El plan contra los Slytherin era demasiado tentador... Al día siguiente, mientras desayunaban en el Gran Comedor, Wherynn y Ädri se pusieron en una esquina para trazar su plan.
- Maldita salamandra... -se quejó Ädri- si Snape no la hubiese pillado...
- Maldito Snape entonces, ¡pobre salamandrita! -la defendió su amiga- y deberíamos hablar en clave, alguien podría sospechar...
- Todo el mundo sospecha de nosotros siempre... ¡Uy, mira quién te está mirando! -dijo con voz socarrona.
Wherynn miró a su alrededor y vio al prefecto de Ravenclaw del día anterior, que en cuanto se dio cuenta de que le había visto le dirigió una sonrisa tímida y giró la cabeza inmediatamente.
- ¡Qué paleeeto, Goggy! -rió ella.
- ¡Buenas, señorita!
Uno de los prefectos de Gryffindor se sentó a su lado y le dirigió una enorme sonrisa.
- ¿Os molesto? los demás sitios están ocupados... -dijo refiriéndose a un grupo de chicas que le miraban y se reían como tontas.
- No, claro que no -contestó ella viendo que estaba visiblemente incómodo- ¿Traes miel? ¿A que me dejas un poco? -le sonrió de vuelta.
- Y solo nos falta el retrato del ermitaño medieval para completar el cuadro... ¡pero qué bueno soy con los juegos de palabras! -se admiró Ädri para después soltar un gemido de dolor cuando Wherynn le propinó una patada por debajo de la mesa. El prefecto no pareció darse cuenta y le tendió la miel a su amiga para después desayunar con ellos.
En cuanto acabaron, se dirigieron a los jardines aprovechando que aquel día hacía sol a pesar del frío aire que aún rodeaba los jardines y no parecía querer abandonarlos.
- Bueno, entonces los Sly...
- Los slips te aprietan, si, ¡pues ponte otro tipo de ropa interior, a mi qué me cuentas! soy una chica, no creo que te gusten mis recomendaciones... -dijo rápidamente Wherynn con toda naturalidad cuando vio que dos Slytherin venían detrás de ellos.
- ¿Pero tu qué tipo de visión tienes? ¿Cómo sabías que venían detrás? -preguntó asombrado Ädri cuando los vio alejarse al pasar delante de ellos mientras le dirigían una mirada suspicaz.
- Les vi bajar la escalera del vestíbulo cuando salíamos del Gran Comedor y luego oí como la puerta no se cerraba tras nosotros... ¡estoy en todo! -presumió la chica.
- Increíble... bueno, pues que los Sly...
Los dos chicos esbozaron su plan a lo largo de la mañana y para el mediodía todo estaba perfectamente calibrado.
- Lo único... aún tengo curiosidad por ver la sala común de Hufflepuff... es la que nos queda... -sugirió Wherynn mientras iban de camino a su propia sala común.
- ¿De verdad? lo cierto es que yo también... así salgo de dudas si realmente la nuestra es la más cutre...
- ¿Vamos después de comer? tengo pelos de Hufflepuff.
- ¿Por qué será que no me sorprende? -sonrió Ädri.
Realmente tuvo que sorprenderse porque después de comer pudo comprobar con sus propios ojos que las dos Hufflepuffs -dos chicas, para su desgracia- de las que Wherynn tenía cabellos se iban a Hogsmeade a pasar la tarde.
- ¿Cómo..? Bueno, mejor ni pregunto...
- Exacto. Tu deja a la doña.
Wherynn lo condujo por pasillo donde se encontraban las cocinas hasta una gran pila de barriles en un hueco oscuro en la piedra a la derecha del corredor. Tras tomarse la poción multijugos, la chica golpeó uno de los barriles al ritmo de Helga Hufflepuff.
