27 julio 2020

Arch Enemy

Cuando vio lo que les rodeaba no tuvo ninguna duda, tenía que ser la Sala de los Menesteres. Estaba llena de cachivaches, objetos rotos olvidados entre el polvo y cosas de lo más diverso. Parecía una especie de desván gigante en el que generaciones y generaciones de alumnos de Hogwarts habían acumulado...

- ¡Cuánta mierda!

Bueno, ella hubiera escogido palabras más bonitas.

- ¿Qué significa esto?
- Que hasta en una escuela de magia la gente tiene síndrome de Diógenes... 
- ¡Goggy! -se exasperó la chica.
- Oye, ¿pero estos no decían que iban a Dervish y Banges? ¿Qué carajo hacen en la Sala de los Menesteres?
- ¡Pues será un atajo, yo que sé! ¡Vamos a seguirles! -le instó.

Razón no le faltaba. Cuando los dos vampiros dejaron de caminar entre pilas de libros, frascos de poción rotos y otras cosas que preferían no recordar -OH DIOS MIO OH DIOS MIO OH DIOS MIO, ¿¿juguetes...??- Wherynn no había dejado acabar a su amigo y se había alejado rápidamente de allí- llegaron a un lugar donde se encontraba un armario viejo y sucio.

- Tú tienes mejor gusto con el mobiliario..
- ¿Te has fijado? -dijo ella sin hacerle caso- Es un armario evanescente.

Ädri miró a su amiga, sin dar crédito.

- ¿Un armario evanescente en Hogwarts?
- Si.
- Oh...

Wherynn notó algo sospechoso en su compañero y se lo quedó mirando.

- ¿Pero tú sabes lo que es un armario evanescente? -preguntó, socarrona.
- Eh... ¡Claro que sí! -afirmó él, muy seguro de sí mismo.
- ¿Y qué es?

El chico se quedó mirando fijamente al objeto observando los movimientos de los Sly a ver si podía deducir algo.

- Pues es un armario... Viejo... Que... Cuando lo abres te metes...
- ¡No deberían meterse! ¡Son aparatos muy engañosos y temperamentales! -exclamó Wherynn.
- ... Y es como una... red flu, y te lleva a ¿Dervish y Banges..? A todo esto, ¿para qué necesitarán visitar una tienda de reparaciones de instrumentos mágicos?


La chica rodó los ojos y le explicó a su amigo lo que era un armario evanescente. Ädri asintió con superioridad preguntándole que para qué le explicaba cosas obvias y ella contuvo la risa.

- No tiene ningún sentido que haya otro armario en Dervish y Banges...
- ¡Oh, espera..! ¿Hemos oído bien?
- ¿Qué?
- ¿No querrían decir...?
- ¡Borgin y Burkes! -adivinó la chica.
- ¡Tendría mucho más sentido!
- ¡Es que ni ellos saben a dónde van! ¡Qué estúpidos! ¿Y tú por qué miras a todos lados? -se extrañó Wherynn.
- Cabe la posibilidad de que alguien se haya dejado una empanada de calabaza olvidada por aquí... -comentó el chico, que aún tenía hambre.
- Va a estar guapa... ¡Mira!

La chica asió con fuerza a su amigo y vio cómo uno de los vampiros desaparecía mientras el otro vigilaba.

- ¿Lo desmayamos? -propuso Ädri.
- Pues no sé.. Mejor esperamos a ver qué trae el otro y luego los confrontamos.
- ¿Y si trae un arma de destrucción masiva?
- ¿Tú crees?
- Si realmente va a Borgin y Burkes...
- ¡Mira, ya vuelve!
- ¡Qué rapidez!

Wherynn sintió deseos de darle una colleja a su amigo pero se contuvo. El vampiro traía consigo una cajita pequeña envuelta en un pañuelo rojo y no podían ver su contenido.

- Bueno, tampoco podíamos pensar que lo iban a traer ahí al aire... -razonó Wherynn.
- Y hablando de cosas raras... ¿Por qué han venido a esta sala a través de un pasadizo en Cabeza de Puerco pudiendo usar la puerta normal? -preguntó Ädri.
- Pues ahora que lo dices... ¡No me había fijado!
- A lo mejor no saben entrar por la otra puerta...
- ¿Entones ya lo tienes? ¿Te lo ha dado sin problemas? -preguntó el Sly, emocionado.
- Si... Creyendo que soy un vampiro peligroso no ha habido ningún problema... -respondió el otro con una voz que les puso los pelos de punta.
- Tío, esto va a ser brutal...
- ¿Pero de qué van?

