27 diciembre 2014

The Jaguar God

Justo al despuntar el alba, Pichu abrió los ojos. Había tenido un extraño sueño en el que unas figuras celestes hacían formas en el firmamento y le revelaban los misterios de la fabricación de los huevos de gallina en un recóndito lugar del África tropical. Al momento se despertó en él nostalgia por el chocolate, hacía bastante tiempo que no comía nada... 

- ¿Pichu?
- ¿Sí? -contestó él volviendo a la realidad.
- Ya estamos listos.
- ¿Así, sin desayunar? ¿No es muy temprano?
- Son casi las 11...

El joven arqueólogo miró en derredor. Debía de haberse vuelto a dormir mientras pensaba...

- Voy enseguida.


Un rato más tarde estaban frente a la caverna que había descubierto. Uno a uno fueron entrando despacio y observando las paredes, que no tenían nada de particular. Pronto llegaron a la bifurcación en la que Pichu había girado hacia la izquierda.

- Aquí fui hacia la izquierda...
- Bien, entonces dividámonos -propuso el arqueólogo del que sospechaba.
- No... quiero enseñaros cosas interesantes que hay por ese camino, lo mejor será permanecer juntos.

Nadie se quejó ni se opuso, lo que dificultaba su labor para descubrir al traidor o traidores. El camino era relativamente fácil de seguir porque al ir retirando la cuerda la primera vez que entró había dejado un rastro en el polvo del suelo. No quiso decir nada acerca de unas pisadas que había visto en algunos tramos, seguramente solo se trataría de algún animal que paseaba por allí, quizá algún camaleón...  

- ¡Mirad que dibujos! ¡Son una preciosidad! -exclamó una de las arqueólogas- ¡Y hay trazas de escritura!

Pichu sonrió. Le encantaba la arqueología, sobre todo cuando hacían descubrimientos de aquel calibre. La historia podía cambiar en cualquier momento dependiendo de lo que pudieran encontrar, y aquella cueva parecía clave en la historia de los incas, probablemente incluso más de lo que imaginaba...

- ¡Pi!

No se había dado cuenta de que el pokémon les seguía desde el principio y saltaba a su alrededor.

- ¿Qué pasa, amiguito? ¿Les enseñamos el resto de maravillas?

El pokémon saltó con alegría y les condujo por el pasillo que llevaba a la majestuosa "Sala Brillante" como la había nombrado Pichu en su mente.

- ¡Oooh! -exclamaron los arqueólogos al unísono al ver la piedra preciosa que recubría la cámara por completo.
- ¿A que es genial? 
- Pichu, es... ¡es increíble! ¡Debemos extraer muestras!
- ¡Nooo..! mi... tesss...oooroo...
- ¿Pichu?
- ¿Eh? No, que no quiero que toquéis nada, es demasiado bonita... tiene que haber algún rincón oculto donde podamos tomar muestras sin deteriorar la caverna.

Los arqueólogos trataron de ahogar sus risitas, aunque no pasaron desapercibidas para Pichu. Qué, a veces se le iba un poco la pinza, pero es normal en los artistas... Los artistas de la ciencia, qué. No todos los artistas tienen que ser pintores, músicos, escritores... Algunos simplemente se dedican...

- ¿Qué mascullas, chiflado?
- ¿Eh, qué? ¡Un poco más de respeto al jefe de la expedición!
- Mira. 

El joven le mostró una rara piedra que jamás había visto y no sabía identificar.

- ¿Qué es? ¿Dónde la has encontrado?
- Creo que hay una tumba en esta cámara... y lo más peculiar... -dijo mientras le indicaba el sitio dónde había encontrado la piedra- es que hay imágenes de deidades, sacrificios, y un pokémon...

Pichu se quedó boquiabierto. No era posible... no podía...

- ¿Pichu? -preguntó dirigiéndose al pokémon, que cerró los ojos a modo de sonrisa. 



Dedicado a Javier, ¡feliz cumpleaños bollu!

1 comentario:

Pichu dijo...

Qué habrá en la caverna? Lo sabremos el año que viene! Feliz año Eva! :D muchas gracias por tu felicitación!