19 julio 2020

Fuþorc

Wherynn trataba de pensar con rapidez. ¿Atacar a un profesor se tendría en cuenta para su castigo o expulsión después de haber estado en el Bosque Prohibido, encontrado una varita maldita omnipotente y liberado la oscuridad en terrenos del colegio poniendo en peligro a todos? A ella la verdad que le parecía bastante secundario...

- ¡Maldita loca!

La chica miró instintivamente a su amiga, que yacía en el suelo aún groggi. Miró a Mr. Felix, que había gritado y siguió su mirada hasta... Thäis. La muy... se reía. ¡Se reía! La mataría a bofetás...

- ¡Tendríais que haber visto vuestras caras! -dijo entre carcajadas.
- ¿Cómo sabías que estábamos aquí?

La Griffindor miró con una sonrisa coqueta al otro Ravenclaw, que la contemplaba serio.

- ¡Oh! Probé suerte, eso es todo, a las chicas les gusta venir a la biblioteca cuando tienen dudas sobre magia y como Sÿl estaba hechizada...
- Tú no eres Thäis -sentenció el chico.

El silencio cayó pesadamente sobre la biblioteca.

- Claro que sí -afirmó ella.
- No sé quién eres, pero no eres Thäis -repitió él con voz segura.
- ¡Sí lo soy!
- Yo confío en él... Y no pareces tú misma...
- ¿No estará hechizada..?

Thäis sonrió con una mueca extraña y sus ojos se volvieron opacos.

- ¡Huid!

Todo ocurrió muy deprisa. Mr. Felix conjuró una escoba que apareció de la nada y arrastró a Wherynn para que se subiera detrás mientras el otro Raven hacía lo propio con Sÿl, a la que ató a su espalda con un incarcerous para que no se cayera. Lo último que la chica vio fue la biblioteca estallar en pedazos mientras las cristaleras se desprendían por los terrenos y las llamas cubrían parcialmente el cuarto piso del castillo. Se había quedado sin palabras.

- ¿Qué..? -preguntó cuando recuperó la voz mientras planeaban sobre el bosque en busca del lugar exacto donde había caído la varita.
- Era un inferius.
- ¿¿Un inferius??
- Si. Un cadáver reanimado con magia oscura...
- ¡Ya sé lo que es un inferius! ¿Pero por qué..?
- Seguramente Sÿl la asesinó en la enfermería y luego la invocó con sus poderes oscuros para que nos atacase...
- ¡Pero ha hecho explotar la biblioteca! ¿¿Cómo vamos a explicar eso??
- La biblioteca está bien.

Wherynn miró hacia el castillo, que se erigía en todo su esplendor bajo la luz de las estrellas. De verdad que no entendía nada. ¿Dónde estaba el fuego, los pedazos de cristal..?

- Wher... ¿Podrías agarrarme con menos fuerza?

La chica miró al sonrojado muchacho que la llevaba en escoba y se dio cuenta de que se aferraba a él con toda su alma. Ooops.

- ¡Ay, perdona! Del susto... -se disculpó.
- No es nada -dijo guiñándole un ojo mientras el otro se ponía celoso de nuevo pero lo disimulaba con gran maestría, salvo por las chispas furiosas que emanaban de sus ojos oscuros.
- Los inferi temen a la luz y el calor. No puede provocar un incendio con tanta facilidad aunque se le antoje a Sÿl, y menos sin magia... 
- ¿En serio?
         ¿En serio?
                  ¿En... serio...?
                                  En...






- ¿Wher?
- ¿Whers, estás bien?

Sus voces se oían lejanas, como en un sueño...

- ¡¡Wheeer!!!

Eso se había oído mucho más cerca.

- ¿Qué? -preguntó levantándose de golpe y mareándose. Solo veía puntitos negros y le zumbaban los oídos con fuerza. Se sujetó la cabeza y a los pocos segundos la sensación se desvaneció. Los dos Ravenclaw estaban arrodillados a su lado mirándola con preocupación. ¿Qué ha pasado? -cuestionó.
- Estabas... Te retorcías en el suelo y gimoteabas, algo de fuego y la biblioteca... Y la runa...

Wherynn estaba totalmente desorientada.

- Lo último "que recuerdo" es que recibí un golpe por la espalda y... caí a tu lado... -dijo sonrojándose involuntariamente.
- Sí. Bueno, supongo...
- Sí. Estabais los dos ahí tirados y tuve que encerrar a Sÿl en esa jaula para que no se liberara del Imperius y poder despertaros.

