Cuando llegaron a Yamedoria se dirigieron hacia el hangar en donde se situaban los distintos barcos voladores. Era un metodo de viaje que nunca habian usado pues les gustaba ir a pie o en todo caso teletransportados desde los diferentes templos que encontraban a su paso, pero en Yamedoria ya no habia tales templos pues habian sido destruidos algunas decadas atras. Los barcos voladores, aunque mas lentos, se habian vuelto tradicionales de la zona.
- ¿No tendriamos que pasar por alguna tienda a vender esto? -pregunto Srynna, que cargaba con un pesado cinturon de cuero y metal y un extraño ungüento antiarrugas que tenia todo el aspecto de estar bajo algun tipo de maldicion.
- Mira, paremos ahi un momento."Mässimo Duty" -leyo Wherynn- que nombre tan curioso para un estraperlo.
- Venga, deprisa. Os espero en el hangar -urgio Jeanpo.
Cuando su amigo se alejo entraron en la tienda y lo primero que vieron fue a un atractivo joven moreno de melena elegantemente ataviado que parecia servir al dueño.
- Yo con ese no hablo... -dijo Srynna, intimidada.
- ¿Por que? seguro que esta aqui para atraer al publico femenino... y fijo que lo consigue -suspiro la sacerdotisa.
- Pues conmigo es al reves, ¡es tan guapo que me da vergüenza hablar con el!
- Si quieres voy yo...
- ¡No, que no me puedo quedar atras! ¡se notaria!
Entre risas se dirigieron a una muchacha que se encontraba cerca de unos cinturones.
- Hola, querriamos vender este cinturon -le dijo Wherynn.
- ¡Pero esto es un cinturon de hombre! -exclamo sorprendida la dependienta, dejandolas anonadadas.
- Ya... -empezo Srynna.
- Mejor preguntadle a mi compañero, vamos a buscarle.
Srynna y Wherynn se miraron una a la otra, la primera rogando para que ese compañero no fuera el guapisimo dependiente que habian visto al entrar y la segunda deseando exactamente lo contrario para ver a su amiga en un apuro. Sin embargo, vino a atenderles un hombre simpatico que les informo de las caracteristicas del cinturon y les dio una generosa cantidad de dinero por el.
- Que simpatico, ¡y cuanto dinero! -comento Wherynn contando las monedas.
- ¡Mira, ahi esta Jeanpo!
- Antes pasemos por esa botica, aun tenemos que vender el ungüento.
La botica tambien era una tienda bastante grande y no tardaron en dar con una dependienta.
- Hola, nos gustaria vender este ungüento... -comenzo Wherynn.
- ¡Pero esto es una crema antiarrugas! -exclamo la dependienta medio escandalizada dejandolas sorprendidas por segunda vez aquel dia, pero al final se la vendieron por bastantes monedas.
- ¡Oye, mira esto, velas! ¿a que oleran? -dijo Srynna olisqueandolas al pasar por la entrada.
- Pues... -titubeo la otra, viendo un cartel que ponia "velas sin olor".
- ¡Esta huele! -exclamo la otra, cogiendo una vela del estante.
- Si... vale, jajaja.
- ¿"Musk"? ¿que es "musk"?
- ¿No tendriamos que pasar por alguna tienda a vender esto? -pregunto Srynna, que cargaba con un pesado cinturon de cuero y metal y un extraño ungüento antiarrugas que tenia todo el aspecto de estar bajo algun tipo de maldicion.
- Mira, paremos ahi un momento."Mässimo Duty" -leyo Wherynn- que nombre tan curioso para un estraperlo.
- Venga, deprisa. Os espero en el hangar -urgio Jeanpo.
Cuando su amigo se alejo entraron en la tienda y lo primero que vieron fue a un atractivo joven moreno de melena elegantemente ataviado que parecia servir al dueño.
- Yo con ese no hablo... -dijo Srynna, intimidada.
- ¿Por que? seguro que esta aqui para atraer al publico femenino... y fijo que lo consigue -suspiro la sacerdotisa.
- Pues conmigo es al reves, ¡es tan guapo que me da vergüenza hablar con el!
- Si quieres voy yo...
- ¡No, que no me puedo quedar atras! ¡se notaria!
Entre risas se dirigieron a una muchacha que se encontraba cerca de unos cinturones.
- Hola, querriamos vender este cinturon -le dijo Wherynn.
- ¡Pero esto es un cinturon de hombre! -exclamo sorprendida la dependienta, dejandolas anonadadas.
- Ya... -empezo Srynna.
- Mejor preguntadle a mi compañero, vamos a buscarle.
Srynna y Wherynn se miraron una a la otra, la primera rogando para que ese compañero no fuera el guapisimo dependiente que habian visto al entrar y la segunda deseando exactamente lo contrario para ver a su amiga en un apuro. Sin embargo, vino a atenderles un hombre simpatico que les informo de las caracteristicas del cinturon y les dio una generosa cantidad de dinero por el.
- Que simpatico, ¡y cuanto dinero! -comento Wherynn contando las monedas.
