- ¿¿Êdimbürgh?? ¡Eso está lejísimos, allende los mares!
Märga miró fijamente a Polvo de Galleta. No sabía qué le sorprendía más, que estuviera dispuesto a hacer lo que fuera para recuperar su cuerpo pero ir a aquel sitio le pareciera lejísimos o que hubiera usado la expresión "allende los mares". En serio, la dejaban alucinada.
- Pero bueno, os teletransportaría...
- ¡Ah, vale! entonces bien.
Alucinada.
La risita pánfila de Pänsy la sacó de sus pensamientos. Tenía que actuar con rapidez, estaba harta de ser un hombre y Polvo de Galleta parecía inexplicablemente igual de incómodo que ella. Con firmeza, les obligó a formar un círculo.
- Oye una cosina... ¿si puedes teletransportarnos, por qué nos has hecho caminar estos días? -preguntó Chico-chica. El resto del grupo asintió mostrando acuerdo. Al parecer llevaban tiempo queriendo preguntárselo.
- Primero, porque no conocía la ubicación exacta del lugar al que nos dirigíamos. Segundo, caminar es bueno, ¡so vagos! Y tercero, ¿que es eso de "oye una cosina"? Me has recordado a un amigo -sonrió la meiga.
Poco tiempo después, el grupo se materializó en unas tierras cercanas a la costa de Êdimbürgh.
- ¿Dónde estamos? -preguntó El doble de chico-chica.
- En Êdimbürgh... ¿dónde si no?
- ¿Y qué hacemos aquí? -se interesó El novio de Princesa.
¿Le estaban tomando el pelo?
- Venimos a... en serio, ¿no os habéis enterado?
El grupo parecía extrañamente confuso.
- Soy Märga la meiga, he venido a recuperar mis poderes.
Polvo de Galleta miraba a todos por encima del hombro. ¡Ella no se daba aires! ¿Qué hacía?
- Pero...
- Silencio, Polvo. Debo encontrar el sendero de la verdad con mis artes mágicas.
La meiga no sabía qué decir. ¿Qué estaba ocurriendo? Una risita pánfila hizo eco en su mente.
- Pänsy...
- Te seguimos, Märga -dijo Princesa a Polvo de Galleta.
- ¡Yo soy Märga! -perdió la paciencia la meiga.
- ¡Mentiroso! ¡tu no eres nadie!
- ¿Cómo os atreveis? ¡estáis todos hechizados! -gritó ella.
- ¡No lo escucheis! ¡reducidlo!
Märga se vio rodeada y antes de que se lanzaran a por ella ejecutó un conjuro que le permitió desaparecer.
- ¿Adónde ha ido? -preguntó Km3.
- Ni idea... pero me ha robado la magia. Debemos encontrarle y obligarle a dármela.
La meiga apareció instantes más tarde a poca distancia de allí y se ocultó tras unas rocas. ¿Qué había pasado? Aparentemente Pänsy quería reírse a su costa embrujando a sus compañeros para que le dificultaran la tarea. ¿No tenia bastante con lo que le había pedido? Al parecer no, pero no importaba. Ella también sabía jugar, y aún conservaba sus poderes...
Poco tiempo después, el grupo se materializó en unas tierras cercanas a la costa de Êdimbürgh.
- ¿Dónde estamos? -preguntó El doble de chico-chica.
- En Êdimbürgh... ¿dónde si no?
- ¿Y qué hacemos aquí? -se interesó El novio de Princesa.
¿Le estaban tomando el pelo?
- Venimos a... en serio, ¿no os habéis enterado?
El grupo parecía extrañamente confuso.
- Soy Märga la meiga, he venido a recuperar mis poderes.
Polvo de Galleta miraba a todos por encima del hombro. ¡Ella no se daba aires! ¿Qué hacía?
- Pero...
- Silencio, Polvo. Debo encontrar el sendero de la verdad con mis artes mágicas.
La meiga no sabía qué decir. ¿Qué estaba ocurriendo? Una risita pánfila hizo eco en su mente.
- Pänsy...
- Te seguimos, Märga -dijo Princesa a Polvo de Galleta.
- ¡Yo soy Märga! -perdió la paciencia la meiga.
- ¡Mentiroso! ¡tu no eres nadie!
- ¿Cómo os atreveis? ¡estáis todos hechizados! -gritó ella.
- ¡No lo escucheis! ¡reducidlo!
Märga se vio rodeada y antes de que se lanzaran a por ella ejecutó un conjuro que le permitió desaparecer.
- ¿Adónde ha ido? -preguntó Km3.
- Ni idea... pero me ha robado la magia. Debemos encontrarle y obligarle a dármela.
La meiga apareció instantes más tarde a poca distancia de allí y se ocultó tras unas rocas. ¿Qué había pasado? Aparentemente Pänsy quería reírse a su costa embrujando a sus compañeros para que le dificultaran la tarea. ¿No tenia bastante con lo que le había pedido? Al parecer no, pero no importaba. Ella también sabía jugar, y aún conservaba sus poderes...
Dedicado a Marga, ¡feliz cumpleaños churri!
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