La joven se dio la vuelta y su figura se recorto contra las estrellas. Nunca la habia visto tan hermosa, parecia que toda la belleza del desierto se encontraba encerrada en sus ojos, sus movimientos, su elegancia. Ark-los se acerco a ella y tomo una de sus manos, logrando que Akinom se sonrojara y su corazon latiera con fuerza. Era el unico que lograba que su mundo brillara.
- Vuestro prometido os espera...
- Su ego le acompaña, mi presencia esta de mas.
Ark-los sonrio y Akinom miro a la lejania. Queria decirle lo que sentia, proponerle que huyeran. Se entendian sin palabras, estaban destinados.
- Mi señora...
- ¡Mi señora!
La voz de Kârmne rompio el encanto del momento. Akinom la vio aparecer en la terraza, bastante alterada.
- ¿Que ocurre? -pregunto la futura reina, algo molesta. Kârmne la miro con rostro de culpabilidad pues sabia de los sentimientos de Akinom y compartia todos sus secretos.
- Es ese Berthal, el hermano de vuestro... del tipo ese presuntuoso. Le he golpeado.
- ¿¿Como?? -Ark-los disimulo una risita mientras Akinom la miraba incredula.
- Si... estaba ahi, en su aposento, con esa voz ridicula y quejandose de todo... y ya sabeis que tengo un pronto fuerte...
- ¿Y le golpeaste?
- ¡El se lo busco! ademas no ha sido para tanto, ya no sangra...
- ¡Pero Kârmne... que grande! -la alabo Akinom.
- Lo siento, mi señora. Espero que vuestro... no se moleste conmigo.
- Tranquila, yo me ocupare. No se quedaran mucho tiempo.
- Sera mejor que os deje a solas...
Akinom miro al consejero, anhelante. Deseaba hablar con el, pero su mirada comprensiva le dijo que no le importaba esperar un poco mas aunque el tiempo jugara en su contra. Tenia que romper el compromiso... La sacerdotisa les miro y suspiro. Su historia iba a ser mas dificil de lo que ellos mismos pensaban...
- Mi señora, vuestro prometido os aguarda, quiere hablar con vos -dijo una de sus sirvientas, que aparecio en el lugar.
- Esta bien, vamos... -se resigno Akinom. Kârmne la acompaño a pesar de que la sirvienta insistio en que Hahsuc queria ver a la futura reina a solas, pero algo en la oscura mirada de la sacerdotisa la hizo callar. Cuando estaban llegando a los aposentos, un criado le tendio una tablilla y sin mas desaparecio, no sin antes echarle una mirada lasciva. ¿Como se atrevia a mirarla asi? el si que acabaria yendose por la puerta trasera... Akinom descubrio la tela que la ocultaba y leyo para si:
"Querida Akinom:
Tu casamiento con tu Prometido esta proximo y deseo enviarte un Regalo. Es un Obsequio Maravilloso para una joven de tu hermosura y Elegancia. Conservalo como un Tesoro y no dejes que su belleza Inusual pase Desapercibida. El Orgullo y la Bondad se reflejan en la piedra, Admirala desde todos sus angulos. La Sabiduria es Tuya, la Amabilidad un Requisito, Descubre lo que se Oculta en su interior y tendras la clave para amar a ese gran hombre.
Fe-âh-do."
¿Que ha querido decir? se pregunto la joven, que no veia ningun obsequio. Ademas le extraño que su tia hubiera resaltado algunas palabras. Prometido, regalo, obsequio maravilloso, elegancia, tesoro inusual desapercibida... ¿tuya amabilidad requisito? ¿queria mandarle algun tipo de mensaje cifrado para recomendarle amar a su prometido? no entendia nada, de modo que le dio la tablilla a Kârmne, que la oculto en uno de los pliegues de su tunica.
Su prometido sonreia cuando entraron en sus aposentos, pero la mirada de Akinom pronto dio con Berthal, que estaba sentado en una esquina con rostro ofendido. En cuanto el joven vio a la sacerdotisa comenzo a protestar, pero Hahsuc le hizo guardar silencio.
