09 octubre 2017

Aphrodisiac Aphrodite

Despertarse con el sonido del mar era una delicia. Con el picoteo de una gaviota en sus pies, no. Märga abrió los ojos de golpe y espantó al pájaro, que había dejado un atún en su huida y graznaba asustado. ¿Pero qué..?

- No, ahora no... Luego, luego... 

Princesa por sorpresa murmuraba en sueños y soltaba unas risitas... peculiares... Sí, las llamaría "peculiares" en su mente, mejor. La meiga salió del refugio, se estiró y contempló el océano. Se sentía diferente, más ligera, y le dolía el cuello. Pero con una felicidad y paz interior que no era capaz de entender ni describir. ¿Tendría que ver con lo ocurrido el día anterior? Quizá simplemente con encontrarse en el bello Êdimbürgh en silencio mientras todos dormían, sin preocupaciones por el momento, sin que el alba hubiese despuntado del todo... Tal vez el brujo sin nombre le había concedido el don de la poesía...

- Ay, sí... No, no, no...

Märga rodó los ojos. Mejor se alejaba un rato mientras Princesa seguía soñando...


Cuando tiempo más tarde el Clan siniestro se despertó la meiga no estaba con ellos.

- ¿Veis? ¡La habéis espantado! -sollozó Polvo de la Galleta, que ya se veía siendo mujer durante el resto de su vida.
- Que no, que habrá ido a tomar un baño o refrescarse...
- ¿Cómo podéis saberlo? ¡Le estamos dando muchos problemas!
- Sí -coincidió Chico-chica- viajar con nosotros no ha resultado fácil por los hechizos de esa bruja, pero a partir de ahora todo irá mejor. Cumpliremos esa promesa, recuperarás tu cuerpo original y la pobre meiga podrá vivir en paz y dedicarse a sus quehaceres -le consoló.

La meiga, que acababa de llegar al refugio y no había podido resistir la tentación de escuchar a hurtadillas lo que estaban diciendo, se emocionó. ¡Eran encantadores! Soltó una lagrimilla y se la enjugó. ¡Qué chenchible estaba!

- Hola, chicos -saludó- solo estaba paseando por los alrededores, respirando el aire del océano...
- ¡Quiero mi cuerpo! ¡Ya! ¡Por favor, no puedo seguir así! -casi lloró Polvo de Galleta.
- Tú eres una meiga y ayudas a la gente... -dijo el novio de Princesa con un cierto tono crítico. ¡A ver si no eran tan sensibles como parecían!
- No pasa nada, hoy mismo resuelvo el favor de Pänsy y todos como siempre. Solo procurad que no os embrujen para no perder más tiempo... -contestó con una pizca de ironía. 
- ¡Oh..!
- ¡Ssshh! Tiene razón... -asintió El doble de chico-chica.

Tras recoger el refugio y desayunar unos bollos de almendras conjurados por la meiga aunque el Clan siniestro le rogara chocolate, comenzaron la caminata.

- No entiendo por qué tenemos que subir esta montaña...
- ¡Por favor! ¡Que solo es un montículo! ¡Un valle! Digo... ¡una colina!
- Para mí es como una cumbre escarpada... -farfulló Km3.
- Si desayunarais con más energía...
- ¿Eres meiga o..?

Märga le echó una mirada a Chico-chica, que cerró la boca al punto.

- ¡No os metáis con ella! Todos estamos agotados por tanta aventura, pero pronto acabará. Solo un último esfuerzo.

Pero qué exagerados, se nota que no están de caminar... -pensó Märga contemplando el pequeñísimo montículo que estaban subiendo cuesta arriba.

- ¿Por qué no quieres contarnos en qué consiste ese favor?

La meiga se detuvo y los amigos se pararon junto a ella, respirando con fuerza y observándola con cautela por si desataba su ira.

- Princesa...
- ¿Princesa..?
- ¡Son nombres en clave! Secretos...
- Responde.

Märga les miró uno a uno y suspiró exasperada.

- Prefiero no contároslo hasta que sea totalmente imprescindible... Lo que ocurrirá en breve.
- ¿Cuál es la razón? -preguntó El doble de chico-chica.
- Es... algo humillante.
- ¿Para todos o solo para ti? -cuestionó Princesa por sorpresa.
- Para todos, me temo... Extraño, no puedo decir más. Prosigamos.

Cuando llegaron a la cúspide, Märga les señaló el valle que se extendía bajo sus pies. 

