25 marzo 2015

Oriental tales (III)


El interior de la pagoda era un inmenso y bellísimo jardín... Una fuente relucía en medio de la estancia con sus puras aguas... Los pájaros entonaban sus hermosas melodías y llenaban de alegría el lugar... Todo en ese espacio divino era perfección, armonía y equilibrio... Unos libros emergían entre las hierbas de aquel edén y nacían en sus plantas... En aquel instante se dio cuenta de que la pagoda era en realidad una magnífica biblioteca... 

Todo el saber de su cultura se encontraba encerrado en sus pergaminos. Sus manuscritos eran tan antiguos como innumerables.... Los códices aparecían y desaparecían a voluntad entre la voluptuosidad del jardín paradisíaco... Ni siquiera la Biblioteca de Alejandría había sido nunca tan majestuosa y espléndida como aquella, jamás en toda su historia había logrado albergar tantas recopilaciones y volúmenes sobre las tradiciones, mitos y filosofía de las diferentes dinastías de una tierra. Se aproximó a uno de los manuscritos que surgía de una flor y lo tomó en sus manos para leerlo... Era un tratado muy antiguo sobre los Cuatro Sellos de las Estaciones, donde cosmología y mito se unían para relatar la creación de los dioses de las épocas ancestrales. Narraba el nacimiento de algunas de las estrellas más brillantes del firmamento y su influencia en la vida de la tierra. Describía el origen de las leyendas que hacían a los antiguos venerarlas. Y revelaba cómo las estrellas y los dioses seguían un mismo camino en el imaginario de la humanidad. Dejó el manuscrito en la flor y contempló el resto de códices y pergaminos que aparecían y desaparecían en el maravilloso jardín. Un tratado sobre plantas medicinales y hierbas aromáticas surgía entre los pétalos de una hermosa orquídea. No sabía cuál elegir, quería descifrar todas las incógnitas que aquella biblioteca perdida le ofrecía. Posó su mano en un manuscrito y...

Se encontró en el exterior de la pagoda, que relucía en la noche. Miles de farolillos ondeaban en el aire iluminando el cielo nocturno con su esplendor. Si quería volver a penetrar en aquella estancia tendría que reflexionar acerca de lo que había leído. Profundizar en la sabiduría sería un camino arduo pero increíblemente satisfactorio para su espíritu... 


The end.

15 marzo 2015

Oriental tales (II)


Era un lugar maravilloso con una atmósfera irreal... Las suaves colinas brillaban con el sol del amanecer... Los inmensos campos de arroz se extendían por doquier... La luz incidía en los lagos haciéndolos parecer de cristal... Sentía que su espíritu había nacido para vivir en aquel sitio... La sensación de libertad era inmensa cuando se encontraba allí... La paz que traía a su mente no podía igualarse con nada... Solo en sueños era capaz de alcanzar aquel estado de equilibrio... Los paisajes eran tan hermosos como indescriptibles... El cielo tenía una tonalidad diferente de azul cerúleo... El aire estaba aromatizado con especias y pureza natural...  Jamás había sido tan feliz como en aquel paraíso remoto...

El profundo silencio era todo lo que podía percibir en aquel majestuoso lugar donde el tiempo parecía detenerse en una perfección utópica...

Una pagoda surgió lenta y silenciosamente entre la niebla que no había visto arremolinarse a su alrededor y en ese instante se despejaba en jirones revelando su solemne arquitectura... Su antigüedad era fascinante... Estaba labrada en su totalidad con flores de loto que hacían relieves sobre la madera... Era única y cautivadora, no podía apartar la mirada... Quería revelar todos sus misterios... El significado de la vida... El significado de la muerte... Tal vez la respuesta se hallaba entre sus muros... La pureza del lugar, su encanto, la misma fascinación que había sentido la cultura que las había erigido... Siglo tras siglo... Generación tras generación... Hombre tras hombre... Luna tras luna... Vida tras vida... Sueño tras sueño... Misterio tras misterio... Silencio tras silencio... Todos los enigmas de la humanidad...
Sentía que su vida estaba ligada allí... siempre lo había sabido, no lo podía negar... Ese rincón del mundo ejercía un magnético atractivo sobre él... cada vez se enamoraba más y más de su existencia... Y en esa pagoda parecía encerrarse todo el saber que anhelaba... Solo debía descubrir cómo alcanzarlo... El camino hacia la iluminación se encontraba en la senda más allá de todo lo conocido...
Perdido en sus reflexiones, se dio cuenta de que los grillos comenzaban a cantar... En un instante había anochecido y la pagoda relucía en la oscuridad... Las luciérnagas brillaban en las proximidades como un manto de estrellas terrenal de incomparable belleza...

Su mente se evadió en medio de aquella melodía del silencio nocturno...

