La intensa negrura de los muros de su castillo brillaba de
forma sobrenatural en la profunda oscuridad de la noche. Una corriente de aire
surcó las ramas de los árboles y penetró por una de las vidrieras rotas,
moviéndose a través de las estancias cubiertas de niebla nacarada hasta llegar
a la sala del trono, donde hizo oscilar la melena azabache de una joven de
penetrantes ojos verdes que alzó la vista del pergamino que leía.
- Te esperaba.
La corriente de aire se volvió azulada y comenzó a girar sobre si misma hasta convertirse en una figura sepulcral que sonrió de manera siniestra a la reina gótica. Sus ropajes, al igual que sus manos y su cabellera, se desdibujaban en neblina; emitía una débil luz que no pertenecía al mundo mortal y sus movimientos eran lentos y pausados, como si se perdieran en el tiempo.
- ¿Realmente aún no has comenzado tu misión? -preguntó con
voz etérea.
- Que ya no pertenezcas al mundo de los vivos no te exime de ser respetuosa
con tu reina.La figura femenina cambió su rostro totalmente. Con una reverencia, se inclinó.
- Lady Blue.
- ¿Lady Blue..?
- Lady Blue Kanoo -completó la mujer.
- ¿Qué deseas? -dijo la reina.
- Saber por qué el velo continúa rasgado y los muertos regresan a la tierra de los vivos.
- Saber por qué el velo continúa rasgado y los muertos regresan a la tierra de los vivos.
- Trato de descubrirlo a través de este pergamino -señaló
la joven.
- ¿No sería mejor consultar el Libro de las Sombras?
- La Wicca no tiene nada que ver.
Lady Blue la miró con firmeza y el espíritu guardó silencio. Los secretos de su religión nunca debían ser confesados a los no iniciados, y su linaje no era lo bastante puro como para sentir la magia que rodeaba la naturaleza de aquel mundo.
- De todos modos no entiendo cómo puede gustarte que tu castillo esté lleno de ánimas que no pertenecen a este lugar...
- Todos pertenecieron a este mundo y ahora regresan en
forma de niebla a recorrer los caminos que anduvieron en vida. La existencia es
una mera conjetura, no sabemos qué hubo antes y tememos lo que haya después...
-reflexionó Lady Blue.
- Sêdnä...
- ¡¡NO!!
Lady Blue movió las manos con rapidez y provocó un rayo de energía eléctrica que rodeó al espíritu.
- Jamás... pronuncies... mi nombre...
- ¡Lo siento, mi señora!
- Jamás... pronuncies... mi... nombre... -continuó la
joven, con los ojos totalmente negros. Sus poderes psíquicos eran muy potentes.
La energía aumentó en intensidad, y de repente, se extinguió. Lady Blue miró al espíritu, que le devolvió una mirada desafiante.
La energía aumentó en intensidad, y de repente, se extinguió. Lady Blue miró al espíritu, que le devolvió una mirada desafiante.
- ¿Qué ocurre?
- Nada, mi señora... Los misterios del más allá, al igual
que los secretos de la Wicca, no deben ser revelados... y es por eso que el
velo...
- Si, conozco el oráculo.
- Deberíais prestarle auténtica veracidad. La conexión
entre ambos mundos... revela una profunda... océano... de los albores... de la
existencia...
El espíritu se desvaneció tras sus palabras en una suave iridiscencia. Lady Blue sonrió para sus adentros y abandonó su trono. Si, su castillo estaba lleno de ánimas... lleno de antiguos autores, viejos reyes, sirvientas anónimas y bardos medievales, druídas, alquimistas, sacerdotisas y artistas olvidados. Todos habían sido convocados tras murmurar extrañas letanías, y todos habían acudido prestos a su aquelarre. Nadie les había obligado, lo hacían por propia voluntad. El velo no podía permanecer rasgado, pero la tentación de hablar con figuras históricas de gran relevancia para el desarrollo de la humanidad era más fuerte que ella... Quería oír sus historias de sus propias voces, y entonces la niebla nacarada volvería a su reino inmortal cuando el velo se sellara. No dejaría que vagaran a oscuras durante toda la eternidad, lo juraría ante cualquier poder supremo y cumpliría su promesa.
- Äenylan nÿrobehian, äenylen nüryveial.
La figura de una joven esbelta, de larga cabellera castaña y ojos oscuros emergió entre la bruma. Al igual que con el anterior espíritu, su silueta se difuminaba en la niebla.
- Ödyhn -se inclinó con una reverencia la reina.
