19 diciembre 2016

Amarantine

Dos días habían pasado desde el encuentro de Wherynn con el Nöh y no había ocurrido nada especial. Por turnos, entrenaban con sus nuevos poderes; Wherynn había mejorado considerablemente con su don de fuego hasta adquirir incluso cierta puntería; Srynna lanzaba salvajes ráfagas de hielo cristalizado por doquier sin apuntar a nada en concreto por si los Nöh aparecían de improviso (o eso decía para justificar su falta de destreza) y Jeanpo había estado practicando por su cuenta con los pobres campistas que osaban dormir en el Parque Azëbera ya que a las chicas no les gustaba cómo les hacía sentir su poder (¡Esa es la idea! solía exclamar él).

- Estás muy pensativa... ¿pasa algo? -preguntó el guerrero a Wherynn, que tenía la mirada perdida y cada vez estaba más meditabunda.
- No es nada, solo me preocupa que Sry nos acabe haciendo daño -sonrió mirando a la chica, que trataba de congelar pequeñas piedras del suelo y lograba helar la hierba y todo lo que había a su alrededor. No convenció a su amigo, y realmente le había mentido. Trataba de entender por qué la ardilla cotilla les había dado una nota de los Nöh advirtiéndoles de sus planes. ¿Tendría que ver con el joven que se había encontrado? Un suspiro escapó de sus labios al pensar en él y no pasó desapercibido para Jeanpo.
- ¡Ala, ya está! -exclamó Srynna- lo dejo por hoy. Me duelen los pies y estoy cansada, solo quiero una buena comida y dormir un rato...
- Pues espero que quieras algo frío, me toca ir a por leña y no me apetece nada... -bostezó Wherynn.
- Te toca, te aguantas. 
- Si queréis puedo ir yo... -se ofreció Jeanpo, caballerosamente.
- ¡No! Es el primer paso para acabar en la anarquía.

Ambos rieron con la ocurrencia de Srynna y Wherynn se levantó para ir a por la madera. 

- Si te encuentras con "alguien" espero que seas prudente... -amenazó Jeanpo.
- ¿O si no me escupirás? Entendido -dijo la chica alejándose y haciéndoles gestos de burla.

En realidad deseaba encontrarse con él y que le contara por qué actuaba como lo hacía. Por qué le había contado esa historia y luego se había ido. Los pensamientos vagaban inconexos por la mente de Wherynn, que recogía madera sin prestar atención a lo que estaba haciendo y entonces ocurrió. El crujir de unas ramas. La silueta alta y encapuchada.
No sabía qué hacer. Como se... Oh, genial, se había quitado la capucha. Ya la había liado. Sus profundos ojos oscuros, su pelo aún más desgreñado, sus labios... y su vestimenta negra. Estaba claro que era un Nöh. El joven le hizo una seña para que lo siguiera y ella, en guardia, lo obedeció. El Nöh se detuvo ante unos brezos, se agachó y ella le imitó. Buscó entre los arbustos violáceos y pronto lo vio. Un hermoso dije de oro con un blasón desconocido labrado.

- ¿Pero qué..? -antes de que pudiera reaccionar, el Nöh la tomó de la mano izquierda, donde se encontraba grabado el mapa cósmico de Thöw y juntos tocaron el dije, que brillaba a la tenue luz del sol.


Año 2016 D.C. Parque Azëbera. 

- ¿Qué..?
- Tranquila, no pasa nada.

Otra vez esa preciosa voz...

- ¿Cómo que no pasa nada? ¿A dónde hemos viajado? A qué época -preguntó la chica, tratando de identificar cambios significativos en el paisaje
- Año 2016. No hacía falta irse lejos, y el siete es el número mágico por excelencia...

Wherynn no sabía si atacarle con su fuego o... o atacarle "con su fuego". Ni por qué hacía bromas en un momento tan serio (Jeanpo estaría orgulloso de ella, por fin se lo tomaba en serio) ni por qué entendía esa lengua lejana y él la suya...


Año 2009 D.C. Parque Azëbera. 