Siglo tras siglo... Generación tras generación... Hombre tras hombre... Luna tras luna... Vida tras vida... Sueño tras sueño... Misterio tras misterio... El silencio...
Si quería poseer el conocimiento tenía que entrar en aquel lugar sagrado... Sus puertas permanecían cerradas, pero sabía que si era el elegido podría abrirlas con solo desearlo... Posó una de sus manos sobre la madera y esta cedió voluntariamente... El umbral le daba la bienvenida y sin pensarlo lo atravesó lleno de ilusión en busca de sus promesas...


End part II

05 marzo 2015

Oriental tales (I)


El relajante sonido de aquel cuenco le adormecía en una suerte de sueño hipnótico mientras la tormenta anunciaba el comienzo de aquel emocionante viaje astral por las lejanas tierras orientales. Un trueno y sus rayos hicieron que su espíritu surcase el aire hasta encontrarse con las hermosas tierras del sol naciente. Su esencia se fundió con el paisaje y cobró vida para empezar la aventura... 


End part I

01 marzo 2015

DarkShine Oak

Llevaban mucho tiempo caminando por el bosque y comenzaban a estar cansados. La luz disminuía cuanto más se adentraban en aquel laberinto de árboles y no parecía que hubiera ningún camino claro a seguir.

- "Atajemos", ¡buena idea! estamos perdidos... -se quejó Rasky.
- No estamos perdidos, yo nunca me pierdo... -dijo Crälos.
- Claro, ¿cómo vas a perderte? eres una berenjena de huerta, nunca te has movido de tu terrenito hasta ahora...

La zanahoria empezaba a desesperarse. Le gustaba mucho la naturaleza, pero aquel bosque tenía un toque siniestro que no le gustaba nada. Los árboles eran muy tupidos, el verde demasiado profundo, y a pesar de que el sonido de un riachuelo y el lejano piar de algunos pájaros era lo único que podía oír, le daba la impresión de que alguien les seguía... 

- No me contradigas, sé lo que hago. Además, quizá nos encontremos a alguien que pueda guiarnos...
- ¿Quién va a estar en lo más profundo del bosque? Aquí no hay hortalizas...
- Mira -señaló su amigo. Una figura femenina unos árboles más allá recogía bayas en los arbustos. Cuando se acercaron lo suficiente se dieron cuenta de que era la joven que les había recomendado hablar con el mago.
- ¡Hola! -dijo ella tras haberse girado al oír el ruido de sus pasos.
- Hola... -saludaron titubeantes.
- ¿Ya tenéis vuestros poderes? -preguntó mientras se comía a Crälos con la mirada.
- Pues no... -contestó este- al final hemos cambiado de opinión.
- ¿Por qué? parecíais muy interesados tu enamorada y tu...

Las palabras entremezcladas de "¿mi qué?" y "¿su qué has dicho?" hicieron que algunos pájaros cesaran sus cantos.

- ¿No estáis juntos? lo siento... -susurró ella con voz de no sentirlo en absoluto y atusándose el cabello.
- ¡Solo somos amigos! -aclaró Rasky.
- Me parece bien... ¿y hacia dónde vais? ¿estáis de excursión? -preguntó la joven muy coqueta.
- No, volvemos a casa -respondió Crälos. 

La muchacha hizo un mohín y le cogió del brazo.

- Si queréis puedo ir con vosotros un rato... 

Rasky se dio la vuelta para reír disimuladamente y Crälos no se enteraba de nada.

- Me parece bien, estamos un poco desorientados...
- ¿Aah? ¿no sabías exactamente dónde estabas? -apuntó Rasky con ironía.
- ¡Claro! nos he conducido hasta alguien que conoce el camino, lo he hecho bien.

La joven rió con fuerza y se asió aún más al brazo de Crälos.

- Decidme a dónde queréis ir y os llevaré... todavía estoy esperando mi pago en especias... -susurró con voz sensual.


El bosque era bastante más grande de lo que se esperaban. La muchacha les llevaba por diferentes caminos y hablaba de mil cosas que no entendían, hasta el punto de que Rasky se dio cuenta de que caminaban en círculos. Y aún notaba esa otra presencia, como si alguien les observara...

- Vamos caminando en círculos.

La chica dejó de hablar y Crälos exhaló un pequeño suspiro de alivio.

- ¡Uy, pues es verdad! -dijo al cabo de unos instantes- es que me distraje con vosotros, jajaja...
- ¿Qué diantres..?

La berenjena señalaba a un antiguo roble de rostro bonachón que les devolvía la mirada con hermosos ojos verde oscuro.

- Soy DarkShine Oak, roble del bosque / el más vetusto señor de la noche / de raza pura e indómito espíritu / ¿quién eres tú, que irrumpes mi retiro?
- Eh... soy... Crälos... -titubeó. 
- En verso magnífico sean tus palabras / si quieres mantener conmigo una charla / lo que no se rime en mi presencia / entenderé de modo que quizá no sea de tu complacencia. 
- ¿Qué dice? -musitó Rasky.
- He oído leyendas acerca de este roble... suele dormir casi todo el tiempo, pero al parecer le hemos despertado...

Todos se miraron unos a otros en silencio. 



Dedicado a Carlos, ¡feliz cumpleaños neno!