The darkness has come to the roses
the fire is reaching the air
the colours that I have created
are suddenly flying away
Xibalba, el reino de la mujer de fuego, fluía al igual que sus ríos encantados. El río de los árboles espinosos estaba cubierto por las más bellas rosas, rebosantes de afiladas espinas, que se hundían en la piel de la joven que caminaba sobre ellos. No sentía el dolor, su alma era tan poderosa como las llamas que encendían su corazón. Su furia. Las rosas se marchitaban a su paso para volver a brotar cuando se alejaba en el eterno círculo de la vida y la muerte. El fuego crepitaba a su alrededor mientras iluminaba la oscuridad que ya no regía en sus dominios...
I'm not fighting myself, will not follow
'cause my choices are mine, it's my fate
and I'll never bow down from the sorrow
I'll face all that is coming my way
Sentía que aquel mundo y su fuego tenían todos los misterios arcanos en su poder, y que debía conquistarlos si quería encontrar el camino hacia su destino. No temía al inframundo porque conocía las pesadillas, el delirio de luchar contra uno mismo, contra las energías que provenían de las contradicciones, contra la imposibilidad de cumplir sus deseos... Pero eso no ocurriría jamás. Cruzar el círculo sería la única forma de acabar con los demonios que asolaban su espíritu y susurraban sus malignas palabras en su mente vacía de todo equilibrio...
The lying, the devil, the silence
embracing the world on the edge
El descenso hacia su subconsciente e infierno era más duro de lo que había imaginado. No tanto por lo que estaba encontrando, sino porque sabía lo que encontraría. Y la empatía no siempre logra que todo sea más fácil. Sentía empatía con todos aquellos seres demoníacos que danzaban sus terribles coreografías a su alrededor, pero no por ello quería privilegiarles con su miedo. Nunca. La fortaleza era su único escudo, aunque tuviera que fingirlo. Quizá, incluso, de tanto simular que poseía ese escudo lo había logrado realmente con él...
Let us burn, let us burn,
the night in the skies here tonight
let us burn, let us burn
in this fire that makes us yearn
Su caos interior, como siempre, había logrado adueñarse de todo. Sus pensamientos no eran en absoluto coherencia, lógica, realidad. Se perdía en pavorosas ensoñaciones olvidando que alguna vez había soñado con un mundo del que era dueña, señora, reina, diosa. Un mundo telúrico que vivía en lo más profundo de su inconsciente, entre el fuego que ardía en sus entrañas, oculto de la esencia de los mortales que creían que podían dominar sus pensamientos o leer su mente, su espíritu, su alma. Nunca podrían tener ese privilegio, aunque se acercaran peligrosamente...
We're fighting our fear of the silence
we're running through walls were they stand
let us burn, let us burn, let us burn
No temía el silencio, porque sus palabras ocultaban miles de significados. No temía la Quimera... Sonrió y se detuvo entre los arbustos espinosos. Las rosas de su alrededor ardieron reduciendo su belleza a cenizas. Lo había entendido. No era una ilusión, una fantasía que se cree posible pero no lo es. Había conquistado parte del monstruo. Una visión de Astralia apareció en el firmamento, mostrando sus bellas composiciones más allá de toda imaginación. Volvió a sonreír. Tenía muy claro cuál era su camino, pero no el destino que le llevaría hacia él...
I'm searching no more for tomorrow
I reach for the skies while I can
the unknown will always be waiting
my last day I'll jump in its hands
Prosiguió su paso por los ríos encantados, habiendo atravesado ya el de los arbustos espinosos, y se encontró con el río de sangre. El fluido carmesí la atraía de una forma propia del delirio, sin razón caótica, pues era el licor de la vida. Lo atravesó hundiéndose casi por completo en sus aguas oscuras, y a pesar de ser de fuego, el elixir no conseguía apagarla, más bien la encendía con aún más fuerza. Una renovación. Cubierta con el néctar de la existencia, dejó que el fuego ardiera en su interior sin tregua, pues codiciaba su ígnea caricia...
I'm not fighting myself, will not follow
'cause my choices are mine, it's my fate
and I'll never bow down from the sorrow
I'll face all that is coming my way
Dejó que el instinto orientara su camino, y pronto llegó a los auténticos tormentos y castigos de Xibalba. Penetró en la mansión oscura, donde solo había tinieblas, y se enfrentó a su propia oscuridad. Tenía tanto que olvidar, tanto que recordar... El subconsciente y sus demonios mostraron allí su peor rostro, sus pesadillas, sus torturas y los sacrificios que tendría que otorgar... Atravesó aquella mansión con dolor, pero el fuego la hacía brillar y le confería un poder inimaginable que parecía arder cuando la oscuridad la rodeaba con más fuerza...
