28 julio 2014

The Path of Wind













Epílogo


Nunca habría imaginado nada igual, ni en los mil años de historia que tenía su castillo. Estaba viendo su propia alma, la personificación de todo aquello que le hacía ser como era, y sin embargo, la notaba tan distante... tan cercana... tan... desconocida. La joven lo miraba como si lo supiera todo, eso le hizo sonreír. Quizá era tan soberbia como el mismo... El caos de la tormenta se apoderó de él por un instante y empezó a verlo todo claro. 

- Tu provocas mis visiones -aseveró Fônsö.
- Si.
- El cáliz nos permite viajar entre los mundos.
- Si. 
- Y el meteorito... 

Lady Whers le miró significativamente y sonrió mientras la lluvia transformaba el paisaje con su neblina. Fônsö se puso muy serio.

- No puedes hacerlo... -dijo el joven con cierto tono de amenaza.
- ¿Vas a evitarlo? -preguntó ella con sutil desafío.
- Si. ¿Lo dudas?
- En realidad te conozco muy bien... pero eso ya lo sabes -murmuró ella mientras dominaba la tempestad.

No entendía nada... ¿Cómo se atrevía a hablarle así? ¡Era el! ¡El nunca se hablaría así! O si... Oh, era imposible...

- El tiempo apremia, debes elegir -susurró el espíritu del bosque.
- No quiero, aún tengo... es decir, quiero, pero... -titubeó él, pensativo.
- No seas misterioso. Sabes lo que quieres. ¿Tienes valor para conseguirlo?

En serio, no podía agraviarlo de ese modo. Tenía un alma muy impertinente, a decir verdad. 

- Claro que sí. Me conoces.
- Y tu a mi.

Fônsö miró a su alrededor entre la tormenta. Los rayos se sucedían con rapidez y los truenos casi silenciaban sus voces, aunque no se había dado cuenta hasta entonces. De pronto, como si llevara esperándolo desde que descubriera la verdad, vio aparecer en la linde del bosque el espejo en el que se había mirado hacía ya algunos años y había visto su alma. Lady Whers hizo un gesto y ambos se encaminaron hacia el. Cuando lo alcanzaron, el guerrero pudo ver aquel místico y antiguo mundo que tanto anhelo tenía por conocer. Cogiendo aire, se quitó el amuleto en forma de cáliz, se lo colgó a la joven del cuello y atravesó el cristal mientras su alma quedaba atrás...


Un meteorito cruzó el firmamento cuajado de estrellas. Su brillante luz relució en la oscuridad y sus restos dejaron una impresionante lluvia de meteoros que pasó desapercibida para todos, excepto para una joven que contemplaba la escena pensativa. Era la señal que había estado esperando. Con fuerza, asió las riendas de su caballo, partió a galope alejándose del acantilado en el que había estado observando la escena y se dirigió a la espesura del bosque. 


Fin.



Dedicado a Alfonso, ¡feliz cumpleaños majo!

27 julio 2014

Moon roses

La fría pared de piedra tras la que se habían ocultado era lo único que les separaba de Snape. Wherynn y Ädri trataban de contener la respiración, no podían delatarse. 

- ¿Cómo es que la ha descubierto? -preguntó Wherynn refiriéndose a la salamandra en un susurro tan imperceptible que Ädri no lo oyó. 
- Nos va a pillar, nos va a pillar... -murmuró él, nervioso.
- ¡Plan B, plan B!

Wherynn buscó en su túnica y sacó dos botellitas de cristal. Le hizo un gesto a Ädri para que se la bebiera y éste se la tomó sin pensar a la vez que ella. Justo antes de que Snape abriera el hueco en la pared, Wherynn había transformado los colores de sus túnicas a verde y plata. 

