Corría huyendo de las pesadillas que se tornaban sólidas en la cueva de sus ancestros donde tantos otros peregrinaban. Corría huyendo de los temores que aquellos pensamientos le infundían desde tiempos arcaicos. Y la visión se hizo ante sus ojos.
Un enorme barco pirata en medio de la caverna. Un lago para él solo y sus velas ondeando al viento. Si pudiera abordarlo encontraría todos sus tesoros junto al extraño brillo de los cirios que flotaban en sus entrañas.
Su mente viajaba a toda velocidad entre el deseo y las profecías que aún no habían sido escritas. Una sensación en su interior le decía que se adentrara en el navío que colmaba todas sus fantasías. Como un sueño, como una dulce pesadilla que se repetía hasta el infinito y otra vez volvía, así era el viejo navío, eterno delirio de una mente perturbada que no encontraba la calma.
Un enorme barco pirata en medio de la caverna. Un lago para él solo y sus velas ondeando al viento. Si pudiera abordarlo encontraría todos sus tesoros junto al extraño brillo de los cirios que flotaban en sus entrañas.
Su mente viajaba a toda velocidad entre el deseo y las profecías que aún no habían sido escritas. Una sensación en su interior le decía que se adentrara en el navío que colmaba todas sus fantasías. Como un sueño, como una dulce pesadilla que se repetía hasta el infinito y otra vez volvía, así era el viejo navío, eterno delirio de una mente perturbada que no encontraba la calma.
La tentación, su perdición. La embarcación, pura atracción. El puente bajó, invitando a subir a estribor. El peligro de su encanto se agudizó.
Su interior era un enigma de luz y oscuridad imposible de descifrar, una poesía oceánica de sentimientos ocultos. Indagó en su profundidad qué era lo que le atraía del piélago vesánico pero no halló ninguna fortuna.
La niebla comenzó a rodear el navío dejando sus ojos ciegos sin imaginación ni ninguna voluntad. Brotaba del propio barco, que ocultaba sus misterios del mundo en la gruta de la lírica donde se sentía libre. Y surcaba los mares de la poesía bello y misterioso, rodeado de neblina faraónica que cubría los designios que solo unos pocos elegidos eran capaces de vislumbrar desde tierra para su regocijo...
Su interior era un enigma de luz y oscuridad imposible de descifrar, una poesía oceánica de sentimientos ocultos. Indagó en su profundidad qué era lo que le atraía del piélago vesánico pero no halló ninguna fortuna.
La niebla comenzó a rodear el navío dejando sus ojos ciegos sin imaginación ni ninguna voluntad. Brotaba del propio barco, que ocultaba sus misterios del mundo en la gruta de la lírica donde se sentía libre. Y surcaba los mares de la poesía bello y misterioso, rodeado de neblina faraónica que cubría los designios que solo unos pocos elegidos eran capaces de vislumbrar desde tierra para su regocijo...
Dedicado a Caleb, por su maravillosa música.