The lying, the devil, the silence
embracing the world on the edge
De allí pasó a la mansión del frío, donde un viento frío e insoportable fluía en su interior. Para un ser de fuego enfrentarse al hielo y la soledad era una de las más duras experiencias. En aquella mansión tuvo que hacer frente a todo lo que dejaba en estado glacial a su espíritu, tanto recuerdos lejanos como el simple hecho de ser atormentada en aquel camino que se hacía eterno, a pesar de estar claro que realmente caminaba y cada vez se alejaba más y más del principio de aquella tortura. Salió de aquella mansión con una fina escarcha en su piel que pronto se derritió...
Let us burn, let us burn,
the night in the skies here tonight
let us burn, let us burn
in this fire that makes us yearn
Tras ello, se adentró en la mansión de los jaguares, donde las peligrosas bestias mostraban sus fauces. No temía a aquellas criaturas, ni la violencia que mostraban para perpetuar su linaje. Todo el mundo, cuando tiene miedo, descubre su vertiente más salvaje. O cuando quiere conquistar. O cuando teme perder. No temía a aquellas criaturas, por lo que pasó entre ellas como la reina que era, dejando que el fuego de su cuerpo hiciera relucir sus ojos, que brillaban amenazantes con envidia a su paso. Sonrió con malicia y astucia, ella también sabía cuál era su territorio...
We're fighting our fear of the silence
we're running through walls were they stand
let us burn, let us burn, let us burn
Después, sus pasos la llevaron a la mansión de los murciélagos, donde las estridentes criaturas revoloteaban sin cesar. Sus chillidos sobrecogedores encendieron miles de pensamientos que le trajeron pavorosos recuerdos. No quería escucharlos, no quería desenterrarlos, por lo que hizo que su fuego interno refulgiese y atemorizase a las criaturas. Aquellos seres aún revoloteaban esperando que mostrara signos de fragilidad, como todavía lo hacían sus pensamientos, pero había logrado desterrarlos de sus dominios, haciéndose sin querer dueña de la mansión...
Why, why don't you let me burn
why don't you come down
and break out and let me burn?
Desde los confines del inframundo atravesó la posterior mansión, la mansión de los puñales. Tan solo podía ver dagas y puñales de hojas afiladísimas, y pensó en la traición. Y entonces sonrió. Confiaba en sus perfectas cualidades para cruzar aquella mansión sin que ninguna de las hojas llegara siquiera a rozarla. Y no se equivocaba. Los puñales temblaban de forma siniestra y las dagas apuntaban a su corazón, pero ella caminó por la mansión libre de toda preocupación, con su fuego interno brillando cada vez con más fuerza otorgándole una belleza sin precedentes...
Oh, why? why don't you let me burn?
why don't you let me burn?
why don't you let me burn?
La última mansión correspondía fuego, y en ella solo había brasas y llamas. ¿Qué tortura era aquella para un ser de fuego? Encontrarse a uno mismo, confesar las virtudes y defectos, los miedos y dones, no es tan sencillo como pueda semejar. Y por ello, ardió en aquella mansión. Porque tenía que encontrar el camino en aquel laberinto de sus pensamientos. Porque su corazón ígneo tenía que volver a crepitar con pasión. Fundirse con las refulgentes brasas, abandonar los temores y convertirse por un momento en fénix haría que renaciera de sus cenizas...
Oh, why?
chasing the demons in my mind
Oh, why me?
waiting for chains to throw me to the ground
Xibalba, el reino de la mujer de fuego. El inframundo, ardiente y silencioso, donde se perdían los mortales cuya existencia tocaba a su fin. Su reino, conquistado desde todas sus fronteras, donde regía el caos en perfecto equilibrio. Donde se abandona el miedo, donde se abandonan los instintos. Donde el tiempo fluye desapercibido y el espíritu crepita en busca de la armonía del fuego. Donde los mortales encuentran su espacio y el espacio su armonía interna, el reflejo de otro mundo... La reina de Xibalba se fundió en el fuego y se desvaneció para siempre...