
Caminaron en silencio durante largo rato. Parecia increible que hubiera que pagar un peaje por cruzar las montañas y que ese peaje consistiera en dejar a un compañero atras. Bjäro se habia ofrecido valientemente a quedarse con el anciano de la aldea que les habia obligado a detener su marcha y Bêah y Lemuel se habian quedado solos.
- Se hace raro sin Bjäro -comento Bêah, algo alicaida.
- Tendremos que apañarnoslas solos, mi señora -dijo Lemuel.
- Si, me alegro de tenerte a mi lado, esto de los osos no me convence mucho...
- Ni a mi, para empezar creia los osos hibernaban...
- ¿Ya, eh? ¿como andan por ahi comiendo nieve? -pregunto Bêah.
Un sonido similar al canto de un pajaro hizo que guardaran silencio.
- ¿Que..?
- ¡Sssh! -indico la Suma Sacerdotisa llevandose el dedo indice a los labios -escucha- susurro.
Varios trinos sonaron en diferentes tonos mientras Lemuel se quedaba quieto en silencio y Bêah se movia con cautela hacia el lugar del que parecian proceder.
- Es una señal de la tribu Gür acerca de la presencia de extraños en los aledaños. No somos bien recibidos.
- Suena hermoso -dijo Lemuel.
- Pretenden que suene bien para que los extraños se acerquen, pero lo mejor seria alejarse.
- Vuestros deseos son ordenes, señora.
Justo cuando empezaban a alejarse un enorme oso blanco salio de una cueva cercana y se les quedo mirando.
- ¡Un oso! -exclamo Lemuel sorprendido.
- Ya veo... confio en que no quiera atacarnos.
El oso los ignoro deliberadamente mientras se sentaba en la nieve y miraba con curiosidad hacia el cielo, que se habia despejado para dejar a la vista un brillante sol que apenas lograba calentar la densa nevada.
- Aqui hay algo que no encaja -dijo Bêah.
- ¿El que?
- No lo se... pero algo no es logico. Lo intuyo.
- ¿Algo que ver con los osos? -pregunto Lemuel.
- No... algo... siento que nos observan...
Los trinos se alejaban en la distancia y los dos compañeros reanudaron la marcha mientras sus siluetas se desdibujaban en una neblina de fuego que habia comenzado a formarse en circulos a su alrededor.
- Sois increiblemente intuitiva -alabo el anciano.
- Gracias, me sorprendo a mi misma -dijo Bêah sujetando su cuenco de sopa- ¿que mas ocurrira si viajamos sin Bjäro?
- El destino ofrece muchas posibilidades y vuestro amigo es un ser eclectico , pero nadie puede decir si os hara falta en este viaje o no.
- Yo no soy eso, que no robo. ¡Ah, no! que eso es cleptomano... -dijo Bjäro.
Bêah alzo los ojos al cielo mientras Lemuel se asomaba a una ventana para disimular su risa y el anciano miraba fijamente al joven, que se sonrojo suponiendo que habia dicho algo indebido.
- Cierto es que no podreis evitar que se quede en la proxima aldea, ese peaje existe desde tiempos inmemoriables.
- Encontraremos la manera o viajaremos solos -dijo Lemuel mas sereno.
- ¿Quereis ver mas del futuro? -pregunto el anciano- aunque es probable que vuestra intuicion, sacerdotisa, interfiera en mis dones como acabais de comprobar y no nos deje atisbar demasiado...
- Probemos, es mejor que nada -contesto Bêah.
La niebla se despejo en el fuego mientas el anciano arrojaba especias y entonaba cantos rituales y las siluetas de Bêah y Lemuel se volvieron nitidas dejando ver una cueva repleta de pinturas rupestres.
Dedicado a Beatriz, ¡feliz cumpleaños Suma Sacerdotisa!