19 julio 2014

Mysteria

De tres cosas estaba completamente segura. Primera, aquel brillo en los ojos de Sÿl no era normal. Segunda, había una parte de ella (y no sabía cuan dominante podía ser esa parte) que conservaba su sentido del humor y había convertido mis zapatillas en dos simpáticos gatitos. Y tercera, estaba incondicionalmente e irrevocablemente enamorada de mi nueva túnica de gala... ¡pero eso no venía a cuento!

- Maldiciones... maldición piernas de gelatina... Locomotor mortis... maldiciones imperdonables... no, esto no es... -murmuró para sí Wherynn mientras pasaba las páginas.
- ¡Hola! -la saludó un joven tocándole suave y cariñosamente la cabeza.
- ¡Eh!


La joven salió de su ensimismamiento e instintivamente escondió el libro que estaba ojeando.

- ¿Qué haces? -preguntó él, curioso.
- Entre otras cosas contenerme para no asesinar a ese tío... -susurró señalando hacia un chico que trabajaba en su misma mesa con otros compañeros y no cesaba de repetir "tio", "pavo", "esto es pila chungo" y expresiones por el estilo. Estúpido "Tronco-tío"... -suspiró. 
- Jajaja, vaya... ¿y ese libro que escondes?
- Muy perspicaz... -respondió poniéndolo sobre la mesa- nada, estaba mirando unas maldiciones...
- Bien... bueno... voy a trabajar un rato, ¡nos vemos!
- Si, claro... -en cuanto el chico se dio la vuelta se puso disimuladamente a agitar la mano como si tuviera una varita y repetir articulando solo con los labios "crucio" hacia su compañero de mesa. Después empezó a reírse sola y cuando sintió que había hecho suficientemente el ridículo volvió a su libro. 


La sala común estaba muy alborotada aquella tarde. Sÿl y Thäis trataban de concentrarse en sus deberes de transformaciones pero les resultaba imposible.

- ¡Los deberes de transformaciones son lo peor! ¿Por qué mi sapo tiene pelo? -se quejaba Thäis mientras intentaba transformar una pluma en un sapo.
- Cuando las ranas críen pelo... ¡ahora van a pasar muchas cosas! -rió Sÿl.
- Cállate... ¡se supone que yo soy la buena en esto!
- Mira.

Sÿl ejecutó un perfecto movimiento de varita pero pronunció mal las palabras y su pluma se transformó en una extraña criatura a medio camino entre una rana y una especie de lagartija.

- ¿Qué es eso? -se burló Thäis.
- Una... eeeh... rana... ¡ránula! una rana-pluma que escribe con la cola, ¿ves? por la forma la puedo mojar en tinta...
- Deja de hacer cosas raras... ¿dónde está Wherynn?

El brillo verde volvió a cruzar los ojos de Sÿl como una estrella fugaz pero Thäis no se percató.

- No sé, en la biblioteca, en el Gran Comedor...
- En los pasillos, en los terrenos...
- ¿En las mazmorras?
- Ni idea... si quieres vamos a buscarla.
- No, da igual... quédate aquí, iré a por ella.


¡Ajá! ¡ahora todo tenía sentido! les daría patadas en la cara a los Sly hasta que...

- Te lo juro, como me vuelva a ofrecer "salchichón" yo... -oyó a una chica mientras se alejaba de la biblioteca. Wherynn buscó con la mirada y vio al Slytherin causante de tal comentario... Sin comentarios. 

Los pasillos comenzaban a estar demasiado oscuros y las antorchas no iluminaban todo lo que le gustaría. La joven conjuró un lumos y se sintió reconfortada. Las sombras de las estatuas ya no parecían tan amenazantes.

- Podría entrar en la Sala Común de Slytherin y obligarles a revertir el hechizo... podría envenenar su pizza (en honor a Sÿl) y reírme un rato... o tal vez buscar la manera de que les expulsaran a todos, o de arrancarles la idiotez de la mente y que nos dejaran tranquilas... - ¡Alohomora! -dijo interrumpiendo sus pensamientos. Entró por una puerta que creía era un atajo hacia las escaleras del séptimo piso pero se encontró con que la arquitectura había variado ligeramente, como era habitual en el castillo, y curiosamente se había desorientado.

Miró hacia ambos lados. Miró hacia arriba, hacia abajo. ¿Dónde estaba? No encontraba ningún detalle que le hiciera saber en que ubicación del castillo se encontraba.

- A ver... vengo de allí... ah, vale, perfecto, la puerta ya no está. ¿Me habré colado en la Sala de los Menesteres? no puedo ir tan distraída...
- ¿Por qué hablas sola?
- ¡Sÿl!

Wherynn suspiró aliviada hasta que vio como su amiga alzaba la varita.

- ¿Qué..?
- ¡Cruc..!
- ¡Expelliarmus!

Sÿl salió disparada hacia atrás pero la varita no salió despedida de sus manos. 

- ¿Cómo..?
- ¡Sectumsemp..!
- ¡Protego horribilis! -Wherynn fue más rápida y detuvo el hechizo- ¡No se anda en tonterías! -pensó. ¿Pero de qué vas? -preguntó a su amiga, que parecía fuera de sí.
- ¡Slytherin dominará y todos caeréis! ¡Diffind..!
- ¡Salvio Hexia! ¡Pero qué bruta! sabes que soy más rápida que tu... -intentó razonar Wherynn- no me obligues a hacerte daño...
- ¿Tu a mi? ¿daño? los Gryffindor sois unos blandos...
- ¡Impedimenta! -Sÿl quedó paralizada- Incarcerous -Wherynn la sujetó con gruesas cuerdas. ¿Ves? a los malos os pierde la lengua... -le dijo acariciándole el pelo con suavidad. 

Los ojos de Sÿl se pusieron completamente verdes y escupió a su amiga. Ésta, tras una exclamación de dolor, se limpió la mano, que le ardía. Le había dejado una gran quemadura. 

- ¡Serás..! -conjuró una venda para taparle la boca mientras ella se retorcía furiosa. ¿Qué voy a hacer contigo?



Dedicado a Sylvia, ¡feliz cumpleaños guapísima!

2 comentarios:

Syl dijo...

Protego horribilis? Salvio Hexia? Dime que esos hechizos no aparecen en el libro o me deprimiré por mi malísima memoria!! jajaja. Tonerías a parte, muuuuuchas gracias!!!! Siempre en tu línea escribiendo de puta madre! :D. El año que ya no tenga tus historias no será igual mi cumpleaños. Te quiero!

Wherynn dijo...

Jajjaja, en realidad me documente por webs, no quería lanzar el típico hechizo, asi queda mas cool, XDD. Yo también te quiero!! :D