Wherynn miró a su amigo, sin entender.

- Habían dicho en la Casa de los Gritos algo de robar no se qué de Hogsmeade (y mira que se han ido hasta el Callejón Knockturn ni más ni menos) y mantener viva la maldición de la Casa...
- Como ya hicieran sus ancestros, si, lo dijo el tío con voz de pito...
- Y hablando de tíos con pito, ¿Cómo estará tu amiguito el Ravenclaw?

Wherynn se sonrojó involuntariamente.

- ¿¿A qué viene eso Goggy Golosina??
- A nada, es que me acordé de él, como le dejé ahí paralizado...
- ¡Céntrate! ¿Por qué estamos asumiendo que han ido a Borgin y Burkes? ¡A lo mejor han ido a Dervish y Banges de verdad!
- ¿Unos Sly?
- ¡Cuidado, se mueven! ¡Sigámosles!

Wherynn tiró de su amigo para que fuera con ella mientras el chico miraba a su alrededor suspirando por algo de comer. 



Dedicado a Adrián, ¡feliz cumpleaños!

19 julio 2020

Fuþorc

Wherynn trataba de pensar con rapidez. ¿Atacar a un profesor se tendría en cuenta para su castigo o expulsión después de haber estado en el Bosque Prohibido, encontrado una varita maldita omnipotente y liberado la oscuridad en terrenos del colegio poniendo en peligro a todos? A ella la verdad que le parecía bastante secundario...

- ¡Maldita loca!

La chica miró instintivamente a su amiga, que yacía en el suelo aún groggi. Miró a Mr. Felix, que había gritado y siguió su mirada hasta... Thäis. La muy... se reía. ¡Se reía! La mataría a bofetás...

- ¡Tendríais que haber visto vuestras caras! -dijo entre carcajadas.
- ¿Cómo sabías que estábamos aquí?

La Griffindor miró con una sonrisa coqueta al otro Ravenclaw, que la contemplaba serio.

- ¡Oh! Probé suerte, eso es todo, a las chicas les gusta venir a la biblioteca cuando tienen dudas sobre magia y como Sÿl estaba hechizada...
- Tú no eres Thäis -sentenció el chico.

El silencio cayó pesadamente sobre la biblioteca.

- Claro que sí -afirmó ella.
- No sé quién eres, pero no eres Thäis -repitió él con voz segura.
- ¡Sí lo soy!
- Yo confío en él... Y no pareces tú misma...
- ¿No estará hechizada..?

Thäis sonrió con una mueca extraña y sus ojos se volvieron opacos.

- ¡Huid!

Todo ocurrió muy deprisa. Mr. Felix conjuró una escoba que apareció de la nada y arrastró a Wherynn para que se subiera detrás mientras el otro Raven hacía lo propio con Sÿl, a la que ató a su espalda con un incarcerous para que no se cayera. Lo último que la chica vio fue la biblioteca estallar en pedazos mientras las cristaleras se desprendían por los terrenos y las llamas cubrían parcialmente el cuarto piso del castillo. Se había quedado sin palabras.

- ¿Qué..? -preguntó cuando recuperó la voz mientras planeaban sobre el bosque en busca del lugar exacto donde había caído la varita.
- Era un inferius.
- ¿¿Un inferius??
- Si. Un cadáver reanimado con magia oscura...
- ¡Ya sé lo que es un inferius! ¿Pero por qué..?
- Seguramente Sÿl la asesinó en la enfermería y luego la invocó con sus poderes oscuros para que nos atacase...
- ¡Pero ha hecho explotar la biblioteca! ¿¿Cómo vamos a explicar eso??
- La biblioteca está bien.

Wherynn miró hacia el castillo, que se erigía en todo su esplendor bajo la luz de las estrellas. De verdad que no entendía nada. ¿Dónde estaba el fuego, los pedazos de cristal..?

- Wher... ¿Podrías agarrarme con menos fuerza?

La chica miró al sonrojado muchacho que la llevaba en escoba y se dio cuenta de que se aferraba a él con toda su alma. Ooops.

