Y bajo el manto estrellado de las constelaciones antiguas, donde los sueños se pierden en la niebla nacarada del mundo onírico, encuentro otra vez el lago de hielo donde se cristalizan las ideas, las ilusiones que antaño iluminaron el mundo con su luz celestial. El reflejo que veo no es el de la dama de inspiración que colmaba mis sueños en otro tiempo lejano ya olvidado, es una joven cuyos ojos ya no brillan porque aquel mundo de fantasía se distancia entre las plumas de los ángeles. Quizá el tiempo ya pasó y este mundo esté condenado a la nieve perpetua que conserve su belleza bajo la helada anclado en el tiempo como un recuerdo que permanece escrito en las tumbas de la memoria. Pero la brisa fría me hace ver que aún está vivo aunque se haya perdido la esperanza de verlo florecer de nuevo porque el invierno cubre ahora sus hermosos paisajes, donde la primavera reinó prósperamente durante casi una década. Veo lágrimas en sus ojos, que caen como una fina lluvia sobre el universo que ella misma ha creado y se convierten en nieve que congela el paisaje cada vez más otorgándole una belleza eterna donde la fugacidad deja de existir. Tal vez esa belleza pertenece ya a otras esferas donde ni siquiera su otrora creativa imaginación puede llegar, sino dejar su impronta en el mundo y el lago de hielo para enjugar sus lágrimas y que se conviertan en historias como tanto tiempo atrás... Y mientras cae la noche en el cielo nocturno la llama de su creatividad se apaga y cae en la profunda e inescrutable oscuridad...
Dedicado a los artistas cuya creatividad se apaga por épocas.