La oscuridad del silencio era una sinfonía sin fin dentro de una tormenta. Y entonces tus ojos se clavaron en los míos como preludio de la fantasía que viviríamos. Tu sonrisa tras cada palabra, tu poesía interior como un hechizo. Unos ojos oscuros llenos de luz, una lírica cautivadora en las tinieblas. Un océano por medio porque solo nos conocíamos en sueños. Un deseo profético para encontrarnos en el mundo mortal.
Emprendimos la travesía en los mares de la existencia sin saber si nos encontraríamos o todo se trataba de una irracional utopía. El agua, la lluvia y las tormentas nunca nos hicieron errar el camino aunque en muchas ocasiones creyéramos perder el rumbo de los sueños. Mil aventuras, dragones y ondinas encontramos en los mares a lo largo del tiempo, pero como Odiseo nos regimos por la brújula del destino anhelando lo maravilloso. La magia era quimera, las quimeras ilusiones y el destino nunca llegaba, pero el océano infinito nos otorgaba la sabiduría en sus aguas...
Y mientras me perdía en sus ojos,
la poesía fluía entre nosotros.
Como si la senda tuviera sentido
y nunca hubiéramos perdido el camino.
En aquel navío de ensueño
éramos uno con el océano
y las profecías se cumplían
mientras los nigromantes morían.
Su única visión bastaba para llenar
mi mundo de sueños imposibles
pero su mano entrelazada con la mía
solo miraba hacia lo inmortal...
~ No quiere decir que te deje de amar
¿Cómo podría un mortal?
Tu luz fue mi salvación, una divina redención. ~
La tormenta de la pasión nos estrelló contra las rocas en un divino castigo. Del océano al verdugo en la lenta agonía del amor no correspondido. Yo siempre soñé con tus ojos en el abismo pero solo me encontré con el vacío. Y juramos que nunca ocurriría ni en esta ni en las otras vidas que compartiríamos. Juramos por escrito con la sangre de nuestro delirio sabiendo que jamás cumpliríamos aquella promesa. Porque tú me amabas desde que me conociste y yo te deseaba sin saber que eras un sueño imposible.
Cuenta la leyenda que tus ojos se clavaron en los míos y que yo perdí la cordura y tuve que amarte para siempre. Porque el amor entre el océano y la divinidad de mi estirpe crearía un sinfín de magia...
Dedicado a Cris, mi sueño en la realidad.