- Estuve espiando varios días a los alumnos para ver cómo lo hacían... -contestó a la pregunta sin formular de su amigo, que solo asintió. Cuando entraron, vieron una sala adornada con sillones, plantas redondas entre las que distinguieron un cactus bailarín, estanterías en las paredes y mullidas alfombras, todo en colores amarillos y negros.
- Tiene pinta de ser la sala más cómoda de todas, aún más que la nuestra... -susurró Ädri, que saludó coqueto a uno de los chicos que se le quedó mirando.
- ¿Pero vosotras no os ibais a Hogsmeade? -preguntó.
- ¡Oh..! Sí, pero se nos olvidó una cosa...
- ¡En el dormitorio! -añadió Ädri para que el chico no pudiera "seguirlas".
Buscando con la mirada a otras chicas atravesaron una puerta redonda de madera que supusieron conducía a las habitaciones y se quedaron allí.
- ¿Y ahora qué? aunque vayas disfrazado de chica seguro que hay alguna forma de evitar que los chicos pasen a los dormitorios femeninos, como en nuestra sala...
- O a lo mejor se montan unas org...
- ¡Goggy! -se escandalizó Wherynn.
- Todo controlado -la atajó- ¡Accio bufanda de Hufflepuff!
Una bufanda fue volando hacia sus manos y muy ufano se la puso al cuello.
- ¿Y luego cómo la devolverás?
- La dejaré tirada a la entrada de los barriles dentro de unos días... ¡yo también pienso!
- Bueno... Mira, la puerta redonda parece la entrada a una casita hobbit... -sonrió Wherynn.
Después de dar una vuelta por la sala común y ojear a su antojo, además de saludar amistosamente a muchos de los miembros de la casa Hufflepuff, que en ningún momento sospecharon de "ellas", decidieron marcharse.
- ¡Qué simpáticos son todos! -comentó Ädri cuando salieron.
- ¡Buenas tardes, Fraile Gordo! -saludó en voz muy alta Wherynn para tapar las palabras de su amigo cuando vio aparecer al fantasma.
- ¡Hola chicas! ¡hermoso día! ¿vais a dar un paseo? -preguntó afablemente el hombre.
- Sí, ¡nos vamos a Hogsmeade! ¡disfrute... de su tarde! -contestó Ädri con la voz más aguda que pudo poner.
- Cuídate esa garganta, ¡no te quites la bufanda! -le aconsejó el fraile.
- ¡Gracias! -respondió Ädri al fantasma mientras éste desaparecía atravesando la pared y su amiga reía.
- Anda, volvamos a nuestra sala común y sigamos con el plan Slytherin... -propuso ella mientras recorrían el pasillo.
- Sí, pero antes tengo que ir al baño y no se si me atrevo mientras aún sea mujer... espero que los efectos de la poción se pasen pronto -suspiró Ädri. Wherynn no pudo evitar unas sonoras carcajadas que resonaron por todo el vestíbulo.
- Bueno, entonces los Sly...
- Los slips te aprietan, si, ¡pues ponte otro tipo de ropa interior, a mi qué me cuentas! soy una chica, no creo que te gusten mis recomendaciones... -dijo rápidamente Wherynn con toda naturalidad cuando vio que dos Slytherin venían detrás de ellos.
- ¿Pero tu qué tipo de visión tienes? ¿Cómo sabías que venían detrás? -preguntó asombrado Ädri cuando los vio alejarse al pasar delante de ellos mientras le dirigían una mirada suspicaz.
- Les vi bajar la escalera del vestíbulo cuando salíamos del Gran Comedor y luego oí como la puerta no se cerraba tras nosotros... ¡estoy en todo! -presumió la chica.
- Increíble... bueno, pues que los Sly...
Los dos chicos esbozaron su plan a lo largo de la mañana y para el mediodía todo estaba perfectamente calibrado.
- Lo único... aún tengo curiosidad por ver la sala común de Hufflepuff... es la que nos queda... -sugirió Wherynn mientras iban de camino a su propia sala común.