La chica no se lo podía creer.

- ¿Tienes mi varita?
- ¡Sí! ¿Cómo lo..? -preguntó el chico mientras se la tendía.
- Y tú has encontrado algo en un libro negro lleno de sangre y fluidos con páginas tan gastadas que resulta casi ilegible...

Los dos jóvenes se miraron sin saber qué decir.

- Pues... ¡sí! ¿Cómo lo sabes?
- Déjame leerlo.

La chica lo ojeó rápidamente y sus temores se confirmaron. El texto era casi el mismo que había leído en su sueño y tocar las hojas le volvía a dar repelús.

- Sÿl va a despertarse... Y va a sonar la voz de Snape, pero solo será Thäis, o lo que nosotros creemos que es Thäis...
- ¿Te has estado dedicando a la adivinación o qué? -dijo con una sonrisa Mr Felix.
- No se está resistiendo apenas al Imperio. Creo que... la libera de su dolor.

Wherynn miró a su amiga. Parecía tranquila y aliviada, hasta sonreía levemente.

- Quizá te golpeaste la cabeza...
- ¿Y cómo se lo del libro y la runa? ¡Tenemos que volver al bosque, por cierto!
- Claro, vamos -dijo el prefecto que controlaba a Sÿl mirándola de soslayo -Desmayadla para que pueda dejar el hechizo.

La chica y su amigo la dejaron fuera de combate mientras Wherynn miraba distraída esperando que en cualquier momento apareciera Thäis imitando a Snape.

- Puede que hayas mezclado realidad y fantasía... Te golpeaste fuerte, es natural... -la reconfortó Mr. Felix conjurando tres escobas para poder salir rápidamente por la ventana.
- Yo llevaré a Sÿl -dijo el otro Raven atándola a su cuerpo. Vaya, ¿por qué esa parte no era como en su sueño? ¡Justo lo más interesante!
- ¿En qué piensas?
- ¡Ya querrías tú saberlo! Digo... estoy un poco aturdida aún... -se disculpó.
- ¿Puedes volar? Si quieres te llevo yo...

Wherynn soltó una carcajada que resonó en la biblioteca.

- ¡Oh! No te preocupes, puedo volar sola -suspiró resignada.



El bosque seguía pareciendo oscuro y amenazante y Wherynn no paraba de mirar atrás. Ni Thäis, ni la biblioteca en llamas... Bueno, eso era positivo, pero ¿por qué lo había soñado?

- Así que la runa solo libera su verdadero poder con la Varita Maldita y es la única que puede hacer que su malignidad se vuelva luz... -reflexionó en voz alta el Raven mientras buscaban el lugar indicado.
- ¡Un clásico! -exclamaron Wheynn y Mr. Felix a la vez, riendo luego por ello.
- Bueno, técnicamente se libera con varitas poderosas... La de saúco también haría bien su papel...
- Ahora sí que nos venía de lujo tener cerca a Ollivander...
- ¡Ah, la misteriosa artesanía de las varitas mágicas! -dijo el prefecto imitándole acertadamente.
- ¿Es aquí?

Mr Felix señaló un claro del bosque totalmente en tinieblas recorrido por una extraña neblina.

- Mirad a Sÿl...

La muchacha había abierto los ojos como una psicópata y miraba fijamente a un punto indefinido en la oscuridad. Sin embargo, aún parecía desmayada... ¿Cómo era posible?

- Da un mal rollo tremendo... ¿no?
- Hombre, pues sí... ¿Creéis que es por el influjo de la varita?
- ¿A dónde..?

Al punto Mr Felix se quedó como en trance contemplando el mismo lugar a donde se dirigían los ojos de Sÿl.

- Ha estado en contacto con la varita -recordó el otro Ravenclaw- es posible que sienta la conexión... -susurró a la chica.
- ¿Qué hacemos? Si se vuelven locos de nuevo...
- ¡Estoy bien! Pero... me siento extrañamente atraído a ese sitio...

Se giró inconscientemente y Wherynn observó que su mirada se dirigía ahora al lugar donde había caído la Varita Maldita. Le miró, negó con la cabeza y el chico sonrió en disculpa, avergonzado.

- No voy a...
- Ya lo sé. Pero si tengo que dejarte fuera de combate lo haré. Aún recuerdo lo de mis costillas...
- Lo siento... -se disculpó de nuevo.
- ¡No me niegues un duelo! -bromeó.
- Chicos, centraos. Si la runa está cerca...
- ... debemos encontrarla y... espera. ¿Ponerla a salvo? ¿No está bien protegida aquí?