- ¡Ay, perdona! Del susto... -se disculpó.
- No es nada -dijo guiñándole un ojo mientras el otro se ponía celoso de nuevo pero lo disimulaba con gran maestría, salvo por las chispas furiosas que emanaban de sus ojos oscuros.
- Los inferi temen a la luz y el calor. No puede provocar un incendio con tanta facilidad aunque se le antoje a Sÿl, y menos sin magia... 
- ¿En serio?
         ¿En serio?
                  ¿En... serio...?
                                  En...






- ¿Wher?
- ¿Whers, estás bien?

Sus voces se oían lejanas, como en un sueño...

- ¡¡Wheeer!!!

Eso se había oído mucho más cerca.

- ¿Qué? -preguntó levantándose de golpe y mareándose. Solo veía puntitos negros y le zumbaban los oídos con fuerza. Se sujetó la cabeza y a los pocos segundos la sensación se desvaneció. Los dos Ravenclaw estaban arrodillados a su lado mirándola con preocupación. ¿Qué ha pasado? -cuestionó.
- Estabas... Te retorcías en el suelo y gimoteabas, algo de fuego y la biblioteca... Y la runa...

Wherynn estaba totalmente desorientada.

- Lo último "que recuerdo" es que recibí un golpe por la espalda y... caí a tu lado... -dijo sonrojándose involuntariamente.
- Sí. Bueno, supongo...
- Sí. Estabais los dos ahí tirados y tuve que encerrar a Sÿl en esa jaula para que no se liberara del Imperius y poder despertaros.

La chica no se lo podía creer.

- ¿Tienes mi varita?
- ¡Sí! ¿Cómo lo..? -preguntó el chico mientras se la tendía.
- Y tú has encontrado algo en un libro negro lleno de sangre y fluidos con páginas tan gastadas que resulta casi ilegible...

Los dos jóvenes se miraron sin saber qué decir.

- Pues... ¡sí! ¿Cómo lo sabes?
- Déjame leerlo.

La chica lo ojeó rápidamente y sus temores se confirmaron. El texto era casi el mismo que había leído en su sueño y tocar las hojas le volvía a dar repelús.

- Sÿl va a despertarse... Y va a sonar la voz de Snape, pero solo será Thäis, o lo que nosotros creemos que es Thäis...
- ¿Te has estado dedicando a la adivinación o qué? -dijo con una sonrisa Mr Felix.
- No se está resistiendo apenas al Imperio. Creo que... la libera de su dolor.

Wherynn miró a su amiga. Parecía tranquila y aliviada, hasta sonreía levemente.

- Quizá te golpeaste la cabeza...
- ¿Y cómo se lo del libro y la runa? ¡Tenemos que volver al bosque, por cierto!
- Claro, vamos -dijo el prefecto que controlaba a Sÿl mirándola de soslayo -Desmayadla para que pueda dejar el hechizo.

La chica y su amigo la dejaron fuera de combate mientras Wherynn miraba distraída esperando que en cualquier momento apareciera Thäis imitando a Snape.

- Puede que hayas mezclado realidad y fantasía... Te golpeaste fuerte, es natural... -la reconfortó Mr. Felix conjurando tres escobas para poder salir rápidamente por la ventana.
- Yo llevaré a Sÿl -dijo el otro Raven atándola a su cuerpo. Vaya, ¿por qué esa parte no era como en su sueño? ¡Justo lo más interesante!
- ¿En qué piensas?
- ¡Ya querrías tú saberlo! Digo... estoy un poco aturdida aún... -se disculpó.
- ¿Puedes volar? Si quieres te llevo yo...

Wherynn soltó una carcajada que resonó en la biblioteca.

- ¡Oh! No te preocupes, puedo volar sola -suspiró resignada.



El bosque seguía pareciendo oscuro y amenazante y Wherynn no paraba de mirar atrás. Ni Thäis, ni la biblioteca en llamas... Bueno, eso era positivo, pero ¿por qué lo había soñado?

