De nuevo se veía sumergida en el reino de los sueños. Lo sabía porque aunque todo parecía real la piña bailarina vestida de hawaiana desentonaba con el resto de la escena. Ëve suspiró y las palabras del caballo alazán regresaron una vez más a su mente. "Diles que te cuenten quién sueña realmente"... ¿A qué se refería? Mientras pensaba, echó un vistazo a su alrededor y sintió un escalofrío. El paisaje había cambiado y ahora se encontraba en un bosque frondoso y oscuro que le recordaba terriblemente a...
- Vamos, no fastidies... -dijo para sí.
El hombre enorme cuyo rostro quedaba oculto en las sombras confirmó sus sospechas. Estaba soñando con aquella espantosa película. Sin pensar, echó a correr cuando aquel psicópata comenzó a perseguirla. No sabía cómo huir de él o lograr que el sueño volviese a cambiar, un miedo irracional la atenazaba y no la dejaba concentrarse. La piña hawaiana la adelantó corriendo con sus pequeñas patitas y la joven soltó un bufido de risa al verla escapar, era demasiado cómico. Sin que supiera cómo explicarlo, el hombre alcanzó a la piña ignorando su presencia y comenzó a cortarla en pedacitos con una sierra eléctrica. Luego sacó un bol de su bolsillo y la juntó con otras frutas troceadas para después ponerse a comer. Mmhmh... ¿traumático?
- Será mejor que nos vayamos... -susurró una voz a sus espaldas. Ëve se giró y vio al Mirón Cara Plana, que la tomó de la mano y la alejó entre nubes de niebla del lugar.
- ¿Adónde me llevas? -preguntó ella, suspicaz.
- Ya lo verás.
La niebla se disipó y vio ante sí un magnífico paraje tropical que parecía sumamente relajante.
- Vaya... esto me recuerda a la pobre piña...
- Jajaja, lo siento...
- ¿Qué piña?
El Palomitero apareció entre unas plantas junto con el resto de sus amigos.
- Pues verás...
Cara Plana le contó lo relativo al otro sueño de Ëve mientras ésta los contemplaba pensativa. Tenía que saber la verdad.
- Chicos...
Los personajes de sus sueños dejaron de hablar y la miraron fijamente con resignación.
- El caballo...
- Tonterías. No confíes en él, sólo es un caballo soñado -terció el Taxista.
- Que no te quite el sueño... ¿eh? ¿eh? -bromeó Pini.
- Vosotros también sois soñados...
- Déjalo estar...
La joven guardó silencio. Le ocultaban algo. ¡Pero si solo eran personajes fruto de su imaginación! Fruto... pobre piña...
- El silencio les conviene.
El precioso corcel alazán surgió de entre la espesura ante la mirada de sus amigos. Claro, tanto pensar en él hizo que se materializara, pensó Ëve.
- ¡Olvídalo, kelpie, nunca la tendrás! -gritó la chica que parecía un chico.
- Pero los kelpies son negros o blancos... -observó Ëve, enternecida por las palabras de la chica.
- Es un sueño, es lógico que ciertas piezas no encajen... -observó a su vez Cara Plana.
El kelpie sonrió de forma siniestra para después pestañear con inocencia.
- Soy parte de un sueño. No puedo hacerte daño. Solo quiero que sepas la verdad -susurró a la joven.
- ¿Qué verdad? -preguntó ella.
- Será mejor que nos vayamos... -susurró una voz a sus espaldas. Ëve se giró y vio al Mirón Cara Plana, que la tomó de la mano y la alejó entre nubes de niebla del lugar.
- ¿Adónde me llevas? -preguntó ella, suspicaz.
- Ya lo verás.
La niebla se disipó y vio ante sí un magnífico paraje tropical que parecía sumamente relajante.
- Vaya... esto me recuerda a la pobre piña...
- Jajaja, lo siento...
- ¿Qué piña?
El Palomitero apareció entre unas plantas junto con el resto de sus amigos.
- Pues verás...
Cara Plana le contó lo relativo al otro sueño de Ëve mientras ésta los contemplaba pensativa. Tenía que saber la verdad.
- Chicos...
Los personajes de sus sueños dejaron de hablar y la miraron fijamente con resignación.
- El caballo...
- Tonterías. No confíes en él, sólo es un caballo soñado -terció el Taxista.
- Que no te quite el sueño... ¿eh? ¿eh? -bromeó Pini.
- Vosotros también sois soñados...
- Déjalo estar...
La joven guardó silencio. Le ocultaban algo. ¡Pero si solo eran personajes fruto de su imaginación! Fruto... pobre piña...
- El silencio les conviene.
El precioso corcel alazán surgió de entre la espesura ante la mirada de sus amigos. Claro, tanto pensar en él hizo que se materializara, pensó Ëve.
- ¡Olvídalo, kelpie, nunca la tendrás! -gritó la chica que parecía un chico.
- Pero los kelpies son negros o blancos... -observó Ëve, enternecida por las palabras de la chica.
- Es un sueño, es lógico que ciertas piezas no encajen... -observó a su vez Cara Plana.
El kelpie sonrió de forma siniestra para después pestañear con inocencia.
- Soy parte de un sueño. No puedo hacerte daño. Solo quiero que sepas la verdad -susurró a la joven.
- ¿Qué verdad? -preguntó ella.
Dedicado a Eva, ¡feliz cumpleaños guapa!