- ¿Qué hacen ustedes aquí? -se sorprendió el profesor.
- Hemos... visto a unos Gryffindor deambulando por aquí. Queríamos espiarlos sin que nos vieran -respondió Wherynn.
- Entiendo... ¿saben algo de ésto? -continuó el profesor sujetando a la salamandra por la cola.
- Ni idea... -dijo Ädri.
- No...
- Está bien. Vuelvan a la sala común, yo me encargo. ¿Han visto por dónde se han ido?

Ädri señaló el pasillo que conducía a la entrada del castillo y Snape se dirigió rápidamente hacia allí. 

- Por los pelos... -suspiró Wherynn.
- ¿Llevabas poción multijugos? ¿por qué? ¡y con pelos de Slytherin! -se maravilló Ädri. 
- Pensé que las proyecciones podían fallar, como de hecho ha pasado, así que quise ser precavida...
- Menos mal... pero una cosa... ¿no podías ser tú la chica y yo el chico?

Su amiga rió con ganas. Con las prisas le había dado una botellita al azar y había resultado ser la que tenía el cabello de una chica, mientras que ella se había tomado la del chico.

- No importa... ya que estamos con estas pintas nos podíamos dar un paseo por la sala común de Slytherin...

Los ojos de Ädri brillaron. Siempre había querido entrar en aquella sala.

- ¿Pero cómo?

Wherynn apuntó a un Sly que había aparecido por uno de los pasillos y se alejaba lentamente.

- Solo sigámoslo...
- Vale...
- Oye, ¿no podrías andar más como una chica? -preguntó Wherynn ante los andares marimacho de su amigo.
- En cambio tu no tienes ningún problema... -puntualizó él. 
- ¡Eh..! ¿gracias?
- Jajajaja.

Ambos siguieron al Slytherin hasta que desapareció tras uno de los muros de la mazmorra.  

- ¿Has oído la contraseña? -dijo Wherynn mientras tocaba la pared.
- Pues no...
- ¿Y ahora? 
- Probemos... "¡sangre sucia!"

El muro no se movió.

- "¡Maleficio!" "¡Cruciatus!" "¡Avada Kedabra!".
- Creo que estás cayendo en tópicos... -observó Wherynn.
- ¿Y tu que propones? ¿"Flores y arco iris"?
- No, preguntarle a ese...

Otro chico apareció tras ellos con una gran sonrisa en la cara.

- ¿Sabéis qué? Snape anda buscando a unos Gryffindor que merodeaban por las mazmorras... ¡seguro que les baja un montón de puntos!
- Si, nosotros los vimos, lástima que no los cogiéramos a tiempo... -comentó Ädri para encajar.
- Ya... Maldición imperdonable.

El muro se movió y Ädri hizo un gesto triunfal hacia su amiga, que disimuló la risa. Los tres entraron en el pasaje que conducía a la sala común. Cuando llegaron vieron una amplia sala iluminada en tonos verdosos con sillones de cuero negros y sillas y mesas de madera tallada cubiertas de elaborados manteles.

- ¡Ooh, qué muebles más bonitos! -admiró Wherynn- Nunca me canso de verlos... -añadió cuando vio que el Sly la miraba raro. Ädri le hizo un gesto que pretendía ser coqueto y el otro sonrió. Cuando se fue, Ädri reprendió a su amiga.
- ¡Recuerda que eres un tío!
- ¿Qué pasa, no hay tíos con buen gusto para los muebles? -rió ella. Anda, demos una vuelta antes de que se pasen los efectos...

Aquella sala les dejó completamente fascinados. Era muy interesante, y tuvieron fuertes tentaciones de llevarse algún recuerdo, pero era mejor no tocar nada, así no podrían demostrar que habían estado en aquel lugar prohibido para ellos.

- ¡Ha sido genial! ¡quiero volver! -exclamó Ädri, entusiasmado.
- Se me ocurre algo mejor... ¿qué te parecería visitar el resto de salas comunes del castillo? -propuso Wherynn.



Dedicado a Adrián, ¡feliz cumpleaños champion!