- ¡Oooh! ¡Se parece al valle de la bruja! -exclamó Polvo.
- En parte lo es. Ese valle existe a lo largo y ancho de todo el mundo, réplica tras réplica pero cada uno tiene su propia idiosincrasia. 
- No he entendido nada... -murmuró Km3.
- Que todos esos valles son únicos y especiales aunque sean la réplica del valle de Pänsy -explicó la meiga.
- ¿Y qué tiene este de particular?
- Una flor blanca o roja llamada Ëdeweiss...
- ¿"Edelweiss"? ¿No crecen en la alta montaña?
- "Ëdeweiss", la Afrodita Afrodisiaca-matizó Märga- una flor que...
- ¡Nos estamos yendo del argumento principal! -volvió a exclamar Polvo de Galleta.
- ¡En absoluto! Cuando consigamos la flor...
- ¡Quiero, no, ¡necesito! mi cuerpo! -rugió Polvo al borde de las lágrimas.
- ¿Por qué tanto empeño?
- ¡La naturaleza! -gimoteó el chico, rindiéndose.

Ooops. ¡Ay, pobre! Märga no sabía si reír o llorar. Qué extraño que el hechizo estuviera tan perfeccionado... Ella de momento no... ¡Brrrr! Prefería ni pensarlo.

- Tranquilo... cuando consigamos esa flor...
- ¡Vamos!
- ¡Al próximo que hable cuando digo "flor" acabará probando uno de mis hechizos!

Los chicos se disculparon al unísono por interrumpirla constantemente y se dispusieron a escucharla.

- Cuando se encuentra la flor -dijo haciendo énfasis y callando un segundo para después continuar- no se puede recoger simplemente. Se requiere un poderosísimo hechizo para romper su bendición. 
- ¿Su "bendición"? ¡No será su "maldición"? ¡No me conjuréis, os lo ruego! -imploró Chico-chica.
- Está bien -rió Märga. No, tiene una bendición de las ninfas y ondinas que no permite retirarlo del valle, pero si la anulamos entonces podremos dársela a Pänsy.
- ¿Todo este rollo por una simple flor? -preguntó Km3.
- Bueno... no es solo eso... 
- ¿Qué tiene de especial?
- Pues resulta que... como os lo diría...
- Oh, oh... ¿Ëdeweiss decís? 

Polvo de Galleta parecía haber caído en la cuenta de algo de suma importancia.

- Si...
- Estamos apañados...
- ¡Dejaos de misterios y explicádnoslo de una vez! -apuró Chico-chica.
- La flor viene con una promesa de amor. Quien la libere hará que se convierta en un hombre apuesto y se enamore de una dama... Y este hombre tiene un nombre: Absalón. 
- ¿La bruja quiere un... amante?

Las risitas hicieron eco por doquier.

- No... bueno, sí... Es complicado.
- ¿Y humillante por qué? Bueno, más allá de no poder encontrar un pretendiente por ti mismo... ¿o ya se conocían?
- Es que a ver... Como os lo digo...
- Es complicado... -la apoyó Polvo.
- Muchísimo. La flor, el hombre -aclaró- a su vez está maldito por las ninfas.
- ¿Maldito o bendito?

¡Cuántas preguntas aquella mañana!

- La flor se convierte en hombre, viene con la bendición del amor eterno pero maldición por las ninfas, que han convertido a un hombre en flor.
- Un manflorita...
- ¿Quién ha dicho eso?
- Los espíritus de este valle...

Tras un instante en el que miraron a su alrededor sin ver ni sentir nada, Märga carraspeó.

- Y el hombre viene desnudo.
- ¡Uhm! -exclamó Princesa para disgusto de su novio.
- Y eso es importante por que...
- Por que... No se le puede vestir, no podemos actuar sobre él más allá de los hechizos que porta consigo.
- Surrealista... -admiró Polvo de Galleta.
- ¡Ya te digo! -corroboró El doble de chico-chica.
- ¿Y cuál es el truco? ¿Qué te ha pedido exactamente Pänsy?
- Llevarlo a su valle... 
- ¡Sin transporte! -chilló Princesa, no se sabía si emocionada o conmocionada.
- ¡Cuánto tendremos que andar! -lamentó Km3 por su parte.
- A mí me preocuparía más lo de que tengamos que ir por el mundo con Absalón... -empezó la meiga.
- ... ¡como lo han traído al mundo! -completó Polvo.
- ¡Eso, Polvo!
- Inaudito... -suspiró el novio de Princesa por sorpresa.
- ¿Entendéis ahora lo que ocurre? -preguntó Märga en un suspiro.


Dedicado a Marga, ¡feliz cumpleaños guapísima!

2 comentarios:

Märga dijo...

Jajaja me encantó!!! Me encantan los dobles sentidos... me pongo chenchible jeje

Wherynn dijo...

Me alegro! me rei bien escribiéndola :)