- ¡Mira, ahi esta Jeanpo!
- Antes pasemos por esa botica, aun tenemos que vender el ungüento.
La botica tambien era una tienda bastante grande y no tardaron en dar con una dependienta.
- Hola, nos gustaria vender este ungüento... -comenzo Wherynn.
- ¡Pero esto es una crema antiarrugas! -exclamo la dependienta medio escandalizada dejandolas sorprendidas por segunda vez aquel dia, pero al final se la vendieron por bastantes monedas.
- ¡Oye, mira esto, velas! ¿a que oleran? -dijo Srynna olisqueandolas al pasar por la entrada.
- Pues... -titubeo la otra, viendo un cartel que ponia "velas sin olor".
- ¡Esta huele! -exclamo la otra, cogiendo una vela del estante.
- Si... vale, jajaja.
- ¿"Musk"? ¿que es "musk"?
- No se, pero vamos ¡se hace tarde!
El hangar era un lugar majestuoso, con todos los barcos en linea segun sus destinos. Los cristales que los hacian volar permanecian opacos a la luz del sol del atardecer y las chicas buscaron con la mirada a su amigo, que estaba sentado con cara de aburrimiento frente a un pasillo que conducia a una de las naves al lado de un guardia.
- ¡Por fin! -exclamo cuando las vio- habeis tardado mucho.
- Ya te contaremos... ¿de que te has enterado? -pregunto Wherynn.
- Pues la verdad es que tienen una red de viajes excelente: Gölyn, Runnriran, Dünedyn...
- ¡Siempre he querido viajar a Dünedyn!
- Calla Sry. La ciudad mas al norte en la que nos pueden dejar es Dÿrh.
- ¿Dÿrh?
Los tres se quedaron en silencio. La ciudad de Dÿrh era un enclave que los viajeros como ellos solian pasar de largo, pues tenia una antigua tradicion en contra de la magia y la ermitaña y especialmente la sacerdotisa estaban orgullosas de sus poderes y no les gustaba tener que ocultarlos.
- Bueno, ¿cuando partimos?
- Dentro de media hora, el viaje ha costado siete monedas de oro.
- Claro, eso es porque no estaba Whers aqui para poner ese gesto suyo... ¡seguro que nos hubieran cobrado menos! -dijo Srynna, consiguiendo que la otra sonriera.
Al cabo de media hora partieron junto a nueve pasajeros mas en un lujoso barco volador que tenia varias habitaciones. Las jovenes compartirian uno de los camarotes y Jeanpo tendria otro para el solo -"le dije al piloto que podiamos compartir uno los tres pero se nego y me dijo que era un degenerado"- comento Jeanpo, con lo que las chicas se rieron.
El viaje duraria tres dias y lo primero que hicieron esa tarde fue contemplar el cielo del atardecer, que refrescaba el ambiente y creaba hermosos colores en los jirones de nubes que se veian en el firmamento en el que ya brillaban algunas estrellas.
- ¿Que es eso? -pregunto Wherynn, refiriendose a un curioso sonido que percibia a lo lejos.
- Suena como una tormenta... y de las fuertes.
- Peor... suena a tormenta magica.
Los tres miraron hacia el norte, lugar de procendencia del sonido, y pudieron ver algunos rayos. Decidieron que lo mejor seria ir a sus camarotes y protegerse de la tempestad.
- ¿Quien podria estar creando esta tormenta?
- No se... pero creo que deberiamos usar el hechizo de hilo protector.
- Whers es la unica que lo conjura bien -dijo Srynna mirando a su amiga.
- Venga Jeanpo, vamos a tu camarote, te lo tejo y luego hago el nuestro -dijo la sacerdotisa.
- ¿Y como saldras del camarote?
- Teletransporte, naturalmente.
Una vez en el camarote de Jeanpo la joven entono una agradable y dulce melodia a la vez que de sus dedos brotaban hilos dorados que se entretejian de forma complicada a lo largo de la puerta y las ventanas, compuestas por vidrieras. Cuando acabo se dirigio a su propio camarote teletransportandose. La tormenta habia comenzado.
- ¿Sabes algo de los demas viajeros?
- No, ¿por que?
- Esta tormenta esta enviada a proposito... me pregunto si en contra nuestra...
- ¡Por fin! -exclamo cuando las vio- habeis tardado mucho.
- Ya te contaremos... ¿de que te has enterado? -pregunto Wherynn.
- Pues la verdad es que tienen una red de viajes excelente: Gölyn, Runnriran, Dünedyn...
- ¡Siempre he querido viajar a Dünedyn!
- Calla Sry. La ciudad mas al norte en la que nos pueden dejar es Dÿrh.
- ¿Dÿrh?
Los tres se quedaron en silencio. La ciudad de Dÿrh era un enclave que los viajeros como ellos solian pasar de largo, pues tenia una antigua tradicion en contra de la magia y la ermitaña y especialmente la sacerdotisa estaban orgullosas de sus poderes y no les gustaba tener que ocultarlos.
