Los chicos miraron a Thöw, cuyo semblante se había puesto muy serio.
- Los Nöh nunca juegan limpio. Tratarán de robaros la piedra y lo harán sin contemplaciones. Si tienen que mataros, no dudarán en hacerlo.
Jeanpo miró a las chicas con expresión de superioridad. A ver si por fin se los tomaban en serio.
- ¿No les importa ir dejando huellas en una época que no les pertenece? Me refiero, si yo viajara a otro tiempo y me fijara un poco en las costumbres... -reflexionó Wherynn.
- ¿Y qué tienen que perder? Volverán a su época o conquistarán la vuestra, y cuando ellos rijan vuestros destinos no tendrán que darle cuentas a nadie...
- No entiendo lo del pergamino.
Thöw miró a Srynna, que parecía haber cobrado madurez al recibir sus poderes. Jeanpo sonrió satisfecho.
- Si vienen a conquistarnos... ¿por qué prevenirnos? No lo entiendo...
- A decir verdad... yo tampoco -reconoció el mago. Supongo que pretenden minar vuestra confianza y hacer que les temáis.
- Ya les tememos -dijo Jeanpo.
- Bueno... -susurró Wherynn.
El mago la miró y por una vez la joven no supo qué quiso decirle. Parecía saber algo que esta vez no quería compartir con ella. Decidió no darle importancia, confiaba en él.
- No tardarán en dejarse ver...
- Si, nos vigilan con la ardilla cotilla -recordó Srynna.
- No bajéis la guardia y confiad en vuestros poderes. Serán más potentes cuanto más amenazados os sintáis, pero no fluirán bien si os dejáis dominar por el pánico.
Wherynn y Jeanpo miraron de soslayo a Srynna, que notó sus miradas y se ofendió.
- ¡Puedo dominarme! ya os vale... Luego os quejaréis de que soy demasiado sanguinaria...
- A ti te reclutan en sus filas fijo. ¿No dijo Jeanpo que eran el clan más sanguinario de no se qué? -trató de recordar Wherynn.
- El clan más sanguinario que había existido -apuntó el joven.
- ¡Antes de las armas nucleares! Si, ahora me acuerdo -sonrió Wherynn.
- En fin, no puedo deciros nada más. Me retiraré hasta que suene el cuerno de la batalla.
- ¿Eso es metafórico o..?
- ¿Por qué tienes que irte..? -preguntó Srynna, suspicaz.
El mago sonrió.
- Tomad estas piedras -dijo tendiéndoles unas gemas- disponedlas en círculo y os servirán para que los humanos no vean cómo os adiestráis con vuestros poderes, pero no os protegerán. No soy un enemigo -dijo mirando a Srynna- pero otras épocas me reclaman. Por eso vuestra amiga lleva un mapa, solo invocadme y vendré. Basta con que penséis en mi y pronunciéis estas palabras. Les dijo una retahíla de palabras complejas que tuvieron que repetir varias veces hasta memorizar y tras eso se retiró. Los jóvenes se miraron unos a otros.
- Bueno... por mi parte voy a recoger algunas ramitas para la hoguera, con tanta lluvia lo mejor será aprovisionarse antes de que empeore el tiempo -Wherynn miró al cielo, que estaba muy nublado y amenazaba lluvia, aunque por el momento había cesado- Así que os veo en un rato.
- Mhmhm... no quiero que os ofendáis... pero lo de "adiestrarse en vuestros poderes" creo que va por vosotras... -titubeó Jeanpo, tratando de evaluar las posibles reacciones de las chicas.
- Por mi vale, quiero destrozar piedras. No me voy a meter con los pobres arbolitos... -dijo Srynna mirando al recientemente florecido árbol.
- Yo practicaré más tarde, no me fio de la puntería de Sry... ¡Os veo enseguida!
Wherynn se alejó del claro y Jeanpo la siguió con la mirada. Por lo que la conocía parecía tener una innata capacidad para mantener la mente fría en momentos arriesgados. Estaría bien.
La joven disfrutaba de aquellos momentos de soledad paseando por el parque cuando no había nadie más. Se había puesto a cantar suavemente mientras recogía ramas y se sentía como una criatura mágica en un mundo de fantasía épica. Miró el mapa de su mano izquierda y sonrió. La elegida.
