Un oso polar caminaba perezosamente por la densa nieve. Bjäro le observo y noto un extraño comportamiento en el animal, por lo que decidio regresar al poblado. No fue tarea facil, pues una fuerte ventisca amenazaba con hacerse dueña del lugar.
Una vez en el poblado entro en su cabaña, donde le esperaban algunos amigos.
- ¡Hola Bjäro! ¿como te ha ido la caza?
- Fatal, hay demasiada nieve y los lobos acaban con el poco ganado que aun queda.
- Bueno, suerte que aun nos quedan muchas provisiones...
De repente la puerta se abrio y se hizo el silencio. La Suma Sacerdotisa, envuelta en una gruesa tunica azul con adornos de piel se quedo un instante en el umbral antes de pasar a la calida estancia.
- Saludos mi señora -dijo uno de los presentes- es un gran honor poder recibirla.
- ¡¡¡Bêaaaaaaah!!! -grito Bjäro mientras corria a darle un abrazo- ¿que tal?
- Bjäro... -dijo Bêah abrazandole- deberias tratarme con un poco mas respeto hombre, aunque solo sea por las apariencias...
- Oye, oye, que te conozco desde antes de que fueras Suma Sacerdotisa y no voy a cambiar el trato que tenemos.
Bêah suspiro resignada y sonrio a los demas, que le hicieron una reverencia, excepto Bjäro, que miraba la escena muy divertido.
- Oye Bêah, tengo que contarte una cosa que he visto cuando estaba de caza, ¡yo chiflo!
- Dime, espero que no sea una tonteria como la ultima vez...
- ¿Llamas tonteria a que viera a esos dos en pleno arrebato de pasion? aun tengo pesadillas cuando recuerdo...
- ¡Vale! ¡no quiero oirlo! -dijo Bêah estremeciendose- Dejadnos solos, por favor -pidio a los demas, que salieron de la cabaña con otra reverencia.
- Me hacen muchisima gracia todas esas reverencias...
- Es señal de respeto, ya lo sabes. Y en el fondo me gusta mucho, jaja.
- Jajaja, bueno, lo que te iba a decir, he visto un oso polar...
- ¿No me digas? ¡que inusual en pleno invierno! -se rio burlona.
- No, no, ¡la cosa es que se estaba comiendo la nieve!
- ¿Que se comia la nieve? ¿que dices?
- ¡Que si! esa es la razon por la que la nieve se extingue, ¡los osos polares se la comen!
Bêah dirigio la mirada hacia la ventana, en la que se arremolinaban copos a causa de la ventisca.
- Yo no creo que se este extinguiendo...
- No, aqui aun no, pero en el valle ya no tienen esas nevadas de antes, ¡es culpa de los osos!
- De los osos... -Bêah contuvo una risita ante la solemnidad de su amigo- ¿y que propones que hagamos para solucionarlo?
- No se, tu eres la Suma Sacerdotisa.
- Para lo que te interesa... -murmuro la aludida.
- ¿Eeeh?
- Nada, nada... no se, quizas algun conjuro...
- Nada de chorradas magicas, por favor.
- ¿Chorradas magicas? ¡pues ya me diras!
- Yo cogeria amoniaco y... -hizo un sonido de aspirar.
- ¡Querras decir cloroformo!
- Eso, eso -contesto Bjäro sin inmutarse- y los cazamos y se acaba el problema.
- No se si sera buena idea... pero tampoco se me ocurre nada mejor... Podemos llamar a Lemuel para que nos ayude.
- ¿Pero un lemuel no es un animalejo..?
- ¡Eso es un lemur! -grito Bêah perdiendo la paciencia- Lemuel es un explorador que esta de paso en la aldea, es hijo del sabio de su pueblo. Vayamos a preguntarle.
Abriendose paso entre la ventisca, que parecia amainar por momentos, se dirigieron a la pequeña taberna del pueblo. Cuando entraron se produjo nuevamente un silencio y al unisono todo el mundo hizo una reverencia, mientras Bêah le daba codazos a Bjäro para que dejara de reirse.
- ¡Yo me trincho!
- ¿Tu te trinchas? ¿que eres un pavo? -suspiro- buenas tardes a todos, querria hablar con Lemuel, ¿esta aqui?
- Si, señora -contesto la tabernera, una mujer bajita de cabellos ensortijados- dejeme que la acompañe a la sala contigua.
- Gracias Mâyk.
La tabernera sonrio complacida y los llevo hasta Lemuel, que se encontraba jugando a los dardos con otros hombres. Nuevamente a la entrada de Bêah se produjeron reverencias y mas risitas ahogadas por parte de Bjäro. Bêah le fulmino con la mirada y se dirigio al joven:
- Buenas tardes Lemuel, precisamos de sus conocimientos.
