23 septiembre 2014

Es war einmal

Andre abrió los ojos lentamente y lo que vio la dejó casi paralizada. Ttudo se acercaba teatralmente hacia ella con los ojos cerrados y los labios fruncidos, el hada morena parecía luchar con todas sus fuerzas para contener la risa y... ¡Ttudo pretendía besarla! La princesa no supo cómo reaccionar y su primer instinto fue incorporarse, pero lo hizo tan rápidamente que golpeó al Reotipo en la frente.

- ¡Au! -chilló este.
- ¡Tetudo! ¡lo siento muchísimo! ¿estáis bien?
- ¡Ay..! si, no os preocupeis, princesa, ¿vos estáis bien?
- Eso creo...

El hada reía de forma cantarina y Andre la miró de soslayo. Seguía sin gustarle nada.

- Debemos irnos de aquí, este bosque me da muy mala espina...
- Estáis hechizada, aunque huyáis del bosque el conjuro os acompañará... -canturreó Fairy.
- No deseo permanecer en este lugar por más tiempo. Nos vamos.

La princesa se levantó muy resuelta y se alejó seguida de un decepcionado Ttudo. Fairy los contempló y esparció un poco de su polvo de hada por la roca musgosa. El resto de hadas rieron alegres y desaparecieron junto a ella. 


El bosque de Yngre se encontraba en los confines entre la región oeste y sur, y era el mejor atajo para atravesar hacia el este, donde se encontraba el tesoro perdido de los Reotipos. Sin embargo, era un lugar muy peligroso y oscuro, poco frecuentado por las diferentes razas de su reino, pues todas lo temían por igual. Hacía mucho tiempo había estado habitado por una temible bruja a la que los antepasados de Andre habían exiliado del reino. Esta, antes de irse, había dejado su impronta maligna y tenebrosa en aquel paraje, y era imposible de eliminar. La princesa recordó vagamente haber propuesto cruzar por aquel sitio para encontrarse con unos Feros de confianza en el límite sur, y a pesar de la negativa de su compañero a recorrer el territorio, al final lo había convencido.

- Siento que esto haya ocurrido... lo de mi embrujo, no pretendía causar dificultades... -se disculpó Andre.
- No es culpa vuestra, bella princesa, vos no caísteis a propósito en aquel anillo de hongos... 

Con una sonrisa triste, Andre prosiguió caminando. Sabía que estaban cerca de su destino, pero aquel sombrío bosque no la dejaba orientarse con la facilidad esperada, y los Feros no osarían entrar en el dominio, por tanto no podían arriesgarse a permanecer quietos y aguardarlos. Tendrían que atravesarlo como fuera y era mejor darse prisa, antes de que el hechizo volviera a robarle su raciocinio.

- ¡Tetu... Ttudo! ¿Qué es esto? -preguntó con voz ronca al desviar la vista hacia el terreno fangoso.

De pronto, unas luces pálidas la hicieron detenerse en el acto. 

- Nos estamos acercando a una ciénaga... quizá... ¡OH, NO!

Era demasiado tarde. La princesa contemplaba los fuegos fatuos inmóvil y absorta. 



Dedicado a Andrea, ¡feliz cumpleaños cuca!

1 comentario:

Andre dijo...

Muchísimas gracias, Eva! La historia genial, como siempre! Miles de gracias! Besos :)