Un ruido diferente hizo que se pusiera en guardia. Había oído crujir algunas ramas y supuso que sería algún animal o algún fruto cayendo de los árboles, pero de todas formas miró a su alrededor buscando el origen del sonido. Entre los árboles vislumbró una silueta alta y encapuchada de negro que se aproximaba a ella. La miró fijamente y su instinto le dijo que no se moviera, que estuviera atenta y lanzara su fuego en el momento preciso si fuera necesario. La figura quedó a pocos pasos de ella y se retiró la capucha. Era un joven serio, de profundos ojos castaños que casi parecían negros, pelo desgreñado, nariz prominente y labios carnosos.
Emanaba un inmenso atractivo, y, sonriendo sutilmente, comenzó a hablarle. Tenía una voz grave y melodiosa, tan atractiva como el encanto que el mismo desprendía. Le contó una historia extraña en una lengua lejana que ella entendía. No podía apartar la vista de ese joven, y se concentró en sus palabras, en el relato que le describía, en la preciosa sonrisa que le dedicaba por momentos y en todos y cada uno de sus movimientos. Tenía el increíble don de mantenerla pendiente de cada sílaba, de cada sonido, porque su voz era demasiado hermosa como para escuchar nada más. Porque su mirada era demasiado mesmerizante como para apartar los ojos de los suyos.
Cuando terminó su historia se puso muy serio, se echó la capucha por la cabeza y se fue como había llegado. Wherynn se quedó contemplándolo ensimismada hasta que desapareció, y cuando se cercioró de que nadie más podía verla, empezó a hacer muecas y gestos.
Regresó con sus amigos, que notaron que algo significativo había ocurrido por su expresión.
- ¿Ha pasado algo? -inquirió Jeanpo, suspicaz.
- Creo... -dijo ella con un hilo de voz- que he visto a uno de los Nöh...
- ¿QUÉ? -se alarmó Jeanpo mientras Srynna chillaba un poco.
- Él... me ha contado una historia... y luego se ha ido... -continuó la joven, que parecía estar en su propio mundo.
- ¿Y tú qué has hecho? -preguntó a su vez Srynna.
- Mmhee mmjao lsbsrsgss... -murmuró ininteligiblemente su amiga.
- ¿Cómo? -se preocupó Jeanpo, que creía que podía estar hechizada.
- Nada, nada... Simplemente le escuché, no hizo nada más que hablar...
- ¡¡Te has enamorado!!
Jeanpo y Wherynn miraron a Srynna, que la señalaba con un dedo acusador.
- ¡Qué me voy a enamorar! -rió Wherynn- ¡para eso tendría que conocerle!
- ¡Estás muy rara! -siguió acusándola su amiga, cada vez más recelosa y segura de su versión.
- Es que... tenía una voz... Me ha dejado un poco hipnotizada, la verdad... -admitió.
- ¡Es su plan! Saben que eres nuestro mapa, la clave de todo, ¡van a tratar de que te pases a su bando! -predijo Jeanpo, desasosegado.
- ¡Qué va! su historia no tenía nada que ver con nada... -se defendió ella.
- ¿Qué te contó?
- No tiene importancia...
- ¡No puedes dejar que vuelva a pasar! La próxima vez... -empezó Jeanpo.
Wherynn no pudo evitar sonreír levemente. Ojalá...
- Mira, no creo que sea tan malo. Quizá ni siquiera era un Nöh...
- ¿Iba todo de negro con una capa?
La joven dejó de hablar por un instante.
- Bueno... si, pero...
- ¡¡¡Era un Nöh!!! ¡Eres muy afortunada de que no hubiera acabado contigo en ese preciso instante..! -exclamó el guerrero.
Wherynn miró a la lejanía. Un poco sí había acabado con ella... Volvió a sonreír y suspiró.
- A ver, yo creo que... Bueno, vale, tenía pinta de "malvado" (un malvado muuuy sexy, pensó para sí) pero no creo que quisiera... Es decir... quizá es él el que no está ya en ese bando y solo quería... ¿advertirme..?
- ¿Tan bueno estaba? -preguntó Srynna curiosa, provocando las risas de Wherynn.
- En serio... no les escuches, tratarán de engañarte. No me puedo creer que hayas caído en una treta tan burda solo por una cara bonita... -se decepcionó Jeanpo, a la vez que empezaba a mostrarse un poco enfadado.
- ¡No es eso! Dejadme a mi...
La joven se alejó despreocupadamente con las ramas para la hoguera en brazos y Jeanpo la observó detenidamente. Si querían el mapa de su mano y sus secretos, era posible que ya estuvieran un paso más cerca de conseguirlos.
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