Orgullosa de su obra, continuo su camino. La mañana transcurria tranquila y los rayos de sol se filtraban entre las ramas de los arboles que daban sombra al sendero creando un bonito efecto visual, pues daban un toque de alegria a las rojizas hojas que crujian al pisarlas.
De pronto todo alrededor se desvanecio y Märga aparecio delante de un elegante edificio de piedra. Las hojas que estaba pisando pasaron a ser baldosas y aire marino la rodeaba.
- ¡Eh, tu! ¡companion! -un soldado vestido de rojo con un simbolo solar en el torso se dirigio hacia donde estaba la meiga- ¿quien eres? ¡identificate!
- ¡A ver! soy Märga la meiga y no se que hago aqui...
- No me lo creo. Acompañame.
- Si hombre, que te lo crees tu.
Con un sencillo movimiento de manos Märga desaparecio y volvio a aparecerse unos metros mas alla, donde el soldado no podia verla. Confuso, regreso junto a su compañero y dio la voz de alarma.
- Vale, esto requiere un hechizo potente -dijo la meiga para si misma realizando un conjuro que lograba que los demas vieran en ella a alguien digno de confianza. ¡Cuantas veces le habia sido util!
A lo lejos diviso una playa y cerca de donde se encontraba un pueblo, por lo que opto por acercarse y buscar algo que le indicara donde estaba y por que. Por las calles no encontro un alma y al picar a las puertas nadie respondia, asi que se colo en un jardin cuya valla estaba abierta.
- ¡Hola! -saludo alguien con aspecto de sacerdotisa.
- Hola -contesto Märga echando un vistazo alrededor y percatandose de la presencia de una ventana en una de las murallas. Con otro de sus movimientos de manos hechizo a la sacerdotisa momentaneamente y aprovecho para subir por la venta con una oportuna escalera que encontro cerca.
Una vez dentro se dio cuenta de que estaba en una biblioteca. Pergaminos se extendian por todos lados y la luz del sol iluminaba la estancia a traves de una vidriera dandole un aire muy acogedor. Escucho unos pasos que se alejaban y decidio asomarse a la puerta. Otro de los soldado avanzaba por un largo pasillo y al final de este se dio la vuelta lentamente, con lo que Märga tuvo tiempo de esconderse. Se hizo invisible y paso al lado del soldado sin que este se diese cuenta tratando de encontrar algun lugar donde pudieran decirle por que estaba alli.
- Debes ir a la Sala de los Companions -oyo que decia una voz tras otra de las puertas- sube por esas escaleras y la encontraras.
- Desde luego que hoy me las paso haciendo hechizos -penso Märga, que esta vez atraveso la puerta mediante un sencillo conjuro. Enfrente diviso unas escaleras y supuso que debian ser las que llevaban hasta la Sala de los Companions. Su instinto le decia que alli podrian ayudarla.
Tras subir las escaleras y seguir un largo pasillo al aire libre llego a una ornamentada puerta de madera. La atraveso y una vez dentro dejo de ser invisible.
- ¿Quien eres? -pregunto una joven de pelo corto que se encontraba en la estancia.
- Soy una meiga y de alguna forma he llegado a este sitio... -trato de darle la mano pero la atraveso, asi que elimino el conjuro y se disculpo.
- Has atravesado la barrera entre los mundos. Tranquila, pasa de vez en cuando. Ven conmigo.
La joven la acompaño hasta una extraña sala en las dependencias del palacio donde habia un instrumento que simbolizaba los planetas y sus movimientos. Hizo que se situara al lado y movio unas palancas.
Todo se desvanecio de nuevo y antes de que Märga comprendiera que estaba pasando reaparecio cerca de donde habia dejado al Clan Siniestro.
- Que extraño ha sido todo esto... -penso antes de empezar a caminar de nuevo.
Dedicado a Marga, ¡feliz cumpleaños maja!
