El cálido amanecer puso una sonrisa en los rostros de los estudiantes aunque todavía reinasen las corrientes frías en los corredores. Ädri iba canturreando muy contento porque milagrosamente había logrado ganar cinco puntos para Gryffindor con su conjuro para transformar una serpiente en un lindo pececillo con su acuario y todo.
- ¡Rubíes, chavales! -les dijo a unos Sly señalándoles con los índices de manera vacilona.
- Malditos Gry... -oyó mascullar a uno mientras se dirigía ufano al Gran Comedor.
La comida aquel día era más suculenta que de costumbre o solo era que estaba de muy buen humor porque el plan Slytherin por fin comenzaba y tenían todos los cabos bien atados.
- Vaya sonrisas, Goggy... ¿tanto te gusta el pastel de melaza? -dijo Wherynn, que venía con su gato atigrado en brazos.
- Me gushta mushísibo Wherg -respondió a su amiga con la boca repleta.
- Anda, mastica... Ya me han contado que has triunfado con McGonnie Pollo.
- Mi sherbiente erah mholohna a más bo boder...
- Esto sí que mola -dijo la chica soltando al gato y convirtiéndolo en un simpático pingüino.
- ¡Dejah de esperimentar con mih gato!
- ¡Pero si es una monada! -contestó transformándolo de nuevo. El gato se lanzó a sus brazos y se acurrucó en su regazo- y tu gato me adora.
- Si, como todos, como el tuyo propio... ¡transforma a tu gato!
- Vale... Bueno, ¿empezamos esta tarde?
- Shi, boshboruim shumbe lumbsh... -dijo el chico casi atragantándose con tres tofes que se había metido de golpe en la boca.
- ¿Quéee? ¡Deja de zampar dulces y habla bien!
- Nhgo bueeehddddo...
Wherynn solo suspiró.
Por la tarde, tras hacer los deberes y fingir que habían entendido qué tenían que hacer con los calendarios planetarios de Adivinación para la próxima clase, los dos se fueron hasta los invernaderos para comenzar su malévolo plan.
- Yo sigo diciendo que envenenarlos es una opción...
- Tu siempre tan bruta... -dijo Ädri.
- Aún tengo deberes de Runas y casualmente Herbología... ¡mira, un Lazo del Diablo!
- ¡Mira, el Sauce Boxeador! También podíamos lanzarlos contra él... jajaja.
- ¡Y luego soy yo la bruta..! ¿Qué es eso?
La chica señaló a dos Slytherin que se dirigían al Sauce, y tras coger un palo tocaban en algún lugar dejando al árbol paralizado.
- ¿Có..? ¡Un truco que no conocíamos! -exclamó Ädri, emocionado.
- ¿Dónde se han... metido? -dijo Wherynn al ver que desaparecían entre las raíces del árbol.
- ¡Vamos a averiguarlo! ¡Seguro que se la cargan!
- Hablas igual que ellos... ¿Se lo vas a chivar al profesor Snape? -preguntó Wherynn, sorprendida.
- ¡No, a Dumbledore! -contestó él echando a correr.
Una vez llegaron al Sauce, éste comenzó sus violentos movimientos de siempre impidiendo que se acercaran demasiado.
- Esos dos le dieron a algo... -murmuró Ädri tratando de ver algo.
- ¿Quizá en ese nudo?
- ¡Qué vista tienes! -admiró el chico viendo un nudo particular en la base del árbol.
- ¡Eh, vosotros dos!
La pareja de Ravenclaw por la que se habían echo pasar caminaba con decisión hacia ellos. Wherynn se sonrojó ligeramente con culpabilidad.
- ¿Si?
- Queríamos...
- ¡Petrificus Totalus! ¡Petríficus Totalus!
- ¿Qué haces, loco? ¡Es un prefecto!
- Diremos que han sido los Slytherin -dijo el con naturalidad.
- ¡Pero si nos han visto!
- ¡Tu coge ese palo y dale al árbol!
Entre los dos lograron tocar el nudo del Sauce y éste se quedó completamente inmóvil.
- Hoy va de dejar paralizados... jajajaja.
- Muy gracioso... ¿dónde irá ese túnel?
- No sé, pero ya sabes lo que toca. ¡Conjuros anti-Sly!
Los chicos hicieron sus clásicos hechizos de invisibilidad, borrar sus huellas, silenciador y un pequeño lumos.
- ¡A la aventura! -exclamó alegre Ädri.
- ¡Al lío a perder puntos! -rió Wherynn.
