22 febrero 2011

La Tisseuse des Destins

La piedra visionaria brillaba a la luz que desprendian las antorchas de aquella oscura sala. La sacerdotisa poso su mano sobre el cristal y le dio vida con su poder para penetrar entre las nieblas del futuro, deseando ser capaz de disiparlas.

Dos espejos enfrentados se reflejaban mutuamente hasta la eternidad, sin que nadie rompiera la magia con su opacidad. La melodia de un arpa lleno el lugar, creando sinfonias que se extendieron hasta la realidad...

Dos esfinges se contemplaban reciprocamente, sin que nadie atravesara sus miradas quedando atrapado entre los mundos con la ardua tarea de resolver todos los acertijos que planteaban...

Una sombra esquiva, la sombra del amor, lucia en rostros desconocidos a los que el corazon creia reconocer, para despues darse cuenta de que solo era una sombra, oculta tras las voces de ambar...

La sacerdotisa sacudio su larga melena castaña y acerco una de sus palidas manos a su rostro. Tras reflexionar unos instantes concentro todo su poder en el cristal, tratando de ver aquello que nadie mas podria y tan solo logrando visionar figuras borrosas y enigmaticas que no le decian nada. Suspiro. La piedra visionaria reflejo una hermosa iridiscencia debido a los diferentes puntos de luz que empezaban a formarse alrededor de la joven, que concentro todas sus fuerzas en el cristal en vano. Lo unico que veia era una densa bruma que no era capaz de penetrar. Ya no oia los ecos del arpa...

Aparto su oscura mirada de la piedra y su alma trato de ver en la propia oscuridad de la sala. Todo lo que podia vislumbrar era una antigua rueca en la que labraba su destino y el laberinto que los hados habian tejido para ella...



Dedicado a Silvia, por los viejos tiempos.

1 comentario:

Javi dijo...

Todo lo que podia vislumbrar era una antigua rueca en la que labraba su destino y el laberinto que los hados habian tejido para ella...

... no es poca cosa ver eso :)