El resto del viaje transcurrio sin contratiempos, por lo que los jovenes se dedicaron a disfrutar de las maravillosas vistas, los atardeceres y el buen tiempo que segun el capitan no duraria mucho, ya que en Dÿrh por alguna razon abundaban los dias lluviosos. Pasados tres dias, desembarcaron en la majestuosa ciudad que mostraba una arquitectura medieval y bellos templos, variados enclaves historicos y lugares donde se habian producido batallas por la magia, que ahora estaba completamente prohibida.
- Pues el sitio es bonito... -comento Srynna.
- Si, siempre y cuando no...
- Calla.
Wherynn guardo silencio y Jeanpo le señalo discretamente a un hombre que paseaba cerca del hangar con un limoncito oloroso en las manos. Srynna no entendia nada y miraba de un lado a otro de forma que les hacia parecer sospechosos, por lo que Jeanpo la detuvo con un abrazo y la chica lucho por zafarse. Wherynn rio por la escena y el hombre les miro comprensivamente.
- Busquemos una posada -sugirio Jeanpo mirando significativamente a Srynna, que parecio entender. Muchos de esos limoncitos servian para identificar las fuentes de magia y particularmente Wherynn no los soportaba.
De esta forma los jovenes, que previamente habian cambiado sus ropajes para parecer simples exploradores, partieron en busca de alojo. Mientras paseaban por la inmesa ciudadela, contemplaron las ruinas de algunos templos y mansiones historicas que habian sido derrumbados a causa de la magia, y sendas inscripciones en las que se relataban los hechos acaecidos. Wherynn puso mala cara al leer algunas, en las que se acusaba a la magia de ser la destructora de las civilizaciones, y su enfado no paso desapercibido a una mujer que les observaba desde que habian bajado de la nave. Esta se les acerco y les pidio que mostraran sus armas. Jeanpo portaba una espada, Srynna una vara y Wherynn un arco.
- Una vara... -comento la mujer, dandole vueltas en su mano- la mayoria de varas suelen ser poseedoras de magia...
- Esta no, se la robamos a un forastero que nos ataco, estoy segura de que ese hombre seria incapaz de hacer magia... aparte que aunque la tuviera, yo no sabria usarla... -dijo Srynna rapidamente, lo que hizo a la mujer observarla suspicaz. Algo en su rostro la disuadio de hacerle mas preguntas y se encaro con Wherynn.
- ¿Podrias hacerme una demostracion con el arco? siempre los he adorado... -dijo con una sonrisa falsa.
- ¡Claro! ¿donde? -aseguro Wherynn con mucha confianza. Jeanpo y Srynna se miraron con disimulo y el alma se les cayo a los pies. Wherynn y la punteria... si ya les habia dicho que no queria el arco como arma, por si acaso...
- Aqui, en esta diana...
La mujer dibujo un circulo en un arbol cercano e hizo situarse a la sacerdotisa a unos ocho metros de distancia. Wherynn tenso el arco e intento apuntar, pero luego se lo penso mejor y cerro un ojo, comprobando la diferencia entre las imagenes que veia. No llego a ninguna conclusion logica a su modo de ver y sin pensarlo mucho disparo. Srynna contuvo el aliento y Jeanpo empuño la espada sin que lo vieran, por si tenia que defender a su amiga. La flecha se clavo a escasos milimetros de la diana.
- ¡Buen tiro! -alabo la mujer, cuyas sospechas se habian desvanecido por completo.
- Gracias, es mi arma favorita -Wherynn sonrio.
- ¿Teneis donde alojaros?
- Aun no... -dijo Jeanpo, mas relajado.
- Entonces os recomiendo la posada Pûg, esta en el camino viejo, os guiare.
Los jovenes la siguieron hablando de banalidades y una vez instalados en la posada Jeanpo se dirigio a la alcoba de las chicas para comentar lo ocurrido.
- Cuando te ofreciste a enseñarle tus habilidades con el arco casi te escupo -dijo Jeanpo a Wherynn nada mas entrar.
- ¿Que pasa? hubiera sido mucho peor negarme.
- Lo que no entiendo es como lo hiciste... ¡si tu punteria es malisima! -comento Srynna.
- Pues eso, no apunte.
- ¿Como? -se enfado Jeanpo.
- Tengo mejor punteria si no apunto... se que es dificil de entender, ¡pero lo importante es que lo logre! ademas, culpa vuestra por dejarme el arco.
- Es que si se lo dejamos a Sry la atraviesa sin querer...
- ¡Oye!
Los dias pasaban con rapidez entre luchas clandestinas contra los trolls del norte que solian acabar con Srynna cubierta de sangre, Wherynn lanzando hechizos a diestro y siniestro y Jeanpo preguntandose con que par de salvajes viajaba -sobre todo por Srynna y su mania de descuartizar a las criaturas que les atacaban- y visitas al herbolario y la armeria con la excusa de ser exploradores que entrenaban en el bosque.
- Bueno, este ha sido el ultimo dia en la zona, no quedan mas trolls... pronto podremos conseguir el favor de "Tirititran" -comento Jeanpo.