- Así que la runa solo libera su verdadero poder con la Varita Maldita y es la única que puede hacer que su malignidad se vuelva luz... -reflexionó en voz alta el Raven mientras buscaban el lugar indicado.
- ¡Un clásico! -exclamaron Wheynn y Mr. Felix a la vez, riendo luego por ello.
- Bueno, técnicamente se libera con varitas poderosas... La de saúco también haría bien su papel...
- Ahora sí que nos venía de lujo tener cerca a Ollivander...
- ¡Ah, la misteriosa artesanía de las varitas mágicas! -dijo el prefecto imitándole acertadamente.
- ¿Es aquí?

Mr Felix señaló un claro del bosque totalmente en tinieblas recorrido por una extraña neblina.

- Mirad a Sÿl...

La muchacha había abierto los ojos como una psicópata y miraba fijamente a un punto indefinido en la oscuridad. Sin embargo, aún parecía desmayada... ¿Cómo era posible?

- Da un mal rollo tremendo... ¿no?
- Hombre, pues sí... ¿Creéis que es por el influjo de la varita?
- ¿A dónde..?

Al punto Mr Felix se quedó como en trance contemplando el mismo lugar a donde se dirigían los ojos de Sÿl.

- Ha estado en contacto con la varita -recordó el otro Ravenclaw- es posible que sienta la conexión... -susurró a la chica.
- ¿Qué hacemos? Si se vuelven locos de nuevo...
- ¡Estoy bien! Pero... me siento extrañamente atraído a ese sitio...

Se giró inconscientemente y Wherynn observó que su mirada se dirigía ahora al lugar donde había caído la Varita Maldita. Le miró, negó con la cabeza y el chico sonrió en disculpa, avergonzado.

- No voy a...
- Ya lo sé. Pero si tengo que dejarte fuera de combate lo haré. Aún recuerdo lo de mis costillas...
- Lo siento... -se disculpó de nuevo.
- ¡No me niegues un duelo! -bromeó.
- Chicos, centraos. Si la runa está cerca...
- ... debemos encontrarla y... espera. ¿Ponerla a salvo? ¿No está bien protegida aquí?

Un siseo terrorífico les heló la sangre en las venas. No parecía ninguna criatura conocida.

- ¿Qué demonios..?
- ¡Mirad a Sÿl!

La chica había comenzado a mover los labios pero como estaba silenciada no oían nada. Wherynn se acercó y se la quedó mirando, extrañada. ¿Era su imaginación o estaba diciendo "pizza"?

- ¿A lo mejor tiene hambre? -preguntó Mr. Felix, que entendía lo mismo.
- Será algún conjuro arcano... -sugirió el otro prefecto.
- Sea lo que sea no para de mirar fijamente entre la niebla...

Wherynn trató de seguir la linea trazada por los ojos de su amiga y cuando se acercó lo suficiente los chicos la detuvieron con un grito. Sÿl había vuelto a alzarse y parecía completamente poseída.

- ¡Quítale el silencius para que podamos oírla, así sin voz es horrorosa!

Ciertamente la chica daba pavor, con su mirada de nuevo verde como si aún siguiera bajo la maldición Slytherin. Wherynn recordó eso de que la habían elegido Sly y se había negado... Tendría que hablar con ella sobre eso cuando acabara toda esa locura. El Ravenclaw de ojos oscuros la liberó y las palabras de Sÿl les tomaron por sorpresa.

- ¡Alejaos de la runa, la maldición de su poder caerá sobre todos vosotros! ¡Slytherin no podrá salvaros, siendo la casa más poderosa! ¡La Varita no la controla! ¡La pizza envenenada no es la solución!

- ¿Pero qué dices, so loca?
- ¡No me insultes, sucio Ravenclaw!

La chica trató de abalanzársele y el joven la esquivó con soltura. Sÿl cayó de bruces y se enfureció aún más.

- ¡¡Dadme mi varita, le sacaré un ojo!!
- ¡Uy, eso es tan propio de mí! -se le escapó decir a Wherynn.
- ¿Ah?

- ¡Cuidado!

Una luz cegadora se abrió en el claro y del terrero emergieron unos cofres de madera que parecían muy antiguos. Comenzaron a girar lentamente alrededor de ellos cerrándoles el paso y al unísono se abrieron, revelando un alfabeto rúnico de madera al completo.

- ¿Sabéis... que cada una está hecha de madera diferente?

Wherynn no era capaz de distinguir las maderas pero si podía ver la diferencia de tonos y texturas. Miraba con atención cada una de ellas pero por alguna razón ninguna parecía la runa de poder.

