El día siguiente amaneció con la misteriosa espiral de nubes alrededor, que parecía aumentar por momentos. Las chicas no habían descansado demasiado teniendo que hacer turnos para dormir pero al menos la noche había sido tranquila.
- Y bien, ¿ahora qué hacemos? -preguntó Wherynn mientras desayunaban.
- Yo propongo quedarnos aquí y no movernos hasta que no sepamos lo que pasa... -dijo Päu mientras mojaba un bollito en leche dulce, cosa que odiaba.
- ¿Y cómo vamos a averiguar qué les pasa si no hacemos nada? -cuestionó la vampiresa.
- Lo mejor será cambiarnos de ropa, como poco las despistaremos si nos encuentran -trató de bromear la vagabunda.
Tras una ducha y ponerse ropa cómoda de batalla, como la llamaba Wherynn, las chicas se sentaron en el sofá a meditar.
- Todo empezó con la odalisca y su obsesión con la paja... ¿Alguien sabe si tomó algo extraño en el pueblo? -preguntó Päu.
- Ni idea -contestaron las otras al unísono.
- Lo más extraño de todo es esa espiral, no lo entiendo, me inquieta...
- No sé, Whers... creo que lo más importante es recuperar a nuestras amigas.
- Pero si no averiguamos qué es esa espiral quizá nunca las recuperemos...
- ¡No habléis así! Todo saldrá bien -trató de animarlas Päu, aunque era la que más miedo tenía.
Wherynn se levantó del sofá y comenzó a dar vueltas por la sala, observando. Tenía que haber alguna pista, alguna razón lógica por la que todas se estuvieran volviendo unas locas peligrosas... Drogas, algo que hubieran encontrado, alguna...
- ¿Qué es esto? -preguntó tomando entre sus manos el dije que Päu había usado para intentar autohipnotizarse.
- No lo sé, estaba ahí en la repisa, lo usé para... No sé de quién es.
- Es de la odalisca.
La chica lo soltó inmediatamente y el colgante cayó en el suelo de forma pesada.
- ¿Qué haces? -dijo Päu- ¡A ver si lo rompes!
- No sé, añadirle dramatismo a la situación... Es lo... ¡Lo típico! ¡Qué fallo! -rió.
- El dije perteneció a su bisabuela, es un zafiro engarzado en plata de gran valor... -continuó explicando la vampiresa.
- No es un dije. Es un guardapelo.
Las chicas se acercaron y vieron que la piedra se había abierto dejando ver un pequeño mechón de pelo rubio platinado que parecía muy antiguo.
- ¡Pelo humano! ¡Qué asco! -exclamó Päu.
- ¡No lo toquéis! Esperad...
Wherynn se fue rápidamente y volvió con unos guantes.
- Veamos...
Mientras Päu ponía muecas de asco, la chica cogió el mechón de pelo y se dio cuenta de que enrollado en él había una diminuta nota escrita con una letra muy floreada.
- "Maldito aquel que ose tocar las reliquias familiares, malditos sus seres queridos" -leyó con dificultad.
- ¿Por qué me miráis a mi? ¡Yo no lo he robado! Solo lo cogí y lo volví a dejar ahí... -se defendió Päu.
- ¿Hiciste algo raro con él? -preguntó la vampiresa.
- Solo... intentar usarlo para una de mis sesiones de hipnosis...
- Esta gente era muy supersticiosa, quizá realmente lleva consigo una maldición...
- ¿Pero cómo va a ser? No me lo creo...
Justo en ese momento oyeron un golpe fortísimo que las hizo saltar del susto.
- ¿Qué ha sido eso? -chilló Päu.
- ¡Alguien intenta entrar!
- ¡Las piradas! -señaló Wherynn.
La pirata, la momia, la gimnasta rítmica y el hada trataban por todos los medios de entrar en la casa por las malas. Oyeron ruido de cristales y supieron que alguna de las ventanas se había roto porque las persianas se agitaban violentamente.
- ¡La puerta de atrás! -gritó Päu, y salió corriendo a cerrarla.
- ¿Qué hacemos? -se desesperó la vampiresa.
- Coge cualquier cosa, y si hay que pegarles, se les pega.
- ¡Dadme la paja! -oyeron gritar a la odalisca.
- ¡Queremos paja! -corearon el resto.
- Algún día entenderé que tiene que ver la paja de las narices con el dije y todo lo demás... -suspiró enfadada Päu, que traía consigo al hada.
- ¿¿Estás loca?? -se escandalizó la vampiresa. Wherynn empuñó amenazadoramente su cuchillo y las apuntó.
- ¡Tranquilas! Sus pupilas están normales.
- ¡Si! Me hice la loca para que no me atacaran, sabía que veníamos hacia aquí y quería ver si estabais bien.
Las chicas la observaron y la creyeron. La vampiresa le dio un abrazo y sin querer pisó el dije.
- ¿Qué es eso? -preguntó el hada.
- El dije de la odalisca. Creemos que tiene que ver con toda esta locura...
- ¡Oh, no! ¡Pues claro que tiene que ver! ¡Menos mal que lo habéis encontrado!
- ¡¡Qué nos deis la paja!! -gritaron desde fuera moviendo las persianas con más fuerza.
- ¡No os contesto una burrada porque..! -gritó Wherynn a su vez.
- Esto no os va a gustar... si queremos acabar con la locura tendremos que ir a la cueva donde acaban las vías del tren... -dijo el hada.
Las chicas se miraron entre sí.
Dedicado a Paula, ¡feliz cumpleaños loca!