al mismo tiempo.
- ¡Oh! -exclamó la joven con culpabilidad.

El agua se quedó quieta y el ambiente pareció cambiar. Contemplaron el estanque en silencio y poco a poco la figura emergió de nuevo. Srynna solo hizo un gesto de saludo con la mano esta vez.

- Mi amo Twilith Teg ha perdido el juicio... -musitó el elemental débilmente- Su mente ha sido envenenada por fuerzas que odian el bosque y lo bello y bueno que lo habita... 
- ¿Qué fuerzas? -preguntó Jeanpo.
- Desconocidas. Una magia muy negra y muy poderosa. Si habéis sobrevivido es porque él quiere, os necesita para el mal...
- Creo que también tiene algo que ver con nuestros talentos... -comentó Srynna. Jeanpo la miró con severidad.
- No conocéis los poderes de mi amo. Son mucho más terribles y fuertes de lo que eran, y oscuros...
- Tu amo tampoco conoce todos nuestros secretos.

Srynna y Jeanpo miraron a la sacerdotisa, que volvía a parecer... diferente. Jeanpo sospechaba qué podía ser... Pero no podía ser...

- No lo sé. Cumplirá su promesa, pero...
- Los elementales no estáis en equilibrio con la naturaleza -le cortó Wherynn- ¿Por qué tu pareces dueño de ti mismo?

El elemental esbozó una sonrisa e inmediatamente cambió su rostro a uno preocupado.

- Los elementales estamos en guerra. El bosque es nuestro enemigo por culpa de los enemigos del Creador. El vacío trata de apoderarse de nosotros, nos destruye y corrompe. Unos pocos perduramos en alianzas, pero ya somos débiles contra ellos...
- Nosotros os proponemos una alianza. 
- Espera...

La sacerdotisa parecía muy diferente en ese instante. Casi... ¿La Diosa? Jeanpo trataba de ver a través de ella, pero su mirada era opaca, como si supiera algo que todos ellos ignoraban, una clave de todo, de por qué ocurría todo aquello...

- Los elementales son seres espirituales conectados con los cuatro elementos. La fuerza de la naturaleza es indispensable para ganar esta guerra. 
- Llevan presentes en los ritos sagrados desde tiempo inmemorial... -coincidió Srynna, demostrando que ella también sabía cosas.
- ¿Tú nos das tu palabra de honor...? Espera.

Jeanpo alejó a las chicas del ser de agua e hizo un pequeño círculo.

- No tienen un concepto claro del bien y del mal, por eso pueden ser manipulados por la magia negra...
- ... O la nuestra. Solo queremos que el equilibrio regrese a la tierra, ¿no?

El guerrero miró a la sacerdotisa.

- ¿Qué te dice tu instinto oculto?

Wherynn sonrió.

- Ya ves cómo se comportan los elementales de vacío. Si estuvieran manipulados lo sabríamos, creedme, hasta vosotros lo percibiríais con facilidad...
- ¿Qué quieres decir con eso? -cuestionó Srynna.
- Recuerda, poderes de sacerdotisa, sensibilidad extrema... -dijo Jeanpo rompiendo el círculo. Está bien, pequeño Viggo... ¿Viggo?

El elemental ya no estaba en el agua.

- ¿Dónde ha ido?

Sin mediar palabra, Wherynn hizo una voluta de fuego y la dirigió a unos trozos de rama cercanos.

- ¿¿Qué?? ¿Puedes invocar fuego y perdemos tiempo encendiendo fogatas? 
- ¿No sabes de lo que es capaz una sacerdotisa al límite? Sus poderes aumentan con el desequilibrio...
- Pero ella... ¿Ella tiene poderes de la naturaleza?

La sacerdotisa sonrió sin mirarles contemplando el fuego. Éste ardió con más fuerza por un instante y el elemental de fuego que les había visitado hacía algunas noches apareció de nuevo con sus cuencas vacías.

- Mi amo os da permiso para visitarlo, os espera con ansia... -dijo con una voz suave y macabra.
- Perfecto. Iremos enseguida.
- Mi amo no espera... -advirtió con cierto tono amenazante.
- Pues vamos. 

El elemental sonrió tétricamente y desapareció. Wherynn apagó el fuego con agua de la cascada. 

- ¿Por eso se iría Viggo? -susurró Srynna.
- Sí.

Viggo apareció de nuevo en el agua, asomando solo la cabeza.

- Sois muy intuitiva, sacerdotisa... 
- Sí, bueno, ¿Y la alianza? -le interrumpió ella. El elemental sonrió y Jeanpo cada vez sospechaba más.
- Los elementales de los cuatro elementos os prestarán servicio en rebelión contra el amo Twilith Teg. Si no reveláis su identidad.
- Pero si ni siquiera les distinguimos, solo por su composición... -Jeanpo dio un codazo a Srynna y esta se calló.
- Estáis a salvo, no diremos nada. Volveréis a su lado fielmente cuando esto termine, lo sabemos. 
- Bien. Entonces, la alianza está sellada. Nos veremos a la entrada de la cueva, os esperaremos.
- ¡Espera! ¿Cómo apareceréis? Necesitáis elementos, aire vale, y tierra, pero agua y fuego... -meditó Srynna.
- Vuestra sacerdotisa sabe qué hacer.
- ¡Los elementales malos podrían aparecer!

El elemental se puso serio y aumentó de tamaño.

- Los elementales no somos malvados, nos han manipulado...
- Tranquilo, es una ermitaña, no entiende la naturaleza... ¡Tanto! -rectificó Wherynn ante la mirada de su amiga. El ser se calmó, les hizo una reverencia y desapareció.
- Solo tú podrías dedicarte a ofender a los elementales... -suspiró Jeanpo.
- ¡Y yo qué se! ¿Ahora qué hacemos?
- Entrad en las cuevas y vuestra sacerdotisa se encargará de todo. Ten a mano la daga de plata, la necesitarás. Jeanpo, no sueltes tu espada, pero no parezcas desafiante...
- Tú... ¿Tienes el don de la profecía..? -preguntó el guerrero directamente.

Srynna ahogó un grito y miró a su amiga, entendiendo.

- Vamos a las cuevas -dijo la sacerdotisa sin responder.


Dedicado a Saryna, ¡feliz cumpleaños!