- ¡Se oculta de los malditos que no poseen el don de ser sus dueños! -gritó Sÿl. Su amiga se preguntó si se daba cuenta de que era la más maldita entre ellos.
- Tendremos que elegir al azar y confiar en que acertaremos... No parece que nos vayan a dejar movernos.
- ¿Ah, no?

Sin previo aviso, Wherynn cogió una piedra y la lanzó fuera del círculo. La roca quedó echa añicos y su fino polvo se esparció por la tierra.

- Pues no.



¿Cómo escogerla? ¿Dejarse llevar por el corazón? ¿Preguntar al experto en maderas cuál era la más digna de portar una runa mágica? ¿Usar a Sÿl como conejillo de indias, ahora que estaba medio chiflada?

- ¿Qué quisiste decir antes con que "la pizza envenenada no era la solución? -preguntó Wherynn, intrigada.
- ¿¿Cómo osas hablarme, sucia mortal??
- Ay chica, qué borde...
- ¡Ya sé cuál es!

Mr Felix tenía una sonrisa traviesa en la cara y el otro Ravenclaw le miraba dubitativo, convencido de que metería la pata.

- ¿Os acordáis de lo que leímos en el libro?
- ¿Sobre la runa?
- ¡Claro! ¡Digo, no! ¡Sobre varitas!
- ¿De qué hablas? -cuestionó Wherynn, dudando ahora de su cordura. Al fin y al cabo se sentía muy atraído por la Varita Maldita...
- ¡El libro sobre varitas de la clase de Historia de la Magia!  -dijo el chico mirando efusivamente a su amigo- ¿Dónde viviría un Bowtruckle?
- ¡Oh! Ya entiendo...

El Raven de ojos oscuros se acercó a una de las runas y extendió la mano, seguro de sí mismo.


Dedicado a Sylvia, ¡feliz cumpleaños chuli!

Keyhole

La chica se sonrojó al punto. ¿Que le hablara de él? ¿Cómo poder hacerlo sin molestarla, ella que parecía odiarlo? Decidió ser sincera.

- Pues verás... Aparte de lo obvio, que tiene un físico espectacular...

No podía negárselo. El chico era alto, fuerte, con el pelo claro y ojos castaños profundos con visos verdes. Bien parecido. Sin embargo, no le encontraba del todo el atractivo porque era un completo imbécil. Pero entendía a qué se refería...

- ... y es un poco prepotente... Pero en el fondo tiene buen corazón, es así porque tiene una historia familiar compleja...
- Háblame más de eso, de su familia -instó Vênräedna.
- Pues... Su padre trabaja en política, aún no es muy conocido pero está escalando puestos... Y su madre es médico, muy querida y bondadosa...
- ¿Y sus abuelos?
- No sé nada de ellos. Creo que no ha llegado a conocerles... Cuando sale el tema siempre se va o le quita importancia...

Ajá.

- Bien... Bueno, sigo a lo mío entonces... ¿Algún punto débil de tus amigos que deba conocer? Ya sabes que no les haré daño.

La joven le contó algunos de los miedos que conocía de sus amigos, lo suficiente como para que se encontrara satisfecha pero no lo bastante como para aterrorizarlos... ¡En el fondo eran sus amigos! No quería traicionarlos. 

- En fin... Cuando caiga la noche la cosa se pondrá interesante... Siempre y cuando decidan permanecer aquí...


Vênräedna estaba mortificada. Profecía autocumplida. Los chicos se habían ido a por comida ya que no encontraban a su amiga -ni la encontrarían- y había tenido que seguirles y oír sus insulsas conversaciones hasta que al fin decidieron regresar al sanatorio... Al caer la noche.

- ¿Por qué hemos venido al caer la noche? -preguntó precisamente la chica de melena castaña.
- Obvio, ¿no? Al anochecer habrá más espíritus... -contestó el chico de ojos verdes- así sabremos dónde está...
- ¿¿Has dicho "más espíritus"?? ¿Crees que habrá mas como ella?

Ojalá.

- No... Bueno, no lo sé. En el pueblo solo hablan de ella, ¿no? La terrible Phobos.

Un grito espeluznante les puso los pelos de punta. La chica de pelo azabache tenia la mano en el pecho y respiraba con dificultad.

