El castillo se alzaba majestuoso en medio del bosque. Sus fuertes muros y sus altas almenas le daban el aspecto de una fortaleza temible, efecto que completaba el foso que lo rodeaba. Por las noches se dibujaba contra el cielo, iluminado por miles de antorchas que intentaban hacer sombra a la luz de las estrellas. Nadie podia negar su imponente belleza, sin embargo, ella preferia los bosques. Solia pasar los ratos libres que tenia asomada en la torre mas alta contemplando sus caminos, muchas veces ocultos por la espesura de las hojas y ramas de los arboles y algunas veces interrumpidos por pequeños riachuelos.
Queria abandonar para siempre el lujo de la corte a la que estaba destinada por nacimiento, queria internarse en aquellos bosques y poder vivir en algun claro protegido del viento. Queria poder contemplar las estrellas en toda su gloria sin necesidad de oir la voz de alguna de las doncellas diciendole: "¡Mîsaleü, hora de dormir!".
Ojala hubiera nacido hombre. Podria haberse hecho druida y aprender todos los secretos de aquellos bosques sabiendo que su libertad le pertenecia y que nadie iba a casarle en contra de su voluntad con alguien a quien no amaba. Suspiro. Aquello no era posible. Al menos eso creia...
Todo ocurrio una mañana de otoño. Asomada a la ventana de su aposento miraba hacia el bosque, cubierto por el rocio de la mañana, y pudo observar a un joven que salia de entre el ramaje. Su pelo era oscuro, largo y caia en ondas por su fornida espalda. Su aspecto le revelaba como un joven curtido en los bosques, y no podia dejar de ver cierta elegancia que se desprendia en cada uno de sus gestos. Lo que mas le llamo la atencion fueron sus ojos, a pesar de la lejania se veian de un color azul claro que llamaba claramente la atencion en su anguloso rostro.
El joven, como si hubiera notado que era observado, alzo la mirada. No pudo saber cuanto tiempo se habian estado mirando, si el habia notado el profundo sonrojo que cubria sus mejillas por verse descubierta, o como habia cogido una flecha del carcaj que portaba a sus espaldas y le habia escrito una nota que engancho en la flecha. Una mirada de advertencia y una sonrisa hicieron que Mîsaleü se apartara de la ventana. Instantes despues la flecha impacto contra la pared y Mîsaleü volvio a asomarse. Aquel misterioso joven ya no estaba, por lo que se alejo lentamente de la ventana y cogio la nota.
"Saaîl nuedë imasuel ÿlyneo perithea, hueyse yiäne rûrêo beepio"
Sonrio para sus adentros. Aquel chico tenia que ser discipulo de Äpser, el druida que le habia enseñado el dialecto secreto, pues era el unico que habia observado su amor por los bosques, o al menos el unico que le habia dado importancia. Aquel joven la citaba a las once en el claro noroeste del bosque. Volvio a sonreir. La mayoria de la gente se citaba en secreto a medianoche, con lo cual los guardas del castillo solo tenian que hacer la ronda a esas horas y descubrir a los incautos.
A las once en punto se encontraba en el claro. Minutos mas tarde aparecio el joven y le ofrecio la mano en silencio. La condujo entre la espesura hasta una cuevecilla que se encontraba parcialmente oculta a la vista por una cascada y ya en su interior pudo ver a Äpser.
- Bienvenida Mîsa. Supongo que intuyes para que te hemos llamado.
Claro que lo intuia. Iban a ofrecerle convertirse en sacerdotisa de la luna, lo que implicaria el abandono completo de la corte por sus adorados bosques. No en vano le habia enseñado el dialecto secreto, las propiedades de algunas plantas y un par de caminos secretos para salir del castillo, como el que habia utilizado aquella noche. Si hacia sus votos le enseñarian todo lo que era necesario saber acerca de las plantas, los movimientos de las estrellas y los cultos y rituales secretos.
- Lo se. Acepto los votos.
- Me alegra oir eso. Con el tiempo tu familia entendera que este es el mejor camino para ti y lo aceptaran. Börj -señalo hacia el joven- te enseñara todo lo que sabe y te presentara al resto de sacerdotisas. Lo mejor sera que solo hableis en el dialecto.
- Dejyn sieeun sä -respondio Mîsaleü.
Äpser sonrio. Aquella joven prometia.
Dedicado a Miasol, ¡feliz cumpleaños bolli!
3 comentarios:
jo Eva, tu y tus historias, estaria leyendolas una y otra vez!! sin parar, horas y horas... me vas a tener que escribir un libro a mi solita!! :P
bueno chuli, espero verte mañana ;)
un besin!!
tQ!
vaya frikada...
whers, bollu!! muchas gracias nena, y perdon por no comentar ayer. me encanta la historia asi en plan señor de los anillos con esos matices tuyos... es k me encanta k vuelvas a escribir, yo kiero mas historias de estas, son una pasada. nena espero k todo te vaya bien por clase, apunta muchas paridas k por aki escasean de momento. os echo de menos. muaaaaa
weno soy yo, la prota jaja
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