Un siseo terrorífico les heló la sangre en las venas. No parecía ninguna criatura conocida.

- ¿Qué demonios..?
- ¡Mirad a Sÿl!

La chica había comenzado a mover los labios pero como estaba silenciada no oían nada. Wherynn se acercó y se la quedó mirando, extrañada. ¿Era su imaginación o estaba diciendo "pizza"?

- ¿A lo mejor tiene hambre? -preguntó Mr. Felix, que entendía lo mismo.
- Será algún conjuro arcano... -sugirió el otro prefecto.
- Sea lo que sea no para de mirar fijamente entre la niebla...

Wherynn trató de seguir la linea trazada por los ojos de su amiga y cuando se acercó lo suficiente los chicos la detuvieron con un grito. Sÿl había vuelto a alzarse y parecía completamente poseída.

- ¡Quítale el silencius para que podamos oírla, así sin voz es horrorosa!

Ciertamente la chica daba pavor, con su mirada de nuevo verde como si aún siguiera bajo la maldición Slytherin. Wherynn recordó eso de que la habían elegido Sly y se había negado... Tendría que hablar con ella sobre eso cuando acabara toda esa locura. El Ravenclaw de ojos oscuros la liberó y las palabras de Sÿl les tomaron por sorpresa.

- ¡Alejaos de la runa, la maldición de su poder caerá sobre todos vosotros! ¡Slytherin no podrá salvaros, siendo la casa más poderosa! ¡La Varita no la controla! ¡La pizza envenenada no es la solución!

- ¿Pero qué dices, so loca?
- ¡No me insultes, sucio Ravenclaw!

La chica trató de abalanzársele y el joven la esquivó con soltura. Sÿl cayó de bruces y se enfureció aún más.

- ¡¡Dadme mi varita, le sacaré un ojo!!
- ¡Uy, eso es tan propio de mí! -se le escapó decir a Wherynn.
- ¿Ah?

- ¡Cuidado!

Una luz cegadora se abrió en el claro y del terrero emergieron unos cofres de madera que parecían muy antiguos. Comenzaron a girar lentamente alrededor de ellos cerrándoles el paso y al unísono se abrieron, revelando un alfabeto rúnico de madera al completo.

- ¿Sabéis... que cada una está hecha de madera diferente?

Wherynn no era capaz de distinguir las maderas pero si podía ver la diferencia de tonos y texturas. Miraba con atención cada una de ellas pero por alguna razón ninguna parecía la runa de poder.

- ¡Se oculta de los malditos que no poseen el don de ser sus dueños! -gritó Sÿl. Su amiga se preguntó si se daba cuenta de que era la más maldita entre ellos.
- Tendremos que elegir al azar y confiar en que acertaremos... No parece que nos vayan a dejar movernos.
- ¿Ah, no?

Sin previo aviso, Wherynn cogió una piedra y la lanzó fuera del círculo. La roca quedó echa añicos y su fino polvo se esparció por la tierra.

- Pues no.



¿Cómo escogerla? ¿Dejarse llevar por el corazón? ¿Preguntar al experto en maderas cuál era la más digna de portar una runa mágica? ¿Usar a Sÿl como conejillo de indias, ahora que estaba medio chiflada?

- ¿Qué quisiste decir antes con que "la pizza envenenada no era la solución? -preguntó Wherynn, intrigada.
- ¿¿Cómo osas hablarme, sucia mortal??
- Ay chica, qué borde...
- ¡Ya sé cuál es!

Mr Felix tenía una sonrisa traviesa en la cara y el otro Ravenclaw le miraba dubitativo, convencido de que metería la pata.

- ¿Os acordáis de lo que leímos en el libro?
- ¿Sobre la runa?
- ¡Claro! ¡Digo, no! ¡Sobre varitas!
- ¿De qué hablas? -cuestionó Wherynn, dudando ahora de su cordura. Al fin y al cabo se sentía muy atraído por la Varita Maldita...
- ¡El libro sobre varitas de la clase de Historia de la Magia!  -dijo el chico mirando efusivamente a su amigo- ¿Dónde viviría un Bowtruckle?
- ¡Oh! Ya entiendo...

El Raven de ojos oscuros se acercó a una de las runas y extendió la mano, seguro de sí mismo.


Dedicado a Sylvia, ¡feliz cumpleaños chuli!

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