- Lo siento... He visto... ¡Arrgh!
- ¿Cómo gritas así, estás loca? -preguntó el escéptico.
- ¿Qué pasa, a ti no te asusta nada? -respondió de malas maneras señalando una aguja hipodérmica enorme tirada en el suelo.
- Desde luego una tontería como una aguja vieja no... -dijo a su vez con superioridad.

Vênräedna sonrió. Oh... Si que le asustaban cosas...

- Chicos, vamos por aquí. Antes no hemos seguido este camino...

Y con razón. El manicomio se dividía en varias estancias conectadas por pasillos y un hall central en cada ala y las escaleras por las que se disponían a bajar estaban medio derruidas y parecían de lo más peligrosas... A ella nunca se le habría ocurrido bajar por ahí, pero allá ellos. Hizo volar una piedrecita a sus pies y las chicas se giraron con suspicacia.

- ¿Hay alguien ahí?

Silencio.

- Vamos.


El grupo avanzaba con cautela por las salas abandonadas. Aquella zona parecía el sótano, lo cual era lógico ya que estaba en la zona más baja como apuntó uno de los chicos de pelo rizado. Las estancias estaban silenciosas y fuera ya apenas quedaba luz, por lo que se iluminaban con sus linternas.

- Pisad con cuidado, hay muchos escombros.
- ¡FFFSSSS!

Uno de los chicos soltó un alarido y un gato negro como la noche salió huyendo de entre unas cajas de cartón. Vênräedna se rió a gusto, era uno de sus pequeños y adorables gatitos, pero aquel chico les tenía pánico.

- Tranquilo, ¿eh? Solo es un gato... -dijo el escéptico con sorna.
- ¡Es un maldito ser del demonio! ¡Y encima negro!
- Vaya, ¿Ahora resulta que eres supersticioso?
- ¡Cállate, maldita sea! ¡Encontremosla rápido y vámonos de aquí!
- Total, esa Phobos horripilante debe haberse cansado de nosotros... ¿No ves que ya no hace nada?

El espíritu se rió de nuevo. ¡No sabían lo que les tenía preparado! Como adelanto soltó un chillido agudo que les taladró los oidos.

- ¡Aaaah! ¿Para qué dices nada? -exclamó la chica de melena castaña tapándose las orejas y casi con lágrimas en los ojos.
- ¿No era la voz de..?

¡Oh, que buena idea! Vênräedna chilló de nuevo imitando la voz de la chica rubia como si la estuviesen torturando y notó un cambio en la actitud del chico insoportable.

- Era... Sonaba por allí...

El chico se aproximó con cuidado a una de las puertas desvencijadas y se asomó por ella. Aquella sala debía ser un viejo baño porque los restos de mármol de un retrete y un lavabo yacían en el suelo... ¿Cubiertos con manchas de sangre?

- ¡Eso es una sala cerrada! ¡Sonaba arriba! 

Vênräedna hizo aparecer un orbe de luz pero nadie lo captó. Qué pena. Dio un portazo cerca de una de las chicas, que pegó un salto del susto.

- ¡Esta puerta acaba de cerrarse sola!
- Pues claro, ¿no notas la corriente? -dijo uno de los chicos recobrando su escepticismo. El espíritu bufó para sí. ¿Ahora no se iban a asustar?
- Quizá si hacemos una ouija...

El silencio reinó entre sus amigos.

- No. Con esas cosas no se juega.
- Si ella no aparece habrá que invocarla...
- La otra vez la llamamos y vino. Si os fijáis aún no la hemos llamado... -recordó el chico de ojos verdes.
- Es verdad... ¡Eh, Phobos! ¿Estás ahí?

El insoportable la llamaba, pero no con ese tono petulante que solía acompañarlo. Parecía genuinamente preocupado... ¿Tendría corazón?

- ¡OH!

Los chicos se giraron ante su grito y le vieron pálido como un muerto.

- ¿Qué te pasa?

Había dado en el clavo. Le había susurrado el nombre de su abuelo en el oído... Estaba en lo cierto.

- Phobos... -musitó con un hilo de voz.
- ¿Qué está haciendo? ¿Te está poseyendo? -preguntó la chica de melena azabache zarandeándolo.
- ¡No, por Dios, qué horror! -respondió él recobrando un poco la compostura.