26 julio 2014

Hocus Pocus

Recapitulando: Había encontrado a una genio en una botella que estaba en su ático. La joven les había contado que había nacido hacía trescientos años y que servía a brujas y magos, pero no a demonios. Se había escapado, les había concedido cuatros deseos (en vista de su generosidad), la habían liberado, la chica había perdido la memoria sobre su pasado como genio al ser liberada y les había contado su historia. 

- Sus padres tenían una gran fortuna y le habían preparado un matrimonio de conveniencia, pero ella no amaba a ese hombre... decía que no sabía nada sobre la magia... el sueño... el cristal azul que los unía... la profecía... las pociones de combate... 
- ¡Suerte que nosotras custodiamos las pociones! Y Sÿrmû es muy siniestro, no lo olvides...

Mâry interrumpió sus pensamientos al oír a Nälya. Estaba pensando en voz alta para ver si eso le daba alguna pista sobre lo que debían hacer con Yrguv... ¿Era buena o mala?

- Lo que está claro es que Shÿla está bajo su control -afirmó Mâry.
- ¿Eso está claro? espera... ¿bajo el control de quién?

Mâry se quedó callada. Ciertamente, ¿cómo había llegado a esa conclusión? estaba demasiado cansada para pensar con claridad.

- No se, creo que lo he dicho por decir... esta noche deberíamos hacer guardia, tal vez la luz blanca vuelva con más información...
- Ya se la ha jugado bastante al aparecer antes. No creo que pueda decirnos nada más.
- Entonces lo mejor será irnos a dormir, ya resolveremos esto mañana.
- Espero que no sea demasiado tarde... -suspiró Nälya.

La habitación de Shÿla e Yrguv estaba inusualmente oscura. La genio contemplaba por la ventana, silenciosa, mientras Shÿla la miraba a ella con la mirada perdida. 

- Querida Yrguv... es un placer volver a verte.

La joven se giró y vio ante sí a su prometido, cuya silueta se desdibujaba entre llamas azabache.

- Querido... he hecho todo lo que me ordenaste. Esta bruja está bajo mi control y pronto lo estarán las otras dos.
- Perfecto. Nadie podrá impedirnos hacernos con sus poderes. Cuando poseamos los de todas las generaciones de brujas a lo largo de la historia seremos invencibles...

Yrguv sonrió de forma macabra.

- Y después... acabaremos con ellas.


El día siguiente amaneció nublado. Mâry no sabía cómo enfrentarse a Yrguv y descubrir qué era lo que tramaba y si realmente era ella la que estaba detrás de todo. Tal vez incluso su prometido no era quien creían... ¡Menudo lío!

- ¿Sigues pensando en ello? deberías relajarte, cuando nos ataquen las neutralizamos y luego hacemos averiguaciones... -trató de calmarla Nälya.
- Estoy muy confusa... temo que haya intentado manipular mi mente también...
- ¿Pero cómo? si llevas el colgante anti-maldiciones...
- Si... bueno, bajemos a desayunar.

El desayuno transcurrió con total normalidad y las chicas planearon cuáles serían sus siguientes pasos.

- Tenemos las semillas... ahora solo nos falta encontrar a su prometido y darle una buena... -comentó Shÿla. Yrguv la miró detenidamente y la mirada de ésta volvió a perderse momentáneamente. Yrguv sonrió y las otras dos fingieron estar distraídas y no verlo.
- Me parece bien, es hora de librar a Sÿrmû de las sombras...
lya... ¿me acompañas al baño? -pidió Shÿla- hay un par de hombres que nos están mirando demasiado... 
- ¿Quieres ir a conocerlos? -se sorprendió Mâry. 
- ¡Claro que no..! pero me parece que podrían tener información... siento la oscuridad de sus corazones.
- Muchos corazones aquí parecen oscuros... -respondió Mâry mirando a Yrguv. Ésta afirmó con la cabeza.
- Esta oscuridad es especial... Nälya, ven conmigo. 

Yrguv sonrió malignamente.