El pasadizo era muy oscuro y estrecho y tenían que caminar por él con la espalda arqueada. Parecía subir a tramos por momentos y ninguno de los dos sabía a dónde podía conducir. Tras unos minutos, encontraron a los Slytherin detenidos en el pasillo y pararon en seco. Uno de ellos se estaba atando un zapato.
- Qué impersonal... -dijo Ädri.
- Bueno, qué quieres... no va a ser épico siempre, ¿no?
- ¿A dónde crees que van?
- Ni idea, pero mejor esperamos... por si se desprende alguna roquilla o tierra, esto está muy húmedo...
- ¡Retrasados! ¡Imbéciles! -gritó Ädri a los Sly.
- ¿Qué haces?
- Desahogarme, jajjajaja. No sé cómo no hago más a menudo este encantamiento para ir maldiciendo por todas las mazmorras... ¡Tengo que probarlo! -aplaudió su propia idea.
- Lo que tu digas... ¡Se mueven!
Los Slytherin desaparecieron por un recodo y Wherynn y Ädri esperaron unos segundos antes de ir a buscarlos. Luego prosiguieron su marcha. El camino era muy largo y en cierto punto comenzó a elevarse y serpentear hasta que se encontraron una abertura por la que entraba luz.
- Qué bonito lo del lumos invisible, por cierto -comentó Ädri con voz soñadora.
- Si... varita en ristre, no sea que nos ataquen.
- ¡Pero si no pueden vernos!
- ¡No me fío! -dijo Wherynn.
Con la varita iluminada, entraron en una pequeña estancia polvorienta y abandonada. El papel se caía de las paredes, los muebles dejaban entrever el paso del tiempo y el olvido y las ventanas estaban cegadas con tablones de madera.
- ¿Dónde crees que estamos? -preguntó Ädri, curioseando por la sala.
- Parece... La Casa de los Gritos... -respondió Wherynn estremeciéndose y apartándose de la pared.
- ¿No me digas que tienes miedo? Solo son cuentos...
- La casa está maldita...
- Anda, que ibas a decir "la casa está encantada" -apuntó Ädri entre risas.
- ¡Si! jaja, bueno, ya me entiendes... Hay fantasmas malignos, eso es un hecho, y se oyen gritos muy raros desde Hogsmeade...
- Hace algún tiempo que no... De todas formas, los Sly son cobardes y rastreros, si estuviera maldita no tendrían arrestos para estar aquí...
- ¡Arrestos! ¡Cuánto vocabulario! ¡A ver si vas a estar maldito tú! -rió Wherynn, más tranquila.
- Vamos a buscarles.
Los chicos fueron con cuidado por la mansión intentado escuchar las voces de los Sly pero todo estaba extrañamente silencioso. Ni siquiera podían oír el crujir de la madera debido al hechizo silenciador, pero Wherynn estaba segura de que de no haberlo hecho toda la casa crujiría. Se estremeció.
- ¿Qué crees que harán aquí? -preguntó Ädri, bajando unas viejas escaleras.
- Pues no creo que se reúnan a hacer los deberes...
- ¿Crees que tendrán un aquelarre?
- Jajjjaja... ¡Shhh!
Wherynn había oído algo. Voces. Siguió su sonido hasta una desvencijada cocina y allí encontraron a cuatro Slytherins más iluminados tenuemente por la luz de varias velas.
- ¿Sigues pensando que no es un aquelarre..?
- Pues...
- Bienvenidos a todos, por fin. Nos reunimos en esta cálida morada -"¡cálida! ¡pues cómo se nota que viven en mazmorras!", dijo Ädri antes de que Wherynn le diera una colleja para que se callara- para honrar a nuestros hermanos. Nadie salvo los elegidos tiene poder para estar aquí. Nadie salvo los elegidos conoce nuestros secretos. Tras esas palabras, el Slytherin se quedó en silencio y levantó una copa.
- Somos elegidos, jijijijiji -rió Ädri.
- ¡Shhh! ¡Quiero escuchar! -rogó Wherynn.
- Aquí yace la poción de la gloria. Los Slytherins eternos beberán de ella.
- Fijo que es hidromiel o cerveza de mantequilla con tinte... -comentó Ädri, que había entrado en la cocina y caminaba tranquilamente entre ellos cotilleando.
- ¡Pero cómo te has levantado hoy! -exclamó Wherynn.
- ¿Beberéis de ella, hermanos? ¿Guardaréis el secreto de la gloria?
- ¡Lo guardaremos, lo guardaremos! -dijeron los Sly a coro, entusiasmados.
- Bebed pues.
El Slytherin hizo una floritura con su varita y cinco chorros de líquido rubí se deslizaron a las copas que tenían los demás comensales. Ädri murmuró unas palabras, conjuró una botellita y sin que nadie le viera tomó una muestra de líquido.
