07 enero 2015

Sail away


Epílogo


El plan de Krämse había salido a la perfección. Los piratas habían encallado en los arrecifes y gracias a la maestría de Trova, con la inestimable colaboración del Capi, que tomó el mando del timón cuando a su grumete le dio un inexplicable ataque de hipo, lograron esquivar los traidores escollos. Tras la aventura, Ione examinó el mapa detalladamente y se dio cuenta de que se encontraban en una zona donde la piratería reinaba por doquier, por lo que decidieron cambiar el rumbo hacia regiones más tranquilas.

- ¿Nos contará ahora en ¡hip! que consiste ¡hip! su hallazgo? ¡Hip! ¡Demonios! -se quejó Trova.
- ¡BUH!

El joven se giró hacia Capi sin inmutarse. Sin embargo, el hombre movía las manos cómicamente tratando de asustarlo y ponía unas muecas tan graciosas que le dio un ataque de risa.

- ¡Oh! vaya par... -suspiró Ione.
- Quiero volver a Nymrä, ¿si?

Toda la tripulación que se encontraba en cubierta quedó en silencio y miró al hombrecillo. 

- Ahora que por fin me escuchan... tengo hambre, ¿que vamos a comer, si?

Trova estalló en nuevas carcajadas, apenas podía respirar. Si le seguían dando ataques de risa de ese calibre se acabaría quedando sin aliento y tendrían que arrojarlo por la borda...

- Déjenle que de rienda suelta a su hilaridad... ¿pescado?


Unos días más tarde, Capi informó a su tripulación de que según el rumbo que estaban tomando pronto podrían regresar al muelle donde se había originado la aventura. Ione dudaba un poco de la veracidad de esa afirmación porque el Capi seguía fiándose de su brújula que marcaba el noreste, pero Trova y Krämse la tranquilizaron diciéndole que por las noches subían en secreto al timón y cambiaban sutilmente la dirección para seguir la ruta que el capitán había marcado con tinta en el mapa.

- Sigo pensando que debería aprender a leer las estrellas... -murmuró Ione mientras todos se reunían en cubierta.
- ¡Mi queridíjihma tripulacióhn! llevfamos mesehs en el océano y jemos vivhido avehnturas la mar de... la mar de... jajaja.
- En serio, ¿otra vez esa broma? -musitó a su vez Trova.
- ¡La mar de divertidas! Y peligrosash -añadió rápidamente al ver los rostros de algunos marineros-. He pherdidoh mi amhado barco... -los ojos se le empañaron e Ione se enterneció- pfero ahora tenemohs este, que con las rehformahs adecuahdas ¡será un navío formidable! Pohr supfuesto, antes de nada he de prehguntar a mi queridísimo Krämse si ehstá de acuerdho con la idea de anhclar en ese lugar...
- Yo soy un hombre del mundo, ¿si? El mundo es mi hogar y estaré encantado de ir a ese precioso pueblecito de nuevo (ya lo conocía, ¿si?) con tan digna y grata compañía...

Capi se emocionó y le dio un abrazo a Krämse. Le había cogido muchísimo cariño a aquel extraño y peculiar hombrecillo que se negaba a vestirse con otra cosa que no fuera el taparrabos de hojas de platanero con el que lo habían encontrado porque había descubierto que ir desnudo era cómodo, práctico y "muy sesy", como solía bromear. 


- Ay... -suspiró Ione conmovida.
- Tranquila... -Trova la abrazó.


Unas semanas después arribaron a puerto. Tuvieron ciertos problemas mientras se acercaban a la costa ya que, a pesar de que no enarbolaban la bandera pirata, la embarcación tenía muy mala pinta. Únicamente la gran sonrisa de Capi y su alegre camaradería con la tripulación -que se veía a leguas- lograron que les dejasen fondear. 

- Y bien... ¿Ohs ha guhstado la travfesía, mhuchachohs? -preguntó Capi poniéndoles un brazo en cada hombro mientras descendían del barco.
- ¡A mi si! estoy deseando volver a hacerme a la mar... -respondió Ione con vehemencia.
- Yo también... reconozco que me lo he pasado genial, han sido unos meses inolvidables... -sonrió Trova.
- ¡Puehs volfveremos a zarpar! Antehs debo arreglar eshte desahstre de navfío, ¡pero en unas semhanas estará como nuevo! Volverhemos al mhar y buscarhemos el tesohro!
- ¿Qué tesoro? -se interesó Krämse.
- ¡El que sea! -sonrió de oreja a oreja Capi, para después alejarse corriendo a la posada para pedir aposentos para todos los que quisieran proseguir con el.
- Jajajajaja -empezó a reír Ione.
- ¿Qué?
- ¡Mirad cómo va ataviado..! ¡Igual que la madera del barco!


Mientras caminaba se fijaron en que llevaba puestos unos calzones marrones y una camisa de un tono más oscuro junto con un cinto que coincidían exactamente con las tonalidades del viejo navío y curiosamente a la misma altura.

- ¡Oh, vaya..! -rió Trova junto a Krämse, que volvió a ser presa de sus típicas convulsiones.
- ¡¡Krämse!! -gritó de repente Ione- ¡No nos ha contado el secreto del astrolabio!

El hombrecillo sonrió pícaramente.

- Recuerdan que fui abandonado en Nymrä, ¿si? Mi tripulación tuvo un percance con... ¡los Tdagn!
- ¡OH! -exclamaron los dos amigos a la vez.
- ¿Si? Y entonces yo les dije que...
- ¿Usted es capitán? ¿Y por qué no tomó el mando..?
- Capi es un buen capitán y adora su cometido, no quería molestarlo con nimiedades. Y además a mi no me importa, ¿si? Así descanso y tengo tiempo libre -rió convulsivamente. 

- ¿Y qué pasó? -urgió Ione.
- Les dije que en Nymrä había un tesoro. En realidad es mentira, pero ellos me dejaron allí para que reflexionara y se lo entregara. Cuando me secuestraron yo tenía este bonito sextante en la mano... y no pude ocultárselo, y me lo robaron. Este es el tesoro.

Ione lo contempló fascinada y Trova poco impresionado.

- ¿Ah, si? -dijo simplemente, poco convencido.

- Este es uno de los astrolabios de... ¡Hiparco de Nicea!

La joven ahogó un grito de admiración pero Trova siguió mirándolo sin entender.

- Es uno de los primeros astrolabios que se fabricaron. Vale una fortuna porque nadie sabe que existe, ¿si? Y yo lo heredé de un familiar, va pasando de generación en generación...
- ¡Pero se lo robaron!
- Si. Pero yo sabía que volverían. Por eso estaba haciendo flechas, para recuperarlo de nuevo.
- ¡Es usted un genio! ¡Y muy valiente!
- Si que lo es... -asintió Trova, con un renovado respeto hacia aquel hombre tan especial.
- Ahora tendré que ponerlo a salvo, y ningún sitio mejor que con Capi. Mirad, nos está haciendo señas, debe haber encontrado aposentos. Vayamos a descansar, ¡nos esperan muchísimas aventuras! Y quiero cambiarme las hojas de platanero, ¿si?



Fin.



Dedicado a Jose y Violeta, ¡feliz cumpleaños nenis!

1 comentario:

Ione dijo...

Me encanta Eva!!!! Como siempre original y muy muy divertido. Muchas gracias!!!!!!!!! Muaaaaaa La saga pirata más posmodernista!!! jajajajaja