- Decidme en que puedo serviros Suma Sacerdotisa, sera un honor ayudaros en cualquier menester que este a mi alcance.
Bjäro no pudo soportarlo mas y estallo en carcajadas. Lemuel le miro sorprendidisimo y Bêah le propino una patada disimulada (pero fuerte) a su amigo, que empezo a lagrimear.
- ¿Os molesta este individuo, mi señora?
- No, no, somos amigos -dijo ante la atonita cara de Lemuel- nos conocemos desde hace mucho tiempo y claro... la confianza...
- Entiendo. ¿Que necesitais?
- Pues es que mi amigo a visto a un oso polar comiendo nieve... y teme que pueda ser la causa de su extincion... -dijo contemplando a Bjäro, que se frotaba la espinilla, y sonrojandose levemente por lo que acababa de decir.
- Puede ser que el los osos contribuyan -contesto amablemente Lemuel, aunque estaba claro que no lo creia- pero opino que la causa principal se encuentra en las nubes y los ciclos lunares.
- ¡Aaay! ¡grangreena! -lloriqueo Bjäro.
- Exagerado... -murmuro Bêah mientras Lemuel contenia una carcajada- ¿los ciclos lunares decis?
- Si, cada cientos de años la luna se alinea con mercurio y provoca una disminucion en la densidad de la nieve. Mi padre me lo enseño, guarda calendarios lunares desde hace decadas.
- Magia potagia... -refunfuño Bjäro, mirando el moraton que empezaba a formarse en su pierna- ¡son los osos!
- Creo que el sabio de la aldea de Lemuel sabe algo mas que tu acerca de los misterios de la naturaleza, ¿no te parece? -le pregunto Bêah con una mirada que decia claramente "se amable con nuestro invitado".
- Pero a mi me lo ha dicho Libethaze Arec, que si recuerdas era la segunda candidata al puesto de Matriarca de nuestro clan...
- No me convence...
- Aun asi podemos disuadir al oso para que coma otros alimentos, podemos proporcionarle todo lo que necesite a el y a sus compañeros -sugirio Lemuel.
- ¡De caza pues! -dijo Bjäro entusiasmado.
- De acuerdo, mañana temprano partiremos en busca de los osos -dijo Bêah.
Una vez en el poblado entro en su cabaña, donde le esperaban algunos amigos.
- ¡Hola Bjäro! ¿como te ha ido la caza?
- Fatal, hay demasiada nieve y los lobos acaban con el poco ganado que aun queda.
- Bueno, suerte que aun nos quedan muchas provisiones...
De repente la puerta se abrio y se hizo el silencio. La Suma Sacerdotisa, envuelta en una gruesa tunica azul con adornos de piel se quedo un instante en el umbral antes de pasar a la calida estancia.
- Saludos mi señora -dijo uno de los presentes- es un gran honor poder recibirla.
- ¡¡¡Bêaaaaaaah!!! -grito Bjäro mientras corria a darle un abrazo- ¿que tal?
- Bjäro... -dijo Bêah abrazandole- deberias tratarme con un poco mas respeto hombre, aunque solo sea por las apariencias...
- Oye, oye, que te conozco desde antes de que fueras Suma Sacerdotisa y no voy a cambiar el trato que tenemos.
Bêah suspiro resignada y sonrio a los demas, que le hicieron una reverencia, excepto Bjäro, que miraba la escena muy divertido.
- Oye Bêah, tengo que contarte una cosa que he visto cuando estaba de caza, ¡yo chiflo!
- Dime, espero que no sea una tonteria como la ultima vez...
- ¿Llamas tonteria a que viera a esos dos en pleno arrebato de pasion? aun tengo pesadillas cuando recuerdo...
- ¡Vale! ¡no quiero oirlo! -dijo Bêah estremeciendose- Dejadnos solos, por favor -pidio a los demas, que salieron de la cabaña con otra reverencia.
- Me hacen muchisima gracia todas esas reverencias...
- Es señal de respeto, ya lo sabes. Y en el fondo me gusta mucho, jaja.
- Jajaja, bueno, lo que te iba a decir, he visto un oso polar...
- ¿No me digas? ¡que inusual en pleno invierno! -se rio burlona.
- No, no, ¡la cosa es que se estaba comiendo la nieve!
- ¿Que se comia la nieve? ¿que dices?
- ¡Que si! esa es la razon por la que la nieve se extingue, ¡los osos polares se la comen!
Bêah dirigio la mirada hacia la ventana, en la que se arremolinaban copos a causa de la ventisca.
- Yo no creo que se este extinguiendo...
- No, aqui aun no, pero en el valle ya no tienen esas nevadas de antes, ¡es culpa de los osos!
