19 julio 2015

Blooded


Epílogo


Las Crónicas de la Era III. Tomo I

Las Guerras Vampíricas

"Año 4569 de la II Era. Los vampiros tenían el poder sobre los seres humanos que habitaban en su lecho natal bajo tierra. Una raza aventajada, la vampírica. Inmortales, nocturnos, cazadores de bestias salvajes..."

El resto de la página estaba arrancada.

"do el rey de los humanos rebeldes ejerció su dominio bajo tierra, en la llamada Comunidad de Gea. Los diferentes clanes se agruparon cuando el sol dejó de ser el enemigo para reconquistar el mundo que habían perdido hacía ya tantos siglos. Nunca una guerra había sido tan cruenta. La sangre brotaba..."

El resto de la página estaba emborronada con sangre y barro.

- La verdad es que no quiero seguir leyendo... ¡Nos deja a caer de un guindo!
- No... esta es la versión de...
- No digas su nombre.

Râsky miró a su amigo, que se había apartado entre las ruinas y fingía observar el cielo despejado en busca de estrellas. ¿Tanto cariño le había cogido a aquella niña?

"julio 4569. La Comunidad de Gea inició la... "contruraba"... en el... "mota"..."

- ¿Qué dices? -preguntó Crälos.
- No entiendo la letra, mejor dejo esta hoja... bueno, el resto del... del...

Su amigo se acercó y miró por encima de su hombro. Si hubiera sido posible, la piel se le habría helado. Aquella caligrafía...

- Es ella... -susurró Râsky.

"Año 4570 (de la II Era). La raza vampírica era una más entre las maravillas de la naturaleza, de esa naturaleza diseñada para sobrevivir. La evolución, los prejuicios, el cambio en un ambiente enemigo de lo conocido les había hecho fuertes. No éramos sus únicos antagonistas, pero sí los únicos que les temían sin razón. Nunca se les había dado la oportunidad de escribir su historia. ¿Cuál era su origen? ¿cuál era su..?"

La tinta borraba parte de lo escrito.

"Me confieso en esta crónica. Tuve el placer de conocer a dos vampiros cuando era una niña. No puedo revelar sus nombres, pero sí que ambos eran dos de los seres más amables y considerados con los que haya podido tratar. No quisieron atacarme. No lo hicieron. Estaba extraviada, dije a mi clan cuando regresé, pero lo cierto era que quería comprobar por mi misma si las aterradoras historias de vampiros que se contaban en la comunidad eran ciertas. Y nada más lejos de la realidad..."

- ¡Qué encanto! -suspiró Crälos.
- Y eso que tu fuiste muy malo con ella... -le recordó Râsky.
- ¿Yo malo? 
- ¡La asustaste mucho! ¡Creyó que nos la íbamos a comer!
- ¡Gritó! ¿y si venía alguien detrás? -se defendió su amigo.
- Justamente eso dijiste...

Ambos rieron. 

"La paz del nuevo mundo"

A pesar de mi corta edad ejercí de espía. La convivencia en armonía era de supremo valor en aquellos tiempos. La guerra que estaba por venir, la guerra que vivimos y la guerra que destrozó tantas y tantas vidas, incluso las inmortales, nunca debió ocurrir. Nunca, pues la paz que impera en este momento que escribo, cuando la vejez ya domina mi existencia desde hace mucho tiempo aunque aún se mantiene mi pulso firme, siempre debió imperar. Ojalá conozcáis a dos amigos tan fieles como los que yo he conocido."

Una lágrima calló en la hoja.

- Vamos, ya es tarde. Deja las flores y llévate esa dichosa crónica. Nos deja mal en muchos pasajes, pero merece la pena solo por ver sus palabras una vez más...
- Me pregunto quién la habrá dejado en su tumba... seguramente alguno de sus descendientes, me gustaría conocerlos...

Râsky posó las flores con cuidado en la tumba, besó su mano y la pasó por la lápida.

- Hasta siempre, amiga. Algún día conquistaremos juntos la muerte.

Del brazo de su amigo, ambos se alejaron del cementerio.


Fin.



Dedicado a Vero, ¡feliz cumpleaños Rasky!

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