19 julio 2015

Inquisition Symphony

Nunca había visto un hechizo como ese. Sÿl estaba muy agresiva y a pesar de las cuerdas se retorcía de tal forma que Wherynn no se veía capaz de llevarla hasta la sala común. Decidió escribir a Thäis a través de un conjuro y esperar a que viniera. Un buen rato después, apareció su amiga.

- ¡Whers! ¿Qué ha ocurrido? -preguntó la chica, asustada, en cuanto vio la escena.
- Has tardado muchísimo... -protestó Wherynn.
- ¡Que he tardado! "Estoy en algún punto del quinto piso y el conjuro brújula señala que estoy al este", ¡menudas indicaciones!
- Qué, peor hubiera sido "Thäis, ven" -se defendió la chica.
- ¿Que le pasa a Sÿl? -preguntó Thäis viendo como estaba.
- Está psicópata total. Me ha atacado y se ha puesto a gritar como una loca que Slytherin dominaría y los Gryffindor caeríamos. Logré atarla pero me ha escupido y me arde... -dijo señalándose la mano- Tardabas tanto que me puse a darle con la varita...
- ¿Cómo? -preguntó su amiga, confusa.
- Mira.

Wherynn comenzó a pinchar a su amiga con la varita y Thäis tuvo que contener la risa.

- Veo que te diviertes... 
- No, en serio. 

La chica le contó lo del extraño brillo verde en los ojos de Sÿl y cómo era el encantamiento que provocaba su actitud.

- Eso es magia muy oscura -dijeron las dos chicas a la vez- ¿Cómo sabías que diría eso? -exclamó Thäis.
- A veces eres muy predecible... Ya sabemos que es magia oscura, con los Sly no puede ser de otra forma, la cosa es qué tortura medieval les hacemos para que quieran revertir el hechizo...
- ¿Siempre tiene que ser una "tortura medieval"? -rió Thäis.
- Conmigo no puede ser de otra forma... -sonrió Wherynn.


Entre las dos amigas se las ingeniaron para transportar a Sÿl hasta las mazmorras sin que nadie las descubriera gracias a un silencius, un petrificus totalus y un wingardium leviosa.

- No van a querer liberarla por las buenas... -suspiró Thäis.
- Sería aburrido que lo hicieran así. Lo único, me venía bien pasar un momentito por los invernaderos... las clases de Herbología dan ideas para envenenar a los Slytherin con plantas...
- ¿Solo a los Slytherin? -apuntó Thäis.
- Bueno... ¡si, qué leches!

Poco tiempo después estaban frente al muro de piedra que escondía la entrada a la sala común de Slytherin.

- Oye, ¿y eso del Bosque Prohibido, y la runa..? -recordó Thäis.
- ¿Te parece el momento oportuno? Ya he descubierto eso de la runa y nos espera una bonita excursión... pero te lo contaré cuando Sÿl no esté embrujada. ¿Cómo entramos? ¿A patadas?

Thäis miró a su amiga. Luego decía de la agresividad de Sÿl...

- Quizá ella sepa como. Como ahora adora a los Sly... -comentó sarcásticamente.
- ¡Buena idea!
- ¡No!

Demasiado tarde. Wherynn le había quitado la venda de la boca y el conjuro petrificante y Sÿl se había puesto a gritar como una histérica, pero al estar aún bajo el efecto del silencius no se la oía. La chica ejecutó otro hechizo para modularle la voz de modo que la pudieran escuchar en un tono muy débil. 

- ¡¡¡Todos caeréis! ¡Slytherin es la única casa verdadera, el hogar de los herederos de la magia, de la pureza de nuestra estirpe!!! -aullaba la chica con una voz muy ronca.
- ¡Ooh, qué voz más chungota! Si al final tus maléficos planes no salen bien te puedes meter a cantante de heavy metal... -comentó Wherynn provocando las carcajadas de Thäis.  
- ¡Todos caeréis bajo la maldición..! 

Wherynn alzó la varita y algo en su expresión hizo que Sÿl guardase silencio.

- Ahora te vas a portar bien y nos vas a dar la contraseña... -le dijo con voz muy suave mientras se agachaba a su lado.
- ¿Y si no quiero? ¿Y si no la se? -la retó Sÿl.
- No te creo.
- Quizá no la sepa... 

Wherynn miró a su amiga y le hizo un gesto de negación. No iban a jugar a la buena y la mala...

- No me obligues a derruir el muro... 
- ¡Ni que pudieras!
- No ese muro...

La chica volvió a guardar silencio. A Wherynn le pareció que a pesar de la maldición estaba consiguiendo darle mal rollo. ¡Qué divertido!

- ¡Probemos contraseñas nosotras! -sugirió Thäis.
- Vale, seamos lógicas... -aceptó Wherynn levantándose- Los Sly son estúpidos. ¡Cállate, Sÿl! -dijo a la otra, que comenzó a protestar- así que algo como... ¡ábrete, sésamo!
- ¡Anda ya! ¿cómo va..?

Las palabras de Thäis fueron interrumpidas cuando, para desconcierto de ambas, el muro se movió dejando paso a la sala común.

- Lo... ¿cómo..? -empezó Thäis.
- Imposible... -murmuró Wherynn. Fue lo bastante rápida como para volver a silenciar a Sÿl, que parecía tan furiosa que era incapaz de hablar.
- Esto es una trampa... no puede ser tan fácil...
- ¡Emboscada, emboscada! -rió Wherynn- ¿Entramos?
- ¿Entrar? No me atrevo...
- Pues quedarnos aquí fuera... hay corriente -observó la otra.

Claramente era muy sospechoso... ¿Qué tramaban los Sly? Solo podrían averiguarlo penetrando en la sala, pero era demasiado peligroso... 

- ¿Sería posible lanzarle un imperius a Sÿl y que entre ella sola? No, solo bromeaba -aclaró al ver la expresión de su amiga.
- Pues mala idea no es... si no fuera por lo de la expulsión y Azkaban y esos detalles... -comentó Wherynn.

Ambas se quedaron mirando el muro. 

             

Dedicado a Sylvia, ¡feliz cumpleaños churri!

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