La oscuridad del lugar la envolvia haciendola invisible ante ellos. Desde su escondite contemplaba aquel majestuoso... En realidad no recordaba que era. Permanecia oculto en la eterea penumbra custodiado por miles de obstaculos, y nadie lo habia descubierto jamas.
Una figura aparecio de la nada y se acerco. Observo los hermosos jardines que rodeaban aquel misterio y los atraveso admirado. Solia ocurrir, era un paraje bello y parecia agradar a los viajeros, que acudian a menudo en busca de consejo, para meditar, o para sentir que su existencia era mas radiante, pues las luces que iluminaban el lugar tenian el poder de hacer brillar a cualquier ser.
En lo mas alejado del jardin manaba una fuente de aguas cristalinas, y detras de ella una fina pared de cristal recubria el enigma. El viajero la cruzo, rompiendola y dejando miles de trozos de cuarzo brillando a su paso. En fin... aquel obstaculo se quebraba de cuando en cuando, pero tenia la virtud de forjarse de nuevo a traves de la fuente.
El joven llego a un velo de fuego que ocultaba el misterio y lo observo. La joven sonrio, fin del viaje. Retrocederia o trataria de atravesar el velo, pero no llegaria mas lejos, nadie conquistaba el fuego. Le vio alzar la mano y como las llamas acariciaron su piel por un instante que duro una eternidad. Retrocedio. La joven no entendia por que sonreia de forma comprensiva, y menos aun por que suspiro y atraveso aquella remora sin aparente dificultad. Solo ella conocia el secreto de aquel fuego defensivo y por que no siempre abrasaba.
Tras el se encontraba aquella incognita cubierta por afiladas espinas y cadenas, que ocultaban parcialmente un denso monolito de hielo. El joven parecio cautivado por aquella vision, y lejos de rendirse rozo con su mano las espinas con suavidad, pese a lo cual se hizo un pequeño corte del que broto una gota de sangre. Sonrio ilusionado, y con cautela y firmeza comenzo a retirar aquella maraña, logrando encontrar en ocasiones alguna rosa tan carmesi como la sangre que comenzaba a cubrir sus manos. Una lagrima furtiva escapo de los ojos de la joven que le observaba, y vio como el corte inicial desaparecia. Conmovida, prosiguio derramando lagrimas mientras el joven hacia desaparecer todas y cada una de las espinas que cubrian la gelida piedra.
Solo las cadenas recubrian aquella inmesa... Empezaba a recordar lo que habia en su interior. El joven prosiguio rompiendo las solidas cadenas de modo que el hielo quedo al descubierto, siendo el unico obstaculo que le separaba del brillo que refulgia dentro de la piedra. Poso una de sus manos sobre la roca, que comenzo a derretirse con su calidez, y rapidamente empuñe mi espada. No debia dejar que me hiciera tan vulnerable.
No podia permitir que alcanzara mi corazon.
Pero...
Era demasiado tarde.
Dedicado a Violeta, por los tocayos.