01 abril 2015

A New Age Dawns V


Las voces de los muertos se oían por todos los rincones de aquella selva oscura y hacían que el ambiente fuera siniestro. Como un místico embrujo del más allá, la atmósfera era densa y el aire se hacía pesado entre la niebla que no se disipaba. La vegetación era tan espesa que apenas podía avanzar, y la única razón por la que no me perdía era la senda de plata. No veía el cielo y tenía la sensación de que la tierra era volátil, tan irreal como auténtica, una quimera para los sentidos de los vivos.

La senda de plata se extinguía en un claro del bosque en el que la niebla no penetraba y parecía ser el corazón del aquel lugar. Las telarañas cubrían los árboles y brillaban misteriosamente con una luz tenue y fugaz que no se sabía de dónde procedía. Las lágrimas del rocío ornamentaban los hilos que se entretejían y oscurecían el ya de por si sombrío lugar con sus melodías del destino. Las Moiras, las tres hermanas señoras del porvenir, tejían los hados para los seres terrenales e incluso los dioses sentían sus designios. Aquellas diosas primigenias tenían en su poder el devenir de todos los seres y nadie podía oponerse a ellas o hacerlas cambiar de parecer. Las hebras del destino eran finas y muy hermosas, y se entremezclaban como lo hacían los destinos de los mortales en la tierra. Las telúricas me hicieron señas para que me uniera a ellas en uno de los árboles y subí hasta él por unos escalones de madera. Me enseñaron la telaraña y me di cuenta de que era mi propio porvenir, y de que él estaba enlazado con mi destino... Su voz, su preciosa y varonil voz susurraba en mis oídos, no podía ignorarla si quería pasar con él toda la eternidad...

Las visiones se entrecruzaban en mi mente, era imposible que ocurriera nada entre dos seres pertenecientes a diferentes esferas. Las telarañas también mostraban el curso del destino de su pueblo y cómo salvar las almas de los muertos de la perdición. La senda de plata volvió a brillar tenuemente en la selva y las tres hermanas sonrieron en la oscuridad, el camino estaba sellado. Silenciosamente y meditando, me alejé del aquel místico lugar en busca de la esencia que liberaría sus espíritus por toda la eternidad...



Continuará...

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