- De los osos... -Bêah contuvo una risita ante la solemnidad de su amigo- ¿y que propones que hagamos para solucionarlo?
- No se, tu eres la Suma Sacerdotisa.
- Para lo que te interesa... -murmuro la aludida.
- ¿Eeeh?
- Nada, nada... no se, quizas algun conjuro...
- Nada de chorradas magicas, por favor.
- ¿Chorradas magicas? ¡pues ya me diras!
- Yo cogeria amoniaco y... -hizo un sonido de aspirar.
- ¡Querras decir cloroformo!
- Eso, eso -contesto Bjäro sin inmutarse- y los cazamos y se acaba el problema.
- No se si sera buena idea... pero tampoco se me ocurre nada mejor... Podemos llamar a Lemuel para que nos ayude.
- ¿Pero un lemuel no es un animalejo..?
- ¡Eso es un lemur! -grito Bêah perdiendo la paciencia- Lemuel es un explorador que esta de paso en la aldea, es hijo del sabio de su pueblo. Vayamos a preguntarle.
Abriendose paso entre la ventisca, que parecia amainar por momentos, se dirigieron a la pequeña taberna del pueblo. Cuando entraron se produjo nuevamente un silencio y al unisono todo el mundo hizo una reverencia, mientras Bêah le daba codazos a Bjäro para que dejara de reirse.
- ¡Yo me trincho!
- ¿Tu te trinchas? ¿que eres un pavo? -suspiro- buenas tardes a todos, querria hablar con Lemuel, ¿esta aqui?
- Si, señora -contesto la tabernera, una mujer bajita de cabellos ensortijados- dejeme que la acompañe a la sala contigua.
- Gracias Mâyk.
La tabernera sonrio complacida y los llevo hasta Lemuel, que se encontraba jugando a los dardos con otros hombres. Nuevamente a la entrada de Bêah se produjeron reverencias y mas risitas ahogadas por parte de Bjäro. Bêah le fulmino con la mirada y se dirigio al joven:
- Buenas tardes Lemuel, precisamos de sus conocimientos.
- Decidme en que puedo serviros Suma Sacerdotisa, sera un honor ayudaros en cualquier menester que este a mi alcance.
Bjäro no pudo soportarlo mas y estallo en carcajadas. Lemuel le miro sorprendidisimo y Bêah le propino una patada disimulada (pero fuerte) a su amigo, que empezo a lagrimear.
- ¿Os molesta este individuo, mi señora?
- No, no, somos amigos -dijo ante la atonita cara de Lemuel- nos conocemos desde hace mucho tiempo y claro... la confianza...
- Entiendo. ¿Que necesitais?
- Pues es que mi amigo a visto a un oso polar comiendo nieve... y teme que pueda ser la causa de su extincion... -dijo contemplando a Bjäro, que se frotaba la espinilla, y sonrojandose levemente por lo que acababa de decir.
- Puede ser que el los osos contribuyan -contesto amablemente Lemuel, aunque estaba claro que no lo creia- pero opino que la causa principal se encuentra en las nubes y los ciclos lunares.
- ¡Aaay! ¡grangreena! -lloriqueo Bjäro.
- Exagerado... -murmuro Bêah mientras Lemuel contenia una carcajada- ¿los ciclos lunares decis?
- Si, cada cientos de años la luna se alinea con mercurio y provoca una disminucion en la densidad de la nieve. Mi padre me lo enseño, guarda calendarios lunares desde hace decadas.
- Magia potagia... -refunfuño Bjäro, mirando el moraton que empezaba a formarse en su pierna- ¡son los osos!
- Creo que el sabio de la aldea de Lemuel sabe algo mas que tu acerca de los misterios de la naturaleza, ¿no te parece? -le pregunto Bêah con una mirada que decia claramente "se amable con nuestro invitado".
- Pero a mi me lo ha dicho Libethaze Arec, que si recuerdas era la segunda candidata al puesto de Matriarca de nuestro clan...
- No me convence...
- Aun asi podemos disuadir al oso para que coma otros alimentos, podemos proporcionarle todo lo que necesite a el y a sus compañeros -sugirio Lemuel.
- ¡De caza pues! -dijo Bjäro entusiasmado.
- De acuerdo, mañana temprano partiremos en busca de los osos -dijo Bêah.
A la mañana siguiente, unas vez preparadas las provisiones, se dispusieron a salir.
- Seria buena idea cantar algo para amenizar el camino, ¿no os parece? -propuso Lemuel.
- Si todo el mundo tuviera una canciooon... -entono Bjäro alegremente.
- Va a ser un dia muuuy largo -se dijo Bêah, y juntos iniciaron la marcha.
Dedicado a Beatriz y Borja, ¡feliz cumpleaños fundadores!