- Bueno, ¿cuando partimos?
- Dentro de media hora, el viaje ha costado siete monedas de oro.
- Claro, eso es porque no estaba Whers aqui para poner ese gesto suyo... ¡seguro que nos hubieran cobrado menos! -dijo Srynna, consiguiendo que la otra sonriera.
Al cabo de media hora partieron junto a nueve pasajeros mas en un lujoso barco volador que tenia varias habitaciones. Las jovenes compartirian uno de los camarotes y Jeanpo tendria otro para el solo -"le dije al piloto que podiamos compartir uno los tres pero se nego y me dijo que era un degenerado"- comento Jeanpo, con lo que las chicas se rieron.
El viaje duraria tres dias y lo primero que hicieron esa tarde fue contemplar el cielo del atardecer, que refrescaba el ambiente y creaba hermosos colores en los jirones de nubes que se veian en el firmamento en el que ya brillaban algunas estrellas.
- ¿Que es eso? -pregunto Wherynn, refiriendose a un curioso sonido que percibia a lo lejos.
- Suena como una tormenta... y de las fuertes.
- Peor... suena a tormenta magica.
Los tres miraron hacia el norte, lugar de procendencia del sonido, y pudieron ver algunos rayos. Decidieron que lo mejor seria ir a sus camarotes y protegerse de la tempestad.
- ¿Quien podria estar creando esta tormenta?
- No se... pero creo que deberiamos usar el hechizo de hilo protector.
- Whers es la unica que lo conjura bien -dijo Srynna mirando a su amiga.
- Venga Jeanpo, vamos a tu camarote, te lo tejo y luego hago el nuestro -dijo la sacerdotisa.
- ¿Y como saldras del camarote?
- Teletransporte, naturalmente.
Una vez en el camarote de Jeanpo la joven entono una agradable y dulce melodia a la vez que de sus dedos brotaban hilos dorados que se entretejian de forma complicada a lo largo de la puerta y las ventanas, compuestas por vidrieras. Cuando acabo se dirigio a su propio camarote teletransportandose. La tormenta habia comenzado.
- ¿Sabes algo de los demas viajeros?
- No, ¿por que?
- Esta tormenta esta enviada a proposito... me pregunto si en contra nuestra...
En ese momento una de las ventanas exploto, cubriendo el suelo de pedazos de cristal de colores.
- ¡Nooo! ¡las vidrieras nooo! -grito Srynna desesperada, pues adoraba la arquitectura.
- ¡Nooo! ¡las vidrieras nooo! -grito Srynna desesperada, pues adoraba la arquitectura.
Wherynn comenzo a entornar su conjuro y Srynna se puso en guardia mientras una proyeccion astral de Jeanpo aparecia en el camarote.
- ¿Estais bien? si me necesitais, vendre.
- Sry, haz un conjuro para que no detecten nuestra presencia, espero que sirva...
Toc, toc, toc.
Los tres se quedaron en silencio contemplando la puerta.
- ¿Si? -pregunto Srynna, haciendo que los otros dos la miraran enfurecidos por revelar su presencia.
- ¡Salid! ¡el capitan ha creado una tormenta fantastica!
- Nos ha roto una vidriera -contesto suspicaz la ermitaña.
- Ya, os la compondra en un instante, ¡no os lo perdais! -dijo la voz tratando de abrir la puerta, lo cual no logro del todo pues Wherynn casi habia terminado el hechizo- ¿habeis atrancado la puerta?
- ¿Sera un truco? -susurro Jeanpo.
- Pues claro, ¿no ves que el capitan no puede dejar solo el cristal que hace volar la nave? -un silencio se formo en la sala.
- ¿Estais bien? si me necesitais, vendre.
- Sry, haz un conjuro para que no detecten nuestra presencia, espero que sirva...
Toc, toc, toc.
Los tres se quedaron en silencio contemplando la puerta.
- ¿Si? -pregunto Srynna, haciendo que los otros dos la miraran enfurecidos por revelar su presencia.
- ¡Salid! ¡el capitan ha creado una tormenta fantastica!
- Nos ha roto una vidriera -contesto suspicaz la ermitaña.
- Ya, os la compondra en un instante, ¡no os lo perdais! -dijo la voz tratando de abrir la puerta, lo cual no logro del todo pues Wherynn casi habia terminado el hechizo- ¿habeis atrancado la puerta?
- ¿Sera un truco? -susurro Jeanpo.
- Pues claro, ¿no ves que el capitan no puede dejar solo el cristal que hace volar la nave? -un silencio se formo en la sala.
El dia amanecio con un cielo despejado que iluminaba los pedazos de vidriera esparcidos por el suelo de la nave y un camarote parcialmente destruido. Los pasajeros aun no se habian levantado tras la batalla, en la que habian tenido que dejar en tierra a la hechicera que intentaba sabotear el viaje, y todo el mundo descansaba excepto el capitan, que oteaba el horizonte en busca de algun otro signo de magia.
Dedicado a Saryna, ¡feliz cumpleaños freaky!
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