Una vez en el baño, Shÿla cogió a Nälya y se aseguró de que nadie podía oírlas. La otra estaba nerviosa, no sabía lo que podía hacer Shÿla estando hechizada.

- Yrguv está bajo un conjuro -dijo Shÿla con apuro. 
- Ehmhm...
- Si, me hechizó a mi también, pero su conjuro tenía un fallo y me he librado de él. Llevo fingiendo estar bajo su control desde hace unas horas.
- Aah...
- ¡Espabila! ahora se supone que yo te voy a hechizar a ti, así que finge estar bajo el control de Yrguv.
- Esto es un lío... ¿pero cómo se que tu estás bien y no me estás engañando?
- No lo sabes, pero tendrás que confiar en mi.

La verdad es que notaba a su amiga mucho más dueña de si misma que ayer. Tal vez era cierto y se había librado de la magia...

- ¿Qué quiere hacer Yrguv? ¿cuáles son sus planes? -preguntó Nälya.
- Su prometido quiere robarnos los poderes...
- Un clásico...
 - ... para completar un antiguo encantamiento que les hará invencibles...
- Otro clásico...
- Ahora se buena y finge que estás bajo su control. Cuando podamos pondremos a Mâry al día.
- Está bien... 
- Ya sabes, mirada perdida y "si mi ama, estoy a sus órdenes".
- ¿Por qué los hechizados son siempre tan amables? -siseó Nälya mientras salían del baño.
- ¡Yo qué se! ¡vamos!



Dedicado a María, ¡feliz cumpleaños neni!

19 julio 2014

Mysteria

De tres cosas estaba completamente segura. Primera, aquel brillo en los ojos de Sÿl no era normal. Segunda, había una parte de ella (y no sabía cuan dominante podía ser esa parte) que conservaba su sentido del humor y había convertido mis zapatillas en dos simpáticos gatitos. Y tercera, estaba incondicionalmente e irrevocablemente enamorada de mi nueva túnica de gala... ¡pero eso no venía a cuento!

- Maldiciones... maldición piernas de gelatina... Locomotor mortis... maldiciones imperdonables... no, esto no es... -murmuró para sí Wherynn mientras pasaba las páginas.
- ¡Hola! -la saludó un joven tocándole suave y cariñosamente la cabeza.
- ¡Eh!


La joven salió de su ensimismamiento e instintivamente escondió el libro que estaba ojeando.

- ¿Qué haces? -preguntó él, curioso.
- Entre otras cosas contenerme para no asesinar a ese tío... -susurró señalando hacia un chico que trabajaba en su misma mesa con otros compañeros y no cesaba de repetir "tio", "pavo", "esto es pila chungo" y expresiones por el estilo. Estúpido "Tronco-tío"... -suspiró. 
- Jajaja, vaya... ¿y ese libro que escondes?
- Muy perspicaz... -respondió poniéndolo sobre la mesa- nada, estaba mirando unas maldiciones...
- Bien... bueno... voy a trabajar un rato, ¡nos vemos!
- Si, claro... -en cuanto el chico se dio la vuelta se puso disimuladamente a agitar la mano como si tuviera una varita y repetir articulando solo con los labios "crucio" hacia su compañero de mesa. Después empezó a reírse sola y cuando sintió que había hecho suficientemente el ridículo volvió a su libro. 


La sala común estaba muy alborotada aquella tarde. Sÿl y Thäis trataban de concentrarse en sus deberes de transformaciones pero les resultaba imposible.

- ¡Los deberes de transformaciones son lo peor! ¿Por qué mi sapo tiene pelo? -se quejaba Thäis mientras intentaba transformar una pluma en un sapo.
- Cuando las ranas críen pelo... ¡ahora van a pasar muchas cosas! -rió Sÿl.
- Cállate... ¡se supone que yo soy la buena en esto!
- Mira.

Sÿl ejecutó un perfecto movimiento de varita pero pronunció mal las palabras y su pluma se transformó en una extraña criatura a medio camino entre una rana y una especie de lagartija.