- Si, el rey escoces... -comenzo Srynna, pero Wherynn la hizo guardar silencio. Por fin podrian abandonar Dÿrh y buscar tierras mas norteñas que les acercarian a la magia que deseaban, pero debian ser cautelosos, habia espias por doquier...
Dedicado a Saryna, ¡feliz cumpleaños!
- Pues el sitio es bonito... -comento Srynna.
- Si, siempre y cuando no...
- Calla.
Wherynn guardo silencio y Jeanpo le señalo discretamente a un hombre que paseaba cerca del hangar con un limoncito oloroso en las manos. Srynna no entendia nada y miraba de un lado a otro de forma que les hacia parecer sospechosos, por lo que Jeanpo la detuvo con un abrazo y la chica lucho por zafarse. Wherynn rio por la escena y el hombre les miro comprensivamente.
- Busquemos una posada -sugirio Jeanpo mirando significativamente a Srynna, que parecio entender. Muchos de esos limoncitos servian para identificar las fuentes de magia y particularmente Wherynn no los soportaba.
De esta forma los jovenes, que previamente habian cambiado sus ropajes para parecer simples exploradores, partieron en busca de alojo. Mientras paseaban por la inmesa ciudadela, contemplaron las ruinas de algunos templos y mansiones historicas que habian sido derrumbados a causa de la magia, y sendas inscripciones en las que se relataban los hechos acaecidos. Wherynn puso mala cara al leer algunas, en las que se acusaba a la magia de ser la destructora de las civilizaciones, y su enfado no paso desapercibido a una mujer que les observaba desde que habian bajado de la nave. Esta se les acerco y les pidio que mostraran sus armas. Jeanpo portaba una espada, Srynna una vara y Wherynn un arco.
- Una vara... -comento la mujer, dandole vueltas en su mano- la mayoria de varas suelen ser poseedoras de magia...
- Esta no, se la robamos a un forastero que nos ataco, estoy segura de que ese hombre seria incapaz de hacer magia... aparte que aunque la tuviera, yo no sabria usarla... -dijo Srynna rapidamente, lo que hizo a la mujer observarla suspicaz. Algo en su rostro la disuadio de hacerle mas preguntas y se encaro con Wherynn.
- ¿Podrias hacerme una demostracion con el arco? siempre los he adorado... -dijo con una sonrisa falsa.
- ¡Claro! ¿donde? -aseguro Wherynn con mucha confianza. Jeanpo y Srynna se miraron con disimulo y el alma se les cayo a los pies. Wherynn y la punteria... si ya les habia dicho que no queria el arco como arma, por si acaso...
- Aqui, en esta diana...
La mujer dibujo un circulo en un arbol cercano e hizo situarse a la sacerdotisa a unos ocho metros de distancia. Wherynn tenso el arco e intento apuntar, pero luego se lo penso mejor y cerro un ojo, comprobando la diferencia entre las imagenes que veia. No llego a ninguna conclusion logica a su modo de ver y sin pensarlo mucho disparo. Srynna contuvo el aliento y Jeanpo empuño la espada sin que lo vieran, por si tenia que defender a su amiga. La flecha se clavo a escasos milimetros de la diana.
- ¡Buen tiro! -alabo la mujer, cuyas sospechas se habian desvanecido por completo.
- Gracias, es mi arma favorita -Wherynn sonrio.
- ¿Teneis donde alojaros?
- Aun no... -dijo Jeanpo, mas relajado.
- Entonces os recomiendo la posada Pûg, esta en el camino viejo, os guiare.
Los jovenes la siguieron hablando de banalidades y una vez instalados en la posada Jeanpo se dirigio a la alcoba de las chicas para comentar lo ocurrido.
- Cuando te ofreciste a enseñarle tus habilidades con el arco casi te escupo -dijo Jeanpo a Wherynn nada mas entrar.
- ¿Que pasa? hubiera sido mucho peor negarme.
- Lo que no entiendo es como lo hiciste... ¡si tu punteria es malisima! -comento Srynna.
- Pues eso, no apunte.
- ¿Como? -se enfado Jeanpo.
- Tengo mejor punteria si no apunto... se que es dificil de entender, ¡pero lo importante es que lo logre! ademas, culpa vuestra por dejarme el arco.
- Es que si se lo dejamos a Sry la atraviesa sin querer...
- ¡Oye!
Los dias pasaban con rapidez entre luchas clandestinas contra los trolls del norte que solian acabar con Srynna cubierta de sangre, Wherynn lanzando hechizos a diestro y siniestro y Jeanpo preguntandose con que par de salvajes viajaba -sobre todo por Srynna y su mania de descuartizar a las criaturas que les atacaban- y visitas al herbolario y la armeria con la excusa de ser exploradores que entrenaban en el bosque.
- Bueno, este ha sido el ultimo dia en la zona, no quedan mas trolls... pronto podremos conseguir el favor de "Tirititran" -comento Jeanpo.
- Si, el rey escoces... -comenzo Srynna, pero Wherynn la hizo guardar silencio. Por fin podrian abandonar Dÿrh y buscar tierras mas norteñas que les acercarian a la magia que deseaban, pero debian ser cautelosos, habia espias por doquier...
Dedicado a Saryna, ¡feliz cumpleaños!
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