De pronto todo alrededor se desvanecio y Märga aparecio delante de un elegante edificio de piedra. Las hojas que estaba pisando pasaron a ser baldosas y aire marino la rodeaba.
- ¡Eh, tu! ¡companion! -un soldado vestido de rojo con un simbolo solar en el torso se dirigio hacia donde estaba la meiga- ¿quien eres? ¡identificate!
- ¡A ver! soy Märga la meiga y no se que hago aqui...
- No me lo creo. Acompañame.
- Si hombre, que te lo crees tu.
Con un sencillo movimiento de manos Märga desaparecio y volvio a aparecerse unos metros mas alla, donde el soldado no podia verla. Confuso, regreso junto a su compañero y dio la voz de alarma.
- Vale, esto requiere un hechizo potente -dijo la meiga para si misma realizando un conjuro que lograba que los demas vieran en ella a alguien digno de confianza. ¡Cuantas veces le habia sido util!
A lo lejos diviso una playa y cerca de donde se encontraba un pueblo, por lo que opto por acercarse y buscar algo que le indicara donde estaba y por que. Por las calles no encontro un alma y al picar a las puertas nadie respondia, asi que se colo en un jardin cuya valla estaba abierta.
- ¡Hola! -saludo alguien con aspecto de sacerdotisa.
- Hola -contesto Märga echando un vistazo alrededor y percatandose de la presencia de una ventana en una de las murallas. Con otro de sus movimientos de manos hechizo a la sacerdotisa momentaneamente y aprovecho para subir por la venta con una oportuna escalera que encontro cerca.
Una vez dentro se dio cuenta de que estaba en una biblioteca. Pergaminos se extendian por todos lados y la luz del sol iluminaba la estancia a traves de una vidriera dandole un aire muy acogedor. Escucho unos pasos que se alejaban y decidio asomarse a la puerta. Otro de los soldado avanzaba por un largo pasillo y al final de este se dio la vuelta lentamente, con lo que Märga tuvo tiempo de esconderse. Se hizo invisible y paso al lado del soldado sin que este se diese cuenta tratando de encontrar algun lugar donde pudieran decirle por que estaba alli.
- Debes ir a la Sala de los Companions -oyo que decia una voz tras otra de las puertas- sube por esas escaleras y la encontraras.
- Desde luego que hoy me las paso haciendo hechizos -penso Märga, que esta vez atraveso la puerta mediante un sencillo conjuro. Enfrente diviso unas escaleras y supuso que debian ser las que llevaban hasta la Sala de los Companions. Su instinto le decia que alli podrian ayudarla.
Tras subir las escaleras y seguir un largo pasillo al aire libre llego a una ornamentada puerta de madera. La atraveso y una vez dentro dejo de ser invisible.
- ¿Quien eres? -pregunto una joven de pelo corto que se encontraba en la estancia.
- Soy una meiga y de alguna forma he llegado a este sitio... -trato de darle la mano pero la atraveso, asi que elimino el conjuro y se disculpo.
- Has atravesado la barrera entre los mundos. Tranquila, pasa de vez en cuando. Ven conmigo.
La joven la acompaño hasta una extraña sala en las dependencias del palacio donde habia un instrumento que simbolizaba los planetas y sus movimientos. Hizo que se situara al lado y movio unas palancas.
Todo se desvanecio de nuevo y antes de que Märga comprendiera que estaba pasando reaparecio cerca de donde habia dejado al Clan Siniestro.
- Que extraño ha sido todo esto... -penso antes de empezar a caminar de nuevo.
Dedicado a Marga, ¡feliz cumpleaños maja!
2 comentarios:
jeje, muy Atlantis sí señor :p. Muchas asias!
neni!!
ultimamente tengo este sitio super olvidado... pero es que no tengo tiempo para nada, ni siquiera he podido leer tu historia... con lo que a mi me gsutan tus cuentos... =( pero he querido dejar igualmente mi firmita ;)
a ver cuando te veo chuliii
besonciosss
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