- ¡Para analizar! -le dijo a Wherynn.
El grupo bebió de sus copas y al punto comenzaron a retorcerse. Pronto todos se convirtieron en el mismo vampiro con dientes largos y afilados y sonrisa maléfica.
- No está mal para crear un ejército de inferí... -murmuró una de los Sly.
- De momento conformémonos con robar lo que necesitamos de Hogsmeade y seguir manteniendo viva la leyenda de la maldición de esta casa, como han hecho nuestros ancestros -respondió otro con voz de pito.
- ¿Qué me..? -preguntó Ädri, sorprendido.
- ¿No me digas que tienes miedo? Solo son cuentos...
- La casa está maldita...
- Anda, que ibas a decir "la casa está encantada" -apuntó Ädri entre risas.
- ¡Si! jaja, bueno, ya me entiendes... Hay fantasmas malignos, eso es un hecho, y se oyen gritos muy raros desde Hogsmeade...
- Hace algún tiempo que no... De todas formas, los Sly son cobardes y rastreros, si estuviera maldita no tendrían arrestos para estar aquí...
- ¡Arrestos! ¡Cuánto vocabulario! ¡A ver si vas a estar maldito tú! -rió Wherynn, más tranquila.
- Vamos a buscarles.
Los chicos fueron con cuidado por la mansión intentado escuchar las voces de los Sly pero todo estaba extrañamente silencioso. Ni siquiera podían oír el crujir de la madera debido al hechizo silenciador, pero Wherynn estaba segura de que de no haberlo hecho toda la casa crujiría. Se estremeció.
- ¿Qué crees que harán aquí? -preguntó Ädri, bajando unas viejas escaleras.
- Pues no creo que se reúnan a hacer los deberes...
- ¿Crees que tendrán un aquelarre?
- Jajjjaja... ¡Shhh!
Wherynn había oído algo. Voces. Siguió su sonido hasta una desvencijada cocina y allí encontraron a cuatro Slytherins más iluminados tenuemente por la luz de varias velas.
- ¿Sigues pensando que no es un aquelarre..?
- Pues...
- Bienvenidos a todos, por fin. Nos reunimos en esta cálida morada -"¡cálida! ¡pues cómo se nota que viven en mazmorras!", dijo Ädri antes de que Wherynn le diera una colleja para que se callara- para honrar a nuestros hermanos. Nadie salvo los elegidos tiene poder para estar aquí. Nadie salvo los elegidos conoce nuestros secretos. Tras esas palabras, el Slytherin se quedó en silencio y levantó una copa.
- Somos elegidos, jijijijiji -rió Ädri.
- ¡Shhh! ¡Quiero escuchar! -rogó Wherynn.
- Aquí yace la poción de la gloria. Los Slytherins eternos beberán de ella.
- Fijo que es hidromiel o cerveza de mantequilla con tinte... -comentó Ädri, que había entrado en la cocina y caminaba tranquilamente entre ellos cotilleando.
- ¡Pero cómo te has levantado hoy! -exclamó Wherynn.
- ¿Beberéis de ella, hermanos? ¿Guardaréis el secreto de la gloria?
- ¡Lo guardaremos, lo guardaremos! -dijeron los Sly a coro, entusiasmados.
- Bebed pues.
El Slytherin hizo una floritura con su varita y cinco chorros de líquido rubí se deslizaron a las copas que tenían los demás comensales. Ädri murmuró unas palabras, conjuró una botellita y sin que nadie le viera tomó una muestra de líquido.
- ¡Para analizar! -le dijo a Wherynn.
El grupo bebió de sus copas y al punto comenzaron a retorcerse. Pronto todos se convirtieron en el mismo vampiro con dientes largos y afilados y sonrisa maléfica.
- No está mal para crear un ejército de inferí... -murmuró una de los Sly.
- De momento conformémonos con robar lo que necesitamos de Hogsmeade y seguir manteniendo viva la leyenda de la maldición de esta casa, como han hecho nuestros ancestros -respondió otro con voz de pito.
- ¿Qué me..? -preguntó Ädri, sorprendido.
- ¿Ellos crearon la leyenda? ¿Solo para robar en Hogsmeade? -cuestionó Wherynn.
- No me lo creo...
- Ni yo...
- ¿Y esto no es más que poción multijugos? -preguntó Ädri dándole vueltas.
La botellita se resbaló entre sus dedos y se hizo añicos en el suelo.
- ¡Intrusos! -gritó el Sly de la poción.
Dedicado a Adrián, ¡feliz cumpleaños neno!