- Mi hermano me ha contado que vuestra sacerdotisa es algo... brusca en su trato. No tolerare semejante comportamiento en mi palacio.
- ¿En tu que, perdona? -pregunto Akinom sin creer lo que acababa de escuchar.
- Mi palacio. Cuando seas mi esposa todo esto me pertenecera, al igual que mis posesiones seran tuyas. Yo gobernare y tu podras dedicarte a disfrutar de nuestra riqueza.
- Disculpa... pretendo gobernar mi propio reino. Soy la futura reina de este sitio. Jamas lo dejaria en tus manos.
- ¿Y yo tendre que vivir aquiii? ¡no quiero, con esa no!
Kârmne miro a aquel estupido que la señalaba. Como se le ocurriera volver a...
- Buscaras una buena mujer para mi hermano y una nueva sacerdotisa, salvo que la tuya este dispuesta a cambiar su actitud. No quiero estorbos.
- De acuerdo, querido. Hablare seriamente con ella, no volvera a molestaros -respondio Akinom con voz dulce. Su prometido sonrio satisfecho y Berthal asintio. Si eran tan tontos como para creerla, no era su problema. Hizo un gesto a Kârmne y ambas se retiraron a los aposentos de Akinom.
La palida luz de la luna se reflejaba en uno de los estanques, que Ark-los contemplaba ensimismado. Debia confesar sus sentimientos a Akinom y revelarle su verdadero origen, su engaño. Aquel principe extranjero no era quien decia ser y ella debia saberlo.
- Vaya... ¿aun por aqui?
El consejero vio a Hahsuc, que le dedicaba un gesto petulante.
- Siempre soy bienvenido en este lugar.
- Demasiado, diria yo...
- No entiendo...
- Quiero que te alejes de Akinom. Es mia.
- Nunca sera tuya, tiene demasiado sentido comun -afirmo Ark-los adoptando su mismo tono de voz arrogante.
- Ella e Imlan seran mios y hare con ellos lo que me plazca.
- Bien... pero hasta que ella no ordene lo contrario seguire viniendo por aqui y nadie podra impedirmelo.
- ¿Estas seguro?
- ¿Es una amenaza?
Hahsuc miro alrededor para cerciorarse de que estaban solos.
- Si.
- Bien.
- Bien.
Ambos se contemplaron sin saber que mas decir. Ark-los no pensaba revelarle que conocia su secreto, actuaria para que el mismo lo confesara, y Hahsuc sabia que la sacerdotisa tenia el don de saber todo lo que ocurria en palacio, por lo que no queria hablar de mas. El consejero se retiro mientras el principe reflexionaba y este se encontro de pronto solo en el estanque.
El agua dejo de proyectar imagenes y Akinom contemplo a su sacerdotisa, que sonreia ampliamente.
- Veo que... estas de mejor humor -comento rompiendo el silencio.
- Se me ha ocurrido una forma de romper con tu prometido...
- ¿Cual?
- Y con ese Berthal... queshu shtupdo conh ugnh...
Akinom sonrio, cuando Kârmne murmuraba para si nunca ocurria nada bueno para aquellos contra los que conspiraba.
- Mi señora, vuestro prometido os aguarda, quiere hablar con vos -dijo una de sus sirvientas, que aparecio en el lugar.
- Esta bien, vamos... -se resigno Akinom. Kârmne la acompaño a pesar de que la sirvienta insistio en que Hahsuc queria ver a la futura reina a solas, pero algo en la oscura mirada de la sacerdotisa la hizo callar. Cuando estaban llegando a los aposentos, un criado le tendio una tablilla y sin mas desaparecio, no sin antes echarle una mirada lasciva. ¿Como se atrevia a mirarla asi? el si que acabaria yendose por la puerta trasera... Akinom descubrio la tela que la ocultaba y leyo para si:
"Querida Akinom:
Tu casamiento con tu Prometido esta proximo y deseo enviarte un Regalo. Es un Obsequio Maravilloso para una joven de tu hermosura y Elegancia. Conservalo como un Tesoro y no dejes que su belleza Inusual pase Desapercibida. El Orgullo y la Bondad se reflejan en la piedra, Admirala desde todos sus angulos. La Sabiduria es Tuya, la Amabilidad un Requisito, Descubre lo que se Oculta en su interior y tendras la clave para amar a ese gran hombre.
