28 diciembre 2012

Wings of myth

















Los niños corrieron a traves del bosque riendo a carcajadas hasta que un riachuelo helado les detuvo. 

- ¿Te rindes? -pregunto Orav.
- No, pero acepto una tregua. 

El niño miro alrededor y observo la naturaleza invernal que les rodeaba. En algun lugar de aquel bosque habia lobos, su abuelo le habia contado muchas historias acerca de lo peligroso que seria encontrarse con una manada y siempre le decia que se alejase cuando la nieve cubriera el lugar.

- Es mejor que volvamos, no quiero que me muerda un lobo -comento. 
- ¿Temes a los de tu especie?
- Muy graciosa, cuando sea brujo me enfrentare con ellos. 

Volvieron siguiendo sus propias huellas, que se entremezclaban con las de algun ser diminuto que hacia que la nieve brillara a su paso, y pronto se encontraron en la aldea. Orav se dirigio a su casa, donde le esperaba una buena reprimenda, pero en la plaza se encontro con un hombre que le miraba fijamente. El niño apuro el paso y cuando se dio cuenta de que el hombre le seguia, echo a correr. El hombre le alcanzo sin ningun esfuerzo y le detuvo.

- ¡Hola, jovencito! ¿como estas?
- Bien... ¿he hecho algo malo?
- No, ¿por que?
- ¿Que quiere de mi?

El hombre le miro con una expresion extraña y le puso la mano en la cabeza. Cerro los ojos y Orav contemplo en su mente atisbos de imagenes que no comprendia. Un lobo aullando a la luna desde un risco, una batalla encarnizada, luces de diferentes colores, el mismo huyendo de algo, una espada de hoja afilada y empuñadura...

El hombre retiro la mano y Orav parpadeo, confuso. 

- ¿Que ha sido eso?
- Tu siempre has querido ser mago, ¿verdad?
- Bueno... ¿como sabe usted eso?
- Tengo una pocion que podria concederte todo aquello que deseas. Convertirte en lobo a voluntad y poder luchar contra los enemigos de la aldea.
- Pero solo soy un niño...
- Hay maneras de crecer, pequeño. 

El niño observo al hombre y se fijo detalladamente en su rostro. Habia algo en el que le resultaba muy familiar... Sin previo aviso, echo a correr y el hombre le contemplo sorprendido.

- No recordaba ser un niño tan desconfiado... -murmuro para si Orav.



Dedicado a Alvaro, ¡feliz cumpleaños majo!

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