06 junio 2020

Ode to Psyche


Y entonces alzó los ojos hacia las nubes en medio de aquel sueño tratando de atisbar lo que había más allá de ellas, donde los nimbos dejaban entrever el cielo índigo del amanecer del nuevo mundo que solo vivía en la imaginación. Las palabras volaban libres creando mundos de ensueño y utopías increíbles. Los pájaros se unían a ellas y las llevaban lejos hacia los artistas. Las montañas se dibujaban en un lienzo de infinitos colores y fantasía donde no existían límites. El paisaje se creaba solo de la nada revelando la intensidad de la creatividad de su autor. La música le daba tintes de alegría y vida al horizonte donde las palabras se fundían con los vastos océanos. Los bosques desvelaban una naturaleza que germinaba con virtuosa celeridad en una primavera sin fin. Las criaturas despertaban en la imaginación para poblar aquel maravilloso mundo donde habían nacido por la magia inmemorial que otorgan los sueños y que dan vida eterna a la invención. Las puras aguas de los ríos cubrían el paisaje con su energía ancestral y la vegetación florecía dando la bienvenida a la época dorada de aquel cosmos. No supieron en qué momento la niebla cayó en aquel mundo envolviendo con su velo las montañas antaño magníficas que ocultaban en sus profundidades los secretos de la creación de aquel lugar. Pero la luz brillaba a través de las brumas que anhelaban ocultar aquel mundo y relegarlo al olvido logrando que reluciese como nunca jamás y que brotase de nuevo en un ciclo eterno de renovada creatividad. Las palabras surgían de los confines de la inspiración para crear de nuevo aquella hermosa utopía que cambiaba con cada luna y que siempre permanecía incólume a pesar de la niebla que ya nunca desaparecía. Y pasaban siglos, y eónes, y las épocas distorsionaban los dibujos y la música de aquel lugar sagrado. Y las melodías no encajaban y los lienzos se perdían en recuerdos de la época dorada que quizá nunca volvería. Y el silencio no existía porque la música aún revelaba los misterios de aquel mundo mientras la niebla lo alejaba de su artista hacia lo desconocido y lo ignoto. Y acariciaba la bruma mientras se llevaba su querido universo al lugar donde pertenecía cuando las montañas, los océanos y los bosques aún no habían nacido en su imaginación. Ya no quedaba nada salvo el silencio apoderándose de sus pensamientos y silenciando la música de la creación... 


Dedicado a la inspiración perdida.

2 comentarios:

Licaón dijo...

Cierto, me encantó la música, desde el principio ;)

Al principio del relato iba literalmente viendo avanzar/crearse el paisaje a vista de águila, volando rápido con la música bajo las alas y la vida germinando y las montañas y lagos apareciendo. Y cuando la cosa se puso algo fea, con olvidos y pérdidas y distorsiones, pues la verdad que no me afectó. La música no me dejó bajar ;) Sonaba a que otros eran quien se perdían las cosas, porque yo seguía águila volando, y la niebla también era mía y también parte necesaria del todo que no para de emerger

Un abrazo!

Wherynn dijo...

"Y entonces alzó los ojos hacia las nubes..." Da a entender que el Lyrical I está abajo pero ciertamente cuando lo escribí en mi mente había únicamente vista de águila contemplando el mundo crearse... ¿¿Como es posible?? Y otro efecto deseado, no dejar que las partes negativas llenen el espacio porque la música no lo permite :D ¡En el clavo como siempre!

Un abrazo