09 enero 2017

Luna (Arctic Myths)


// Sentir la aurora boreal era una sensación única... Entre el firmamento cuajado de estrellas y el frío hielo polar... La nieve rodeaba el paisaje escarchado confiriéndole una belleza sobrenatural... Las frías aguas reflejaban las tonalidades del cielo en su movimiento eterno y su eterna quietud... Una unión espiritual entre el cosmos y la inmortalidad, anhelada desde los albores del tiempo por los seres que vivían en su esfera... // A través de todas las épocas y en todos los lugares del universo se conocía la leyenda de Aurora y Bóreas, los dos amantes del cielo, cuyo amor cruzaba las fronteras del tiempo hallando la iluminación que solo juntos podían alcanzar más allá del tiempo y del espacio, de las constelaciones y los secretos de la creación, de los misterios de la eternidad y los enigmas de la oscuridad y la luz en una dualidad perfecta que no pertenecía sino a ellos dos, destinados a estar juntos... Pero la perfección no existía en el firmamento en el que habían querido profesar su amor  durante siglos y los ojos que les contemplaban crear las luces del norte nunca les entendieron... // En la antigüedad su amor celestial se veía como un augurio negativo a pesar de su hermosura sin igual. Aurora y Bóreas tenían una hija, Luna, que se teñía de colores y se eclipsaba con los planetas y el Sol provocando augurios aún más oscuros. En aquellas noches el frío era más intenso, el cielo se despejaba y la nieve relucía reflejando a los amantes y su retoño, al igual que lo hacían las aguas. Y los mitos sobre el zorro ártico, que rozaba con su cola las montañas provocando chispas que se convertían en luces en el cielo, o las ballenas que pintaban las auroras con sus chorros de agua, e incluso las almas de los muertos que ascendían al cielo comenzaron a narrarse por todo el frío norte. // Los santuarios de hielo en honor a Aurora, Bóreas y la Luna comenzaron a erigirse por las tierras heladas, pero la Luna siempre fue el más venerado por su hermosura, su brillo y su presencia omnipotente en el firmamento. Las tonalidades de sus predecesores fascinaban a sus descendientes en la tierra, pues la Luna y el Sol tuvieron allí sus retoños, que heredaron los bellos paisajes de hielo. Y los oscuros augurios fueron olvidados en el misterio de la luminosidad de aquellas luces místicas que iluminaban la noche con su fulgor y que hacían brillar las estrellas y todo lo que abarcaba su frío manto de claridad. Y las noches y los días se hicieron eternos en las diferentes épocas del año para que la Luna y el Sol pudieran custodiar a sus hijos de hielo de los espíritus malignos que vivían ocultos en el frío del norte... // Y en la antigüedad se perdió el culto a la Luna porque los espíritus malignos con su poder hicieron que sus santuarios se llenasen de calidez. Sus voces trajeron consigo ignorancia y pérdida de sabiduría. La realidad se convirtió en leyenda y luego en mito. Los seres de hielo olvidaron a Aurora, Bóreas, la Luna y su consorte el Sol. Pero las luces del norte siguieron brillando en las oscuras noches árticas... //


Dedicado a Toñi, por su genio y sinceridad.

4 comentarios:

Javi dijo...

Querida Wherynn:

Nos seguimos viendo por el blog, que acabo de retomar una actividad que nunca debi dejar de lado.

Un saludo desde Niza...

Whers dijo...

¡Claro! aquí siempre, en mi humilde-morada página :)

Licaón dijo...

Preciosa leyenda =)

Aquí Luna y auroras boreales, en otra dragones... te propones explicar el origen de cada cosa chula?

Wherynn dijo...

Si, me ha dado por las leyendas... estaban en mi interior junto a la oscuridad ^^