Y de nuevo me encontraba en las fauces de aquel laberinto maldito... Veía en blanco y negro, como si estuviese en lo más profundo de mi subconsciente... Intuía la maldad y el peligro acechando en sus rincones oscuros y ocultos... No me atrevía a caminar por él, aunque penetrar su silencio fuese la única forma de escapar...
El pasillo era solitario y no había nada a su alrededor que pudiera orientarme... Solo podía avanzar y confiar en mis sentidos para mantenerme a salvo... Al girar el recodo encontré al primer monstruo invisible que trató de acabar con mi vida... Le vencí con dificultades con mi magia interior hasta que segué su existencia...
El laberinto era cada vez más siniestro y su quietud no mitigaba sus tormentos... Otro ser terrible e incorpóreo me quiso sacrificar y volví a vencerlo con mis dones... Proseguí caminando por los pasillos sin encontrar nada salvo mis pensamientos... Todo siempre en blanco y negro, silencioso, vacío y lleno de condenación... Tal vez la existencia no sea más que un laberinto por el que caminamos sin pensar... Tal vez la soledad y las horribles criaturas no sean más que nuestros pensamientos... Tal vez si miramos en nuestro interior veremos que en realidad no existen... Solo se hallan en nuestra conciencia como aquel lugar vacío en blanco y negro... Un lugar en lo más profundo donde somos nosotros mismos en nuestra peor dimensión... Un lugar maldito donde solo existimos para acabar con nuestra propia existencia... Un lugar que tememos con reverencia y del que nunca podremos escapar con vida... Solo si hallamos la fuerza para caminar podremos convivir con su maldición...
Llegué a una puerta metálica que pronosticaba calamidades si se atravesaba... Me arrodillé y vi un agujero a través del cual pude mirar en su interior... Daba a un patio abierto rodeado de espinos, siempre en blanco y negro... Crucé el agujero y miré a mi alrededor sin encontrar nada pero intuyendo el peligro...
Caminé por el patio vacío mirando atrás sin ver ningún monstruo aunque los sentía cerca... Y tras un recodo que no recordaba en aquel patio cerrado encontré una intrigante maravilla... Una estancia al aire libre con muros de piedra cubiertos de retratos de grupos musicales... Sabía que si acariciaba los que me gustaban por alguna razón perdería aquel juego maligno... De modo que solo los contemplé y elegí tocar uno que jamás hubiera escogido... Olvidé a las terribles criaturas que se escondían en aquellos muros y miré los retratos... Y al tocarlos se abrieron las puertas de lo desconocido ante mis ojos lejos de mi visión... Unas puertas más allá del infierno de aquel lugar en mi imaginativa mente llena de racionalidad...
No recuerdo nada más allá de aquella estancia en blanco y negro, siempre en blanco y negro... Ni el vacío ni la sensación de resolver el enigma, no recuerdo nada... Porque solo se trató de un sueño, quizá de una lejana pesadilla... De pensamientos que se pierden en un laberinto de emociones y soledad... De esos demonios internos con los que convivimos y que nos hacen más fuertes... Que surgen en nuestros sueños cuando ya no tiene sentido que existan en nuestras vidas... Que nos recuerdan que los laberintos de nuestra mente los creamos nosotros mismos... Y que el mundo solo es en blanco y negro si queremos cerrar los ojos y olvidar todo por lo que existimos...
El laberinto era cada vez más siniestro y su quietud no mitigaba sus tormentos... Otro ser terrible e incorpóreo me quiso sacrificar y volví a vencerlo con mis dones... Proseguí caminando por los pasillos sin encontrar nada salvo mis pensamientos... Todo siempre en blanco y negro, silencioso, vacío y lleno de condenación... Tal vez la existencia no sea más que un laberinto por el que caminamos sin pensar... Tal vez la soledad y las horribles criaturas no sean más que nuestros pensamientos... Tal vez si miramos en nuestro interior veremos que en realidad no existen... Solo se hallan en nuestra conciencia como aquel lugar vacío en blanco y negro... Un lugar en lo más profundo donde somos nosotros mismos en nuestra peor dimensión... Un lugar maldito donde solo existimos para acabar con nuestra propia existencia... Un lugar que tememos con reverencia y del que nunca podremos escapar con vida... Solo si hallamos la fuerza para caminar podremos convivir con su maldición...
Llegué a una puerta metálica que pronosticaba calamidades si se atravesaba... Me arrodillé y vi un agujero a través del cual pude mirar en su interior... Daba a un patio abierto rodeado de espinos, siempre en blanco y negro... Crucé el agujero y miré a mi alrededor sin encontrar nada pero intuyendo el peligro...
Caminé por el patio vacío mirando atrás sin ver ningún monstruo aunque los sentía cerca... Y tras un recodo que no recordaba en aquel patio cerrado encontré una intrigante maravilla... Una estancia al aire libre con muros de piedra cubiertos de retratos de grupos musicales... Sabía que si acariciaba los que me gustaban por alguna razón perdería aquel juego maligno... De modo que solo los contemplé y elegí tocar uno que jamás hubiera escogido... Olvidé a las terribles criaturas que se escondían en aquellos muros y miré los retratos... Y al tocarlos se abrieron las puertas de lo desconocido ante mis ojos lejos de mi visión... Unas puertas más allá del infierno de aquel lugar en mi imaginativa mente llena de racionalidad...
No recuerdo nada más allá de aquella estancia en blanco y negro, siempre en blanco y negro... Ni el vacío ni la sensación de resolver el enigma, no recuerdo nada... Porque solo se trató de un sueño, quizá de una lejana pesadilla... De pensamientos que se pierden en un laberinto de emociones y soledad... De esos demonios internos con los que convivimos y que nos hacen más fuertes... Que surgen en nuestros sueños cuando ya no tiene sentido que existan en nuestras vidas... Que nos recuerdan que los laberintos de nuestra mente los creamos nosotros mismos... Y que el mundo solo es en blanco y negro si queremos cerrar los ojos y olvidar todo por lo que existimos...
Dedicado a David, por el aroma a libro antiguo.