- ¿De verdad? lo cierto es que yo también... así salgo de dudas si realmente la nuestra es la más cutre...
- ¿Vamos después de comer? tengo pelos de Hufflepuff.
- ¿Por qué será que no me sorprende? -sonrió Ädri.
Realmente tuvo que sorprenderse porque después de comer pudo comprobar con sus propios ojos que las dos Hufflepuffs -dos chicas, para su desgracia- de las que Wherynn tenía cabellos se iban a Hogsmeade a pasar la tarde.
- ¿Cómo..? Bueno, mejor ni pregunto...
- Exacto. Tu deja a la doña.
Wherynn lo condujo por pasillo donde se encontraban las cocinas hasta una gran pila de barriles en un hueco oscuro en la piedra a la derecha del corredor. Tras tomarse la poción multijugos, la chica golpeó uno de los barriles al ritmo de Helga Hufflepuff.
- Estuve espiando varios días a los alumnos para ver cómo lo hacían... -contestó a la pregunta sin formular de su amigo, que solo asintió. Cuando entraron, vieron una sala adornada con sillones, plantas redondas entre las que distinguieron un cactus bailarín, estanterías en las paredes y mullidas alfombras, todo en colores amarillos y negros.
- Tiene pinta de ser la sala más cómoda de todas, aún más que la nuestra... -susurró Ädri, que saludó coqueto a uno de los chicos que se le quedó mirando.
- ¿Pero vosotras no os ibais a Hogsmeade? -preguntó.
- ¡Oh..! Sí, pero se nos olvidó una cosa...
- ¡En el dormitorio! -añadió Ädri para que el chico no pudiera "seguirlas".
Buscando con la mirada a otras chicas atravesaron una puerta redonda de madera que supusieron conducía a las habitaciones y se quedaron allí.
- ¿Y ahora qué? aunque vayas disfrazado de chica seguro que hay alguna forma de evitar que los chicos pasen a los dormitorios femeninos, como en nuestra sala...
- O a lo mejor se montan unas org...
- ¡Goggy! -se escandalizó Wherynn.
- Todo controlado -la atajó- ¡Accio bufanda de Hufflepuff!
Una bufanda fue volando hacia sus manos y muy ufano se la puso al cuello.
- ¿Y luego cómo la devolverás?
- La dejaré tirada a la entrada de los barriles dentro de unos días... ¡yo también pienso!
- Bueno... Mira, la puerta redonda parece la entrada a una casita hobbit... -sonrió Wherynn.
Después de dar una vuelta por la sala común y ojear a su antojo, además de saludar amistosamente a muchos de los miembros de la casa Hufflepuff, que en ningún momento sospecharon de "ellas", decidieron marcharse.
- ¡Qué simpáticos son todos! -comentó Ädri cuando salieron.
- ¡Buenas tardes, Fraile Gordo! -saludó en voz muy alta Wherynn para tapar las palabras de su amigo cuando vio aparecer al fantasma.
- ¡Hola chicas! ¡hermoso día! ¿vais a dar un paseo? -preguntó afablemente el hombre.
- Sí, ¡nos vamos a Hogsmeade! ¡disfrute... de su tarde! -contestó Ädri con la voz más aguda que pudo poner.
- Cuídate esa garganta, ¡no te quites la bufanda! -le aconsejó el fraile.
- ¡Gracias! -respondió Ädri al fantasma mientras éste desaparecía atravesando la pared y su amiga reía.
- Anda, volvamos a nuestra sala común y sigamos con el plan Slytherin... -propuso ella mientras recorrían el pasillo.
- Sí, pero antes tengo que ir al baño y no se si me atrevo mientras aún sea mujer... espero que los efectos de la poción se pasen pronto -suspiró Ädri. Wherynn no pudo evitar unas sonoras carcajadas que resonaron por todo el vestíbulo.
Dedicado a Adrián, ¡feliz cumpleaños Goggy golosina!