Fe-âh-do."
¿Que ha querido decir? se pregunto la joven, que no veia ningun obsequio. Ademas le extraño que su tia hubiera resaltado algunas palabras. Prometido, regalo, obsequio maravilloso, elegancia, tesoro inusual desapercibida... ¿tuya amabilidad requisito? ¿queria mandarle algun tipo de mensaje cifrado para recomendarle amar a su prometido? no entendia nada, de modo que le dio la tablilla a Kârmne, que la oculto en uno de los pliegues de su tunica.
Su prometido sonreia cuando entraron en sus aposentos, pero la mirada de Akinom pronto dio con Berthal, que estaba sentado en una esquina con rostro ofendido. En cuanto el joven vio a la sacerdotisa comenzo a protestar, pero Hahsuc le hizo guardar silencio.
- Mi hermano me ha contado que vuestra sacerdotisa es algo... brusca en su trato. No tolerare semejante comportamiento en mi palacio.
- ¿En tu que, perdona? -pregunto Akinom sin creer lo que acababa de escuchar.
- Mi palacio. Cuando seas mi esposa todo esto me pertenecera, al igual que mis posesiones seran tuyas. Yo gobernare y tu podras dedicarte a disfrutar de nuestra riqueza.
- Disculpa... pretendo gobernar mi propio reino. Soy la futura reina de este sitio. Jamas lo dejaria en tus manos.
- ¿Y yo tendre que vivir aquiii? ¡no quiero, con esa no!
Kârmne miro a aquel estupido que la señalaba. Como se le ocurriera volver a...
- Buscaras una buena mujer para mi hermano y una nueva sacerdotisa, salvo que la tuya este dispuesta a cambiar su actitud. No quiero estorbos.
- De acuerdo, querido. Hablare seriamente con ella, no volvera a molestaros -respondio Akinom con voz dulce. Su prometido sonrio satisfecho y Berthal asintio. Si eran tan tontos como para creerla, no era su problema. Hizo un gesto a Kârmne y ambas se retiraron a los aposentos de Akinom.
La palida luz de la luna se reflejaba en uno de los estanques, que Ark-los contemplaba ensimismado. Debia confesar sus sentimientos a Akinom y revelarle su verdadero origen, su engaño. Aquel principe extranjero no era quien decia ser y ella debia saberlo.
- Vaya... ¿aun por aqui?
El consejero vio a Hahsuc, que le dedicaba un gesto petulante.
- Siempre soy bienvenido en este lugar.
- Demasiado, diria yo...
- No entiendo...
- Quiero que te alejes de Akinom. Es mia.
- Nunca sera tuya, tiene demasiado sentido comun -afirmo Ark-los adoptando su mismo tono de voz arrogante.
- Ella e Imlan seran mios y hare con ellos lo que me plazca.
- Bien... pero hasta que ella no ordene lo contrario seguire viniendo por aqui y nadie podra impedirmelo.
- ¿Estas seguro?
- ¿Es una amenaza?
Hahsuc miro alrededor para cerciorarse de que estaban solos.
- Si.
- Bien.
- Bien.
Ambos se contemplaron sin saber que mas decir. Ark-los no pensaba revelarle que conocia su secreto, actuaria para que el mismo lo confesara, y Hahsuc sabia que la sacerdotisa tenia el don de saber todo lo que ocurria en palacio, por lo que no queria hablar de mas. El consejero se retiro mientras el principe reflexionaba y este se encontro de pronto solo en el estanque.
El agua dejo de proyectar imagenes y Akinom contemplo a su sacerdotisa, que sonreia ampliamente.
- Veo que... estas de mejor humor -comento rompiendo el silencio.
- Se me ha ocurrido una forma de romper con tu prometido...
- ¿Cual?
- Y con ese Berthal... queshu shtupdo conh ugnh...
Akinom sonrio, cuando Kârmne murmuraba para si nunca ocurria nada bueno para aquellos contra los que conspiraba.
Dedicado a Monica, ¡feliz cumpleaños bolli!