- ¿Qué es eso? -se burló Thäis.
- Una... eeeh... rana... ¡ránula! una rana-pluma que escribe con la cola, ¿ves? por la forma la puedo mojar en tinta...
- Deja de hacer cosas raras... ¿dónde está Wherynn?

El brillo verde volvió a cruzar los ojos de Sÿl como una estrella fugaz pero Thäis no se percató.

- No sé, en la biblioteca, en el Gran Comedor...
- En los pasillos, en los terrenos...
- ¿En las mazmorras?
- Ni idea... si quieres vamos a buscarla.
- No, da igual... quédate aquí, iré a por ella.


¡Ajá! ¡ahora todo tenía sentido! les daría patadas en la cara a los Sly hasta que...

- Te lo juro, como me vuelva a ofrecer "salchichón" yo... -oyó a una chica mientras se alejaba de la biblioteca. Wherynn buscó con la mirada y vio al Slytherin causante de tal comentario... Sin comentarios. 

Los pasillos comenzaban a estar demasiado oscuros y las antorchas no iluminaban todo lo que le gustaría. La joven conjuró un lumos y se sintió reconfortada. Las sombras de las estatuas ya no parecían tan amenazantes.

- Podría entrar en la Sala Común de Slytherin y obligarles a revertir el hechizo... podría envenenar su pizza (en honor a Sÿl) y reírme un rato... o tal vez buscar la manera de que les expulsaran a todos, o de arrancarles la idiotez de la mente y que nos dejaran tranquilas... - ¡Alohomora! -dijo interrumpiendo sus pensamientos. Entró por una puerta que creía era un atajo hacia las escaleras del séptimo piso pero se encontró con que la arquitectura había variado ligeramente, como era habitual en el castillo, y curiosamente se había desorientado.

Miró hacia ambos lados. Miró hacia arriba, hacia abajo. ¿Dónde estaba? No encontraba ningún detalle que le hiciera saber en que ubicación del castillo se encontraba.

- A ver... vengo de allí... ah, vale, perfecto, la puerta ya no está. ¿Me habré colado en la Sala de los Menesteres? no puedo ir tan distraída...
- ¿Por qué hablas sola?
- ¡Sÿl!

Wherynn suspiró aliviada hasta que vio como su amiga alzaba la varita.

- ¿Qué..?
- ¡Cruc..!
- ¡Expelliarmus!

Sÿl salió disparada hacia atrás pero la varita no salió despedida de sus manos. 

- ¿Cómo..?
- ¡Sectumsemp..!
- ¡Protego horribilis! -Wherynn fue más rápida y detuvo el hechizo- ¡No se anda en tonterías! -pensó. ¿Pero de qué vas? -preguntó a su amiga, que parecía fuera de sí.
- ¡Slytherin dominará y todos caeréis! ¡Diffind..!
- ¡Salvio Hexia! ¡Pero qué bruta! sabes que soy más rápida que tu... -intentó razonar Wherynn- no me obligues a hacerte daño...
- ¿Tu a mi? ¿daño? los Gryffindor sois unos blandos...
- ¡Impedimenta! -Sÿl quedó paralizada- Incarcerous -Wherynn la sujetó con gruesas cuerdas. ¿Ves? a los malos os pierde la lengua... -le dijo acariciándole el pelo con suavidad. 

Los ojos de Sÿl se pusieron completamente verdes y escupió a su amiga. Ésta, tras una exclamación de dolor, se limpió la mano, que le ardía. Le había dejado una gran quemadura. 

- ¡Serás..! -conjuró una venda para taparle la boca mientras ella se retorcía furiosa. ¿Qué voy a hacer contigo?



Dedicado a Sylvia, ¡feliz cumpleaños guapísima!

