28 julio 2011

Haunted

Un meteorito cruzo el firmamento cuajado de estrellas. Su brillante luz relucio en la oscuridad y sus restos dejaron una impresionante lluvia de meteoros que paso desapercibida para todos, excepto para un guerrero que contemplaba la escena pensativo. Era la señal que habia estado esperando. Con fuerza, asio las riendas de su caballo, partio a galope alejandose del acantilado en el que habia estado observado la escena y se dirigio a la espesura del bosque.

Oia el mar. Oia la brisa susurrar entre el ramaje. La vida nocturna. Cerro los ojos y contuvo la respiracion ignorando todo lo que oia. Nunca mas le engañarian. Siguio cabalgando y guiando a su montura mediante sus instintos. Cuando le falto el aire, tomo una gran bocanada y de nuevo contuvo el aliento. Concentracion, esa era la clave.

A traves de los parpados le parecio que la oscuridad era menos densa, tal vez ya habia atravesado el lugar. Entreabrio los ojos y vio una figura de lo mas curioso. Era pequeña, muy pequeña, y sin embargo parecia irradiar un aura increible. De un golpe de aire le derribo del caballo y Fônsö rapidamente agarro su espada. Si, si, alma artistica... ¡genio de artista! ¡se iba a enterar de lo que era capaz!

- ¡Tu! -grito enfurecido.
- Yo -respondio con voz suave.
- ¿Quien eres? -pregunto mirandola fijamente. Le resultaba familiar, pero su rostro estaba en penumbra, no podia distinguir ninguno de sus rasgos.
- Tu.
- ¿Yo?
- Si.
- No entiendo... -ni siquiera comprendia porque ya no estaba furioso. Tampoco por que le habia enfurecido con tanta facilidad. Le recordaba a alguien, si... y a la vez parecia tan unica...

Desaparecio con una voluta. Fônsö miro en derredor, ni rastro de ella. Ya le habian dicho que no se metiera en el bosque, pero que, era terco. Y era el mejor atajo. No. No, no, ¡no! ¡seguia en el bosque, en un claro! miro al cielo, no habia luna. Suspiro. Tenia sentido, aquel bosque tenia una magia ancestral que nadie se atrevia a despertar. El si.

Un ruido cercano le hizo girarse y vio una silueta recortada contra una luz que no sabia de donde procedia. La figura tenso el arco que portaba y disparo contra el una flecha, que inicio un lento recorrido para despues acercarse rapidamente y volver a surcar el aire con lentitud cuando se acerco a el. La esquivo con habilidad y la flecha se clavo a gran velocidad en el tronco de un arbol. La figura se agacho y se aparto el cabello del rostro. Por un instante pudo ver parte de su tez. Antes de que pudiera asimilarlo, desaparecio. Su corazon latio con fuerza. ¿Seguiria atormentandolo?

Tomo las riendas de su caballo, tenia que irse. Noto una mirada posada en el procedente de un arbol cercano y miro hacia arriba. La figura le observaba con las piernas cruzadas y ataviada con una tunica que parecia hecha con pedazos de cielo nocturno. Un jiron de niebla cercano le recordo que la bruma comenzaria a cerrarse, y era peligroso permanecer en aquel bosque si habia niebla. La figura le lanzo con fuerza una carta de tarot, que se detuvo a sus pies
sacandole de sus pensamientos. Penso en ignorarla, pero tenia curiosidad. Cuando vio que naipe era la miro fijamente. Ni en sus mejores sueños.

- Kêlo wapaisfrutes -le dijo en la lengua del bosque. Juraria que la figura sonrio en contra de su voluntad. Tambien juraria que sus ojos habian adquirido una hermosa tonalidad diferente, aunque debia de haber sido fruto de su imaginacion puesto que cuando se fijo sus ojos eran iguales, como siempre. Temia estar provocando su ira, con el espiritu del bosque no convenia jugar. L
e habian contado historias de personas a las que habia segado cruelmente la vida, no de forma literal, pero no habian vuelto a ser los mismos, parecia haber destruido su espiritu. El siempre rondaba este bosque, el espiritu parecia haberse encariñado con el de alguna forma y Fônsö se sentia irracionalmente atraido al lugar. Caia en el hechizo, pero era lo bastante fuerte como para huir... ¡El meteorito!

Sin mediar palabra se subio al caballo y partio. Escucho al espiritu tomar aire con sorpresa, pero lo ignoro. Cerro los ojos y ni el eco de la hermosa voz que escuchaba, ni los acordes musicales que la acompañaban iban a detenerle. Sabia que tarde o temprano volveria a aquel bosque, pero en ese momento debia ocuparse de otros menesteres...


Dedicado a Alfonso, ¡feliz cumpleaños artista!

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