Storytelling

"El dia amanecio despejado y los rayos del sol se encontraron con los ojos cerrados de una joven rubia que dormia placidamente en una cama de dosel. Lentamente abrio un ojo, aun medio dormida, y de golpe se enderezo en la cama ¡era el dia de su boda!

- ¡Aaaah! -grito con una felicidad desbordante mientras se levantaba con rapidez y caia de bruces, ¡se le habia dormido una pierna!

- ¿Que haces, hija? -pregunto su madre al verla en el suelo y corriendo a socorrerla.
- Estoy bien, no pasa nada. ¿¡Donde esta el vestido!? ¿cuando me peino? ¿por que..?
- ¡Lo primero, desayunar!
- No tengo hambre... -un rugido procendente de su estomago contradijo las palabra de Aîcliä, que sonrio feliz.

El desayuno transcurrio con normalidad si se olvida que la joven derramo su cafe encima del mantel y ensucio su camison con mermelada, pero estaba demasiado nerviosa y contenta como para ocuparse de tales banalidades. Pronto llego la hora de preparase.

- Pareces un angel con este vestido -comento una de sus amigas mientras le ajustaba el lazo de la cintura de su vaporoso traje- resalta tus rasgos... -suspiro.
- Ay, ¡no se ni donde estoy! -dijo Aîcliä mirandose al espejo- ¿donde estan los anillos?
- Los tiene mi sobrino -respondio otra de sus amigas, atareada preparando el ramo de flores- es un niño encantador, descuida que los pierda.
- ¿Podria perderlos? ¿tu crees que..? -pregunto la novia alarmada.
- No te preocupes -contesto su madre- relajate y deja que te peinemos.

Aîcliä se sento en una silla frente a un hermoso tocador y dejo que los habiles dedos de su madre entretejieran su cabello con hilos plateados y diversas flores, lo que le conferia un aire juvenil y muy natural.

- Esto no va a durar -dijo Aîcliä estudiando el complejo recogido.
- Como eres, ¡pues claro que durara! -contesto una de sus amigas mientras le daba un manotazo para que no se tocara el pelo.
- ¡Ay! vale, vale...

Tras unos cuantos avatares mas sin importancia, la joven salio de su habitacion para dirigirse al jardin, lugar donde se iba a celebrar la ceremonia. Provista de su ramo de azucenas, rosas y petunias, se aproximo hacia su posicion mientras una suave musica de piano sonaba de fondo y unas niñas lanzaban petalos de rosa creando una alfombra para que pasara.

- Me voy a caer...
- ¿Como vas a caerte? sujeta con fuerza mi brazo -dijo su padre.

La novia avanzo lentamente con una sonrisa en el rostro mientras su novio la admiraba desde el altar. La verdad es que no podia haber escogido a alguien mejor, estaba segura de que era el hombre de su vida. Todo lo que siempre habia soñado.
La tarta de bodas, que era de un curioso color violaceo, le sonrio desde la mesa. ¿Le sonrio? Anonadada, llego al altar, donde su padre la solto. Ya estaba, se habia vuelto loca y sufria alucinaciones, ¿de verdad le habia sonreido la tarta?"

- ¿Por que incluyes tartas sonrientes en tu historia? -pregunto un apuesto joven que aparecio con unas flores detras de la escritora, que escribia afanosamente en su cuarto.
- No se, es que me apetecia darle un toque comico -dijo Aîcliä dandole un beso en la mejilla a modo de saludo.
- Jajaja -rio su prometido- espero que en nuestra boda no haya tartas sonrientes, me aterrorizaria...
- Ya queda menos... -suspiro ella- toca algo bonito en el piano, me inspirara.

El joven deposito las flores en un jarron vacio que estaba encima del piano y aparto gentilmente al gato persa que dormia placidamente para tocar una alegre pieza que sabia que su prometida adoraba.

Dedicado a Alicia, ¡feliz cumpleaños guapa!