- ¿A la cueva del tren? -repitió Päu, sin poder creérselo.
- Me temo que sí... -respondió el hada, temerosa.
Todo era como en su película, o como pretendían que fuera la película. No había un guion preestablecido, pero se estaba cumpliendo a rajatabla.
- Como en las pelis de terror... -empezó Wherynn, que calló ante la mirada inquisitiva de Päu.
- ¿Pero seguro que esto no es una broma..?
- Ojalá -dijo el hada- No tenías que haber tocado el guardapelo...
- ¡Sí, claro, ahora va a ser culpa mía!
- Puesss... -susurró Wherynn.
Los fuertes golpes las devolvieron a la realidad.
- Chicas, tenemos que irnos ya, esto se está poniendo muy feo... -dijo la vampiresa.
- ¿Así, sin vituallas? ¿Sin avituallamiento? -preguntó Wherynn.
- ¿Qué dices?
- ¡Comida! ¡Víveres! No quiero pasar hambre encima de sueño... -dijo la vagabunda.
- Tienes razón, no sabemos cuando volveremos... ¡Vuelvo enseguida! -dijo el hada desapareciendo en la cocina.
- Tú mete el pelo y la notita en el dije... llevas guantes -pidió la vampiresa.
- Vale, pero antes lo toqué y no pasó nada...
- Quizá la maldición esté en el cabello... -razonó Päu.
- No creo, dice "reliquias", un pelo... Bueno, si fuera pelo de un santo... -comentó Wherynn para sí mientras juntaba el dije y lo guardaba en una bolsita- Ahora ya no podrá hacernos daño, espero...
- ¡¡No!!
Las chicas habían logrado romper una de las persianas y trataban de entrar en la casa todas al mismo tiempo.
- ¡Locas sádicas! ¡Vámonos! -gritó el hada, que había regresado con una mochila llena, y las cuatro amigas salieron a todo correr por la puerta principal.
Corrieron hacia el bosque para ocultarse y poder atajar hacia las vías del tren, ya que las otras no tenían forma de verlas entre los árboles. Cuando se sintieron relativamente a salvo, se detuvieron a recuperar el aliento.
- ¡Qué... horror..! -suspiró Wherynn, pálida.
- ¡Ay, una abeja! -corrió a esconderse Päu tras un arbusto.
- Tú y tus abejas...
- ¡¡¡Aaaah!!!
La chica salió corriendo nuevamente del arbusto con una de esas extrañas criaturas de ojos enormes subida a su espalda.
- ¡Quitádmela, quitádmela! -dijo saltando y logrando que el animalillo se aferrara con más fuerza aún para no caerse.
- ¡Pobre, le asustas! -corrió Wherynn en su defensa.
- ¿¿Pobre??
- ¡Míralo! ¡Qué cuqui!
La joven lo tomó torpemente en brazos y la criatura la miró con agradecimiento. Era una de las crías, dedujeron por su tamaño.
- Espirales, bichos extraños, amigas locas y un dije maldito... ¿Nadie está grabando esto? -miró a su alrededor la vampiresa.
- Como no sea un reality "Sobrevive a la maldición", me da que no...
Tras unos minutos para recuperar la respiración y comprobar que sus amigas chifladas aún trataban de entrar por la fuerza en la casa (o eso suponían ya que no las oían por las cercanías) emprendieron el camino hacia las vías.
- ¡Hala, cuquito, ahí te quedas! -dijo Wherynn soltando a la criatura, a la que había estado acunando desde que la cogiera en brazos. El ser la miró con sus enormes ojos y empezó a seguirlas cuando se movieron.
- Esa cosa nos está siguiendo... -dijo Päu, molesta.
- Deja en paz a Cuquito, no hace nada... -le defendió Wherynn.
- ¿Ya le has puesto nombre a tu nueva mascota? -rio el hada.
- "Cuquito". Jajaja, ¡me gusta! -rio a su vez la vagabunda.
Continuaron la senda del bosque con Cuquito detrás y pronto llegaron a las vías del tren y la oscura cueva.
- Oye, al final no nos dijiste por qué teníamos que venir aquí... -dijo la vampiresa, deteniéndose en seco.
- Mmhmhm... nos toca una traición... -se percató Wherynn- Alguien no es quién dice ser y nos traiciona, es muy de peli.
- Déjate de teorías de pelis, aquí nadie... nadie traiciona, ¿no?
El hada sonrió, inofensiva.
- Yo no, solo quiero acabar con esta pesadilla de una vez por todas.
- Pues cuéntanos qué hacemos aquí -exigió la vampiresa, sin moverse y con suspicacia.
- La abuela de la odalisca pertenece a una antigua aristocracia de brujas...
- ¡Sí, hombre lo que me faltaba!
Päu las miraba incrédula. ¿En serio se creían que se iba a tragar todo eso?
- ¡Que sí! Guardaban su poder en dijes que pasaban de generación en generación...
- No me lo creo, se acabó. Acabad con esta tontería ya, me da miedo y me tensa, ya no tiene gracia.
- Päu...
- ¡Ni Päu ni nada!
La chica estaba muy enfadada. ¿No se daban cuenta de cuando parar?
- Va, Päu... no te enfades. ¡Es por el bien de la peli!
Miró a su amiga, que... ¡Oh, genial! ¡Tenía las pupilas dilatadas!
- Wherynn... -comenzó cuando se le ocurrió mirar a las otras. También tenían los ojos dilatados.
- La peli... es más realista así... -siseó la vampiresa, con una sonrisa demente.
- El dije... las vías...
- No quiero que el guardapelo se rompa, tened cuidado. Bueno, aunque seguro que no tiene ningún valor, ¿Qué estoy diciendo?
La chica cogió con poca delicadeza la joya y las demás contuvieron la respiración. De repente parecían aterrorizadas.
- ¿Qué os pasa ahora? ¿Vais a empezar a hablar de paja? -preguntó balanceándolo de un lado a otro.
Sin que se diera cuenta, se vio rodeada por todas sus amigas, ya que el resto habían aparecido de la nada, y se sentía en peligro.
¿Qué iba a pasar?
Dedicado a Paula, ¡feliz cumpleaños resalá!