Dark wings

La mañana transcurría plácidamente mientras Râsky y Crälos planeaban cómo entrar en el territorio de los humanos pasando desapercibidos. No podían adquirir maquillaje, y untarse de barro como les había sugerido la niña no les parecía una buena opción, de modo que decidieron recorrer las galerías subterráneas tal cual. Si aparecía alguien, improvisarían.

- Sois muy amables, hablaré bien de vosotros a mi tribu -sonrió la niña.
- ¡¡No puedes hablar de nosotros!! -se escandalizó Crälos, asustándola.
- Quizá no estaría mal... Creo que es tiempo de tender las manos a los humanos y convivir en armonía.
- ¿Tu de qué novela cursi has salido?
- ¿Cómo que novela cursi? -respondió su amiga dándole un golpe cariñoso. 
- Dicen que algunos humanos se juntan con vampiros...

Râsky y Crälos la miraron detenidamente. La niña se sonrojó y puso cara culpable.

- ¿Qué sabes tú de eso?
- Yo... no debería...
- Suéltalo, ahora no puedes echarte atrás -instó Crälos.
- Dicen que el calentamiento derrite... que pronto podremos salir afuera...
- ¿"Derrite"? bueno, calor hace...
- Creo que quiere decir "remite" -susurró Râsky a su compañero, que asintió al comprenderlo. Nosotros también hemos oído hablar de ello -le contó.
- ¿Qué sabes de la laguna Körm?

Râsky miró a su amigo alarmada.

- No se que es eso, aunque "Körm" me suena... -respondió la niña.
- ¿Tu... tu querrías vivir en paz con los vampiros? -preguntó Crälos.
- Si son como vosotros si, no parecéis tan malos como dicen... no parecéis malos en aboluto.
- En "absoluto". 
- Eso...
- ¿Harías de espía para nosotros?

La niña sonrió ampliamente, muy animada, pero Râsky no lo veía tan claro.

- Es muy pequeña...
- ¡Puedo hacerlo!
- ¡Nadie sospecharía de ella, es perfecto!
- No me gusta... 
- ¡Por favoor!

Los ojos suplicantes de la niña enternecieron a Râsky. Tal vez no era tan mala idea...

- Por ahora te llevaremos a casa... después planearemos cómo comunicarnos...
- ¡Si! ¡Nadie se enterará, os lo prometo!

Râsky sonrió. La pequeña era valiente.


Las galerías eran oscuras, aunque los restos de velas y antorchas dejaban claro que habían sido recorridas varias veces. Encendieron la antorcha que la niña portaba a su llegada y comenzaron el camino de vuelta.

- ¿A los vampiros no os puede dar el sol?
- No... nuestra piel es muy sensible, ¿Por qué lo dices? -preguntó Râsky.
- En estas galerías hay zonas luminosas, la luz del sol entra...
- ¿Cómo? -se indignó Crälos- ¡Eso es peligroso!
- No seas miedica... -le regañó Râsky.
- ¿Miedica? ¡Soy sensato! 

Mientras recorrían las galerías esquivando los haces de luz solar que se filtraban por las cavidades, Râsky no dejaba de pensar. Temía por la niña, no quería que le hicieran daño por considerarla aliada de los vampiros, pero era cierto que su ayuda sería inestimable en la lucha contra el clima y para forjar lazos con los humanos... Los niños tenían el corazón más puro y quizá serían capaces de hacerlos entrar en razón...

- ¡¡¡Aaaah!!!

El alarido de Râsky hizo que Crälos y la niña dieran un salto. 

- ¿¿Qué pasa?? ¿Estás bien? -preguntó su amigo.
- No... no ha sido nada -respondió Râsky, agitada. Se había quemado un brazo con el sol y ahora le ardía la piel.
- Estás muy distraída, ¿y si te llega a..?
- Está bien, tendré más cuidado.
- Si que sois sensibles... 
- ¡¡Chsss!!

Crälos les hizo un gesto para que guardaran silencio. Había oído algo.



Dedicado a Vero, ¡feliz cumpleaños churri!