- Lady Kanoo -respondió a su vez el espíritu. Su voz hacía un ligero eco.
- Por favor, sacerdotisa, os imploro que me contéis los secretos de la Atlántida -pidió Lady Blue.
La joven sonrió y dirigió su mirada al más allá, recordando su anterior vida.
- ¿Qué deseais saber?
- Habladme de vuestras creencias.
- La población de la Atlántida reverenciaba a dos deidades -comenzó la sacerdotisa- Ammu, diosa de la Luna, y Sa'at, su hijo. Nuestra religión se basa en la paz y el entendimiento. Ammu era la madre amorosa del pueblo y nos proveía de todas nuestras necesidades. Su hijo era su consorte. Cuenta la leyenda que cuando ya era un jovencito, Sa'at salió solo a cazar sin decir a su madre a dónde iba. Entonces se cruzó con un monstruo marino, una gran criatura de fuerza ilimitada. Sa'at pensaba que podría domar a aquella bestia, pero pronto se vio atrapado entre sus poderosos tentáculos. Ammu, que había ido en busca de su hijo, venció a la criatura, devolviéndola a su guarida en las profundidades del océano cósmico y así evitando que el joven perdiera la vida. Sa'at cambió desde entonces y se volvió inestable, inquieto, y a veces propenso a realizar actos de una violencia sin sentido. Estaba dispuesto a destruir mundos enteros sin razón. Con el fin de contenerle y calmar su destructiva energía, Ammu le nombró su consorte y le permitió ayudarla en el gobierno del universo. Su responsabilidad era viajar al sol todos los días. A pesar de los esfuerzos de su madre, Sa'at se desmoralizó poco a poco y amenazó con causar más destrucción. Así, Ammu le envió lejos para luchar con un toro, una bestia que ella sabía que podría vencer, consiguiendo de esta forma mantener a su hijo y consorte bajo control.
Lady Blue la contemplaba fascinada. Nunca había soñado con el privilegio de poder escuchar las historias del mundo a través de sus habitantes pasados.
- Contadme mas, os lo suplico.
- Las sacerdotisas vivíamos en la Atlántida, pero también en numerosas comunidades secretas alrededor del mundo. Celebrábamos los Festivales Lunares dos veces al año, en conmemoración a la generosidad divina y la sabiduría de nuestra amada diosa, así como los sacerdotes de Sa'at celebraban el Festival del Sol, de gran exuberancia, dónde los jóvenes de la isla tomaban parte en competiciones que les daban la oportunidad de mostrar su fuerza y agilidad, además de deslumbrar y divertir a las jóvenes de la isla.
Su mirada se perdió en la lejanía, y Lady Blue adivinó que sus recuerdos demostraban añoranza de su anterior vida.
- ¿Qué podéis contarme de vuestra historia?
La sacerdotisa la miró con seriedad.
- Las recientes generaciones de la isla no recordamos por qué o cuándo nuestros antepasados se asentaron en la Atlántida -dijo. No conocemos nuestra historia. ¿Desde cuándo existimos? ¿Cómo llegamos a ser lo que fuimos? Éramos muy conscientes de nuestras diferencias con el resto de pueblos, que en nuestra época luchaban por emerger de aquello que vosotros denomináis prehistoria. Nosotros teníamos la sensación de haber estado siempre allí, con nuestras leyes, costumbres y tradiciones. Siento no poder revelaros más acerca de esto -se disculpó.
- No os preocupéis, vuestra historia me cautiva. Parece que vivíais en un lugar de paz y armonía, donde la rivalidad y los secretos no parecían intrigar ni prosperar. ¿Me equivoco?
- Es cierto, mi señora. Eran buenos tiempos.
Lady Blue guardó silencio mientras el espíritu de aquella joven sonreía dulcemente. Era muy afortunada por poder conocer su mundo, oculto durante siglos a la humanidad.
- Lleváis un hermoso cristal en vuestro cuello, ¿qué es? -preguntó la reina con curiosidad. La joven lo acarició con ternura.
- Es nuestro secreto, el más grandioso. Os lo revelaré si me juráis no desvelárselo a nadie más.
Dedicado a Sedna, ¡feliz cumpleaños guapa!
2 comentarios:
Es muy importante hacer constar que lo escrito sobre la Atlántida está sacado del videojuego de Cryo "Atlantis, The Lost Tales" luego no me acusar de plagio...
Eva, la historia me ha maravillado totalmente. Me encanta, lo juro. Y es perfecta tal cual es. Muchísimas gracias por escribírmela, no te imaginas la ilusión que me ha hecho ^^
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