23 septiembre 2008

Once upon a time


Erase una vez, en un reino lejano, un castillo llamado "Milan Manor". En el habitaban toda suerte de criaturas fantasticas, cada una separada en un punto cardinal diferente pero conviviendo en armonia con las demas razas.

En el norte predominaban los Gvis, raza de guerreros de negras armaduras y largas melenas. Al sur se encontraban los Feros, raza elfica de ojos claros y voces graves. Al este los Reotipos, cuyos superiores eran un grupo llamado "El Clan Siniestro", aunque ciertamente mas que siniestro era muy divertido. Por ultimo, al oeste se encontraban los Ladoscurienses, una raza mestiza y diferente a las demas. A este grupo pertenecia una princesa de rizados cabellos de oro. Sus ojos eran oscuros y desprendian dulzura y tranquilidad, y su esbelta figura solia estar cubierta por tunicas livianas. Su nombre era Andre.

Un dia, caminando la princesa por la extensa biblioteca del castillo con su fiel consejero Borjius, se encontro al alquimista de nombre Bibliotecus. Este hombre solia pasar mucho tiempo entre los libros y se habia convertido en un excentrico personaje, por lo que al pasar delante de Borjius le escupio un zapato. Andre y Borjius se quedaron tremendamente sorprendidos, mientras veian a Bibliotecus pasar de largo en busca de un volumen repleto de complicados simbolos.

Tras esta anecdota la princesa, que vivia con sirvientas de otros reinos, se dirigio a sus aposentos. Una de las sirvientas con las que vivia, proveniente del condado de Chester y muy desordenada, habia abandonado deliberadamente las calzas de su prometido en el sofa comun, por lo que Andre, horrorizada, cogio un rodillo de cocina y los arrojo con cuidado en la cama de esta. Francamente traumatizada tras este suceso, la princesa decidio dar un paseo por el castillo a fin de relajarse y olvidar.

- ¿Que mas me podria ocurrir hoy? -se pregunto, y lamento haberlo echo pues se cruzo con un paje menudo y con un pendiente en la oreja izquierda, que le sonrio y comenzo a rascarse violentamente el muslo. La princesa, muy educada, le devolvio la sonrisa y se alejo con un unico pensamiento: "never mind..!"



Dedicado a Andrea, ¡feliz cumpleaños guapa!

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