¡Eh, que ella podía poseerle dónde y cuando quisiese! Buff, pero qué mal había sonado eso... El espíritu tuvo un escalofrío.

- ¿Entonces qué..?
- Vámonos de una vez. No tiene sentido buscarla, ya nos la devolverá -dijo haciendo un ademán de irse.
- Espera... -dijo otro de los chicos sujetándole del brazo- ¿Hablas en serio? ¿Abandonarías a tu amiga en una residencia con un espíritu maligno?
- ¡Puede que ya no haya nada que encontrar! ¡Yo me largo!
- ¡Tú no te vas a ninguna parte!

Drama adolescente. Volumen III.

- ¡Nos quedaremos todos a buscarla! -añadió la chica con sus grandes ojos muy abiertos- ¡No puedes separarte del grupo!
- ¡Puedo y lo haré! ¡No eres mi madre!

El espíritu aprovechó para decirle el nombre de su abuela al oído y el chico se quedó lívido. Luego dio dos golpes fuertes en una de las puertas.

- Está aquí...

Ahora que tenía su atención, hizo pasar otro orbe que esta vez si vieron dos de los chicos y la chica de melena azabache.

- ¡Hay espíritus en la sala! ¡Phobos, si eres tú da un golpe!

¿Por qué no? Dio un fuerte golpe muy cerca de ellos.

- ¡Si nuestra amiga está a salvo, da otro golpe!

Nop. Esta vez no.

- No contesta... -musitó la chica de melena castaña.
- ¿Sigues ahí, Phobos? -preguntó el chico de pelo rizado. El espíritu arrastró una silla, y para su desgracia el chico de ojos verdes lo vio y salió corriendo espantado entre gritos de terror.
- ¿Pero qué demonios..? ¡Espera!

El grupo fue trastabillando detrás de él entre los escombros pero en uno de los pasillos, que se bifurcaba en tres, no supieron por dónde seguir.


- Ya no hace ruido... ¡Eh! -le llamaron pero no contestó. Vênräedna se sentía un poco culpable. Al fin y al cabo quería asustarles, pero era buena. Ay... Cerró los ojos para poder visualizarle y le vio con una mueca de terror y el rostro descompuesto en el tercer pasillo, abrazado a sus rodillas hecho un ovillo en el suelo y con los ojos abiertos de terror. ¡A ver si le había causado un trauma irreversible! Aparecérsele no le parecía la mejor idea así que hizo un ruido en el pasillo para que los demás lo siguieran.

- ¡Por allí!

El escéptico los guió a todos y encontraron a su amigo.

- Eh, tío... ¿Estás bien?

El chico tenía la mirada perdida y era incapaz de moverse.

- No me parece bien separarnos... pero no podemos continuar con él así. Yo me quedaré cuidándole se ofreció la chica de melena castaña, intentando ser valiente. 
- Y yo -terció el chico de pelo rizado para su alivio.
- Bueno... pues continuaremos nosotros... Si necesitáis algo o la encontramos nos llamamos -dijo el insoportable, sin fijarse que la cobertura oscilaba peligrosamente a causa de la energía de Phobos.
- Lástima que no tuviera su móvil encima cuando desapareció... -suspiró la chica valiente.
- Si, lo que sea... Vamos.

El grupo se separó y los chicos continuaron hacia el piso de arriba. Tras inspeccionar de nuevo la entrada, decidieron seguir la ruta por el ala este, que tenía a su vez una bajada a los sótanos.

- ¿Por qué hemos descartado el sótano?
- Intuición... -dijo la chica enfocándose con la linterna y haciendo que sus ojos parecieran casi blanquecinos. Phobos es un espíritu de la naturaleza y antes me pareció ver un patio... Yo buscaría por allí.

Buena chica.

Avanzaron por el ala este encontrando al poco el patio que decía su amiga y vieron que parte de la cristalera se había roto y no podría atravesarla sin hacerse daño.

- Mirad, aquí hay una cerradura... -dijo el escéptico señalando una robusta puerta de madera que se abría hacia el patio.
- ¡Tiene símbolos! Un ojo, una estrella y... No sé que es -dijo la chica, acariciándolo.

El rostro de Vênräedna se oscureció.



Dedicado a Veneranda, ¡feliz cumpleaños cuca!