Un mejor conocimiento sobre como manejar sus cuerpos, eso era lo que necesitaban. Crälos y Rasky llevaban un rato caminando y los efectos de ser humanos comenzaban a acusar en sus mentes. Esas sensaciones tan raras no tenian ninguna explicacion.
- Creo que tengo hambre... -comento Rasky con tristeza.
- Pues busquemos algo de comer, yo tambien -respondio Crälos.
- ¿Pero el que? los cuerpos humanos no pueden vivir con solo agua.
- Mmhmhm... no me gustaria malgastar el tercer deseo en pedir comida...
- ¡Viandas freeeescas!
Una señora mayor aparecio detras de ellos empujando un carrito lleno de carnes y pescados variados y les sonrio amablemente.
- ¿Quereis probar algo, jovencitos?
- ¿No resulta curioso como se dan las casualidades? -susurro Crälos.
- ¿A que te refieres?
- Tenemos hambre y aparece alguien que nos ofrece comida adecuada... es como... si estuviera escrito... -comento mirando a ambos lados como si buscara algo que delatara que estaba en medio de un relato.
- Jajaja, no digas tonterias, vamos a ver que podemos comer...
Tras probar la carne y descubrir que les gustaba y podrian alimentarse con ella -y con cereales, como habia sugerido Crälos-, la señora les pidio unas monedas a cambio. Ninguno tenia nada encima, de modo que la anciana trato de golpearles con la vara que llevaba. Rasky tuvo la idea de contarle lo que les habia ocurrido y la mujer, creyendoles unos iluminados -piensa que estamos locos, aclaro Crälos a su amiga mas tarde- les dejo partir y les obsequio con mas viandas para el camino. Los dos, agradecidos, prosiguieron la ruta.
- Me parece que ya estamos en Hü... -comento Rasky señalando una aldea de casitas retorcidas que se veia al final de la senda.
- Por fin, ¡estoy harto de caminar! solo quiero no estar de pie, cambiar de postura...
- Los humanos a veces se tienden en el prado, ¿no recuerdas que los hemos visto? y cierran los ojos y se quedan muy quietos...
- ¿Y luego regresan a la normalidad a voluntad?
- Supongo. Todos lo hacen, no debe ser peligroso. Creo que lo llaman "dormir".
- Pero yo no quiero quedarme indefenso...
Una vision espeluznante hizo que el silencio reinase en el lugar. Un hechicero convertia para regocijo de los espectadores a una señora en una rata calva para mas tarde volverla a su forma natural. La señora sonreia de forma siniestra y parecia muy feliz, aunque el modo en que miraba hacia arriba con fascinacion y movia las manos les daba escalofrios.
- Tengo miedo Crälos...
- ¡Y yo!
- ¡Bienvenidos a Hü, señor y encantadora damisela! -exclamo el mago con alegria- ¿que les trae por nuestra bella aldea?
- Estamos de visita... -respondio Crälos vagamente.
- Puedo indicarles el camino hacia la posada, si lo desean.
- Val... -antes de que Rasky pudieran completar la palabra Crälos le tapo la boca. Rasky intento soltarse pero su amigo se mantuvo firme.
- Puede ser un truco, ha dicho "si lo desean" -susurro- a lo mejor cumple deseos y luego nos metemos en un lio. Dejame a mi.
El hechicero les miro fijamente y Crälos comenzo a hacer muecas como si estuviera viendo algo que los demas no alcanzaban a ver. El hombre, como el resto del pueblo y la anciana del camino, penso que estaban iluminados. Una suerte para ellos, ya que la gente los veneraba.
- Venid queridos amigos, os sentireis como en casa. Os acompañare -ofrecio la señora que se convertia en rata.
- Muy bien, pero ha de volver para el numero de la noche -le recordo el hechicero amablemente.
Crälos y Rasky siguieron a la señora a una distancia prudencial, lo cual no la molesto pues los iluminados tenian su propia vision de la vida y a veces eran desconfiados, y al poco tuvieron frente a si la posada, un caseron de madera de aspecto acogedor.
- ¿Cuando empezamos a buscar los poderes? -pregunto Rasky a su amigo una vez estuvieron instalados en una comoda alcoba.
- No lo se... hay algo que no me gusta en este lugar...
- Si te refieres a lo del truco de la señora-rata...
- Hay algo mas... y descubriremos lo que es.
Dedicado a Carlos, ¡feliz cumpleaños majo!