- ¿No tarda mucho Whers? -preguntó Jeanpo, inquieto.
- No creerás que se ha cruzado otra vez con ese Noh... 
- En serio, deberíais intentar esforzaros por pronunciarlo bien...
- ¿Qué más da? No vamos a matarles con nuestra elocuencia -suspiró Srynna.
- Tú desde luego no...
- ¡Silencio, mortal! ¿Vamos a buscarla?
- Si, será lo mejor. Y vete preparada para cualquier eventualidad...

La ardilla cotilla los observó fijamente y los siguió.


Año 2016 D.C. Parque Azëbera. 

- ¿Por qué me has traído aquí? -cuestionó Wherynn.
- Era la única forma de hablar con vos, ahora que todo ha terminado.
- ¿Qué quieres... quiere decir?

El Nöh la miró fijamente con una sonrisa siniestra y atractiva y ella trató de concentrarse.

- Tus amigos han muerto.

Wherynn se quedó mirándolo fijamente, el joven la miró con culpabilidad y asintió.

- Habrá una masacre cuando mi clan trate de robaros la piedra; lucharéis con valentía pero ellos darán la vida por ti, el Mapa Cósmico. Y para nosotros es especialmente importante que ese guerrero muera... No es un destino que yo haya elegido. Me llamo Ikcn; mi padre era un Nöh de alto rango y mi madre una simple campesina a la que... Bueno, cuando nací me arrebataron de sus brazos y acabaron con su vida. Ellos mismos me lo contaron, pues la sangre no corre por sus venas y se enorgullecen de sus atrocidades. Les odié desde entonces pero supe fingir que les era leal, buscando el momento idóneo para escapar. Sin embargo, no es tan fácil...
- Es una vida entera de servicio o la muerte... -murmuró Wherynn.
- ¿Como lo sabes? -preguntó él, curioso y extrañado.
- Nada, una novela... No importa. Continúa.
- Traté por todos los medios de encontrar la manera de huir y traicionarles, hasta que comenzaron los viajes en el tiempo. Al principio no lo entendíamos muy bien, pero mi clan decidió conquistar todas las épocas y someter a todos los pueblos. Y sentí que la mejor manera de traicionarlos era impidiéndolo. Esa es mi historia -acabó.
- ¿Y qué tengo yo que ver con todo esto? ¿Y qué es eso de que mis amigos han muerto?

El joven la tomó suavemente de la mano y dibujó unas finas líneas en su palma cósmica, que se iluminaron en sangre mientras ella se estremecía contra su voluntad. Esperaba que no lo hubiera notado.
- El guerrero es clave para la destrucción de los Nöh. La leyenda narra que un joven de corazón valiente junto a dos diosas terrenales, el Mapa Cósmico y la Reina de la Destrucción, acabarían con los Nöh en el vigésimo primer siglo de nuestra era junto a un poderoso mago, Thöw. Mi hermano.

Wherynn sonrió ante la descripción de Srynna, "La Reina de la Destrucción". Con lo bruta que era le iba que ni pintado... pero...

- Tu... ¿¿tu hermano?? 
- Compartimos madre pero los Nöh ignoran su existencia y nuestro vínculo, al igual que él. Es hijo legítimo de un conciliábulo de hechiceros de gran poder que lucha contra los Nöh desde hace generaciones. Mi abuelo, es decir, nuestro abuelo, me lo contó. Es uno de los magos supremos y supo que podía confiar en mí, pues sabe leer las almas.
- ¿Y por qué no se lo contó a Thöw?
- Ignoro sus designios, pero dijo que la venganza le apartaría de su verdadera senda. El piensa que mi madre murió en el parto al igual que su bebé...
- Tú... ¿Y por qué sabes que han muerto si la lucha aún no ha sido?
- Mi abuelo me concedió el don de la visión. No estáis preparados, y tú, diosa cósmica, debes enseñarles el poder.
- ¿Yo? ¿Cómo?


Año 2009 D.C. Parque Azëbera. 

- ¡¡Wherynn!! ¡¡Whers!! -gritaba Jeanpo.
- ¡Ay, seguro que la han secuestrado! -chilló Srynna.
- ¡No digas eso! ¡Wherynn!

- Tengo un mal presentimiento... -murmuró la joven.


Dedicado a Jeanpo, ¡feliz cumpleaños majo!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por seguir acordandote